¿HÉROE O VILLANO?

¿HÉROE O VILLANO?

domingo, octubre 16, 2011

ESTE NO SUFRE TANTO

Gabo Nazar

“Este país es el mejor para invertir”


El titular de la firma Cardón llamó la atención el jueves pasado, cuando en una charla que dio en el coloquio de IDEA, en Mar del Plata, le reclamo a los empresarios que dejen de fugar capitales. Sin ninguna veleidad política, Nazar defiende su manera de expresar sus ideas, “con el corazón”, dice, y señala sus gustos y disgustos con el kirchnerismo. Radiografía del hombre cuyas prendas visten a la presidenta y a muchos otros políticos.

Te felicito por tu discurso, por los huevos que tuviste”, le dijo un empresario de la construcción a Gabo Nazar, titular de la firma de indumentaria Cardón, que el jueves último indigestó a más de un empresario que escuchaba su exposición en el 47º Coloquio de IDEA, en Mar del Plata, cuando aseguró que “la clase empresaria argentina es una máquina de sacar plata afuera del país”. Con diferentes matices, ese mismo saludo se repitió varias veces en los menos de 100 metros que separan al salón de exposiciones del Sheraton Mar del Plata y el bar del lobby donde Nazar accedió a una entrevista con Tiempo Argentino. “Uno habla con el corazón, es la primera vez que me invitan, y yo le pregunté a Horacio Martínez (presidente del coloquio) si estaba seguro de invitarme a mí porque yo digo lo que pienso, no me voy a quedar callado o decir lo que la gente quiere escuchar, es lo que siento, es lo que me pasa, es lo que he vivido y es lo que leo”, aseguró.

–¿Y qué le contestaron?
–Martínez me dijo que quería hacer el coloquio de la libertad, de la diversidad de expresiones, y creo que lo logró, fue un coloquio diferente. Más allá de la frase sobre la fuga de capitales, planteó el optimismo como una piedra fundacional de una nueva Argentina, pero no soy el único, hay muchos empresarios jóvenes, como Martín Migoya, de la tecnológica Globant, que creen lo mismo.
–Convengamos que su discurso, por lo menos, sorprendió al auditorio.
–Pero eso siempre lo dije, y mis amigos me aseguran que escucharlo no es grato para los empresarios. Pero yo no digo estas cosas para ver si les gusta o no, sino que lo digo porque es la verdad. Y no es nada novedoso, sale todos los días en los diarios. Cada uno tiene derecho a hacer con su dinero lo que le plazca, pero esto es un problema cultural. En los ’90 discutía estas cosas, y el fenómeno continúa.
–Ya que habla de política, ¿en qué posición se ubica?
–Soy una persona que no ha militado, en mi juventud fui radical, fui radical de Alfonsín, me emocioné con los discursos de Alfonsín y me asusté mucho con todo el proceso del menemismo porque su modelo de gestión no era inclusivo sino que estaba basado en las privatizaciones, en el tipo de cambio y en el endeudamiento. Y tenían la apertura comercial externa irrestricta, que destruyó la industria nacional. No era un modelo con el que yo pudiera celebrar, y yo lo cuestioné mientras funcionó; ahora es muy fácil criticarlo. No soy político, simplemente soy un frustrado veterinario.
–¿Qué análisis hace del modelo kirchnerista?
–Cuestiono las cosas que están mal, pero eso no quiere decir que porque hay cosas para mejorar hay que decir que con este gobierno no se puede dialogar ni negociar, o que hay inseguridad jurídica y que por eso se llevan la plata afuera. Sí creo que hoy hay problemas, como la inflación y los subsidios, y esto me gustaría que quede reflejado en la nota, porque con la verdad no ofendo ni temo. De todas maneras, y volviendo al principio de la pregunta, hay empresarios ante los cuales hay que sacarse el sombrero ya que invierten en el país, les vaya bien o mal. Y ese es un mensaje valioso. Me parece que hay muchos empresarios que comparten esta visión, pero no se animan a decirlo. Y después están los otros, que coinciden conmigo en la idea, pero que sacan la plata igual.
–¿Por qué pasa eso?
–Porque tienen un miedo ancestral, pero no a este gobierno ni a Cristina, es una cultura, una tradición de poner un excedente a resguardo. Y yo digo, ¿a resguardo de qué? ¿En Europa está a resguardo? ¿En los Estados Unidos está a resguardo? ¿Tenía que ocurrir que la banca americana quebrara para que tomen conciencia que esto era un error? Entonces, el mejor país para invertir es la Argentina, está todo por hacerse en este país.
–Eso podría sonar a frase hecha…
–Lo vengo diciendo desde siempre, no para que le caiga bien a este gobierno. Yo creía que había que invertir ya en el gobierno de Alfonsín y en los que lo siguieron. El empresariado tiene que entender que las elecciones se ganan por voto popular, y por eso se tienen que acercar a los gobiernos. En el caso del gobierno de Cristina hay algunas instancias difíciles, porque este es un gobierno de convicciones fuertes, y también de algunos prejuicios, tal como los tiene el empresariado. Y lo que tenemos que hacer, entonces, es tratar de entender qué país queremos para nuestros hijos. La articulación público-privada es fundamental.
–La presidenta de la Nación usa ropa de su marca, ¿la conoce personalmente? ¿Cómo la describe como política?
–Sin duda, Cristina es una política brutal, en el buen sentido, tiene convicciones, liderazgo, y se puede discutir el estilo, pero tiene visión y vocación de estadista. Y esto se reflejó en las primarias de agosto, Cristina no sacó el 50% de los votos porque la vota un sector determinado del país o una región. En un corte transversal, ganó prácticamente en todos los distritos. Nadie puede negar esta realidad.
No tuve el placer de conocerla, simplemente sé que es clienta y que elige nuestra marca, como lo hacía Néstor Kirchner. De la misma forma, tenemos como clientes a la mayoría de los gobernadores del país. Pero aclaro que yo no hice ninguna estrategia para tratar de vestirlos. Simplemente se identifican con la marca porque se inspira en esa Argentina profunda, del interior.
–Usted conoce bien el sector agropecuario, ¿hubo allí también un apoyo a Cristina?
–Una parte del campo la votó, pero en algunos sectores del agro quedaron heridas abiertas porque hubo un enfrentamiento (por las retenciones) que para mí fue innecesario, y dejó gente golpeada en el camino de ambos bandos. Aunque es una herida que se tiene que cerrar, porque la identidad cultural de la Argentina tiene mucho que ver con el interior del país y con el campo. Aún con el éxito de este gobierno en las próximas elecciones, vienen cuatro años para seguir recomponiendo la relación con el campo.

Gabo Nazar creó la empresa el Cardón en el año 2003, empezó con el rubro textil fundando una marca que apuntó a un público con un gusto estético vinculado al campo, pero hoy se diversificó a los sectores de la construcción, de los alimentos, a proyectos inmobiliarios y agropecuarios. Los números de su empresa son impactantes: cerrará este año con ventas por $ 280 millones; en 2010 había facturado $ 12 millones, y en 2008 sólo $ 6 millones. Un verdadero suceso.

–¿Usted reinvierte en el país toda la plata que gana?
–Sí, yo no sé lo que es ahorrar afuera, sino lo que es ahorrar acá. El grupo Cardón siempre ha apostado y ha ido para adelante. Si no, no podríamos habernos diversificado tanto sin poner un peso. Yo quiero que encontremos en nuestro país las mejores condiciones para invertir, porque todos piensan en el dólar, pero el dólar sirve donde sea una moneda de cambio útil; en la Argentina, salvo que sea para un resguardo transitorio, no sirve para otra cosa. De todos modos, si mirás la serie histórica, el que quedó siempre líquido se equivocó. Lo mejor que se puede hacer con el ahorro es invertir en actividad productiva.
–¿Cuánta gente trabaja en sus empresas?
–En forma directa son 400 personas y en el grupo Cardón suman más de 2000 en forma indirecta. Estamos exportando a Uruguay, Paraguay, y estamos teniendo presencia en la moda del mundo. Pero queremos llegar a los primeros mercados, expandir la marca a Brasil.
–En uno de los paneles del coloquio, y en un discurso remanido, el propietario la empresa vitivinícola Arizu dijo que se está perdiendo la cultura del trabajo porque la gente prefiere vivir de un plan trabajar. ¿Qué opina?
–Yo creo que los subsidios tienen que ser transitorios, porque si se transforman en permanentes dejan de ser subsidios para transformarse en una subvención estructural a un determinado sector, sea este el sector del transporte, la energía, o el de los ciudadanos. Las ayudas sociales que este gobierno ha impulsado son muy buenas y necesarias, pero deben desaparecer lenta e inexorablemente. Hay que lograr el pleno empleo, y de calidad.

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