¿HÉROE O VILLANO?

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martes, junio 12, 2012

prohibido comparar a Cristiano o Messi con este deportista de verdad

Teófilo Stevenson: los puños de Cuba

 

Guillermo Nova | La República | La Habana
Si algún deportista definía bien el modelo deportivo revolucionario cubano ese era Teófilo Stevenson, tres veces campeón olímpico prefirió el cariño de sus compatriotas que recibir millones de dólares por saltar al boxeo profesional.
Hijo también de un púgil originario de la antillana San Vicente, un día el maestro de la escuela de Stevenson llamó al padre y le dijo que lo mejor que podía hacer con el niño era enviarlo a un gimnasio, porque se peleaba con todo el mundo.
Los comienzos no fueron fáciles, perdió 14 de sus primeras 20 peleas, pero ese niño nacido cerca de un central azucarero no se desanimó fácilmente, quería escribir las primeras páginas de la historia del deporte amateur en Cuba.
Con tan solo catorce años disputó su primer combate en la división de los 71 kilos, dos años después se coronó campeón nacional juvenil y en 1979 conquistó su primer título internacional en el campeonato centroamericano celebrado en La Habana.
Cuando empezó a funcionar la Escuela Cubana de Boxeo, su principal maestro fue el cubano Alcides Sagarra, pero también le enseñaron tres soviéticos, Vasili Romanov, Andrei Chervonenko y Evgueni Ogurengkov, bajo la supervisión del alemán Kurt Rosentil.
Las primeras derrotas ante Bernd Anders, de Alemania Democrática, el checo Peter Sommer o el norteamericano Duane Bobik, le sirvieron, con los años incluso llegó a decir, “nunca perdí, porque de cada derrota saqué una enseñanza”.
El tiempo y el esfuerzo le dieron la razón,  con 25 años se coronó por primera vez campeón olímpico en Múnich’72 y mundial, y desde entonces no dejaría de acumular títulos que le convirtieron en el mejor púgil aficionado de la historia: Montreal’76 y Moscú’80 y varios mundiales.
También fue triple campeón como mediano y mediano ligero y tricampeón mundial en La Habana’74, Belgrado’78 y Reno’86. A esto se suman los títulos de bicampeón centroamericano y del Caribe en 1974 y 1982, fue seis veces campeón de los centroamericanos de boxeo entre 1970 y 1977. Su refinada técnica le permitía boxear en las tres distancias, muchos combates terminaban incluso antes del límite, pero nunca fue un púgil abusador con los rivales de menor categoría, no era un boxeador de excesos dentro del cuadrilátero.
Fuera del ring el combate era diferente, pero el pueblo cubano le perdonó incluso su afición por el alcohol, el compromiso que tuvo por batallar por sus compatriotas lo hizo ser uno de los deportistas más carismático y queridos en la isla.
Su heredero fue Felix Savón, también triple campeón olímpico, con tan solo 19 años se enfrentó en Reno a Stevenson, en aquel momento consiguió dominarle gran parte del guanteo, pero en la segunda ocasión le costó sufrir.
Segarra, entrenador de Savón, tuvo que entrar al cuadrilátero cuando el joven púgil tenñia ya un labio lastimado, se le acercó al alumno y le dijo, “puedes jugar con el león dormido, pero si se despierta, querrá comerte la cabeza”.
Teófilo Stevenson recibió varias ofertas de dinero para saltar al profesionalismo, pero su respuesta fue siempre la misma, ” no cambiaría un pedazo de la tierra de Cuba por todo el dinero que podrían darme, prefiero el cariño de ocho millones de cubanos”.
Hoy en día los deportistas cubanos siguen siendo un objetivo prioritario del mercado profesional, recientemente fue desarticulada República Dominicana una red que facilitaba las deserciones hacia Estados Unidos, por eso Cuba los cuida con celo, especialmente a los púgiles.
Hasta el punto que incluso una funcionaria cubana me advirtió hace tiempo que no perdiese el tiempo solicitando entrevistas a boxeadores, ahora creo que me quedó pendiente preguntarle a Teófilo Stevenson si
la vida da más golpes que el cuadrilátero.

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