A la Volátil hay cosas que le dan mucho placer:
nadar desnuda, desayunar tarde el domingo, darle la vuelta a la almohada
y que esté fría o hacer pis cuando lleva tiempo aguantando. Y confiesa
que a veces se toca, que ha sido infiel y cornudísima y que la ponen
nerviosa los baños sin pestillo, las impresoras, que la gente coma en el
cine y que le venga la regla en vacaciones. Es una treintañera con
camiseta de rayas, menudita, simpática y muy, pero que muy expresiva.
Podría ser cualquier mujer de cualquier edad. Podría ser cualquiera,
hombre o mujer. «Álter ego exageradísimo» de Agustina Guerrero, dibujante argentina afincada desde hace 14 años en Barcelona, 'vive' en un blog, tiene 380.000 seguidores en Facebook y ahora se ha hecho libro: 'Diario de una Volátil' (Lumen). Leerla significa sonreír. Su creadora, admite, de jovencita mamó y creció con Maitena, su compatriota y todo un «referente que ha abierto el camino al cómic femenino y a este tipo de humor».
A Guerrero, de 32 años, la acompaña con novedad en las librerías otra heredera de Maitena, Dolo Beltrán (Barcelona, 1974), cantante del grupo Pastora y actriz en series televisivas y en teatro, que debuta en la viñeta con 'Pequeños desastres y otras alegrías' (de
la nueva colección gráfica de Principal de los Libros). Ambas obras
tienen en común el expresar sensaciones y pensamientos desde una franca y
cómplice visión femenina y el sacar punta a las cosas cotidianas y del
mundo y a temas como la relación de pareja, la edad y el sexo, la dieta,
la regla y la celulitis, las dudas e inseguridades..., todo tratado sin
complejos ni pudor y con humor y optimismo.
Ambas autoras,
además de ser fans incorregibles de Quino y de su Mafalda y de llevar
siempre una libretita para apuntar las situaciones que se les ocurren
para plasmar en las viñetas, comparten anecdóticos orígenes para sus
libros. Dolo Beltrán se recuerda de niña ya cantando,
pero lo del dibujo apareció mucho después. Fue con 20 años, durante las
aburridas horas de espera para actuar de figurante en la serie
'Dinamita' de Tricicle, cuando empezó a dibujar. «Me relajaba mucho y
seguí haciéndolo. Y ahora sentía la necesidad de hacer algo sola, al
margen de la música y la interpretación», explica la artista catalana,
que prevé una continuación y no descarta embarcarse en una novela
gráfica.
El origen de la Volátil es algo más
'trágico'. «Yo hacía diseño gráfico e ilustración y a la vez, con 28
años, coincidiendo con mi llegada a Barcelona y el inicio de la relación
con mi pareja, empecé un diario íntimo con la Volátil, como una
descarga de pensamientos y emociones, con cosas muy personales que nunca
pensé que pudieran interesar a nadie -rememora Guerrero-.
Y hace dos años, un día llegué a casa y me lo habían robado todo, el
ordenador y el disco duro externo. Me quedé desnuda, sin todo el trabajo
que tenía dentro. Pero me dejaron un ordenador viejo y la carpeta azul
donde tenía el diario íntimo. Y me dije ¿y si cuelgo una viñeta del
diario en internet? Y al ver en seguida la reacción y el entusiasmo de
la gente fui colgando una por semana y además del blog abrí la página de
Facebook».
PEZONES CENSURADOS / Red social,
que increíblemente la ha censurado cuatro veces -«¡Deben tener un
detector de pezones!»-, y que le permite el contacto con sus miles de
seguidores, la mayoría de toda Latinoamérica y de España pero también de
Australia, y no solo mujeres. «Por lo que te escriben ves que en el
fondo no somos tan distintos, que nos pasan las mismas cosas. Hay
hombres que me cuentan que soy como sus novias o que se identifican con
mi pareja, pero hay reacciones y pensamientos que son comunes a hombres y
mujeres. Creo que la gente se ve reflejada en ella».
NECESIDAD DE REÍR / Porque 'Diario de una Volátil',
en una viñeta puede hablar de la depilación y de enviar al novio a por
compresas, y en otra puede «tener lecturas más profundas y poéticas». Y
lo mismo ocurre con 'Pequeños desastres y otras alegrías',
donde no hay solo situaciones dignas de 'Sexo en Nueva York' o Moderna
de Pueblo. «No quise quedarme en lo del 'corazón partío' -aclara la cantante de Pastora-.
Hay dudas existenciales y reflexiones más generales sobre temas que me
preocupan. Creo que hay que reírse un poco del planeta y darle la vuelta
a las cosas. Y así, arañar sonrisas, en estos tiempos de crisis y
siempre». Guerrero comparte esa opinión: «Es importante reírse de uno
mismo y en el libro lo hago constantemente. Para mí, la mejor recompensa
que puede tener mi trabajo es que la gente se ría durante un buen
rato».
«Al principio la Volátil era extremadamente dulce, ahora
es más ¡neurótica y desquiciada!», añade la autora argentina, que en el
libro ha incluido un 30% de material inédito, no visto en la red (además
del blog y Facebook se prodiga también en Twitter e Instagram). «Aunque
hay ideas de amigas y amigos, sí es autobiográfico, sale mi pareja, mi
piso... La Volátil crece conmigo y ha acabado creando
su propia personalidad. Esa distancia hace que tenga menos pudor al
contar cosas tan íntimas porque es ella la que habla y no deja de ser un
cómic», confiesa la autora, que salpica sus viñetas de guiños, como el
colocar un libro de su admirado Liniers en la mesita de noche de la
Volátil, dibujar el muñequito que le regaló una buena amiga o los vasos
de agua con esquejes que suele recopilar para su pareja.
Aunque
el personaje tiene cuerda para rato, Guerrero, que sabe que «el público
infantil es muy exigente» y siente mucho respeto por él, tiene en mente
retomar un cuento para niños en el que trabajaba cuando le robaron el
ordenador. Estará protagonizado por un monstruito llamado Guilo. Nada
que ver con la Volátil. ¿O sí?
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