¿HÉROE O VILLANO?

¿HÉROE O VILLANO?

domingo, junio 03, 2012

BOLETIN ARGENTINO

LA DEMANDA PARA VOLVER DE ESPAÑA

Desde 2011 hasta marzo de este año, retornaron más de 12 mil personas. El consulado de Madrid recibe unas 60 consultas por mes de gente que quiere volver, pero no tiene recursos. Piden asistencia de municipios y provincias.
Una desocupación cercana al 25%, aumento de la pobreza, falta de oportunidad para jóvenes, recortes en salud y educación pública, cacerolazos, asambleas populares, ajustes feroces. Crisis. Esa fue la razón por la que miles de argentinos emigraron hacia España a principios de siglo y es la misma (a las que se podría agregar un alarmante crecimiento en actitudes racistas hacia los inmigrantes) por la que muchos de ellos intentan ahora regresar al país.
Desde mitad de los años noventa que no se registraba un descenso de migrantes argentinos, y en menos de un año y medio la demanda para volver se triplicó. A principios de 2011 el promedio mensual era de 20 familias que oficialmente pedían al Consulado de Madrid volver de España, pero a inicios de 2012 el número creció a unas 60 que buscan retornar a la Argentina y no pueden hacerlo por falta de recursos. A esto hay que agregarle los consulados en Barcelona, Cádiz, Canarias y Vigo.

“La cifra es un poco mayor porque hay gente que no pasa por el Consulado. Además resulta difícil disponer de un número exacto respecto de las personas que retornan al país, puesto que no todos los connacionales residentes en el extranjero se encuentran matriculados o se presentan a realizar la baja consular”, explicó a Tiempo Argentino Matías Ezequiel Garrido, secretario general de la Casa Argentina de Madrid, donde reciben una media de cinco consultas semanales.
La información del Instituto Nacional de Estadísticas de España (INE) indica que en la actualidad residen allí 279.309 personas nacidas en la Argentina. En comparación con el 30 de septiembre de 2009, la cifra descendió un 10 por ciento.
Garrido mencionó un problema al que se enfrentan los compatriotas: “Los consulados no disponen de fondos propios ni de partidas presupuestarias específicas para afrontar repatriaciones. Cada caso es estudiado y enviado al Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, que es la última instancia que autoriza y gira los fondos para los repatrios.” A su vez no existe en la Argentina una organización, ni pública ni privada, que pueda servir de interlocutora a la hora de facilitar la reinserción. “Intentamos normalmente pedir la colaboración de los municipios o provincias de quienes nos solicitan asesoramiento sobre retorno.” Y si bien mantienen contacto y trabajo coordinado con la delegación consular argentina en España los recursos que manejan resultan insuficientes: “Según la Dirección de Argentinos en el Exterior de Cancillería el presupuesto de 2011 fue de 800 mil pesos para la atención de repatrios. Por eso pedimos mayor presencia de Presidencia porque la situación es dramática”, afirmó.
“La crisis económica desatada en los países desarrollados y la puesta en práctica de políticas migratorias restrictivas, entre otras la Directiva de Retorno de 2008 sancionada por la Unión Europea, han generado un mayor regreso de nuestros compatriotas”, señalaron a este diario desde Cancillería. En el caso de España, un número pequeño de ciudadanos argentinos (cerca de 3000) “optó por el llamado retorno asistido ofrecido por las autoridades españolas, por el cual el trabajador regular desempleado podía recibir un pasaje y el dinero del seguro de desempleo en dos cuotas: un 40% al inscribirse y el 60% cuando se encontrara en la Argentina, con el compromiso de no ingresar a España por un período de tres años. Aquellos que se encontraban en situación irregular no pudieron hacerlo y para muchos la opción fue el regreso a la Argentina, algunos abandonando bienes como departamentos hipotecados o automóviles adquiridos en cuotas por imposibilidad de pagarlos”. Y agregaron que “la Ley Nacional de Migración 25.871 establece beneficios para los argentinos radicados en el exterior que decidan regresar al país.”
Otro punto en contra para los argentinos que quieren regresar es la poca asistencia que se ofrece desde Europa. En el país gobernado por el conservador Mariano Rajoy, la ayuda de las entidades Cruz Roja Española, Cáritas España y de la Organización Internacional de las Migraciones ha disminuido drásticamente por falta de fondos. “La posibilidad de repatriación está limitada a casos de gran necesidad o penuria y en particular a mujeres solas con hijos menores a cargo, en situación irregular y sin ingresos”, contó Garrido.

Uno de los que decidió regresar ante la falta de oportunidades fue Sebastián Daniel López González, de 31 años, que actualmente vive en Ramos Mejía. Viajó a Madrid en mayo del 2002, junto su mejor amigo, y en 15 días consiguió trabajo para instalar aires acondicionado. “En 2009 la crisis nos afectó a todos, mi matrimonio va en picada y me separo. Me surgió la desesperación, qué hacer si no tenía nada. Sólo eran changuitas y hasta fui dos meses a Cáritas. Comía una vez al día, pesaba 20 kilos menos de cuando llegué. Hasta que hablé con la familia, me cuentan que están bien, que necesitan un chofer de pasajeros, y me vine.”
Gustavo Wissinger (45) y Mariela (40), en cambio, optaron por continuar en España hasta que la suerte cambie. Hace dos meses él consiguió una changa en construcción, por lo que debe viajar todas las semanas desde su hogar en Navalcarnero, ubicado a 40 minutos de Madrid, hasta Zaragoza. En su casa lo esperan sus tres hijos, todos españoles, y el pago de alquiler por casi 700 euros. “Le debemos al banco, al dueño de la casa”, resume Mariela. No la tienen fácil. La Cruz Roja española les ofreció costear los pasajes si antes pagan todas las deudas. Y sentencia: “Todo lo que está pasando ahora yo lo vi en la Argentina hace diez años y fue el motivo por el que me fui: la gente de 40 era vieja, no tenía opciones. Y hoy estamos exactamente en la misma situación. Esta es la última oportunidad que le damos a España.”   <

“Me vine porque siento que tengo algo que mostrar”
Cuando Gabriel Maugeri decidió irse de la Argentina para vivir en España, en 1992, tenía 27 años. Se imaginaba que podía convertirse en un cantante lírico y en el Teatro Colón había sido rechazado dos veces, “seguramente porque no tenía buena voz”, reflexiona ahora, de vuelta en su país.
Había cantado zarzuela, probó con la actuación, pero quería ser escuchado como Plácido Domingo. Eligió España “porque los mejores tenores de esa época eran españoles” y aterrizó en el aeropuerto de Barajas. Estuvo en Europa 20 años pero no se dedicó a la ópera: “Europa me presentó mi primera guitarra y me aproximó a la canción de autor, porque los profesores de ópera eran muy caros y se requería mayor formación”, le cuenta a Tiempo Argentino.
“El ’92, con los Juegos Olímpicos, fue el año de la explosión de Barcelona. Se invirtió mucho en la ciudad”, recuerda, y agrega: “Yo salía de Buenos Aires, donde en los colectivos viajábamos llenos, como latas de sardinas. Había paros de trenes y yo me tomaba el 79 en Constitución para terminar en Lomas de Zamora a cualquier hora. En cambio, en Europa los buses funcionaban a horario y no estaban llenos.”
Gabriel comenzó a probar con temas propios y covers de  Serrat, Sabina, Spinetta, Charly  y Fito Páez. Luego vio que otros lo hacían mejor, y allí encontró lo que le daría de comer en su nuevo territorio: el tango. “Es algo que a los argentinos se nos da de manera natural y a ellos les encantaba”, dice. Empezó con “Mi Buenos Aires Querido” y “Volver”, y fue ampliando su repertorio, incluso al folklore, lo cual le permitió trabajar  en fiestas privadas y algunos bares españoles.
Cada tanto, volvía a Buenos Aires a saludar a sus padres y comer un buen asado: “Tengo una lectura fragmentada. El corralito, Menem, Kirchner, Cristina. Una vez llegué y me dijeron que el presidente se estaba yendo en un helicóptero. Y estaba Cavallo, llorando, y mi vieja desesperada porque le habían quitado los ahorros de toda su vida… Había amigos míos que se iban a Israel, con los líos que había en Israel en esa época. Y hace cinco años, mi vieja me dijo que Cristina le pagaba una jubilación porque era ama de casa. ‘Una buena’, pensé, pero lo veía desde afuera.”
Hace cuatro meses que Maugeri decidió volver a Buenos Aires, con su novia alemana, a ver si puede mostrar en su tierra lo que aprendió en Europa. “Me siento más argentino que una alpargata”, asegura. “Me vine porque siento que tengo algo que mostrar.”

Esperando una ayuda
“Tenemos que ir tan lejos para estar acá.” La frase del tema “Plateado sobre Plateado” de Charly García se le mezcla a Jorge Javier González con el recuerdo de su Mar del Plata, y de esas huellas en el mar que como otros miles de compatriotas dejó acá por el 2001. Del otro lado del Atlántico, mientras la paradisíaca Mallorca le hace recordar algo de la lejana Mardel, Jorge cuenta que las “muchas” familias argentinas que retornan a la Argentina “son aquellas que no pueden esperar más la solución a la crisis española, que va para largo, y allá tienen adónde ir”, las que han agotado el paro (el seguro de desempleo) y los ahorros: “en muchos casos han tenido que recurrir a ONG para que los ayuden a volver. Otras aguantan mientras no las despidan.”
Algo similar a lo que vivía él en la Mar del Plata de abril de 2001, donde un cuarto de la población estaba desocupada. Javier no dio más y se fue. Sin papeles. “En diez días tenía trabajo. ¡Y había mucho trabajo! En toda España. Luego me dieron papeles y trabajé con todos los beneficios como cualquier español. Todo era fácil, coche nuevo, departamento propio, electrodomésticos, los bancos te llamaban para ofrecerte crédito.”
La película que estaban protagonizando tuvo su segundo punto de giro en marzo del 2009. “El día del primer despido. Cuando empezó mi crisis. Desde ese día trabajé muy poco. Hoy, a mis 54 años, las cosas se ponen difíciles en un mercado laboral tan chico con tanta gente buscando lo mismo.” Su idea es volver. “Espero que algún organismo o persona me ayude y una vez allá encontrar urgente trabajo. Todavía soy útil, con mucha experiencia. Pero ya me han dicho en el Consulado en Palma de Mallorca que no ayudan a retornar a los argentinos.”

“Argentinita, vuélvete”
Agosto de 2000, Adriana Bettoia, que hoy tiene 42 años y vive en Rosario, decidió viajar a Palma de Mallorca junto a una amiga: “Yo sentía más la necesidad de viajar por temas personales, jamás me faltó nada ni tuve carencias de nada. Y ahí nos quedamos.” Cuando llegó se encontró con calor y aguas turquesas, todo era nuevo y una aventura. A los pocos días, ingresó en una empresa de trabajo temporal “para averiguar” y le ofrecieron tres trabajos diferentes. A la semana ya era empleada en Spanair, ayudada por su ciudadanía italiana. La misma línea de bandera española que cerró hace poco, en una amarga metáfora de lo que iba a ser su desenlace personal. Todo le resultaba muy fácil y accesible, conseguir trabajo, un crédito hipotecario, comprar un coche, abrir una cuenta bancaria. Pero el sueño europeo tuvo fecha de vencimiento. “Cuando regresé a mi casa en Mallorca luego del cierre de Air Comet, el 21 de diciembre de 2009, la última compañía donde estuve, me encontré con la triste realidad, la crisis a raíz de los problemas mundiales pero también por la explosión de la famosa burbuja inmobiliaria. El poco trabajo que surgía parecía reservado únicamente para españoles. Y el rechazo a nosotros cada vez se iba incrementando, sobre todo cuando empezó la crisis. Cuando trabajaba en Barajas, el aeropuerto de Madrid, los pasajeros llegaron a decirme: ‘argentinita de mierda, vuélvete a tu puto país’, que si estaba ahí era porque aquí pasaba hambre.” Esto, sumado a “la falta de calidez humana, la dificultad para hacer amistades”, la hizo volver.
Dice que la Argentina está “un poco mejor” que hace algunos años. Pero la sorprendieron “comentarios ridículos y sin fundamentos sobre los que nos habíamos ido. Que nos quedemos allá. Una pena...”
Gustavo Sarmiento

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