PersecuciĆ³n del actor Guillermo Toledo
Guillermo Toledo es un actor que ha merecido carteles importantes en el cine y en el teatro de este paĆs. Su actividad pĆŗblica tiene que ver tambiĆ©n con su manera de ver la vida, la polĆtica, la sociedad, las relaciones laborales. Es una persona vehemente y pacĆfica, como un campesino del sur, firme en sus ideas, a veces inconmovible. Un hombre comprometido con el mundo en el que vive hasta las Ćŗltimas consecuencias, incluso en contra de su propia supervivencia, pues este es un paĆs muy poco comprensivo con las posturas que no tengan el consenso que se reclama para que coexistan el derecho al trabajo y el derecho a disentir. PaĆs que amenaza en cuanto dices no, o quizĆ” no.
En los Ćŗltimos aƱos, sobre todo desde que ocurrieron las manifestaciĆ³n contra la intervenciĆ³n espaƱola en la guerra de Irak, a Toledo, a quien su familia y sus amigos llaman Willy desde que era, como decimos en Canarias, un fisco chico, lo persigue la ultraderecha mediĆ”tica, que cada vez es mĆ”s amplia. Por lo que se ve, a esa derecha se le adhieren cada vez mĆ”s adeptos, y ahora a Toledo se le han echado encima, literalmente, tambiĆ©n los guardianes del orden, celosos de seguir pistas no absolutamente seguras para detener al actor de madrugada en virtud de una sospecha, que al parecer desatĆ³ la propia policĆa, segĆŗn la cual Guillermo y unos compaƱeros suyos de piquete habĆan irrumpido en un bar de LavapiĆ©s para ponerlo patas arriba, destruir su mobiliario y amenazar a propietario y a clientes la noche en que empezaba la huelga general.
Al principio se dijo (y era incierto) que el actor habĆa sido detenido, y la noticia corriĆ³ como la pĆ³lvora mientras Willy descansaba en su casa de Carabanchel. Pero fue tan fuerte el despliegue mediĆ”tico que, aunque eso no era verdad, la policĆa terminĆ³ haciĆ©ndolo cierto, y acudiĆ³ a buscarlo con nocturnidad para hacer verĆdico lo que hasta ese momento habĆa sido un bulo infundado. Cierta prensa lo dio por detenido, y no cejĆ³ hasta convertir su bulo en un hecho.
Y Toledo fue ingresado en un calabozo, a la espera de una resoluciĆ³n judicial que determinara si era para tanto. El juez ha dicho que no era para nada, que eso no ocurriĆ³, que Toledo no tenĆa por quĆ© estar en el calabozo donde estuvo. Ahora resulta que el propietario del bar no recuerda bien, los testigos se escabullen, y es el propio Toledo quien busca reparaciĆ³n a una persecuciĆ³n que ha tenido todos los visos de una vendetta que en algĆŗn momento tendrĆ” nombre y apellidos, o responsables institucionales.
QuerĆan un chivo expiatorio, alguien a quien clavarle flechas, y encontraron la fotografĆa del actor. LeĆ ayer en un periĆ³dico de tirada nacional esta perla: "Willy no es violento por llevar al extremo su manera de pensar, sino porque ha llegado al nivel de decadencia Ć©tica en el que se confunde el bien y el mal". ConocĆ muy bien al padre de Wily, un mĆ©dico de una generosidad legendaria, y de una Ć©tica que parecĆa de granito, y conozco a su viuda, que es otra persona de cuya rectitud Ć©tica se podrĆan citar muchos ejemplos; y conozco a Willy. Lo he visto reĆr, y dudar, y actuar, desde que era un niƱo; conozco su nobleza de roble, su capacidad para entender y discutir, y respetar.
He leĆdo de Ć©l, y he escuchado, las mayores atrocidades, como si fuera posible decir de cualquier persona cualquier cosa en base a suposiciones que vienen bien para cerrar un comentario o para montar una crĆ³nica. Ahora el asunto que ha servido para perseguirlo empieza a darse la vuelta, a estar, como se dice, sub judice, pues imagino que el actor emprenderĆ” acciones contra los que lo han acusado con migajas de las que han extraĆdo deducciones insidiosas. Pero el tĆ³pico (Willy es violento) ya estĆ” dando vueltas entre los comentaristas desaforados, y conviene avisar, pues termina la gente creyendo que todo el monte es orĆ©gano. LlegĆ³ a mi twitter un mensaje como si fuera un eslogan: "No soporto a Willy". Y otro. "He visto la foto de Willy ser recibido como un hĆ©roe por sus compaƱeros". Triste paĆs que antes de pensar desenfunda y que se solaza acusando a todo aquel que no le gusta, aunque no haga otra cosa que existir.
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