¿HÉROE O VILLANO?

¿HÉROE O VILLANO?

sábado, octubre 23, 2010

GREMIOS,FUTBOL,POLITICA y muertos en Argentina

La mafia de los barrabravas

José María Otero

(Exclusivo del Boletín Argentino)


Fueron creciendo como los cardales en los potreros abandonados, en épocas difíciles para el país y cuando los ciudadanos estaban pendientes de sobrevivir por encima de toda otra preocupación. La proliferación de las villas miserias, sus cercanías con algunos estadios (San Lorenzo, Huracán, Racing, Independiente, Boca, Estudiantes y Gimnasia La Plata, todos los clubes del Gran Buenos Aires de segunda división, Rosario Central, Newell’s, Rosario Central, Unión y Colón de Santa Fe, etc.) sirvieron de caldo de cultivo para incrementar esa masa que surgió en los años de plomo y que sucedía a los violentos que siempre existieron en nuestro fútbol. Pero no con la ferocidad e impunidad actual en la que se pelea por dinero, poder y tener acceso a grupos de choque que trabajan indistintamente para fuerzas políticas, sindicales, policiales y mafias de todo tipo.

Que cuentan con abogados poderosos de sus mismos protectores. Matarse entre ellos es una de las alternativas para llegar al control de la barra fuerte: la que comercia con entradas, drogas, viajes, porcentajes en transferencia de jugadores, aprietes a técnicos que los dirigentes pretenden que se vaya sin pagarles, titularidad de algunos futbolistas que pagan por esos servicios, recitales, colocación de técnicos amigos que pagan los servicios... Y que pueden incluso organizar por encargo hasta la recepción triunfal a Maradona en el aeropuerto de Ezeiza, después del papelón de la Selección Argentina en el Mundial de Sudáfrica.

Detrás de todo eso hay dinero. Hay poder. Los barrabravas de Boca pueden controlar por ejemplo, la seguridad en los recitales de Serrat y Sabina en la Bombonera. Para ello disponen de una organización que cubre varias cuadras a la redonda y perciben un porcentaje importante de la taquilla. O los autobuses turísticos que traen durante la semana a los visitantes para visitar y conocer la Bombonera y su sala de trofeos.

O en el caso de los rojinegros rosarinos, manejar todos los futbolistas de las inferiores de Newell’s, incluyendo varios del primer equipo, como sucedía con “El Pimpi” –aliado con el ex presidente López-, que finalmente luego de varios enfrentamientos a balazos con la banda rival fue ultimado como si estuvieran en la Chicago de los años 30 o en la Sicilia de siempre.

O en el enfrentamiento de los barras de River por el liderazgo de “Los borrachos del Tablón”, los que tienen mayor poder dentro del club y que, a diferencia de las otras entidades, está integrada en su cúpula por gente proveniente de familias de clase media alta. Lo que no impidió el asesinato a balazos de Martín Gonzalo Acro, a plena luz del día, en agosto del 2007, por parte de la fracción que lideraba Alan Schlenker y que finalmente se quedó con el aparcamiento de los coches, las parrillas del club, el gimnasio, la confitería, las entradas, los viajes, e incluso el merchandising que venden en las mismas instalaciones. Sus jefes son patovicas, conocidos en los boliches chetos de la noche y uno de sus capos vive en Las cañitas. Entrenan sus cuerpos en el mismo gimnasio de River, son alrededor de 50 y usan pelo corto. Las barras de Boca, River, Rosario Central y Newell’s son consideradas por los organismos de seguridad como las más peligrosas, pero en realidad lo son todas.

Capacidad de desplazamiento

Una de la que tiene más capacidad de movilización es la de Rosario Central. La barra denominada Los Guerreros son unos mil hinchas y ha ganado varios combates contra la de Boca, lo que ya es decir. Rosario es un territorio de frecuentes enfrentamientos entre integrantes de estas patotas. La enemiga de Los Guerreros (Antes se llamaban los Chaperos y al dividirse y ganar una fracción la batalla, pasaron a usar la nueva denominación) que fueron desalojados de su posición, en una emboscada se enfrentaron a balazos con el nuevo jefe: Andrés “Pillín” Bracamonte y le dejaron el recuerdo de varias balas en su pierna derecha. Están ubicados en el tercer puesto en agresividad y número detrás de las de Boca y River.

Raúl Gámez que fue presidente de Vélez y dirigente de AFA contaba que había descubierto que varios integrantes de la barra de Vélez vendían droga en la Confitería del Club. Los denunció en la Comisaría, que destinó dos agentes a vigilarlos. A los dos meses, los policías habían establecido una sociedad con ellos. En Independiente, la barra “Los diablos rojos” tiene relación directa con Hugo Moyano y de allí se entienden algunas cosas que suceden en actos peronistas o sindicales donde intervienen integrantes de esta barra. Como acontece en La Plata con los de Estudiantes y Gimnasia, también muy violentos cuando tienen que cumplir algún encargo fuera del fútbol y obedecen a consignas políticas. O la de Chacarita Juniors que respondió durante años a Luis Barrionuevo. En 1988 fueron el brazo civil de los carapintadas cuando se alzaron contra Alfonsín. Y cuando se impugnó la candidatura de Luis Barrionuevo a gobernador de Catamarca porque no tenía la residencia necesaria en la provincia, produjeron situaciones de violencia en diversos lugares de Catamarca obligando a la suspensión de los comicios. Siendo Intendente de Morón Juan Carlos Rousselot se aprovechó de la barra brava de Deportivo Morón para suspender una sesión donde se rechazaba un plan de obras públicas que proyectaba realizar.

Políticos y barrabravas

Es tan importante el nexo entre políticos, dirigentes, sindicalistas, futbolistas y barrabravas que les permite a éstos asistir a todo tipo de eventos internacionales costosísimos y al Jefe de un sector de la barra de Independiente, conocido como “El Polaco”, ser guardaespaldas de Moyano. O a Menem conmutarle en 1993 la pena a un barra de San Lorenzo (Emilio Narváez) que había sido condenado por asesinar al socio boquense Saturnino Cabrera en setiembre de 1990 en la Bombonera. Muchos de estos hinchas trabajan en Municipalidades y secciones gubernamentales provinciales. Varios jefes de Los Borrachos del tablón que viajaron al Mundial de Alemania se alojaron en la casa de Martín Demichelis, ex futbolista de River e integrante de la Selección. El término “el aguante” tan de moda en el país en los últimos años, que hasta mereció un programa de TV denominado así, sobre las barras, surgen del “coraje” que manifiestan tener estos personajes para imponerse sobre sus rivales dentro del club o contra hinchadas adversarias.


El caso del joven Mariano Ferreyra, muerto en el enfrentamiento de los ferroviarios, involucra entre los que dispararon, a un barrabrava de Defensa y Justicia. Otro muestrario en definitiva de la violencia social y de las mafias incrustadas en el tejido social de Argentina y que incluso les permite dar clases de organización a barras de distintos países que asisten a cursos impartidos en Buenos Aires por “nuestros representantes”. Aquello de “la violencia engendra violencia”, debería servir de una vez por todas para entender que la violencia de Estado que estalló brutalmente en Argentina en aquella nefasta etapa del “Proceso”, con su secuela de torturas, robos de bebés, violaciones, arrebato de bienes personales, personas arrojadas desde los aviones, y todo tipo de aberraciones, sirvió de modelo y ejemplo a esta barbarie del siglo XXI. Aquellos polvos trajeron estos lodos. Ser barra brava es para algunos salir de la exclusión social, ser “alguien”, aspirar a codearse con “gente importante”. Y la raya social que separa al orden del delito se va haciendo así, cada día más porosa.

No hay comentarios.: