Retrocediendo hacia la era
victoriana
Por Roberto Savio
*
SAN SALVADOR, 13 sep 2013 (IPS) -
Un informe reciente del Centro de Análisis de Exclusión Social en la London
School of Economics prevé que, de continuar el ritmo actual de desigualdad, Gran
Bretaña volverá a vivir en 2025 la realidad social injusta que la caracterizaba
a fines del siglo XIX. En otras palabras, ¡estamos retrocediendo a los tiempos
de la reina Victoria!
En 2010, los ingresos de los
principales ejecutivos de las 100 mayores empresas británicas aumentaron en 49
por ciento, mientras que el aumento salarial promedio se restringió a 2,7 por
ciento. Según un informe de la Autoridad Bancaria Europea, en 2011 había 2.436
banqueros británicos que ganaban al año más de un millón de euros (1,3 millones
de dólares), frente a 162 en Francia y 36 en Holanda con esos
ingresos.
La tendencia mundial es la misma.
En China hay 1,3 millones de millonarios.
Forbes, la revista de los ricos,
informa alegremente que registra 1.426 multimillonarios en el mundo, incluidos
122 en China, con un patrimonio neto total de 5,4 billones de
dólares.
Esto significa que la riqueza
combinada de los multimillonarios de Forbes supera el presupuesto federal de
Estados Unidos para este año, de 3,8 billones de dólares. Y si sumamos las
fortunas conjuntas de los 10 primeros multimillonarios, damos con una cifra de
451.000 millones de dólares.
Si colocáramos en un avión a las
300 personas más ricas del mundo, su fortuna superaría al patrimonio combinado
de 3.000 millones de personas, casi la mitad de la humanidad.
Paul Krugman y Joseph Stigliz,
ganadores del premio Nobel de Economía, han escrito extensivamente sobre cómo
las injusticias sociales frenan el desarrollo y fomentan crisis
económicas.
Krugman ha documentado que las crisis de
1929 y 2008 fueron acompañadas de aumentos de la desigualdad.
En la década de 1930 se tomaron
medidas contundentes para hacer frente a la desigualdad y a los intereses
ocultos. En el mundo actual, esta debe ser nuestra principal reflexión, algo que
el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, no ha hecho. No olvidemos que en
los tiempos de Charles Dickens, Karl Marx denunciaba la explotación infantil en
las minas británicas.
Los 5,4 billones de dólares que
suman los 1.426 multimillonarios que hay en el mundo, según la revista Forbes,
superan el presupuesto federal de Estados Unidos para este año.
En 1848, Europa se vio sacudida por
una serie de convulsiones sociales provocadas por la explotación extrema de los
trabajadores. A pesar de la represión, se expandieron los sindicatos y nació un
movimiento político progresista. Marx dio un marco científico a esta onda
creciente, y en 1917, cuando triunfó la Revolución Rusa, el capitalismo se
sintió amenazado.
Para conjurar el peligro, muchos
países adoptaron reformas. Se legalizaron los sindicatos, integrándolos al
sistema político, la izquierda entró en los parlamentos y hubo una serie de
iniciativas para dar respuesta a las demandas populares.
Después de la Segunda Guerra
Mundial (1939-1945), el mundo se transformó rápidamente. Los valores de la
gobernanza tenían una fuerte carga social, que figuraba asimismo en las
constituciones nacionales: la justicia social, la igualdad, la participación,
los derechos laborales, los derechos humanos, la promoción de la mujer, la
educación para todos, etcétera.
Pero, hagamos una pausa: ¿Sería
posible hoy en día adoptar la Declaración Universal de los Derechos Humanos? ¿Se
comprometería Estados Unidos a pagar 25 por ciento del presupuesto de la
Organización de las Naciones Unidas?
Con la caída del Muro de Berlín (1989),
ha surgido un nuevo mundo. El capitalismo y no el Occidente, ha sido el ganador.
Y ha querido hacernos creer que la globalización, entendida como total libertad
para el capital y las inversiones (no para los bienes y personas), produciría y
difundiría bienestar, según la teoría del derrame.
El resultado ha sido diferente:
concentración. inequidad y evasión impositiva. Y ya que tanto se ha publicado
sobre paraísos fiscales, espero que baste recordar que ellos albergan 32
billones de dólares.
La Asociación de Bancos Americanos
reconoce haber gastado 800 millones de dólares el año pasado haciendo lobby en
contra de la ley de reforma financiera estadounidense, llamada Dodd-Frank,
aprobada hace más de tres años.
Pero, gracias a la campaña de los
banqueros, 240 de las 398 reglas incluidas en la ley Dodd-Frank no han entrado
en vigencia.
De esta forma, la verdadera
pregunta es, si en una sociedad profundamente injusta, la democracia puede
funcionar. ¿O simplemente se convierte en un mecanismo formal al servicio de los
forman parte del sistema, ignorando a los excluidos? ¿Comparten la misma visión
del mundo los 300 multimillonarios a bordo del avión con los tres mil millones
de pobres? Y si no es así, ¿su visión del mundo cuenta tanto como la de los 300
multimillonarios?
Sabemos que para el tipo de
democracia de la época victoriana los individuos no eran iguales y somos
conscientes de la cantidad de sangre y sacrificios que fueron necesarios para
alcanzar el periodo de expansión y armonía social del que pudimos disfrutar
hasta 1989. Pero, ¿se ha escuchado a los Obama, los (Angela) Merkel, los (David)
Cameron, cuestionarse sobre este regreso al pasado?
No olvidemos el caso de Silvio
Berlusconi, el magnate italiano que creó y financió su propio partido, ejerció
cuatro veces el cargo de primer ministro, fue declarado culpable de fraude
contra el Estado y ahora de él depende la estabilidad del gobierno de su país.
Es un exponente de la democracia actual, pero, ¿es esta una auténtica
democracia?
* Roberto Savio, fundador y presidente
emérito de la agencia de noticias IPS (Inter Press Service) y Publisher de Other
News.
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