La fiesta popular en honor a Pachamama dura todo agosto Ana María Bertolini Es una de las ocho ceremonias religiosas del calendario andino, la más antigua de todas y, sin duda, la más larga: la fiesta en honor a Pachamama empieza el 1 de agosto y culmina el 31, en medio de incesantes rezos, bailes y cantos, cacerolas humeantes, mascadas de hojas de coca y regueros de chicha y caña, para alegrar el alma. |
Para los atacameños de la Puna chilena, el 1 de agosto, Día de Pachamama, es también su Año Nuevo: ese día comienza para ellos la primavera, que para el calendario oficial nacerá recién en septiembre. En un caso o en el otro, la principal agasajada es esta especie de Gea o Ceres sudamericana -o quizás más, puesto que Pachamama es Tierra, Tiempo, Cosmos y todo lo existente- a quien hay que "carar" (alimentar) y alegrar para que derrame sus bienes. El ritual incluye cavar un hoyo, donde se introduce la comida previamente cocinada en olla de barro, pan y dulces, abundante aguardiente, cigarrillos encendidos y hojas de coca. Las ofrendas y el pozo son ahumados con carbones, hierbas o aceites esenciales, mientras se invoca: "Cusiyá, Pachamama, cusiyá!", que significa: "Ayúdanos, Pachamama, ayúdanos!". Luego de rezar, bailar y cantar alrededor, el pozo y su contenido son cubiertos con una "apacheta" (montículo de grandes piedras chatas) que permanece como lugar de culto durante todo el año y que recién es reabierto el 1 de agosto siguiente para ser limpiado y vuelto a llenar. La ceremonia es un llamado para que Pachamama resurja de las profundidades, adonde se replegó durante el invierno: por eso, antes de empezar a arar la tierra, hay que mimarla para que despierte contenta y manifieste su fertilidad y poder. Se supone que, luego de comer y beber, desparramará feliz sus dones sobre la superficie: los árboles y semillas brotarán, el ganado se reproducirá y los malos espíritus serán enterrados por un tiempo. Esta diosa es celebrada por los pueblos orginarios del norte de Chile, Bolivia y Perú. Y en la Argentina, donde es Fiesta Nacional, por collas, diaguitas, quechuas, calchaquíes, wichis, tobas, qoms, tapietés, chorotes, aymarás, chiriguanos, lules, guaraníes y criollos, especialmente en Salta y Jujuy, pero también en la ciudad de Buenos Aires, donde han proliferado las apachetas y se estila -cada vez más- tomar una copita de caña con ruda en su honor, para asegurarse salud y buenas ondas. También se han adoptado los amuletos: en el tobillo, la muñeca o el cuello, se ata una lana blanca y negra hilada hacia la izquierda, y se lo conserva puesto hasta que se rompa. Este año, la "XVI Fiesta Nacional de la Pachamama de los Pueblos Andinos 2011", se celebrará durante todo agosto en diversos pueblos de Salta y Jujuy, pero tendrá su epicentro el sábado 6 de agosto en la salteña San Antonio de los Cobres. Además, entre el 2 y 3 de septiembre se realizará en Salta el "II Congreso de Comunicación Popular en Homenaje a Pachamama", organizado por la Facultad de Humanidades UNSA, el Movimiento Universitario Huellas, Cátedras Populares y las cooperativas La Minka y La Rodolfo Walsh. Según una leyenda, la diosa habita en el macizo del Nevado de Cachi (Salta) a 6.380 metros sobre el nivel del mar, en una de cuyas ocho cumbres habría un lago y una isla, donde un toro de astas doradas la custodia y emite nubes de tormenta al bramar. La veneración a Pachamama es la más antigua de la región andina sudamericana, hasta el punto que algunos autores la consideran anterior al culto a Inti, dios Sol de los incas. "En tiempos de los incas el centro divino cambió trasladándose al Sol, y el culto a Pachamama fue oscurecido y desplazado", explica Huaman Luis Alberto Reyes, en sus escritos sobre religiones indígenas. Pero con la conquista española, Inti fue reemplazado por el Dios cristiano y el culto a Pachamama adquirió fuerza. "Cuando Pizarro mata a Atahualpa, cuando el Sol es derrotado por el Dios de la Biblia, se produce un curioso fenómeno: por un lado, Inti es reemplazado con relativa facilidad por el Dios cristiano, que también es varón y tiene su dominio en los cielos"; y al contrario, "de las profundidades de la más antigua historia americana, reaparece el culto a la Pachamama", dice Reyes. Para la cosmovisión de los pueblos originarios, todos los seres vivos son sus hijos. Por tanto, la diosa no puede discriminarlos dándoles a unos alimento y salud y a otros hambre y enfermedad; de allí la idea de que la propiedad de la tierra debe ser comunitaria. Así, el culto a la Pachamama inspiró no sólo una visión ética y de justicia social, sino un sentido ecológico: los ríos, las piedras, el aire y las montañas también son parte de su familia y deben mantenerse aptos para servir a todas las especies vivientes. |
Ahora, además de la acusación particular, el Ministerio Público ha interpuesto un recurso de apelación ante la Audiencia Provincial, al que ha tenido acceso ABC. El fiscal pide que acepte su petición de que a «Ramón» se le imponga «la obligación de cumplir la medida de cinco años de libertad vigilada impuesta como complementaria a la medida de internamiento cerrado por ocho años».
Ramón Santiago Jiménez, vecino de Carabanchel, fue condenado el 13 de octubre de 2003 por el Juzgado de Menores número 5 por detención ilegal, agresión sexual y asesinato a ocho años de internamiento. Cuando cometió el espantoso crimen tenía 16 años. Tras seis en centros de menores cerrados (primero Los Rosales y luego el Teresa de Calcula), terminó de cumplir esa medida en prisión, debido a un cambio legislativo. Le quedaba, por lo tanto, el resto de medidas por cumplir. Sin embargo, el juzgado de Menores número 7 de Madrid dejó sin efecto tanto «la medida complementaria de libertad vigilada durante cinco años, como las medidas refundidas de internamiento en régimen semiabierto durante 18 meses y de libertad vigilada durante seis meses»; todas ellas, en el momento de su puesta en libertad, pendientes de cumplimiento sucesivo.
Completar la condena
El fiscal considera que debe cumplir los cinco años de libertad vigilada, puesto que «se trata de una medida complementaria a la de internamiento cerrado»; es decir, a los primeros ocho años. En otras palabras, que no se trata de un castigo distinto, sino que vendría a ser la segunda parte de la ya cumplida.
Y recuerda que la Ley establece que «las medidas de internamiento constarán de dos periodos: el primero se llevará a cabo en el centro correspondiente .... El segundo, en régimen de libertad vigilada».
Otra de las razones que esgrime el Ministerio Público es que el equipo técnico de la Agencia para la Reeducación y Reinserción del Menor Infractor coincidió en que «era necesario mantener esa medida, a fin de apoyar a Ramón en su inserción y adaptación social tras el cumplimiento de la medida privativa de libertad».
Ahora será la Audiencia Provincial la que decida, aunque el proceso puede dilatarse aún unos meses en el tiempo. La experiencia del primero de los menores condenados que salió a la calle, Rafael Fernández García, el famoso «Rafita», no ha sido nada buena. Le han detenido media docena de veces desde que puso el pie en la calle, la mayoría por robos. Y ahí sigue, en libertad. Él sí que cumplió tres años de libertad vigilada.
Aún quedan en prisión otros dos asesinos. «Ramoncín», con la misma condena que «Ramón», y «El Malaguita», el único que era mayor de edad cuando se perpetró «el crimen más vil», como lo calificó un fiscal.