UN PAIS DE VIOLENTOS/AS

Pueblo chico, infierno grande

Por Ricardo Roa

Si no fuese una tragedia atroz que una mujer mate a su esposo después de celebrar el Año Nuevo junto a sus hijos, las idas y vueltas de la Justicia y del gobierno de Río Negro serían una comedia de enredos .

El domingo en que Carlos Soria fue asesinado, el comunicado oficial habló de “ un accidente doméstico , debido a la manipulación de un arma de fuego”. Y esa misma tarde, después de un velatorio exprés, Soria fue sepultado.

Recién a la noche entró en escena el juez Chirinos. No fue importante lo que dijo sino lo que hizo: mantuvo en libertad a la esposa , Susana Freydoz, sin siquiera tomarle declaración, aunque era la única persona que estaba con Soria en el dormitorio. ¿Habría hecho lo mismo si en vez de la pareja del gobernador se hubiese tratado de una mujer común ? Ni hace falta imaginar la respuesta.

Al día siguiente apareció Sodero Nievas, el presidente del Tribunal Superior y también enemigo político de Soria, que lo amenazaba con un juicio político para que renunciara. Había secreto de sumario, Freydoz estaba encerrada con su familia y la teoría oficial era un accidente. Sodero pateó el avispero: dijo que había sido un asesinato .

En realidad, oficializó lo que todo el mundo decía. Reveló viejas disputas y una relación violenta en el matrimonio y hasta contó la confesión de Freydoz a un policía que custodiaba esa madrugada la chacra de los Soria: “No quise matarlo” .

Sodero siguió hablando el martes. Ventiló la supuesta doble vida de Soria y sobre la también supuesta homosexualidad de uno de sus hijos, dijo: “Esta segunda hipótesis no la tenemos todavía certificada”. Falta un detalle: él no está a cargo de la investigación . Pero le dio un vuelco definitivo.

Weretilneck, el nuevo gobernador, anunció que seguirá con el juicio político (Ver: Para el perito forense, la mujer era consciente cuando mató a Soria). Sodero no se achicó. Llamó a eso “tentativa de golpe de Estado” y lo acusó de imprimir “moneda falsa” con el accidente doméstico. Todo muy interesante, salvo que en el medio está el crimen de un gobernador.