El bisfenol A se ha metido en nuestra vida, de las más diversas maneras. Pero incluso en las primeras etapas de nuestra vida, tal como desvela un estudio de tres universidades norteamericanas, que han encontrado una elevada presencia de este contaminante en fetos humanos en sus primeros estadios de formación. Esta sustancia química está presente en infinidad de productos, ya que es parte integrante de plásticos muy usados como el policarbonato (CDs, DVDs, recipientes,...) o de resinas epoxi que, por ejemplo, pueden recubrir el interior de muchas latas de comida. Es precisamente el hecho de que esta sustancia puede liberarse desde recipientes alimentarios contaminando las comidas y bebidas, uno de los motivos de mayor preocupación en la comunidad internacional.
Por ello, en 2011, la UE prohibió la sustancia en biberones infantiles y, más recientemente, Francia lo hizo en todos los materiales en contacto con alimentos y bebidas. En España, la campaña Hogar sin Tóxicos de la Fundación Vivo Sano busca que las autoridades nacionales hagan lo propio para prevenir la principal vía de llegada de esta sustancia a nuestros cuerpos, la alimentaria, y prevenir así los riesgos posibles, en especial para sectores más vulnerables a los efectos de este tipo de contaminantes como las mujeres embarazadas.
Un estudio publicado estos días y realizado por científicos de las universidades de California, San Francisco y el Estado de Washington viene a reforzar esa preocupación, al haber encontrado niveles detectables de bisfenol A y sus metabolitos (las sustancias en las que se transforma tras entrar en el organismo) en todas las muestras analizadas de cordones umbilicales de fetos de 85 mujeres que abortaron deliberadamente en clínicas de aquellos estados. La selección de esas clínicas se hizo, precisamente, para poder determinar la presencia del contaminante en las sensibles etapas tempranas del desarrollo fetal, ya que hasta ahora los datos existentes eran de la presencia del bisfenol A en cordones umbilicales de niños recién nacidos.
Los resultados de la investigación realizada, sugieren, según sus autores, una "exposición fetal universal" al bisfenol A. Además, más de un tercio de las muestras, en concreto un 36%, habrían tenido niveles "comparables o mayores que los niveles asociados con efectos sanitarios en animales".
Es la primera vez que un estudio muestra que los fetos están expuestos a niveles relativamente altos de la sustancia en el segundo trimestre de gestación. En tres de las muestras, según la investigación, publicada por la revista Environmental Science & Technology se detectaron los niveles más altos de bisfenol A más altos registrados nunca en estudios realizados sobre cordones umbilicales (los cuales, a diferencia de este estudio, habían sido colectados tras el desarrollo completo de los fetos y su nacimiento).
Una de la posibles sugerencias de la investigación puede ser, según sus autores, que la inmadurez del metabolismo de los fetos y su saturación con BPA pueden llevar a un incremento de la exposición fetal durante las primeras etapas de desarrollo. Ello congeniaría con los datos obtenidos en experimentos con animales que muestran que los niveles fetales de bisfenol A en algunos tejidos pueden superar a los de las madres.
El hecho de que en las primeras etapas del desarrollo humano puede existir una especial vulnerabilidad a los efectos de bajas concentraciones de sustancias contaminantes hace que estos datos tengan una especial relevancia.
También el cartón
La iniciativa de la ECHA podría estrechar aún mas el cerco sobre esta sustancia en toda la UE
También estos días se ha conocido otra investigación científica que revela que el papel y el cartón reciclados con los que se envuelven muchos alimentos pueden ser una fuente importante de exposición humana al BPA y otras sustancias capaces de alterar el equilibrio hormonal humano (disruptores endocrinos) como el DEHP y nonilfenoles. El estudio, realizado por investigadores de la universidad italiana del Sacro Cuore, en Piacenza, detectó presencia de bisfenol A en todas las muestras analizadas que habían estado en contacto con materiales reciclados y a niveles muy superiores a los de aquellos que habían estado en contacto solo con fibras vírgenes de papel o cartón. Lo mismo sucedía con el DEHP, que fue detectado en 12 de 17 muestras. Los nonilfenoles se encontraron a concentraciones más bajas que el BPA o el DEHP. Los investigadores llamaban la atención sobre lo preocupante de los resultados y que deberían tenerse en cuenta a la hora de determinar qué materiales son adecuados o no para estar en contacto con alimentos.
La Agencia Europea para las Sustancias Químicas (ECHA -European Chemicals Agency) acaba de abrir un periodo de consulta pública sobre la propuesta de Francia de que el bisfenol A sea clasificado como tóxico para la reproducción a nivel europeo, por sus posibles efectos sobre la función sexual y la reproducción. La iniciativa, de tener éxito, podría estrechar aún mas el cerco sobre esta controvertida sustancia a nivel de toda la Unión Europea.