¿HÉROE O VILLANO?

¿HÉROE O VILLANO?

miércoles, agosto 31, 2016

SOLO UN GAYEGO SE INSULTA Y HUMILLA SOLO

El Congreso rechaza investir a Rajoy en la primera votaciónDIRECTO

El Congreso rechaza investir a Rajoy en la primera votación


Após aprovação do impeachment, inabilitação recebeu 42 votos a favor e 36 contra, não obtendo maioria absoluta

EL SENADO BRASILEÑO DESTITUYÓ A DILMA ROUSSEFF POR 61 VOTOS CONTRA 20

Golpe consumado 52 años despues

SERA PORQUE GARDEL MURIO EN COLOMBIA...

Papa Francisco durante Jornada Mundial da Juventude na Polônia – Stefano Rellandini/ReutersIGREJA

Papa nega convite para comitê de notáveis do pacto de paz com Farc

"DILE MARICON ,MARIANO,VAMOSSSSSS"

Jorge Moragas susurra algo a Mariano Rajoy en el Senado.- EFE

EL MAYOR NEGOCIO INMOBILIARIO DE LA HISTORIA ARGENTINA


La 31, de villa miseria a nuevo barrio de Buenos Aires

Después de 80 años de ilegalidad, la ciudad urbanizará un gran asentamiento ilegal a 200 metros de la zona más cara de la capital



El gobierno de Buenos Aires promete urbanizar la Villa 31, donde viven 40.000 personas. RICARDO CEPPI
Buenos Aires lleva décadas haciendo como que no existe, volviendo la mirada para evitar encontrarse con su perfil desordenado, inacabado, feo. Hasta se intentó colocar un telón vegetal que la ocultara de los coches que pasan por la autopista que la atraviesa. Pero es inútil. La villa 31, el barrio de chabolas más antiguo y emblemático de la ciudad, no solo no desaparece, sino que sigue creciendo en pleno corazón de la capital. Ya viven allí más de 40.000 personas, el doble que hace 15 años.
Así que después de 80 años de ilegalidad, el Gobierno de la ciudad ha decidido convertirla en un barrio más. El asentamiento, que nació en los años 30 en terrenos del ferrocarril, se pobló de casas ilegales, sin licencia, en las que nadie paga la luz ni el agua. Ahora se urbanizará, se darán títulos de propiedad a los vecinos, se mejorarán unas 9.000 viviendas y se destruirán otras 1.000, las que brotan debajo de la autopista, con sus tejados y antenas parabólicas que casi se rozan con los coches. Se las reubicará a pocos metros de allí.



Antes y después. El gobierno de Buenos Aires convertirá en un parque en altura sel trazado actual de la autopista.  RICARDO CEPPI


La guerra eterna entre las chabolas y la autopista por ocupar el espacio quedará en empate: los coches llegarán al centro por un nuevo trazado que no atravesará la villa y la actual carretera se convertirá en un parque en altura, inspirado en un proyecto que se hizo en Nueva York sobre unas antiguas vías del tren. Todo costará unos 400 millones de dólares y debería estar concluido en 2019. Nadie en Argentina se fía mucho de las previsiones oficiales, pero la decisión está tomada.
“Es imposible sacar a la gente de aquí. Hay más de 40.000 personas. En democracia es inviable pensar en eso, por suerte. Nadie lo plantea en serio. Así que vamos a integrarlas. Tendrán la propiedad de sus casas, las pagarán con créditos y vamos a arreglarlas para que los vecinos vivan mejor y para que la gente de Buenos Aires venga aquí. La mayoría de los porteños jamás ha visitado este lugar que está a pocos metros de sus departamentos”, explica Horacio Rodríguez Larreta, alcalde de Buenos Aires y hombre de confianza de Mauricio Macri, mientras pasea por la villa con EL PAÍS para explicar el proyecto.
Algunos argentinos sí reclamaban erradicarla, como se hizo recientemente en Colombia con el llamado Bronx de Bogotá. Pero la 31 es bien diferente. No es ni mucho menos el lugar más peligroso de la ciudad. Hay narco, y a veces muertos -en enero hubo una ola con cinco en un mes- pero sobre todo hay miles de trabajadores que limpian y arreglan las casas de los barrios caros que están al lado.
Viven en la villa sobre todo porque no tienen las garantías que se exigen para alquilar un piso en el centro. Aquí todo se hace de palabra. Por eso hay muchos extranjeros -la mitad de los habitantes-. Son los que más dificultades tienen para lograr avales para alquilar de forma legal.


Una calle interna en la Villa 31 debajo de la autopista Illia. RICARDO CEPPI


Hay pobreza, pero no marginalidad extrema. “Hay menos diferencias de forma de vida entre la gente de aquí y los de Recoleta —el barrio más caro de Buenos Aires, del que solo le separan las vías del tren— que entre los de aquí y algunas villas del conurbano [periferia]. Allí sí hay una marginalidad muy fuerte”, explica Larreta.
“Vamos a tratar de convertir este barrio casi en una ciudad europea, con casas bajas y calles estrechas. Queremos lograr que venga la gente de la ciudad. El barrio tiene mucho valor, hay verduras aquí que no encuentras en ningún otro lugar, se vende de todo”, se ilusiona Diego Fernández, responsable del proyecto de urbanización.
El Gobierno de la ciudad, que tiene competencias educativas, llevará allí todo suministerio de Educación, con 2.500 empleados públicos, otra forma de integrar la ciudad y la villa, que ahora se llamará Barrio 31. "Es la asignatura pendiente de Buenos Aires. No podemos seguir viviendo como si no existiera, la mayoría pasa por la autopista y no sabe lo que pasa acá abajo", dice el alcalde.
Desde la alcaldía tratan de ofrecer una imagen dulcificada, pero la villa es muy dura y para comprobarlo no hay más que pasear por ella. A cada paso Larreta y Pérez se encuentran con gente que pide ayuda, a veces con dureza. “¿Vas a traer laburo para los pibes, Larreta?”, le espetan. “¿Cuando arrancan las obras? Miren las cloacas, están rotas”, se queja una señora.
Las calles huelen mal, las pocas cañerías que se hicieron están atascadas, la suciedad se cuela por todas partes, la casas son precarias aunque no se caen nunca. “Las hacen los mismos que construyen las casas del centro, las buenas, que viven aquí”, señala Fernández. Y el narco está, aunque no quieran verlo. Las zapatillas colgadas de los cables para marcar territorio son su sello inconfundible. La tasa de homicidios es 7,5 veces más alta que la del centro de la ciudad.
La mayoría de los vecinos, como las bolivianas Danilsa Arias y Leidy Flores, está de acuerdo en que se urbanice al fin la villa. Están hartos de la suciedad, los cortes de luz, el barro y el olor cuando llueve y las ambulancias que no logran entrar. Quieren vivir como los demás y están dispuestos a pagar la luz y el agua. Y a comprar sus casas. Pero muchos, sobre todo los que viven debajo de la autopista, desconfían. Como Maribel, una dirigente local. “No confío en el Gobierno, queremos quedarnos acá donde estamos”, sentencia.
La desconfianza se explica porque la urbanización está prometida hace muchos años. En 2010 se aprobó como ley. Pero no pasó casi nada. "Ahora tendrán que hacer otra ley para cambiar nuestro proyecto", asegura Javier Fernández Castro, arquitecto y profesor de la Universidad de Buenos Aires (UBA) que elaboró el plan anterior, nunca llevado a cabo. "Nosotros pensamos en hacer 2.500 viviendas nuevas, abrir más calles. Ellos se quedan en algo más de 1.000", desconfía.
"Esto tiene antecedentes en Río de Janeiro, en Medellín. Puede funcionar pero necesita mucha voluntad política. Siempre estuvo la idea de erradicar la villa, por eso solo se hicieron cosas provisionales. Ahora por fin parece que se asume que hay que integrarlos. Bienvenido sea", se ilusiona. La villa 31 sigue allí como siempre. Pero ahora por primera vez la ciudad dejará de obviar su existencia.


TODOS PELEAN POR UNA FOTO EN LA VILLA MÁS FAMOSA


MAR CENTENERA
La Villa 31 tuvo sus cinco minutos de gloria televisiva el pasado mayo. Cerca de 7 millones de telespectadores vieron a la modelo Carolina Pampita Ardohain bailar hip hop en una de las calles del barrio durante la apertura de Showmatch, el programa de Marcelo Tinelli. Ningún vecino quiso perderse el espectáculo y los focos los mostraron con el celular en la mano asomados desde los balcones.
Tinelli abrió un camino que otros buscan transitar. La cantante Tini Stoessel, conocida por su papel de Violetta en la serie infantil homónima de Disney, dio un concierto gratuito el pasado sábado para 15.000 personas en la villa. A diferencia de lo que ocurrió con Pampita, el show de Stoessel -organizado por el ayuntamiento de Buenos Aires- fue ampliamente publicitado y atrajo a fanáticos que entraron por primera vez en ese barrio precario.
Entre una y otra actuación, tampoco quiso perder la oportunidad de mostrarse en sus calles la expresidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015). La exmandataria inauguró las instalaciones de un canal televisivo comunitario y recorrió la 31 el pasado 9 de agosto, que describió como "el lugar más seguro del país".

martes, agosto 30, 2016

LA VIDAL SE PREPARA PARA DICIEMBRE

Los ensayos clínicos han demostrado que induce una respuesta inmune comparable en hombres y mujeres, con una eficacia del 83,6 %

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EL TENIENTE PERON MATABA WICHIS Y TODOS SE CALLAN




Podrían imputar a Isabel Perón por la represión ilegal en 1975

Derechos Humanos
Tras la condena en la megacausa La Perla en Córdoba, un fiscal pidió que se establezca su responsabilidad penal.
El jueves pasado, cuando el presidente del Tribunal Oral Federal 1 de Córdoba, Jaime Díaz Gavier, leyó la sentencia a los 43 represores que actuaron entre 1975 y 1979 en campos de concentración y exterminio de la megacausa La Perla, se produjo un hecho histórico, al condenarse por primera vez delitos de lesa humanidad durante un gobierno elegido democráticamente como el de Isabel Perón.
Es que además de haber condenado a 38 represores –hubo 28 sentencias a prisión perpetua y cinco absoluciones– por terrorismo de Estado luego del golpe del 24 de marzo de 1976; el Tribunal también incluyó los crímenes cometidos desde 1975 por el Comando Libertadores de América, una banda de ultraderecha creada por el capitán Héctor Pedro Vergez, que actuó bajo el amparo del Ejército y la Policía cordobesa.
“El Tribunal Oral ha resuelto cuestiones que para la Fiscalía eran centrales, como que el terrorismo de Estado comenzó antes del golpe cívico-militar; se han calificado de lesa humanidad todos los delitos que se cometieron en el año 1975 y hasta marzo de 1976”, explicó a Clarín, Facundo Trotta, uno de los fiscales de la megacausa La Perla.
Trotta agregó que “tras la condena, solicitamos al Tribunal Oral que gire los antecedentes a la fiscal de instrucción Graciela López de Filoñuk para que se investigue la responsabilidad penal y política en estos hechos, de la ex presidenta Isabel Perón”.
Se sospecha que la ex presidenta Perón, dejó hacer a las bandas paraestatales y al Ejército, como ocurrió en Córdoba con la patota de Vergez y en Catamarca con la masacre de Capilla del Rosario de agosto de 1974, donde fusilaron a 16 militantes del PRT-ERP.
En agosto de 2015, en un juicio en La Rioja, el genocida Luciano Benjamín Menéndez había responsabilizado por sus crímenes a la viuda de Perón: “Un gobierno democrático nos pidió combatir la agresión comunista. Es un país insólito, se juzga a soldados patriotas que dieron la vida. Fuimos los ganadores, ni Francia con Indochina, ni Estados Unidos por Hiroshima repudiaron lo que hizo su Ejército”.
En febrero de 2007, el juez Norberto Oyarbide había pedido detención y extradición de Isabel, por haber cobijado desde el Estado a la Triple A, la banda paraestatal que se cobró un millar de víctimas antes del golpe de 1976.
Precisamente, durante el último año de gobierno peronista, entre marzo de 1975 y marzo de 1976, en Córdoba hubo una fuerte escalada de violencia paraestatal que dejó 52 desaparecidos –40 ocurrieron desde diciembre–, según la CONADEP.
Es que en esta provincia el quiebre democrático se dio durante la presidencia de Juan Perón y con el apoyo del PJ local: el 27 de febrero de 1974, el gobernador Ricardo Obregón Cano –cercano a la Tendencia Revolucionaria– echó a su jefe de Policía, el teniente coronel Antonio Domingo Navarro, por su viraje hacia la derecha peronista.
Navarro no acató el despido y con medio centenar de policías derrocó a Obregón Cano y al vicegobernador Atilio López. Este último fue asesinado por la Triple A en Buenos Aires el 16 de septiembre de 1974.
Así comenzó la barbarie en esta provincia, que se trasladó al resto del país tras la llegada al poder de los genocidas Jorge Rafael Videla, Emilio Eduardo Masera y Orlando Ramón Agosti.

lunes, agosto 29, 2016


Secretos de aulas VIP: los colegios de la élite donde se formó el poder

Casi todo el Gabinete PRO estudió en escuelas de congregaciones católicas extranjeras. La antropóloga Victoria Gessaghi explica cómo funciona la red educativa de la clase alta.

"La comunidad toda del Colegio Cardenal Newman, respondiendo a Jesucristo en el llamado actual de la Iglesia Católica y el carisma del beato Edmundo Rice, fundador de la Congregación de los Christian Brothers, se compromete a acompañar a los niños y jóvenes para que logren un desarrollo armonioso como personas." Esa es la misión declarada de la institución en cuyas aulas estudió el "grupo de amigos" que hoy gobierna el país: el presidente Mauricio Macri, sus compañeros Pablo Clusellas (secretario legal y técnico) y Nicolás Caputo (empresario, principal beneficiario de la obra pública PRO) y alumnos de otras promociones, los ministros Jorge Triaca (Trabajo), Alfonso Prat-Gay (Hacienda y Finanzas) y Rogelio Frigerio (Interior).
Ese colegio y otros 15 o 20, nucleados en su mayoría en San Isidro, Recoleta o Belgrano, conforman desde hace décadas el exclusivo circuito educativo donde se han formado las familias “patricias” y los nuevos ricos que, vía alianzas matrimoniales o por el sólo imperio del dinero, buscan sumarse a esa élite.
De hecho, pasando revista al Gabinete de Macri es posible inventariar buena parte de esos colegios que hoy cobran cuotas mensuales de hasta 20 mil pesos. Sobre todo, aquellas escuelas católicas fundadas por congregaciones religiosas o por docentes extranjeros que originalmente enseñaban idiomas a los hijos de la clase alta. El jefe de Gabinete Marcos Peña fue alumno del marista Champagnat (adonde estudiaron, entre otros, Fernando de la Rúa y Mariano Grondona). Esteban Bullrich, ministro de Educación, asistió al colegio Saint Leonard’s, de Vicente López. Carolina Stanley, titular de la cartera de Desarrollo Social, fue estudiante del St. Catherine’s Moorland School, que hoy tiene sedes en Belgrano R y Tortuguitas. Y Ricardo Buryaile, ministro de Agroindustria, es un orgulloso “old georgian”, egresado del St. George’s College, de Quilmes. Más exclusivo aún es la institución donde se recibió en 1991 el secretario de Comercio Miguel Braun: la Escuela Escocesa San Andrés, o St. Andrew’s, fundada en 1838.
El libro La educación de la clase alta argentina. Entre la herencia y el mérito (Siglo XXI), de la antropóloga Victoria Gessaghi, investigadora del Conicet e integrante del Núcleo de Estudios sobre Elites y Desigualdades Educativas de la Flacso, ilustra los modos en que los sectores privilegiados han desarrollado espacios propios para la educación de sus hijos, como parte de un proceso de diferenciación social que hace frente a discursos igualitaristas muy arraigados en el imaginario de los argentinos, como el de la escuela pública, laica y gratuita. “El primer signo de pertenecer es el colegio al que vas”, dice una señora de “apellido” entrevistada por Gessaghi. Estas escuelas, explica la investigadora, han funcionado y funcionan como el espacio de sociabilización interpares en el que las redes de parentesco, donde se repiten y entrelazan los apellidos de los grandes terratenientes, construyen un “espíritu” de clase y, con el tiempo, una trama que multiplica las relaciones, los recursos y los negocios. Abuelos, padres e hijos de estas familias suelen mantener la tradición y cubren con su genealogía la historia de cada uno de estos colegios. Es raro que cambien, aunque puede pasar: las hijas mayores de Mauricio Macri fueron al Northlands, donde estudió la reina Máxima Zorreguieta, pero para Antonia eligió otro colegio de la élite, el Liceo Franco-Argentino Jean Mermoz.
La educación genealógica
“Este circuito de instituciones se forma muy tempranamente –advierte Gessaghi–. De hecho, estas familias patricias, muchas de las cuales apelaban tradicionalmente a la educación domiciliaria con maestras de idiomas y desde luego a la educación religiosa, católica, abandonan la escuela pública en las primeras décadas del siglo XX, cuando la educación media comienza a democratizarse y el sistema deja de permitirles, por ejemplo, estudiar en la casa o en el colegio Salvador y luego dar exámenes libres en el Buenos Aires. Las escuelas que durante generaciones siguen eligiendo estos sectores sociales fueron fundadas, en su gran mayoría, a finales del siglo XIX, por maestras inglesas o francesas o por congregaciones religiosas. Y a la hora de elegirlas, la cuestión académica no está en el centro de la escena, sino que se privilegia lo que llaman la formación “en valores”, es decir, la religión católica y eventualmente el trabajo pastoral, pero sobre todo la centralidad de la idea de familia, que contribuye a reproducir las redes de parentesco y la trama de privilegios. Lo central es construir esas redes de sociabilidad entre pares. Para los que tienen “apellido” y una gran antigüedad dentro de ese grupo social, significa seguir perteneciendo, consolidar el tejido de relaciones, y para los “nuevos” supone la posibilidad de ingresar a esa red: los hijos y, a través de ellos, sus padres. Y el colegio, mediante un mecanismo de selección que incluye cartas de recomendación y el poder de veto de los de adentro respecto de los recién llegados, también participa de esa construcción.
 
Las personas de "apellido" entrevistadas por Gessaghi se dividían sobre la pertenencia de Macri a la clase alta.
 
–¿Te googlean la genealogía?
–No creo. Ya saben quién es la tatarabuela de quién, conocen la marca que confiere cada apellido. La permanente reconstrucción de la memoria genealógica es un elemento constitutivo de las herramientas de legitimación de este grupo social, es precisamente lo que permite acceder a ventajas de clase que no tienen otros sectores.
–El colegio sería entonces la etapa inicial de la construcción de redes que más tarde posibilitan concentrar negocios, riqueza y, eventualmente, poder.
–Bueno, es lo que posibilita que hoy tengamos un Gabinete formado por varios, dicho por ellos mismos, “amigos del colegio”. El colegio es el epicentro de esta consolidación de redes de pertenencia a un grupo selecto; el club y hasta los cursos de primera comunión refuerzan ese patrón y afianzan una red transversal entre los colegios.
–¿Cómo manejan estos grupos la tensión entre los conceptos de herencia y mérito?
–La clase alta siempre ha debido construir una idea del mérito asociada a la justificación de su lugar en la sociedad, que fue cambiando de sentido. En un principio se refería a los patricios, “aquellos que habían forjado la Patria”, luego viró hacia la profesionalización, en general de empresarios del agro que lograron reconvertir sus modos de generar riqueza. Y aunque, fruto de estas redes de las que hablábamos, los sostenes y apoyos del entramado familiar y de amistades son centrales en cualquier emprendimiento, la idea de herencia casi siempre está invisibilizada.
–¿Qué te decían de Macri tus entrevistados?
–De hecho, lo primero que escuché era que “Macri no”, que no pertenecía a la clase alta. Habría que preguntarles qué piensan ahora. En todo caso, los diez empresarios más ricos de la Argentina, que no tienen apellidos tradicionales, están en su gran mayoría vinculados con estas familias a partir de alianzas matrimoniales y lazos de parentesco.
–Macri fue al acto de La Rural a hablar de su tío materno, Jorge Blanco Villegas.
–Exactamente. Bueno, cada vez que mencionaron a Macri, era para dirimir si pertenecía o no. Los que reivindican la idea de patriciado, decían que no. Pero los que atendían más al proceso de construcción de esa pertenencia, por ejemplo a qué colegio asistió o al hecho de que su primera esposa (Ivonne Bordeu) provenía de una familia tradicional, decían que sí.
–Peña, Braun, Blaquier, Bullrich, son los nombres del llamado “patriciado” que están en el gobierno. ¿Pensás que es posible que sea su educación, tras los muros de esos colegios exclusivos, la que no les permite sentir empatía con la gente de a pie?
–A ver. Efectivamente, este es el grupo social que hoy gobierna. Señalemos primero que para las familias tradicionales, la idea de involucrarse en partidos políticos es por lo menos una novedad, algo que no había sucedido en décadas, desde la precandidatura a presidente de Robustiano Patrón Costas en los ’40. Resurge a partir del PRO, con gente formada en fundaciones y organizaciones de la sociedad civil. Nosotros nos formulamos esa pregunta: ¿de qué modo, a partir de haber accedido al manejo del Estado por la vía democrática, toman decisiones estos individuos, surgidos de esa matriz sociohistórica que describimos? Sin embargo, y de movida, tenemos que aceptar que hay algo que evidentemente supieron hacer: interpelar al 51% de la población. Nuestros supuestos sobre la construcción de hegemonía aquí no estarían funcionando. «