¿HÉROE O VILLANO?

¿HÉROE O VILLANO?

viernes, julio 31, 2015

Haydée Milanés. Foto: Cortesía del artista
Un libro de Leonardo Acosta a medio leer (Un siglo de jazz en  Cuba, para más señas); unos cuantos discos agrupados cerca de un pequeño cofre con ribetes orientales, una computadora  en el centro y al lado una canción de su padre impresa sobre un papel. Es la habitación que Haydée Milanés acondicionó casi como un pequeño santuario para su trabajo. A solo unos metros está el cuarto donde duerme su hija de dos años. Espero sentado mientras la cantante da varias vueltas por la habitación para “comprobar que todo está en orden”. “Ser madre me ha cambiado la vida y no puedo dejar de estar  pendiente de mi niña”, me confiesa antes de dejarse caer en el sofá y comenzar la entrevista.
La canción de su padre no reposa en la habitación por una mera cuestión sentimental. Es una prueba de que llegó el momento  de rendir homenaje a quien considera su máxima influencia. “Estoy trabajando en un proyecto importantísimo para mí.  Después de grabar  va­rios discos me siento ya en el mo­mento  de hacer un homenaje a mi padre, que realmente ha sido fundamental para mi formación. Co­mencé a pensar en esto hace poco, porque desde el inicio de mi carrera traté de apartarme lo más posible  de mi padre,  porque quería que la gente me identificara como Haydée, no como Haydée, la hija de Pablo. Quiero darme el gusto de compartir con él, de hacer dúos. Toda la vida cantamos juntos en la casa y ahora quiero aprovechar eso y grabar sus canciones”.
Haydée es la misma en el clima informal de su casa que sobre un escenario. Habla como si pensara cada palabra, hace largas pausas y mueve inquieta las manos como quien quiere reafirmar el peso de cada frase. “Quiero rescatar algunas canciones de mi padre. Pienso  grabar  dos discos con esos temas y publicar el primero a  finales de año. Entre las canciones están temas suyos  poco conocidos como Te espera una noche de éxito;  A veces cuando el sol,  y poemas de José Martí musicalizados por él”.
Haydée, de 34 años, se enfrascó en este proyecto después de dedicarse por completo a la grabación del CD Palabras, de Marta Valdés. “Me siento muy satisfecha con el resultado. Fue un álbum muy sacrificado,  de mucho estudio. Este disco coincidió con mi embarazo, yo había tenido un hijo y la gestación es un mo­mento de enorme sensibilidad; eso me sirvió también porque se relacionaba con el estado que debía tener para trabajar en el disco. Es una música que ha cautivado a la gente, canciones que no envejecen por su calidad en las melodías, los textos, las armonías. Una de mis mayores satisfacciones con el álbum fue que las personas que vivieron  el máximo esplendor de estas canciones me dijeran que con mis versiones regresaron a esa épo­ca”.
En sus inicios algunos la increparon por su aparente timidez sobre el escenario. La joven cantautora, que ya alcanzó un sello muy bien definido en la escena local, atribuye esas críticas a los estereotipos con que se miran en ocasiones a las intérpretes cubanas. “Algunos tienen una idea muy errónea de lo que debe hacer una cantante cubana sobre el escenario. Piensan que debe gesticular, moverse, bailar. Yo soy cantante, me gusta sentarme al piano y cantar, no tengo que moldearme a esquemas. Quiero ser yo y he tenido muchas críticas por eso, porque la gente no ha sabido entender que tengo mi propio estilo. Pero pienso que con el tiempo han ido entendiendo eso y ya  disfrutan más  mis canciones”.
No hace falta agregar que desde niña ha estado en contacto con las raíces más profundas de la música cubana, un horizonte que se continuó afianzando con el trabajo junto a Marta Valdés. “Creo que existe una pérdida fuerte de la identidad. Por ejemplo, cuando Marta me mencionaba un compositor y yo le decía que muchos de mi generación no lo conocían, ella se molestaba y no po­día creerlo. El problema es que en su  momento importantes músicos cu­banos no obtuvieron el reconocimiento que me­recían y de ahí viene el vacío cultural que tenemos. Hay que escuchar a María Teresa Vera, Ar­senio Ro­dríguez, Miguelito Cuní y los  me­dios tienen que ayudar a recuperar ese repertorio”.
Haydée, que entre sus próximos planes está también el de  grabar un disco con músicos brasileños como Chico Buarque, reconoce la importancia de los intercambios entre músicos cubanos y estadounidenses a partir del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre ambos países. “Es un momento importante y en el terreno de la música puede ser muy positivo. Siempre ha existido una gran colaboración entre los músicos norteamericanos y cubanos, esa mezcla tan in­teresante entre dos culturas tan diferentes y similares al mismo tiempo, puede traer grandes frutos”, dice mientras me muestra Un siglo de jazz en Cuba.
“En este libro —agrega— Leo­nar­do habla mucho sobre eso y menciona incluso la teoría de que los cubanos hayan formado parte del comienzo del jazz en Estados Uni­dos. Existe una crisis cultural en el mundo por falta de espiritualidad, de creatividad, y este encuentro entre dos grandes culturas puede ser muy importante para traer nuevos aires a la música universal”.

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