¿HÉROE O VILLANO?

¿HÉROE O VILLANO?

domingo, diciembre 26, 2010

LA CLASE "MIERDA"MUNDIAL


El argentimedio y su odio al otro


Por José Pablo Feinmann

Sé que la frase –elaborada esencialmente por filósofos– la otredad del Otro ha merecido algunas bromas. Pero no hay fórmula filosófica que no las merezca si alguien se propone hacerse el gracioso a su costa. No me río ni hago bromas sobre ese concepto que he enunciado: la otredad del Otro revela una condición trágica e insoluble de la condición humana. La otredad del Otro es aquello que establece al Otro en mis antípodas, que lo privilegia como objeto central de mi odio, que puede hacer de mí muchas cosas que no desearía ser. No ser un asesino, por ejemplo. Cuando la otredad del Otro llega a su extremo intolerable para aquel que lo considera su Otro, la más frecuente solución es matarlo. El odio con que muchos hablan de eso que hoy han establecido como el Otro lleva a preguntarse a qué extremo serían capaces de llegar. Sobre todo porque el Otro del que hablan no los afecta directamente. Ya sabemos que la Argentina se ha deslizado de un Otro a Otro y a Otro: el gauchaje federal, el malón, la inmigración, el cabecita negra, la guerrilla, los piqueteros, etc. Siempre se necesita otro. Alguien en quien depositar el odio. Hoy, el Otro es el inmigrante. No sólo aquí. La furia es generalizada. El muro que levanta Bush contra los mexicanos. Los musulmanes de Sarkozy. Los “indeseados” de Berlusconi. A comienzos de la década del ‘90, ya Samuel H. Huntington decía que los nuevos problemas serían el Islam y los inmigrantes no deseados.

El argentimedio (que es el argentino de clase media, aunque no es toda la clase media porque ésta no es un bloque homogéneo, aunque prevalezcan en ella valores escasamente ligados a la insolidaridad) es alguien que suele considerarse –así lo dice– el jamón del sandwich. Bien analizada, esta condición no debiera ser indeseable, ya que sin jamón no hay sandwich, ya que el que come un sandwich lo come más por el jamón que por el pan o por ambas cosas. Pero la expresión señala una incomodidad: estar en el medio, apretado entre dos cosas que están en dos extremos diferentes: una parte del sandwich y la otra. Una arriba, otra abajo. El jamón, en el medio, pareciera ser la víctima de su situación en el mundo. No está en ninguna de las dos partes y no sabe a cuál pertenece ni a cuál adherir, aunque quisiera estar arriba. El argentimedio no quiere estar donde está. Necesita algo que le dé importancia. Que haga de él algo distinto de lo que es. Sale de esta situación por medio de Otro a quien odiar. “¡Nos vienen a robar el país!” dice el argentimedio de los bolivianos, los paraguayos y los peruanos, a los que ha bautizado con nombres despectivos. Bolitas a los bolivianos, por dar un ejemplo. “¿A usted le ocuparon algún terreno?”, se le pregunta. “No.”

–Entonces, ¿por qué le vienen a robar el país?

–¿Cómo por qué? Porque nos vienen a sacar el trabajo.

–¿A usted le sacaron algún trabajo?

–No.

–¿Qué país le vienen a robar?

–¿Cómo qué país? Este, el mío.

–¿Usted cree que este país es suyo?

–Claro, yo soy argentino.

Lejos está de advertir el favor inmenso que le hace el inmigrante al que odia. De pronto, el argentimedio es propietario. Tiene un país. Un país codiciado. Si no, no vendrían a robárselo. De pronto, es poderoso. La Argentina es suya. El, que era un rata como cualquier rata que anda por ahí, que era un empleado con un jefe que le arruinaba la vida, con una mujer o un marido o una familia a la que apenas aguanta, o que anda en un tacho desde el que arroja todo su odio sobre el mundo en general, que escucha las radios de derecha, que ve la TV vómito, ahora, súbitamente, habla en nombre de algo que le pertenece: el país. ¿Quién se lo dio? El Otro. El boliviano. El boliviano le dio la Argentina que, sin él, jamás habría tenido. Ahora es poderoso. Es un terrateniente. O habla como uno. Dice las palabras que decía Cané en los círculos oligárquicos de principios del siglo pasado:

–Nos vienen a quitar lo nuestro. Quieren entrar en nuestros salones. Los argentinos cada vez somos menos.

Cualquier argentimedio puede decir durante estos días:

–Los argentinos cada vez somos menos.

¡Qué enorme favor le ha hecho la otredad del Otro! La otredad es todo aquello que hace que el Otro sea el Otro. El Otro es negro, es feo, es sucio, es extranjero, es un invasor. El, no. El es argentino. Con el solo hecho azaroso de haber nacido aquí le alcanza. No necesita hacer nada más. Es argentino. Y el bolita le ha permitido sentir que la Argentina es suya. Tanto lo necesita que –si no existiera–, tendría que inventarlo. Sartre, en su ensayo sobre la cuestión judía, dice que si el judío no existiera, el antisemita lo inventaría. Lo mismo aquí: si el bolita no existiera, el argentimedio, el argentimedio(cre), el xenófobo, el racista, ese hombre pequeño que necesita odiar para existir, lo inventaría.

SI LO DICE STIGLITZ...

Un Nobel de Economía predice más turbulencias financieras

.

El famoso economista estadounidense vislumbra un rebote de la crisis en Europa y Estados Unidos, critica a Obama y teme por el euro. De Argentina, le preocupan el desempleo y la “sojización”.

PorSebastián Campanario

..
.

La discusión económica global tiene su propio y selecto club de superestrellas. Un equivalente a “los tres tenores” del canto lírico en el ámbito de la economía bien podría estar integrado por Nouriel Roubini, Paul Krugman y Joseph Stiglitz, hoy por lejos los tres académicos más populares en esta disciplina, de acuerdo con la cantidad de menciones en Internet en 2010.

Curiosamente, los tres economistas visitaron la Argentina en los últimos dos meses. Roubini, apodado “el Nostradamus de la crisis” por haber anticipado el último derrumbe mundial, se mostró escéptico en Buenos Aires, y muy negativo con la economía local. Krugman, en cambio, centró su pesimismo en el cuadro global y tuvo elogios para la recuperación doméstica. Stiglitz podría haber desempatado, pero con respecto a sus dos colegas dio una visión intermedia sobre la Argentina: criticó el “alto desempleo” y marcó el riesgo de primarización de la economía, pero relativizó el peligro de la inflación y ponderó “el buen estado de ánimo” que vio aquí con respecto a los Estados Unidos y Europa.

Con los países desarrollados, en cambio, no tuvo piedad. Sostuvo que naciones como España, Grecia o Irlanda están en una situación muy similar a la de la Argentina previa al estallido de diciembre de 2001; asegura que el presidente de Estados Unidos Barack Obama perdió el rumbo y se dejó torcer el brazo por la derecha estadounidense y vaticina que en 2011 habrá “más turbulencias financieras”.

“Espero equivocarme, pero los líderes de las principales potencias están muy debilitados a nivel interno, y la divergencia de intereses crece”, cuenta el premio Nobel de Economía 2001, en una charla con Clarín. Al contrario de lo que sucede con muchos de sus colegas, el profesor de Columbia es un muy fino analista, y cada consideración sobre la economía en 2011 va acompañada de un argumento político que refuerza el concepto que se propone enfatizar.

Stiglitz vino a la Argentina en plan de vacaciones. Pasó unos días en la Patagonia con su mujer, Ann, a quien conoció dando clases en Columbia. A la vuelta, se alojó dos días en un hotel boutique de Palermo Viejo, y aprovechó las ofertas del barrio para comprar regalos de Navidad para su familia.

“¿Es con foto la nota?”, pregunta, y va a su habitación a cambiarse las bermudas y la camisa sin mangas por un traje oscuro, incómodo para los 36 grados del mediodía del jueves porteño. En un rato irá al Banco Central, cruzará a la Casa Rosada para saludar a Cristina Fernández de Kirchner, y de ahí partirá hacia Ezeiza.

El rango de intereses de Stiglitz es muy diverso. Va desde la especialidad que le valió el Nobel, las asimetrías de información y las fallas en los mercados financieros, hasta la preocupación por el calentamiento global o la recomendación de empezar a incluir indicadores de “felicidad” en las mediciones del PBI. De todos estos temas conversó con Clarín en un bar de Uriarte y Honduras, capuchino de por medio.
¿Cuáles son los principales riesgos de la economía en 2011?

El problema central es que los países industrializados no se recuperaron de la crisis de 2008. El desempleo en los Estados Unidos y Europa se mantiene en torno al 10%, mientras que las medidas de expansión fiscal que se tomaron a fines de 2008 y en 2009 ya agotaron sus efectos. Estas políticas no están siendo renovadas, sino que por el contrario, en Europa hay una tendencia a la austeridad y EE.UU. enfrenta una grave amenaza de seguir el mismo camino. La perspectiva de los gobiernos en 2008 era que en dos años el problema iba a estar solucionado y se comenzaría a repagar la deuda y a a recuperar el favor de los votantes. Pero fue un muy mal pronóstico. El crecimiento en los países ricos se va a desacelerar aún más en 2011, todos lo aceptan, la pregunta es con qué intensidad y qué tan doloroso será.

¿Puede haber una recesión de “doble fondo” en los países ricos?

Creo que el escenario más probable es el de una desaceleración gradual, a tal punto que el desempleo no cederá. La desocupación oficial en Estados Unidos es de 9,8%, pero la no oficial, que incluye a aquellos que deben aceptar un empleo “part time” sin beneficios y otras categorías, está en 17%: uno de cada seis norteamericanos que buscan un empleo estable no lo encuentra, y eso es terrible. Y hay algunos segmentos, como los jóvenes, donde la tasa se duplica. En España, la mitad de los jóvenes está desempleada.

¿Cómo cree que va a seguir la película en Europa?

El euro hoy es un gran problema. España, Grecia, Irlanda y Portugal están sufriendo serias dificultades con sus déficits. España tenía superavit un año antes de la crisis, y ahora tiene un desbalance de cuentas públicas de diez puntos. Los gobiernos ajustan y sus mercados se vuelven más pequeños, con lo cual se acentúa el ciclo recesivo. En cualquier momento los especuladores van a empezar a apostar contra alguno de estos países, y ahí tendremos que ver hasta dónde está dispuesta a llegar –y pagar– Alemania. Como mínimo, esto va a significar una extrema volatilidad cambiaria.

¿El euro puede desaparecer?

Está en una situación compleja, pero no creo que eso suceda en el corto plazo. Ustedes, los argentinos, están en una mejor posición que el resto del mundo para entender este dilema. Un país como Grecia tendrá, si todo sale bien, una deuda sobre PBI del 140%, ¡Y eso suponiendo que toda vaya bien! Si el euro se debilita, Grecia estará un poco mejor; pero si se fortalece, le pasará como a Argentina en 2001 con el “superdólar”. ¿Será suficiente una reestructuración de deuda, o además hará falta una flexibilización del tipo de cambio? Y esa es una pregunta abierta, que depende fundamentalmente de la “generosidad” de Alemania. Los beneficios del euro todavía son percibidos por la población como valiosos, por lo tanto vamos a ver una resistencia muy grande de los países a abandonar la moneda común. Pero esto implica que en 2011 tendremos más turbulencias, en una lenta agonía, porque no se van a resolver los problemas en forma definitiva. Cualquier similitud con Argentina 1998-2001...

¿Cómo evalúa la gestión económica de Obama?

Una de las dificultades en los Estados Unidos en los últimos dos años es que la gran mayoría de los responsables de la crisis no fue penalizada y continúa teniendo peso. Y esos responsables hacen todo lo posible para cubrir sus rastros, para inventar historias que culpan a otros, para minimizar los problemas. Estamos hablando de gente cercana a los bancos, reacios a hacer las cosas que hacen falta para que el sistema bancario funcione de manera correcta. El resultado fue un estímulo muy pequeño, mal diseñado, que terminó en manos de megacorporaciones bancarias y no en entidades más pequeñas que presten el dinero a pequeñas y medianas empresas. La reestructuración bancaria fue insuficiente y no se solucionó nada del problema de las hipotecas, lo que es más grave. Dos millones de americanos perdieron sus casas en 2008, lo mismo en 2009 y la cifra en 2010 será mayor. El único motivo por el que no será “mucho mayor” es el colapso del sistema judicial. Y Obama no hizo nada al respecto, en buena medida porque su equipo está muy cercano a los bancos. La situación en Estados Unidos es muy deprimente.

¿El ascenso del Tea Party (la extrema derecha republicana) empeoró el cuadro?

Sin duda. Se suponía que Obama venía a hacer un cambio, pero eso no sucedió y el Tea Party fue exitoso en transmitir el mensaje de que el Gobierno había sido cooptado por el establishment financiero. Pero su conclusión no surge del análisis, que determinaría que la regulación bancaria es mala; sino del enojo, con lo que concluyen: “saquen al Gobierno del medio”, “corten el gasto”. Y eso empeorará las cosas. Los republicanos votan contra cualquier nuevo endeudamiento. Si el Gobierno hoy puede endeudarse a tasa cero e invertir esa plata en tecnología, que tiene un retorno del 30%, es estúpido no hacerlo.

Con su demanda de carnes y cereales como la soja, ¿China está primarizando economías emergentes, como las de Argentina y Brasil?

Es un riesgo que se está corriendo. Hoy la economía global está dividida en dos: Estados Unidos y Europa van mal, y el resto va muy bien. China puede continuar creciendo con EE.UU. y Europa deprimidos, porque hay suficiente demanda en China e India. Políticamente, el cuadro es más complejo: es probable que la tolerancia de los votantes americanos a ver que los trabajos que se destruyen en su país se crean en China tenga un límite. No se olvide de que los estadounidenses somos especialistas en culpar al resto por nuestros problemas (risas). Pero es cierto que en América Latina esto causa que las economías se vuelquen a la exportación de productos primarios, y eso no es una buena estrategia de desarrollo.

Argentina fue la “niña mimada” de los mercados en los 90, y lo mismo sucedió con Irlanda en los últimos años. ¿Ambas crisis muestran una ceguera total de los expertos, o la crisis es endógena al hecho de haber sido “poster boys”?

¿Se refiere a que por el hecho de que fueron los “poster boys” hubo exceso de confianza, de toma de riesgo, y terminaron cayendo desde más alto?

Sí, un argumento como el que sostenía el economista Hyman Minsky.

Hubo una pésima evaluación de los analistas financieros, pero los separaría de los economistas. Estos países fueron “poster boys” porque eso lo dictaba el sentido común, que a su vez era dictado por los mercados financieros, y por los economistas que trabajaban para el sector. Pero el resto de la profesión advirtió sobre las inconsistencias. El sector financiero hace, de hecho, una pésima economía, está sesgado y mira sólo el corto plazo. Cuando era economista del Banco Mundial estaba preocupado por la Argentina, no confiaba en la visión del FMI.

¿Es pesimista para lo que pueda conseguir el G20 en 2011?

El G20 no llegará a un consenso. O, mejor dicho, llegarán a un consenso de que “alguien debería hacer algo contra el calentamiento global”, o que “alguien debería ayudar a los países pobres”, o que “deberían abrir más las economías”. De ahí a que alguien lo haga, es otra cosa.

¿Los gobiernos deberían medir la felicidad de los ciudadanos?

Sería una gran idea, y de hecho se lo propusimos al presidente francés Nicolas Sarkozy cuando nos encomendó, a un grupo de economistas, soluciones para mejorar las estadísticas. El PBI no capta lo que a la gente le importa. Un alto PBI no implica que la gente sea feliz. Tenemos que incorporar no sólo mediciones de felicidad, sino de seguridad, medio ambiente y otras variables de bienestar real.

viernes, diciembre 24, 2010

jueves, diciembre 23, 2010

Geoingeniería: Jugar a ser Dios

.
Escrito por Mariló Hidalgo
.
Lluvias antes de lo previsto, control de huracanes, nieve para paliar sequía, reducción del tamaño de los granizos, todo esto es técnicamente posible gracias a la geoingeniería. Intervención tecnológica y científica a escala planetaria para intentar contrarrestar los efectos del cambio climático. Un peligroso juego de consecuencias imprevisibles. Planeta Tierra

Primavera todo el año

Al principio un grupo de científicos influyentes, respaldados por EEUU, niegan con rotundidad los efectos del cambio climático. Posteriormente no sólo lo aceptan sino que proponen medidas tecnológicas para salvar la crisis climática. El mismo camino siguen la mayoría de los Estados del Norte del planeta, responsables de la mayor parte de emisiones de CO2. El sector privado -las multinacionales químicas, silvícolas, petrolíferas y de agronegocios-, el mismo que había contribuido y se había beneficiado de este caos, dan la bienvenida a esta especie de plan B providencial que pretende dar esquinazo al cambio climático.
¿Qué provoca este cambio de opinión? Admitir desde el principio los hechos, suponía reconocer el fracaso del actual modelo económico, algo que no interesa bajo ningún concepto porque sigue produciendo beneficios. Por otro lado, hablar de un cambio de paradigma sería una medida bastante impopular entre la población. ¿Solución? Dejar las cosas como están y buscar otras "salidas" que mitiguen los efectos de este ya imparable cambio climático. Algo que permita seguir con las emisiones de CO2, el actual nivel productivo y por supuesto de consumo, que garantice la continuidad del actual sistema.
Es en este contexto donde surge la geoingeniería, el famoso plan B, una rama de la ingeniería que aplica los avances tecnológicos a gran escala, para contrarrestar los efectos de los cambios en la química atmosférica. Y curiosamente, los negacionistas son los principales promotores de estas nuevas tecnologías. ¿Coincidencia? El periodista independiente Miguel Jara, especializado en investigación y análisis de temas de salud y ecología ha estudiado en profundidad este tema y le ha dedicado incluso un capítulo en uno de sus últimos libros: La salud que viene: Nuevas enfermedades y el márketing del miedo (Península).
Si hemos conseguido entre todos calentar el planeta, ¿por qué no podríamos enfriarlo?, argumentan los defensores de la geoingeniería.
Él explica que "durante los últimos lustros, más o menos desde que se comenzó a demostrar la influencia del ser humano en el cambio climático y por tanto a cuestionar el actual modelo de producción y consumo capitalista, han surgido entidades que, financiadas por el sector petrolero y químico -con la empresa Exxon a la cabeza-, han intentado crear confusión en torno a la existencia del cambio climático para retrasar la adopción de medidas destinadas a combatirlo, dado que estas no pueden beneficiarles. Con el paso del tiempo el deterioro ambiental es tan evidente -y sus acciones de lobby y desinformación también- que la estrategia está cambiando. Ahora no se duda tanto de la acción del hombre y su sociedad de consumo sobre el clima, sino que se insiste en la “mitigación” y “adaptación” de nuestro sistema al cambio climático. Eso quiere hacerse mediante un nuevo mercado que es el que proporciona la geoingeniería: Regular la temperatura del planeta a niveles confortables para la vida por medio de complicadísimos y costosísimos proyectos tecnológicos. Es decir, no tocar el sistema económico que nos ha conducido a esta situación y además hacer negocios nuevos con las tecnologías de combate del cambio climático".
Si hemos conseguido entre todos calentar el planeta, ¿por qué no podríamos enfriarlo?, argumentan los defensores de la geoingeniería. Un tema que viene debatiéndose en la prensa científica desde mediados de los años noventa, no sólo de EEUU sino también de Europa. Para ello se barajan diversas propuestas y se han realizado varios experimentos a pesar de que el Organismo Subsidiario de Asesoramiento Científico, Técnico y Tecnológico de Naciones Unidas establece que "ninguna actividad de geoingeniería relacionada con el clima tendrá lugar hasta que exista una base científica adecuada para justificar tales actividades". Quién justifica tales actividades, quién las controla... son peligrosos espacios en blanco. Mientras, la clave está en saber vender. Así, proyectos que nunca hubiesen pasado un control con un mínimo de garantías éticas, económicas, ecológicas o sanitarias, están ganando legitimidad ante gobiernos e instituciones científicas. Se venden como proyectos "verdes", "ecológicos", de "fomento al desarrollo". ¿Por qué no disfrutar de la primavera la mayor parte del año?
Sembrar nubes

Qué se está haciendo

Si bien existe una cierta divulgación sobre las investigaciones de geoingeniería, faltan explicaciones viables para aproximar el tema al ciudadano de a pie. La modificación ambiental se viene realizando desde hace tiempo. En 1932 y 1949 se hicieron los primeros experimentos con productos químicos para crear lluvia artificial, antes incluso de que se hablara del cambio climático. Pero hay muchas más cosas en marcha.
El grupo ETC, una organización internacional con sede en Ottawa (Canadá), lleva años investigando y analizando este tema. Defienden la adopción de una moratoria sobre geoingeniería y alertan del peligro de los experimentos que se vienen realizando en este campo. En su informe 'Geoingeniería: Jugando con Gaia', hablan de tres categorías de experimentos: Manejo o gestión de la radiación solar, captura o remoción de dióxido de carbono y la modificación del clima. No es ciencia ficción.

Manejo de la radiación solar:
  • Aerosoles de sulfatos en la estratosfera: Se lanzan nanopartículas de sulfato o de aluminio a la estratosfera mediante aerosoles para bloquear la luz del sol. De este modo consigue bajar el termostato de la Tierra sin reducir los niveles de gases con efecto de invernadero en la atmósfera.
  • Blanqueamiento de nubes: Se rocía agua de mar hacia la atmósfera para incrementar la reflectividad y condensación de las nubes, y así reflejar de vuelta al espacio la mayor parte de los rayos del sol.
  • Pantallas espaciales: Lanzamiento de billones de pequeñas naves espaciales automáticas que actúan como espejos, a miles de kilómetros por encima de la Tierra, para evitar que una parte de los rayos del sol lleguen a la superficie del planeta, reduciendo así el calentamiento global.
  • Mejora del albedo: Se trata de incrementar la reflectividad de la superficie de la Tierra plantando cultivos más blancos o más brillantes, o cubrir regiones desérticas o montañas con material blanco reflectante.
  • Implicaciones:

    La manipulación artificial de la radiación solar podría detonar un descontrol en el frágil balance de los complejos ecosistemas que han evolucionado durante milenios. La gestión de la radiación solar es un instrumento burdo (también se le conoce como “Plan B”), sería una medida de emergencia para enfriar el clima en situaciones catastróficas. Sin embargo, se considera cada vez más como parte de una nueva gestión planetaria permanente, donde diversas variables podrían optimizarse para lograr un clima “a la orden”. Está comprobado que el impacto en los climas regionales sería diverso y no se sabe lo suficiente con las técnicas de simulación que existen ahora. Los países capaces de poner en marcha tales tecnologías tendrían de hecho una mano en el termostato y la otra en el ciclo hidrológico.
Remoción de dióxido de carbono
  • Fertilización oceánica: Se trata de provocar la captura de carbono en el mar, usando hierro o nitrógeno para estimular artificialmente el crecimiento del fitoplacton.
  • Mejora por hundimiento o afloramiento del material oceánico: Se refiere al uso de pipas gigantes para traer aguas enriquecidas con nitrógeno o fósforo del océano profundo y enfriar las aguas de la superficie para mejorar la captura de CO2 del océano.
  • Ingeniería genética de algas: El uso de algas diseñadas genéticamente, generalmente creadas con técnicas de biología sintética, para cubrir edificios, estanques abiertos o la superficie del océano con el fin de capturar dióxido de carbono.
  • Máquinas para absorber carbono o árboles artificiales (captura de aire): Es la extracción de CO2 del aire, cuando éste pasa por un filtro colocado en tales “árboles” y succiona el dióxido de carbono. El dióxido de carbono sólido que se va extrayendo se entierra o se arroja a los océanos.
  • Biochar: Plantar cantidades enormes de biomasa y quemarla mediante pirólisis (en un ambiente bajo en oxígeno) y enterrar el carbono concentrado en el suelo. Una propuesta respaldada por la Iniciativa Internacional del Biochar (conjunto de corporaciones). La producción industrial de Biochar afirma que la metodología indígena tradicional terra preta del Amazonas es su antecedente, pero las prácticas difieren mucho en la calidad como en la escala.
  • Captura y almacenamiento de carbono: Más que un procedimiento específico, es un concepto que se refiere a la captura del CO2 en su fuente (es decir, antes de que entre en la atmósfera) y su almacenamiento en los océanos o en formaciones geológicas en tierra firme. Para la mayoría de los expertos, no se considera geoingeniería pues busca capturar el CO2 antes de que sea liberado en la atmósfera. Sin embargo, es problemático desde una perspectiva ambiental, pues una liberación accidental del CO2 almacenado podría provocar un descontrol climático repentino.
  • Implicaciones:

    Cuando se utilizan en gran escala, las tecnologías de remoción de dióxido de carbono que aseguran capturar CO2 de la atmósfera después de que fue emitido pueden destruir, modificar inintencionadamente o detornar efectos secundarios impredecibles en ecosistemas complejos, tales como nuestros océanos. La duración, confiabilidad y seguridad de la captura de carbono (con mecanismos biológicos o mecánicos) en tierra o en el mar son desconocidas. Más aún, se requeriría una inversión masiva y que el experimento fuera a gran escala para que hubiera un impacto notable en el clima. Muchas de esas técnicas requieren insumos no sustentables o cambios en el uso de la tierra y los mares que dañarían las redes alimentarias marinas y el sustento de miles de pueblos que sobreviven de la pesca artesanal.
Modificación climáticaLa modificación climática tiene un pasado largo y controvertido, incluyendo su uso bélico en la guerra de Vietnam. Hoy en día la practican docenas de países a pesar de la falta de pruebas científicas de su efectividad. Es causa frecuente de conflictos entre comunidades vecinas que piensan que la lluvia se la roban los sembradores de nubes. El impacto de la modificación climática tal vez sea más local y de corto plazo, sin embargo está relacionado con la geoingeniería histórica y científicamente.
  • Siembra de nubes (para provocar precipitación). Esta actividad se practica desde el siglo XIX, en que se prometía lluvia a los agricultores en desgracia por la sequía, y después como técnica militar para sabotear los movimientos de las tropas. Si bien está basada en ciencia dudosa, la siembra de nubes puede tener impactos muy serios en los lugares donde se realiza. Puede provocar conflictos entre comunidades vecinas por los cambios en el patrón de lluvias.
  • Supresión o redirección de huracanes: Ya hay patentes pendientes sobre tecnologías no probadas que aseguran suprimir o cambiar la dirección de los huracanes.
  • Implicaciones:

    Las técnicas de modificación climática ya han mostrado impactos locales, pero no sabemos qué otros cambios han provocado en los patrones climáticos regionales. Desviar huracanes y modificar tormentas puede tener impactos devastadores globales y regionales. Por ejemplo, es muy posible que la ruta de un huracán pueda desviarse artificialmente, ya sea intencionalmente o por accidente, hacia una población indefensa.
Tornado. Devastacion

Quién está detrás

El grupo ETC empezó a denunciar la geoingeniería hace algunos años, pero fue en la Cumbre Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y Derechos de la Madre Tierra, convocada por el gobierno boliviano en abril 2010 en Cochabamba, donde se lanzó una campaña mundial contra estas tecnologías, con la participación de cientos de organizaciones y redes ambientales, campesinas, indígenas, de mujeres y otras (www.nomanipulenlamadretierra.org). Hablamos con Silvia Ribeiro, investigadora y coordinadora de programas del Grupo ETC, para que nos explique quién está detrás de todo esto. "Encabezando la lista de promotores de la geoingeniería se encuentra la Royal Society del Reino Unido, la institución científica más importante de Inglaterra, y la Academia Nacional de Ciencias de EEUU; y sus contrapartes en Canadá, Alemania y Rusia. Les siguen los políticos preocupados más de su reelección que del cambio climático. Hoy la geoingeniería se discute en parlamentos y congresos más como un tema electoral que como solución al cambio climático. Las grandes industrias energéticas, aeroespaciales y militares escuchan prudentemente desde atrás, tolerando el barullo científico y dejando que los cerebros conservadores (los mismos que antes negaban el cambio climático) reciban todas las críticas. Una vez que otros provoquen el "shock" -que el cambio climático está sobre nosotros y que no hay forma de reducir el gas efecto invernadero a tiempo-, la industria puede presentar entonces la "terapia" perfecta: soluciones tecnológica que alterarán la estratosfera y/o reestructurarán la superficie de los océanos para darnos un poco más de tiempo".
"Durante los últimos lustros, han surgido entidades que, financiadas por el sector petrolero y químico -con la empresa Exxon a la cabeza-, han intentado crear confusión en torno a la existencia del cambio climático para retrasar la adopción de medidas destinadas a combatirlo" (Miguel Jara, periodista)
Una prueba más de todo este entramado y de sus protagonistas, la encontramos en un documento de casi mil páginas realizado por un panel de científicos e investigadores, publicado en 1992 -cinco años antes de la cumbre de Kyoto-, llamado 'Implicaciones de la política del calentamiento por efecto invernadero, mitigación, adaptación y base científica'. "Sus autores -apunta Miguel Jara- son un panel de científicos extensísimo: la National Academy of Sciences (Academia Nacional de Ciencias), la National Academy of Engineering (la Academia Nacional de Ingeniería) y el Institute of Medicine (Instituto de Medicina), todos ellos de Estados Unidos. Como pueden ver, se trata de altísimas instancias del mundo científico estadounidense. Hay que recordar que ese mismo año 1992, se celebró la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que dio lugar a una serie de acuerdos, por medio de los cuales los países de todo el mundo se unían por primera vez para hacer frente a este problema. Detrás de la geoningeniería están gobiernos como el de Estados Unidos y los gobiernos occidentales, altas instituciones académicas que sostienen 'científicamente' el actual modelo económico y empresas, algunas de ellas como las que figuran entre las impulsoras del citado estudio, del sector de la automoción, que no tienen interés en que cambiemos hacia un modelo más ecológico de producción y consumo para frenar el cambio climático". Todos ellos esgrimen argumentos para justificar la geoingeniería, hacen un llamamiento para aumentar las inversiones en investigación y exigen más margen de maniobra para experimentar con ello.
Hace unos meses Bill Gates anunció que estaba financiando un ambicioso proyecto para fabricar nubes en los océanos, utilizando yoduro de plata. El proyecto es conocido como "Silver Lining Project" y es oficial desde mayo de 2010, a pesar de que contraviene lo dispuesto en las Resoluciones de la Asamblea General de Naciones Unidas que prohíbe claramente a los estados alterar el clima y les obliga a protegerlo cara "a las presentes y futuras generaciones de la humanidad". El yoduro es utilizado desde hace años en numerosos países para reducir los daños causados por las tormentas de granizo.

¿Cómo nos lo venden?

Los defensores de la geoingeniería saben que es muy difícil vender esta propuesta a unos ciudadanos que ya desconfían de la ciencia, la industria y sus gobiernos, con relación al cambio climático. Es más, han comprobado que todos los esfuerzos realizados en su día para hacer creer a la ciudadanía que el cambio climático no existía, han sido un fracaso. Esto les ha hecho buscar otras vías. El miedo se ha convertido en su aliado. La velocidad con la que se manifiestan los efectos cambio climático despierta temor entre la población, situación que es aprovechada por las compañías para vender sus "soluciones milagrosas". Con la geoingeniería se puede "salvar al planeta", "recuperar el equilibrio", "regular el clima", "evitar desastres ecológicos", etc.

Fumigacion

Todos esos productos -químicos, biomateriales, fármacos de nueva generación- lanzados al aire, poco a poco descienden al suelo y entran en contacto con los seres humanos. Al ser muchos de ellos, sustancias nuevas, nuestro sistema inmunológico no las reconoce y por ello, puede producir una amplia gama de enfermedades.

El grupo ETC destapa los argumentos y estrategias que están utilizando estos grupos para seguir adelante con sus planes de geoingeniería:
Plan A (Acción). La geoingeniería es más rápida y barata que cobrar impuestos por la emisión de gases o que reducirlos. Así que, ¿para qué esperar? (Así piensan Bjorn Lomborg del Copenhagen Consensus Center; Richard Branson, director ejecutivo de la Virgin Airline y el American Enterprise Institute).
Plan B (Backup). Debemos preparar un Plan B porque vamos hacia una catástrofe climática irrefutable. (Postura defendida por el Royal Society del Reino Unido, el científico Ken Caldeira de Carnegie y el científico David Keith de la Universidad de Calgary).
Plan C (Comercio). Se puede ganar mucho dinero (y créditos de carbono) con la geoingeniería (Así piensan Climos, compañía de fertilización oceánica y el lobby International Biochar Initiative).
Plan D (Defensa). El control del clima -especialmente el control regional-, ofrece importantes ventajas militares. Es un asunto de seguridad. (Lowell Wood, creador de la operación Guerra de las Galaxias, y la DARPA, Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados para la Defensa de Estados Unidos, por sus siglas en inglés).
Plan E (Ecológico). La emergencia ecológica indica que es urgente poner en marcha la geoingeniería. (Campaña Frozen Isthmuses Protection, Environmental Defense Fund).

Alteraciones en la salud

SaludJugar a ser dioses engendra peligros irreversibles no sólo para el planeta sino también para el resto de los seres vivos. Son muchos los que advierten que en un segundo geológico estamos manipulando sistemas complejísimos que han tardado miles de años en crearse y desconocemos los efectos de lo que esto puede suponer. En lo que al ser humano se refiere, alertan de la aparición de nuevas enfermedades que podrían tener relación con estos experimentos. "Hablamos de patologías emergentes que cada vez afectan a más personas -apunta Miguel Jara-, y que están provocadas por la contaminación ambiental y sobre todo químico tóxica que padecemos". Todos esos productos -químicos, biomateriales, fármacos de nueva generación- lanzados al aire, poco a poco descienden al suelo y entran en contacto con los seres humanos. Al ser muchas de ellas sustancias nuevas, nuestro sistema inmunológico no las reconoce, y por ello puede producir una amplia gama de enfermedades: sensibilidad química múltiple, fatiga crónica, algún nuevo tipo de leucemias, enfermedad de morguellons, etc.
Todas estas "fumigaciones químicas" se vienen realizando desde hace tiempo en todos los países del mundo en medio de un gran secretismo. Se calcula que cada año mueren miles de personas como consecuencia de alguna de estas enfermedades emergentes aunque por el momento sea difícil de demostrar la conexión entre ambas.
"El 29 de octubre 2010, Naciones Unidas, aplicando el principio de precaución, adoptó una moratoria global a la geoingeniería. Esto supone un freno a las iniciativas privadas y públicas que pretendían apropiarse del control del termostato global" (Silvia Ribeiro, investigadora del grupo ETC)
logo

'No manipulen la Madre Tierra'

El grupo ETC ha conseguido reunir a más de cien organizaciones de la sociedad civil para presionar a favor de poner freno a los experimentos de geoingeniería. Para ello impulsaron la campaña "No manipulen la Madre Tierra". El objetivo era construir un movimiento global para oponerse a los experimentos de geoingeniería en el mundo y exigir a los gobiernos que los prohíban tanto a nivel nacional como global. Apoyan la campaña organizaciones de base, redes internacionales de campesinos, pueblos indígenas, así como reconocidos ambientalistas y activistas en pos de la justicia social como Vandana Shiva, Bill McKibben, David Suzuki o Naomi Klein.
La investigadora del ETC, Silvia Ribeiro, nos habla de la última victoria conseguida. "El 29 de octubre 2010, Naciones Unidas, aplicando el principio de precaución, adoptó una moratoria global a la geoingeniería, reconociendo que son tecnologías de alto riesgo que tendrían impactos en la biodiversidad y mucho más. Esto supone un freno a las iniciativas privadas y públicas que pretenden apropiarse del control del termostato global, con el negocio de manipular el clima para enfriar el planeta del calentamiento global que provocan los mismos países y empresas que promueven la geoingeniería, pero no significa que esta lucha haya concluido. Para mantener y hacer válida la moratoria se necesitará seguir atentos desde la sociedad y denunciar cualquier intento de violarla, al tiempo que prepararnos para fortalecerla y seguir denunciando las falsas soluciones contra la crisis climática".
Hay que poner freno a ese ansia de "reparar la máquina Tierra" a costa de lo que sea, con el fin de dominar toda forma de vida que habita este planeta. En nombre de la libertad, de la ciencia, del progreso, se están llevando a cabo verdaderas atrocidades de espaldas al ciudadano. Un ciudadano que no es informado de las decisiones que orientan las investigaciones que se están realizando, ni tampoco del alcance y las consecuencias que tienen sobre la naturaleza, la sociedad y el futuro de la raza humana. Las decisiones son tomadas entre "socios" unidos por el poder y el dinero y son ellos mismos los que dictan las reglas.
Algunos historiadores hablan de la existencia en la antigüedad de una civilización avanzada, poseedora de una gran tecnología, capaz de controlar a voluntad las fuerzas de la naturaleza y que vivió un trágico final como consecuencia de su ambición desmesurada. Eso ha quedado recogido en muchas leyendas y grabados. Lo escrito en el pasado nos pide en cierta forma que no nos olvidemos de nuestra historia y de nuestros errores para no volver a repetirlos. La Tierra no es un laboratorio, es nuestro hogar. Intentar modificar la vida, el planeta y sus ciclos, es atentar contra la Ley Natural, contra la la Red que une todo lo creado. Y eso, tarde o temprano, se volverá contra nosotros. La historia se repite. Δ
Para más información:
www.etcgroup.org - www.nomanipulenlamadretierra.org - www.migueljara.com
Brotes en tierra
Bookmark and Share

miércoles, diciembre 22, 2010

ASI SE RIEN DE NOSOTROS ESTOS DOS...

VERANO PORTEÑO CALIENTE

Argentina: el negocio de alquilar en las "villas miseria"

"Villa Miseria" en Buenos Aires

Los precios de alquiler en las villas miseria pueden ser comparativamente altos.

Lotes y predios invadidos, gente instalada en carpas precarias, intentos de desalojo, incluso violencia: en Argentina, en las últimas semanas se han multiplicado las ocupaciones ilegales de grandes espacios vacantes, sobre todo en la sobrepoblada ciudad de Buenos Aires y sus alrededores.

La sucesión de tomas se inició con la del parque Indoamericano, en el barrio porteño de Villa Soldati, donde a comienzos de diciembre murieron tres presuntos ocupantes ilegales después de batallas entre vecinos y de una controvertida intervención policial para lograr el desalojo.

En los últimos días hubo otras treinta tomas en distintos puntos del país: desde la catedral de Córdoba a la sede del club deportivo Albariño, en el sur de la capital, que aún continúa ocupado.

Detrás de estas acciones, hay un reclamo generalizado por un bien escaso: la tierra. Y la demanda ha sacado a relucir un negocio informal que se desarrolla en los barrios marginales, aquí llamados "villas miseria": la especulación inmobiliaria.

"Habiendo gente que necesita y no tiene donde ir, hay vecinos que tienen o compran un terreno, o viene alguien de afuera que tiene plata… agarran y hacen una construcción de tres o cuatro pisos y alquilan a precios carísimos", dice a BBC Mundo Nilda Bovadilla, que vive en la villa 31, en pleno centro de Buenos Aires.

Hacinados

"Villa Miseria en Buenos Aires"

Cientos de miles de personas viven en las villas miseria. Muchos de ellos son inmigrantes de países vecinos.

Nilda, hoy desempleada y delegada vecinal, llegó de Paraguay hace 27 años y señala que la crisis habitacional dentro de las villas se ha agravado en los últimos dos años.

En sentido estricto, no se trata de que el territorio escasee: Argentina es el octavo país del mundo por su extensión, pero el número 33 por su población, lo que le otorga una tasa de densidad muy baja. El problema del hacinamiento responde a que el 35% de la población del país, de 40 millones de personas, vive en sólo 1% del territorio, el que conforma la capital y el cinturón urbanizado circundante.

Los 23 asentamientos y villas registrados en la ciudad albergan a más de 230.000 personas. De ellas, 70% son extranjeros de países limítrofes.

La falta de espacio ha disparado allí los precios. Por arrendar un cuarto, con baño y cocina compartidos, se paga hasta $1.200 (US$300), según detallan vecinos a BBC Mundo.

Todo depende de la ubicación, ya que el mercado inmobiliario "villero" se mueve por la misma lógica que el de los barrios acomodados. En la 31 de Retiro, detrás de una carísima zona de oficinas, valen más.

En la villa 1-11-14 de Bajo Flores, en cambio, se consigue por unos $400 (US$100) una habitación, en la que los dueños sólo reciben a mujeres solas o parejas. Por los niños, se paga extra.

Allí vive Norma, quien se niega a dar su apellido por miedo a represalias. Tiene tres hijos y se instaló en la zona hace 15 años, después de haberse empleado como doméstica a tiempo completo en un barrio elegante.

"Los precios se fueron a las nubes. Yo pagaba 300 pesos, ahora me piden 700 y encima la situación está cada vez más peligrosa", dice esta mujer, paraguaya de 36 años.


"Burbuja" inmobiliaria

Las estadísticas le dan la razón: señalan un incremento de entre 98% y 150% (según distintas fuentes) desde 2007, muy por encima de la inflación del país y de los aumentos de los arriendos en los barrios formales. Incluso en "la 11-14", como se llama a la barriada más grande y más violenta, considerada centro de operaciones de redes de narcotráfico.

"El negocio inmobiliario es de los narcos, ellos son los que pueden comprar y construir así para arriba. Nosotros hemos visto que si ellos quieren un terreno, vienen con ‘patotas’ hasta que el dueño no tiene otra que vender", relata Norma, quien –como otros aquí- no duda de que el segundo negocio principal en las villas, después de las drogas, es el subalquiler de viviendas.

Pero no siempre el cuadro es igual. También los mismos vecinos llevan adelante operaciones inmobiliarias redituables.

"Uno vive acá porque no puede comprar afuera, no tiene garantía ni le dan préstamos. Entonces compramos acá, por ejemplo si el vecino vende un costado de su lote. Los que llegaron primero o les ha ido mejor pueden acumular terrenos y, en lugar de vender, prefieren construir y alquilar", detalla la peruana Aida Tamto, de la villa 31-bis.

A estos centenares de miles de pobres, la búsqueda de una casa habitable los inserta en un círculo vicioso.

Uno vive acá porque no puede comprar afuera, no tiene garantía ni le dan préstamos

Aida Tamto

Funciona así: las familias de las villas no pueden dar una dirección "estándar" en sus trámites (el trazado interno de estos barrios no tiene calles y números como tal, por caso) o bien el dato de vivir en la villa los hace objeto de discriminación; eso los deja fuera del empleo formal, lo que a su vez les dificulta el acceso a una vivienda en zonas urbanizadas.

Allí encuentra su razón de ser la especulación sobre las propiedades de las barriadas, incluso cuando los precios allí no son precisamente módicos: lo que vale un cuarto en la villa de Retiro, permitiría alquilar –de contar con los respaldos necesarios- un ambiente en otros puntos de la ciudad.

Por eso, hay quienes relacionan las tomas de predios con el negocio inmobiliario mismo. El representante de la asociación civil Los Principitos, Juan Domingo Romero, denunció que quienes ocuparon un terreno ferroviario hace unos días "están vendiendo lotes en 10.000 pesos (US$2.500)", según publicó el diario La Nación.

Sin embargo, no todos creen que este negocio inmobiliario deba ser considerado un problema.

"No podemos pedirle a la gente que vive en una villa que no alquile o no venda, hace lo que el mercado exige con la misma dinámica que en cualquier barrio. Y lo puede hacer porque hay un Estado que no ejerce ningún tipo de control", señaló a BBC Mundo Fernando Ojeda, de la organización Red Hábitat.

martes, diciembre 21, 2010

El libro de cocina de Wikileaks

MEANDO FUERA DEL TARRO


Leak es filtrar y orinar
Suena igual com el vegetal puerro

CIEGO DE AVILA-CARICATURAS-CASO WIKILEAKSJulian Assange debiera escribir un nuevo libro de cocina, ciertamente un éxito de ventas.

Take a Leak (Leek)(1) ofrecería no solo recetas acerca de qué hacer con esa verdura política raramente usada, sino qué hacer cuando se preparara el menú diplomático.

Por ejemplo, los invitados del presidente Obama a cenar (”amigos y aliados”) podrían echar una meada (tomar un puerro) -especialmente después de la cena, cuando hayan bebido las prohibidas bebidas espirituosas y se sientan vulnerables.

La realeza saudí y otros gobernantes que “avanzan lentamente hacia la democracia” en esa zona vagamente medio oriental, no comerán cerdo congresional(2), sino que cualquier otra cosa que los camareros les sirvan en sus platos -y en sus copas-inevitablemente provocarán felicitaciones, independientemente de cómo sepan.

Estos amigos y aliados nunca nos dirán la verdad (¿serán honestos con sus propias y múltiples esposas?) y a nosotros no nos importa; ellos nos venden petróleo y se aseguran de que los residentes de sus reinos, los cuales nos detestan, no tengan una oportunidad de discutirles el poder político. Por cierto, esos francos residentes de los reinos aceitosos (3) –la mayoría- poseen distintos niveles de negatividad hacia el mundo occidental: desde el odio violento hasta un asesino desagrado.

Los reales y aún “electos” invitados a cenar (los egipcios, por ejemplo) temen a Irán porque ese país tiene un gobierno de base religiosa, el cual en realidad es elegido, y porque los iraníes son principalmente chiíes; las monarquías petroleras del Golfo son suníes.

Al igual que Israel, un país que supuestamente ellos odian debido a lo que han hecho a sus hermanos palestinos, la realeza del Golfo también teme a un Irán con armas nucleares. Solo uno de esos Niño Pequeño u Hombre Gordo (nombres que cariñosamente dieron a las primeras bombas usadas en Hiroshima y Nagasaki) pudiera cambiar la dinámica de poder en la región. Los profundamente deshonestos magnates -nuestros buenos amigos-no se preocupan por las 200 bombas nucleares de Israel, ya que tienen un acuerdo tácito de no hacer nada grave que disguste al estadio judío que ellos aseguran que desprecian.

Como temen a su propio pueblo, Irán se convierte en una mayor preocupación porque esos traviesos ayatolas en Teherán pudieran agitar a los pueblos y hacer que tengan mayor confianza en su potencial, mientras el gobierno iraní envía armas, como ha hecho para Hezbolá en Líbano y Hamas en Gaza.

No importa que nuestros “amigos” árabes califiquen de “subversivos” a los miembros opositores de la Hermandad Musulmana o a agentes de Al Qaeda o al Partido de la Cena Tardía (la vieja y sencilla Democracia). Algunos de esos fanáticos en Arabia Saudí son pagados por los invitados a cenar en la Casa Blanca o sus parientes cercanos para no crear problemas dentro del reino: pequeñas cosas como financiar sus madrasas (escuelas religiosas) y mezquitas y financiar sus necesidades de compra de armas en Irak y Afganistán.

Así que sírvanles puerro (filtraciones) en la cena.

Un puerro (filtración) añejado (antigua) -como un bistec, es mejor así-demostraría la manera en que Washington ayudó al líder iraní (el Sha en los viejos tiempos) a iniciar un programa nuclear. ¿Dejaría esa filtración (puerro) un sabor amargo o pondría nerviosos a los masticadores de que Washington quisiera que Irán desempeñara un importante papel en la región?

A mediado de la década de 1970, el Sha dijo que reivindicaba el derecho a un ciclo completo de combustible nuclear, incluso el reprocesamiento del combustible utilizado”. (El Archivo de Seguridad Nacional, “El Programa Nuclear Iraní, 1974-1978″ editado por William Burr, http://www.gwu.edu/~nsarchiv/nukevault/ebb268/index.htm)

Ford y Carter acordaron ayudar a Irán, pero no con la producción de armas nucleares, a pesar del intento del secretario de Estado Henry Kissinger por hacer de Irán un sustituto de la defensa sureña de EE.UU.

Durante las negociaciones nucleares de 1974-1976 Kissinger planteó su opinión: “Ese era un país aliado, y esta era una transacción comercial. No tratamos de la cuestión de que un día ellos pudieran avanzar hacia las armas nucleares… No creo que el tema de la proliferación haya surgido”. (9 de marzo de 2005, Washington Post.) Para Kissinger, la transferencia de tecnología nuclear a Irán era fundamentalmente una “proposición comercial”. (Burr)

Kissinger no creía que Irán podría desarrollar armas nucleares en el futuro cercano -aunque sí tuvo que considerar la posibilidad. Diez años más tarde, altos funcionarios de Reagan suministraron misiles de alta tecnología al Ayatola. Es información vieja (escándalo Irán-Contras), pero ¿quién lo recuerda?

¿Qué harían a la diplomacia de EE.UU. tales filtraciones (puerros) de cena que curan la amnesia?

Quizás los invitados pudieran hacer preguntas acerca de la naturaleza de la amistad de EE.UU. -de la conexión pegajosa- en contraposición con los actuales intereses estratégicos.

Otra filtración (puerro) -quizás para postre-sería la reimpresión del presidente Woodrow Wilson que esbozaba la diplomacia de la verdad. Esta noción provocaría dispepsia no solo entre los invitados extranjeros a cenar, sino también entre los peces gordos de la seguridad nacional en Washington.

El 8 de enero de 1918, Wilson escribió: “El programa de la paz mundial… es nuestro programa”. (http://www.historyplace.com/speeches/wilson-points.htm)

El primero entre sus famosos catorce pre-requisitos para la paz era: “Debe llegarse a acuerdos abiertos de paz, después de los cuales seguramente no habrá una acción o decisión privada internacional de ningún tipo, sino que la diplomacia se hará siempre de manera franca y a la vista de todos”.

Wilson nunca llevó a la acción sus palabras por una buena razón. Los únicos beneficiarios de tal política serían la abrumadora mayoría del pueblo norteamericano y el resto del mundo. Así que los europeos, los japoneses y los norteamericanos participaron en la 2da. Guerra Mundial, y así sucesivamente.

Bueno, una cena de puerros (filtraciones) sería divertida y luego pudiera requerir una dosis de bicarbonato para casi todos los invitados.

(1)Un libro de cocina que el fallecido Paul Jacobs planeaba escribir. El título es un triple juego de palabras que el autor usa como referencia al nombre del sitio Web (WikiLeaks o WikiFiltraciones), con la palabra “leek” (puerro), que se pronuncia igual, y la frase Take a Leak (Echar una Meada, que suena igual que Tome un Puerro).

(2)En la jerga de la política, se le llama “pork” (cerdo) a la fuente de dinero gubernamental con el que se financian los proyectos concebidos para ganar votos y no necesariamente para el beneficio público.

(3) En inglés se utiliza la misma palabra (”oil”) para designar al aceite y al petróleo.

Saul Landau es miembro del Instituto de Estudios de Política. Su nuevo filme es Por favor, que se ponga de pie el verdadero terrorista.

lunes, diciembre 20, 2010

La Reserva Federal (Fed)...


.... Estados Unidos apalea a América Latina

Joaquín Rivery Tur

Pablo Garibian, corresponsal jefe de la agencia Reuters para América Latina, está convencido de que la política de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos está constituyendo un dolor de cabeza para los países del sur del río Bravo.

Es mucho más que eso. No se trata de la política de la institución rectora de la política monetaria norteamericana. Estamos ante la política del Gobierno de Estados Unidos, pretendiendo aliviar el oleaje de la crisis económica sobre su país afectando a las economías del mundo.

Sin contar con que la decisión de gastar 600 mil millones de dólares en bonos del Tesoro constituye una inyección de liquidez sin que se justifique con más producción, de esta manera, Washington abarata artificialmente su moneda y encarece las divisas de los demás.

Como casi todos los productos del mercado internacional se cotizan en dólares, la trampa está en que los artículos “Made in USA” se vuelven más asequibles artificialmente, pues no pueden realmente competir con los europeos, asiáticos y latinoamericanos.

En estos momentos, prácticamente todos los países de Latinoamérica están sufriendo una reevaluación de sus monedas; es decir, sus productos de exportación se encarecen cuando, por obra y gracia de la Fed, todo lo norteamericano resulta más barato en el intercambio comercial.

Se puede ver el peso argentino, el real brasileño, el peso colombiano, el mexicano, el inti peruano y otras divisas.

Como con menos monedas latinoamericanas se pueden comprar más dólares, las mercancías norteamericanas se abaratan, mientras sucede lo contrario con los productos del sur del río Bravo (y del resto del mundo).

Los dueños de empresas exportadoras colombianas, por ejemplo, están clamando a su Gobierno por medidas que detengan al alza del peso, mientras esperan desesperadamente a que el Congreso estadounidense apruebe un tratado de libre comercio firmado hace ya varios años, pero que los legisladores no se deciden a ratificar por la competencia de los productos de Colombia y la posible mudanza de industrias desde el norte al país andino.

De esa misma forma, el trigo norteamericano le hace la guerra al cereal argentino en el mercado internacional, las naranjas floridanas salen beneficiadas en su carrera con las brasileñas.

Lo único que salva a las economías latinoamericanas en estos momentos es el relativo alto valor de los productos básicos, de los que son grandes vendedores, y el hecho de que al haberse alejado muchos países de las recetas neoliberales, la crisis global los ha afectado mucho menos por el aumento de la demanda de dos gigantes asiáticos: China y la India.

La otra cara de la moneda es que, con la inyección de 600 mil millones de dólares a la mayor economía mundial, los inversionistas especulativos huyen de un dólar depreciado que retribuye bajos intereses y tratan de refugiarse en naciones que pagan tasas bastante mayores y, por tanto, jugosas, lo que inciden en la revalorización de las monedas latinoamericanas en perjuicio de sus países.

Es un tema de oferta y demanda: cuanta mayor cantidad de dólares entra al mercado de bonos del Tesoro de Estados Unidos, menores son los rendimientos. Eso lleva a los especuladores a buscar plazas más redituables como Latinoamérica, donde se aumentaron las tasas de interés con el fin de atraer capital y ahora el exceso de dólares fortalece las monedas y sube costos de producción.

Muchos gobiernos latinoamericanos luchan con ese fortalecimiento del tipo de cambio de sus monedas ahorrando reservas, comprando moneda local como Argentina, subiendo impuestos a inversores foráneos como Brasil o dosificando los dólares que ingresan del exterior como Colombia.

ELECCIONES ARGENTINAS:Qué lugar tiene la reflexión estratégica




Por Alejandro Horowitz
Periodista, escritor y docente universitario.

La recuperación de la política no es, no puede ser, otra cosa que repensar los objetivos estratégicos. Con un añadido: estrategia hay siempre, se trata de saber si esta es la propia.

“El desprecio por la teoría. Eso es lo que fracasó.”
John William Cooke, “Universidad y País”. Conferencia dictada en Córdoba el 4 de diciembre de 1964, con motivo del fracaso del retorno al país del general Perón.

Qué lugar tiene la reflexión estratégica en la política nacional? ¿Tiene el mismo lugar en la oposición que en el gobierno? ¿Todos improvisan todo el tiempo? Arranquemos: las crisis no facilitan la reflexión, salvo para los que fueron capaces de preverlas. La crisis de 2001 (perfectamente evitable, bastaba salir de la convertibilidad a más tardar en el '99) le reventó en la cara a una cultura política que hizo de la improvisación diaria el valor supremo.

Es útil recordar a Carlos Vladimiro Corach, el ministro que más tiempo acompañó a Carlos Menem, enfrentando a una veintena de movileros, a las 7 de la mañana, en la puerta de su casa, para entender la improvisación como artefacto complejo. No sólo replicaba todo, sino que instalaba con ese sencillo método la agenda política del día. Conviene no equivocarse, Corach sobraba porque nadie calaba más hondo, porque la batalla ideológica había sido planetariamente ganada por el neoliberalismo. Entonces, la estrategia la fijaban los organismos financieros internacionales, el Consenso de Washington, y a Corach le quedaban las justificaciones de circunstancia. Esa era la división mundial del trabajo: estrategia en manos del poder global, táctica para los poderes subalternos.

El Muro de Berlín había caído, y Menem instauró el nuevo orden sin mayores matices en la sociedad argentina. Pocas veces el FMI y el Banco Mundial tuvieron un alumno más aplicado, y menos veces aun una sociedad acompañó tan catastrófico programa con mayor alegría. Era la época en que el menemismo todavía argumentaba, y sus sencillos apotegmas a lo Narosky ("agrandar el país es achicar el estado") sonaban a música celestial. Esa era toda la teoría.

El antiperonismo se volvió una práctica casi imposible, hasta Mariano Grondona explicaba entonces los pecados del liberalismo argentino. Decía en su programa de TV: El liberalismo estaba preocupado por la flotación sucia del dólar en 1976, sin percibir que en el Río de la Plata flotaban cadáveres. Por cierto, estoy citando de memoria, pero esa era la idea. La “autocrítica” –de algún modo hay que llamarla– era posible, porque los ejecutores materiales de la nueva política económica –que continuaba punto por punto a Martínez de Hoz, y al ingeniero Celestino Rodrigo– asombraron a los viejos gorilas. El cuarto peronismo había asumido la nueva orientación del bloque de clases dominantes como propia.

Adjudicarle alguna clase de orientación estratégica propia al gobierno de Fernando de la Rúa parece excesivo. Para salir de la Convertibilidad, convocó a Domingo Cavallo. La “madre de la criatura” –el padre era Menem– se haría cargo de ponerle fin. Y la operación tuvo tantas idas y venidas, el propio Cavallo actuó con tantos remilgos para garantizar el negocio de los bancos, que terminó explotándole en la cara. Entonces, esa estrategia global resultaba inaplicable y dibujó en los hechos otra cosa. Ni táctica, ni estrategia, la solución argentina, Eduardo Duhalde.

Una sociedad donde la compacta mayoría ha sido brutalmente dañada, no tiene ningún otro camino político que intentar recuperarla o, y la disyunción no es exactamente retórica, masacrarla. Entre estos dos topes osciló, y todavía oscila, la política nacional. La denominada política de seguridad cero, los enemigos estratégicos del garantismo jurídico, los integrantes naturales del partido del orden propician, lo digan o lo callen, el partido de la masacre. Con un especioso argumento: “la sociedad debe defenderse”; no sólo no se proponen revertir nada, sino hacerle saber al primero que proteste, y corte una ruta o una calle, que recibirá una pedagogía brutal.

Ese fue el comportamiento del 2001, esa es la lógica del discurso racista y xenófobo de Mauricio Macri, y en esa línea deben interpretarse las declaraciones de la doctora Elisa Carrió. La diputada no sólo sostuvo que era un “despropósito” que la Policía Federal enfrente desarmada las protestas –después de los sucesos de Villa Soldati, y el asesinato de Mariano Ferreyra–, además explicó: “Van a generar que los efectivos no hagan nada, y la gente avance sobre ellos.” Sólo la amenaza de muerte sostenida en el asesinato continuo garantiza –según Carrió– el contrato social. Y cada vez que la dinámica de la protesta amenace desbordar, en la realidad o la ficción, las fuerzas represivas actuarán. Es decir, volverán a matar pobres.

Y esa táctica miserable es el resultado de la más completa ausencia de estrategia colectiva.

Volvamos al inicio. El gobierno nacional desde el 2003 puso el eje en evitar la represión de la protesta social. Tan lejos llevó las cosas que frente al lock out patronal, que amenazó el abasto de los grandes centros urbanos, guardó una peligrosa pasividad. Para asegurarse del cumplimiento de sus instrucciones no represivas, la fuerza de control fue la Gendarmería. El ministro del Interior ya sabía que la Policía Federal no era un instrumento fiable. Depurar la Federal era, es, una necesidad sistémica; después de todo, se trata de la institución que mejor librada salió –por el momento– de la restructuración impuesta a las FF AA y la Bonaerense. Democratizar la Federal no equivale a dejar fuera de servicio a una camada de oficiales superiores. Un cambio de orden requiere algo más que un cambio de jefes. Dicho de un tirón: el control de la institución no puede evitar una inquisitiva mirada de la sociedad civil y de sus propios subalternos. Es decir, otra política de seguridad, como parte de otra política nacional.

Retomemos el hilo. La recuperación de la política no es, no puede ser, otra cosa que repensar los objetivos estratégicos. Con un añadido: estrategia hay siempre, se trata de saber si esta es la propia. Desde el momento en que el gobierno debió enfrentar la estrategia anterior, y efectivamente lo hizo, puede pensar que el enfrentamiento per se contiene una respuesta propia. Ese es el punto. Ganar las elecciones es la condición de posibilidad de una estrategia propia, pero no sustituye su existencia. Y por el momento, a lo sumo, podemos hablar de una en construcción.

El arco de partidos opositores firmó un pacto de no agresión entre sus miembros. El Peronismo Federal, el PRO, y todas las vertientes del radicalismo, lo integran. Ese pacto contiene una renuncia explícita: cambiar el viejo modelo. La estrategia propia es una mala palabra, y todos sus integrantes renuncian y denuncian a quien intente tan ambicioso proyecto. Por eso, entre los instrumentos requeridos para la victoria de 2011 está la enunciación de un nuevo proyecto sudamericano como soporte que articula la estrategia política nacional. Sin ese eje estratégico –donde la relación con los migrantes de los países limítrofes no es un asunto menor– la victoria electoral no aportará tanto. El oficialismo demostró que puede gobernar siendo minoría en el Congreso, incluir en el orden del día un programa estratégico cambiará la calidad del debate. Y de eso se trata.

domingo, diciembre 19, 2010

En España, botellón navideño.....

Grandes movilizaciones juveniles en Europa


Grandes movilizaciones juveniles en Europa; en España, botellón navideño

Miles de jóvenes celebran la Nochevieja Universitaria en Salamanca una semana antes(EFE)

El Reino Unido arde bajo la presión callejera de unos estudiantes enfadados por el incremento de las tasas universitarias. En Francia, los jóvenes pelean por las pensiones cuando no han empezado a trabajar aún, en Italia quieren expulsar a Berlusconi del Gobierno y en Grecia combaten el no futuro con la violencia. Más allá de los calificativos que queramos aplicar a tales movilizaciones, lo primero que deberíamos hacer es detenernos a constatar que existen, que la juventud europea está en la calle, peleando por cosas en las que cree, mientras que en España la participación de los jóvenes brilla por su ausencia.

La imagen que mejor sintetiza la diferencia entre un entorno y otro, señala Fermín Bouza, catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, la encontramos en el tiempo en que los estudiantes franceses se manifestaban para obligar a Sarkozy a retirar su Contrato de Primer Empleo mientras que los españoles montaban trifulcas callejeras porque no les dejaban hacer botellón. Una diferencia que podríamos explicar, asegura Bouza, por un problema de cultura cívica. “Hay países con mayor tradición de defensa de los derechos, como es el caso de Francia, y eso que hace que las movilizaciones estudiantiles sean más efectivas y tengan un impacto más importante en la sociedad”. Para Bouza, los jóvenes no hacen otra cosa que reflejar el grado de cultura cívica de un país y el de España es ciertamente bajo, en tanto “ya que aquí da apenas se valora la participación, la defensa de los derechos o la conciencia del bien común”.

Para José Manuel Sánchez Duarte, profesor de periodismo en la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, los jóvenes se mueven en una suerte de fatalismo que oscila entre la idea de fondo de que nada va cambiar y la sensación de que toda acción colectiva es una pérdida de tiempo. “Olvídate de ese joven que luchaba por su futuro, que quería mejorar las condiciones de vida en que vivieron sus padres. La gente es cada vez más crítica, pero no con el poder, sino con la movilización. Vivimos en una sociedad muy pasiva, en la que los jóvenes argumentan que no tienen tiempo para actividades reivindicativas”.

Esta actitud, afirma Cristina Manzano, subdirectora general del think tank FRIDE y directora de la revista digital FP (edición española), llama mucho la atención porque va contra el espíritu intrínseco de la juventud. “En las manifestaciones estudiantiles europeas pueden aparecer elementos irracionales, como ocurre en Grecia, pero es evidente que a través de ellas se está canalizando el descontento de una juventud que cree que tiene peores perspectivas que las que tuvieron sus padres. En España, los jóvenes, que son uno de los colectivos más afectados por el paro, ni siquiera hicieron bandera en la huelga general”.

Podría entenderse que esa desactivación es producto de un desplazamiento según el cual la juventud sería hoy mucho más individualista y pragmática, mucho más centrada en los asuntos privados que en los comunes. Sin embargo, eso nos llevaría a contar con una juventud muy activa a la hora de construir trayectorias individuales, de ascender rápidamente en sus profesiones o de tener mucha presencia emprendedora. Y tampoco es el caso, toda vez que ese desánimo que aparece en lo colectivo también se manifiesta en lo individual. “Una buena parte de la juventud española está muy dormida. Seguimos siendo uno de los países europeos con menor movilidad. Y a pesar de los Erasmus, salimos muy poco a estudiar fuera”, afirma Manzano, para quien esa actitud entre la resignación y la comodidad tiene algo que ver con el entorno familiar, que acoge a los chicos hasta muy tarde. “Mientras que un inglés con 15 años está pensando en irse de casa, aquí contamos con un amplio paraguas familiar que hace más llevaderas situaciones conflictivas. Hay condiciones laborales muy duras para los jóvenes, pero como tienen una parte de su vida cubierta por la familia, no sienten la necesidad de reaccionar contra ellas”.

Coincide Pablo Moreno, profesor de Economía y Empresa de la Universidad San Pablo CEU, para quien esta anestesia juvenil está en gran parte causada “por unos padres que han dado todo a sus hijos y que han querido que no les falte de nada. Pero al no educarles en el espíritu de sacrificio y al ser excesivamente proteccionistas, han provocado que se muestren pasivos y dependientes de sus familias y que no sientan la inquietud de luchar por unos ideales”.

La lucha por el ocio

También ha de señalarse que esa falta de reacción frente a las situaciones que les incomodan no ha tenido lugar cuando ha afectado a asuntos de ocio. Parece que la indignación que surge cuando se prohíbe el botellón o cuando se cierran pronto los locales de copas sí cristaliza en manifestaciones, pero no lo hace cuando se les restringen sus posibilidades de futuro, lo que no deja ser paradójico. Para Bouza, “la juventud aprende de su contexto inmediato y se aplica las enseñanzas que recibe. España es una sociedad cortoplacista, y ellos, también. Si quieren beber y se lo prohíben, aplican esa lógica hedonista que ven en sus mayores, enfadándose porque creen que tienen todo el derecho a ello. Es un síntoma más de la falta de educación cívica”.

Sin embargo, que esa mezcla de individualización, de impotencia y de reivindicación altiva del ocio constituya la tendencia imperante no implica ni que el colectivo juvenil sea uniforme, ostentando todos las mismas características, ni que podamos olvidar que en muchas ocasiones la juventud no es más que un espejo en el que se proyecta la sociedad en la que viven. En este sentido, bien puede decirse que los jóvenes no se han movilizado, pero los adultos tampoco; que quizá sean cada vez más individualistas, pero tanto como el mundo en el que se desenvuelven; y que esa sensación de que la participación en los asuntos comunes no sirve para nada no es exclusiva suya, toda vez que está muy arraigada en el conjunto social.

Pero, en segunda instancia, señala Duarte, tampoco debemos hacer abstracción de hasta qué punto los jóvenes son producto de la imagen que sobre ellos se proyecta. “Te machacan continuamente con la generación ni-ni, con que no sirves para nada, con que no te mueves y te lo acabas creyendo. Te haces una imagen de ti mismo en función de lo que los demás piensan de ti, de modo que si todos creen que eres un inútil, te lo acabarás creyendo. Y algo así está pasando con los jóvenes, a lo que se culpabiliza continuamente sin tener en cuenta que tampoco estamos ofreciéndoles herramientas críticas o potenciando sus capacidades para que actúen de otra manera”.

Además, afirma Duarte, hemos de tener en cuenta que los tiempos van en sentido contrario a quienes se muestran reivindicativos, y que muchos jóvenes que han tomado partido no han encontrado nada de lo que esperaban. “A lo mejor en otras épocas cuando miraban debajo de los adoquines encontraban la playa, pero muchos jóvenes hoy, cuando han levantado las piedras, no han visto más que ratas”. Aunque esa decepción, asegura Duarte, no debe servir para justificar la falta de combatividad a la hora de luchar por un futuro mejor, para ellos y para la sociedad en la que viven.

viernes, diciembre 17, 2010

Los monos de Rousseau


Es mi pintor preferido y quiero despegar un poco del mundo y desearles a todos,un FELIZ AÑO 2011

El texto de Juan Forn es inigualable.

Buen finde helado por el hemisferio ártico y calurosos dias de playa en los sures del sur.


Por Juan Forn

Picasso no permitía que nadie en su presencia se considerase más moderno que él, salvo El Aduanero Rousseau, que un día le dijo: “Somos los dos más grandes pintores vivientes, yo en lo moderno y tú en lo primitivo”. El Aduanero tenía entonces setenta años y Picasso veintipico, ambos exhibían obra cada año en el Salón de los Independientes (ese caótico artefacto inventado por los impresionistas para darle la espalda a la Academia: bastaba pagar la cuota para poder exhibir), pero la obra de Picasso era la más esperada y comentada mientras que la del Aduanero era incluida como un chiste. Dia-ghilev y Cocteau y Gertrude Stein tenían cuadros de Picasso colgados bien visibles en sus salones cuando recibían invitados. Los animales de la selva pintados por Rousseau, en cambio, iban a parar al cuarto de los niños en las casas de panaderos, pescaderos y verduleros de Montmartre, que le daban productos al fiado al Aduanero.

Todos conocemos la historia de Rousseau tal como la contó Apollinaire: el hijo de la pobreza que no terminó la escuela y fue a parar al ejército (por robar diez francos en estampillas a un abogado al que le hacía mandados), con el que partió hacia México a defender a Maximiliano y luego a la guerra contra Prusia y luego, por los servicios prestados a la patria, recibió un puesto como inspector de provisiones en uno de los accesos a París (de ahí el apodo de Aduanero), donde empezó a pintar sus cuadros en sus ratos de descanso, hasta que un paisano suyo, el joven Alfred Jarry, se lo llevó a Montmartre, y allí se convirtió en un personaje del barrio, por los increíbles cuadros que pintaba (Apollinaire: “Las escenas que pintas las viste en México / un sol rojo ornando la frente de los bananos”) y por las increíbles fiestas domésticas a las que convocaba con invitación primorosamente escrita a mano (en la tarjeta anunciaba el menú, que solía ser una olla de ragú y un par de damajuanas de vino, y el repertorio que tocaría al violín, que parecía consistir de viejas canciones aprendidas en su infancia pero que en realidad habían sido compuestas especialmente para cada invitado, en los días previos a la velada).

Con el tiempo se supo que el Aduanero nunca había pisado México, que el lugar más exótico que conoció fue el invernadero del Jardín Botánico de París y el pabellón de animales disecados del Museo de Ciencias Naturales: de ahí vienen sus lujuriosas selvas y fieras y faunos y flores. Con el tiempo se supo también que, al llegar a Montmartre, Rousseau venía de ver morir a sus dos esposas y a todos sus hijos (menos una, que moriría poco después). El Aduanero que conoció el mundo, el delirante angelical que pintaba como niño y cantaba canciones de niño al violín en esas fiestas que parecían para niños, era un hombre que venía de sufrir esa terrible cadena de eventos. Según la definición habitual, Rousseau alcanzó la tercera edad sin salir de la infancia. Yo creo más bien que decidió vivir, una tras otra, las infancias que les fueron vedadas a sus hijos.

De una u otra manera, con el tiempo se hizo evidente que el Aduanero era un original, una de esas piezas únicas que irrumpen de tanto en tanto en el mundo del arte, alguien que no es hijo de ninguna escuela, de ninguna corriente, salvo de sí mismo: alguien que iba suavemente por un camino que nadie compartía con él y cuyas reglas de marcha desconocía, alguien capaz de lograr cincuenta tonos distintos de verde en un cuadro, de pintar la selva como si estuviese iluminada desde adentro. Diez años después de su muerte, cuando sus cuadros fueron rescatados de las casas de pescaderos y tenderos donde acumulaban polvo y colgados en las paredes de los museos (Picasso donó el primer Rousseau que tuvo el Louvre: el museo no sabía si aceptarlo; no quería hacer el ridículo; ha de haber sido un gran momento), el Aduanero se convirtió en lo que es hoy, uno de los santos patrones de lo onírico (de sus imágenes están hechos nuestros sueños: la pantera irrumpiendo de la espesura, el león que acecha a la gitana dormida en la arena a la luz de la luna).

Hay un cuadro suyo que se llama Los alegres farsantes: en un claro en la selva (lujuriosa, primigenia, como siempre en Rousseau), hay dos monos derramando el contenido de una botella de leche, mientras otros tres disfrutan la escena colgados de las ramas. Todo es armonía en la escena: reino animal y vegetal en perfecta confluencia, como en los tiempos preadánicos. Pero qué habrá querido decir el pintor con esa botella de leche, se vienen preguntando retóricamente desde hace décadas los expertos de Rousseau, para proceder a explicarnos que la leche es el símbolo de la abundancia y la fertilidad, que al Aduanero se le olvidó que en tiempos preadánicos la leche no venía en botellas, ya se sabe cuán encantadoramente naïf podía ser a la hora de plasmar sus metáforas o visiones oníricas o trances de infancia.

Cincuenta años estuvieron así las cosas hasta que, poco antes de morirse, un extraordinario escritor y profesor sureño recién jubilado llamado Guy Davenport, de visita en el Museo de Arte Moderno de Filadelfia, donde cuelga Los alegres farsantes, lo miró un buen rato y dijo que ésa no era ninguna botella de leche, sino un sifón (si se mira atentamente, en el pico de la botella se ve el percutor), que el río blanco no era ningún símbolo, sino un mero sifonazo, y que precisamente ese sifonazo sorpresivo era la causa del “gozo primigenio” que exhibían los “alegres farsantes” del cuadro. Dije que Davenport era un extraordinario escritor y profesor: en realidad tuvo que pasarse la vida enseñando porque nunca logró triunfar como escritor. Los años de enseñanza le dieron tal claridad a su manera de escribir, tan extraordinaria claridad, que los críticos no lo veían claro sino transparente: a los discípulos de Davenport que iban surgiendo sí los veían (y consagraban) pero a él no. De nada servía que esos discípulos dijeran, al triunfar, que lo habían aprendido todo de Davenport: los críticos se negaban a aceptar que lo que ellos no podían ver fuese cierto.

Un caso clásico. Yo creo que Davenport hablaba más de sí mismo que de Rousseau cuando explicó Los alegres farsantes. Según él, el destinatario de la mirada gozosa de los monos era, tenía que ser, uno de esos típicos expedicionarios ingleses (¿qué otro ser humano puede internarse en la selva con un sifón, salvo un british explorer que culmina cada jornada con un whisky con soda?). El inglés vuelve de mear en los yuyos y descubre que los monos le han robado el sifón y el rascador de espalda (nótese que uno de los primates sostiene también una de esas manitas talladas en madera que se usan para rascar la espalda). Ningún crítico de arte vio en esa imagen de la selva al expedicionario inglés porque el tipo estaba fuera de cuadro. Tan fuera de cuadro como estaba el pobre Davenport en esa otra imagen de la selva que es la literatura actual. Pero así son los críticos, lamentablemente: siempre se dejan distraer por la monería.