El fracaso de los puercos que conducen este mundo
. |
Juan Disante
. | |||
Dice
una madre Palestina: “Mi hija se despierta en medio de la noche y
empieza a correr frenéticamente. Por eso tomamos la decisión de
aprovechar esta evacuación y salir corriendo, tropezando con muertos y
escombros".
Israel
movilizó a 83.200 soldados en ese pedacito de tierra Palestina, grande
como una provincia Argentina. Son más de 1.000 los muertos civiles
palestinos (más de tres centenares de chicos).
En
Beit Hanun murieron tres chicos de entre 12 y 16 años. Los alcanzaron
disparos de tanques israelíes cuando corrían para burlar a la muerte, a
esa edad tan pero tan lejana.
En Rafah un bebé de cinco meses murió en brazos de sus padres, también alcanzados por las balas.
En Rafah un bebé de cinco meses murió en brazos de sus padres, también alcanzados por las balas.
Cuatro
chicos palestinos murieron en Ashraf al Qudra cuando el ejército
israelí atacó el centro de Gaza City. Eran dos hermanitos de 7 y 8 años y
un primo de 10, en el barrio de Sabra. Jugaban en el techo del edificio
conde vivían hasta que les cayeron encima tres misiles.
En Khan Yunes una nena murió bajo un bombardeo. Tenía cuatro años.
Los
que sobreviven están aterrados. Se despiertan a la noche y corren
desesperadamente, como la hija de Ihad Atallah. Posiblemente no vuelvan a
dormir en paz en todas sus vidas.
En
una placita de la Franja murieron cuatro chicos de 9 a 11 años. Jugaban
a la pelota con una camiseta de Masut Özil, campeón mundial con
Alemania. Su camiseta, manchada de sangre y alquitrán en el barro de la
plaza, le licuó el alma. Tan lejos él y su alma de aquel holocausto en
busca de la pureza aria. Y de este genocidio, de esta masacre en la que
el escritor judío Amos Oz califica de “neonazis” a los colonos judíos
radicales de Cisjordania.
Las
Naciones Unidas están unidas para consolidar el poder de los poderosos y
la alianza de los impunes. Miran correr la sangre desde sus butacas y
cambian de canal a la hora de ciertos genocidios.
De
vez en cuando hay una “tregua humanitaria” en Gaza. Nadie dispara hasta
retirar a los muertos sembrados en las calles. Y sacar a la gente
aterrada de sus casas sin techo, de sus edificios en llamas. A los aún
vivos que emergen de los escombros.
Es en Gaza donde hoy se escribe el fracaso de los puercos que conducen este mundo.
Después de Gaza habrá que reescribir la ternura. Sobre la sangre y la muerte.
Después de Gaza escribir poesía será un acto de asco.
Después
de esta noche cerrada algún día comenzará a amanecer. Y habrá que
recrear, sobre los muertos, la poesía, los dioses, la tierra propia y la
vida.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario