¿HÉROE O VILLANO?

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domingo, noviembre 06, 2011

Dólar, deuda externa, fugas: la edad de oro liberal

Por Norberto Colominas
A la pobre Susana Giménez, que --según declaró a la AFIP-- gana solamente $ 50.000 por año, no le quisieron vender dólares. Eso es por no proteger a los pequeños ahorristas, porque, vamos, ¿qué le costaba al Banco Central hacerle el gusto a la conductora más exitosa de la TV local, que como todo el mundo sabe vive de sus ahorros? Es mentira que tenga un chalet fastuoso en el barrio más exclusivo de Miami y un Rolls Royce blanco descapotable en el garaje. Y también que una SRL millonaria de su propiedad le consiga unos contratos que harían palidecer a más de un ejecutivo extranjero.

El dólar ya forma parte de la cultura nacional, como el asado, Gardel, el fútbol, Fangio, el tango y las vacaciones. Nada nuevo. Lo diferente, en todo caso, es que últimamente a los muchachos se les fue un poco la mano y ya se llevaron afuera más de 20 mil millones sólo en los primeros diez meses del año. En tanto los brasileños, que son atrasados, lentos y no forman parte, como nosotros, del Primer Mundo, piensan en reales, gastan en reales, ahorran en reales. Bueno, ya evolucionarán.

Los dólares que se van al exterior salen de las reservas, o mejor dicho, no pueden formar parte de las reservas precisamente porque se los llevan del país.

En tiempos de Martínez de Hoz y de Cavallo (25 años) el sistema funcionaba así: el ministerio de Economía obligaba a Aerolíneas Argentinas, por ejemplo, a tomar un crédito en dólares. Ese dinero nunca llegaba a la empresa porque ingresaba directamente en las arcas del Banco Central, donde era vendido 1 a 1 a quien quisiera comprarlos, sin límite alguno. Para colmo, cuando llegó la hora de las privatizaciones el principal argumento del menemismo fue que esas empresas estatales eran deficitarias…

Así se fueron del país en menos de veinte años unos 200 mil millones de dólares, es decir, más que el total del pico más alto de la deuda externa. Sobre llovido, tres días antes del corralito los bancos extranjeros se llevaron a sus casas matrices más de 25 mil millones de dólares en efectivo, de lo cual hay elocuentes fotografías tomadas en Ezeiza que muestran camiones de caudales descargando gruesas bolsas llenas de dinero al pie de los aviones.

Ese fue el verdadero y gran negocio del cuarto de siglo liberal (1976-2001). Comprar dólares verdaderos con unos papelitos de colores que fabricábamos aquí. Y llevarlos a pasear por el mundo.

En esos tiempos, y por la lógica del 1 a 1, se importaba cada vez más y se exportaba cada vez menos. Así crujieron las fábricas, los empleos industriales, los salarios, el consumo y en consecuencia se redujo el mercado interno. ¿Cuántas personas realizaron ese pingüe negocio? Algunos centenares de empresas, algunos miles de individuos. No más.

Las recientes medidas dictadas por el Banco Central intentan ponerle un límite a ese despropósito. Debería excluirse de sus restricciones a los ahorristas que compran dólares para irse de vacaciones, por ejemplo, por un monto no superior a $ 20 mil al año. Esta distinción es importante porque la mayoría de los compradores de dólares (que los adquirían con plata negra) realizaban una doble exacción: en la misma maniobra fugaban dólares y evadían impuestos.

Por vía de sus principales medios de intoxicación el establishment puso el grito en el cielo: ¿Cómo se atreve el gobierno a meter la nariz en el más rentable de nuestros negocios? Bueno, señores, si esta presidenta, que acaba de ser reelecta con el 54 por ciento de los votos (lo que convalida y ratifica una gestión iniciada en 2003), no puede inmiscuirse en los negocios turbios del sector más concentrado de la economía, ¿quién podría hacerlo?


Suponemos que este es el capitalismo malo ,el anarcocapitalismo al que se refiere la presidenta.
¿Me pueden dar ejemplo de capitalismo bueno?

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