Nein! Griechenland wird nicht deutsch sein!
Por Luis Casado - Politika,
Chile
Los tiras y aflojas de la Unión
Europea bajo influencia alemana y el gobierno griego tienen fecha límite: el 30
de junio. Si Grecia cede, el dominio alemán no hará sino consolidarse... Mal
presagio para Europa y el mundo...
Un reciente libro de Jean-Luc Mélenchon, diputado europeo del Parti de
Gauche francés, desató un nutrido fuego de artillería de parte de quienes ven en
el modelo alemán el futuro de Francia y de Europa.
En “Le Hareng de Bismarck”, Mélenchon restituye la verdad a propósito del
éxito teutón y deja en cueros a Frau Merkel y a sus hordas de arrogantes
maestros que van a darle lecciones a todo el mundo.
Calificarles de arrogantes es poco. Conviene agregar insoportables y además
amnésicos. El caso griego ha puesto en evidencia la violencia con la que la
oligarquía alemana desea imponer sus puntos de vista en el viejo continente.
Mélenchon cita al diario Bild, que no duda en poner en primera página: “¡Griegos
fuera!”, o aún, más grosero, “Bild quiere las islas ¡por escrito!”, reclamando
que Grecia ceda su territorio insular en pago de la deuda pública.
Uno de los más desaforados provocadores ha sido Wolfgang Schäuble, el
ministro de Finanzas alemán, cuyo comportamiento con el gobierno griego ha sido
“odioso” según numerosos observadores citados por Mélenchon. “Grecia pagará”, es
su lema, mientras alza el mentón y golpea la mesa con el puño cerrado. Sin
embargo…
Fue Merkel, precisa Mélenchon, quién diseñó el plan de salvataje que hundió
a Grecia. Fue ella quién, en el año 2010, impuso el llamado al Fondo Monetario
Internacional, institución conocida por haber socavado y destruido más una
economía en el mundo. Merkel, una vez más, quién propuso poner a Grecia bajo la
tutela de la troika: el FMI, el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión
Europea (CE).
El gobierno alemán ha sido el más hostil a toda negociación, el más reacio
a buscar un acuerdo que le permita a Grecia proteger a su población, y encontrar
las condiciones de rembolsar su deuda sin mayores traumas. La deuda, en el
estado actual, es impagable. Quienes la contrajeron obraron la mano en la mano
con las oligarquías europeas, aportándole jugosas ganancias a los mercados
financieros. El BCE le pasa dinero a cero % de interés a bancos privados, y
estos le prestan plata a Grecia a tasas que llegaron a niveles escandalosos y
usurarios. El gobierno alemán se dio incluso maña para que 80% de los créditos
que obraban en manos de bancos privados fuesen cedidos a instituciones
financieras públicas. ¡No pierden nunca!
Y hoy, esta imperial declaración en Madrid del presidente de la Bundesbank
–Banco Central alemán– un ectoplasma llamado Jens Weidmann: “España no es Grecia
porque aquí se hace frente a los problemas”.
¿Cómo se dice cabrón, en alemán?
Que el señor Rajoy haga lo que le ordenan desde Berlín, es cosa suya y de
los españoles. Pero Alemania no tiene cara para criticar a los griegos. Los
alemanes son los especialistas del default –precisa Mélenchon– que practicaron
nada menos que tres veces en el siglo XX. La primera vez, después de la 1ª
Guerra Mundial, la segunda en 1953, y la tercera en 1990 después de la
reunificación.
En el año 1923 el default alemán se saldó con la reducción de los montos
anuales a pagar. En el año 1930, lo mismo, con un plazo ampliado a 59 años. En
1933, a su llegada al poder, los nazis rehusaron seguir pagando la deuda y las
reparaciones que Alemania le debía a todo dios. Y cuando invadieron a los países
vecinos, comenzaron por vaciar los cofres de cada Estado.
Con Grecia fueron aún más infames: obligaron al Estado Griego a pagar los
costes de la ocupación, y a acordarle al III Reich créditos que nunca
rembolsaron…
Después de la 2ª Guerra Mundial, en 1953, Alemania volvió a hacer default
sobre su deuda. Sus aliados le consintieron la anulación del 62,6% de su deuda,
y dejaron una parte para ser pagada cuando, hipotéticamente, Alemania se
reunificara. La deuda de antes de la guerra pasó de 22 mil 600 millones de
marcos a sólo 7 mil 500 millones. Y la deuda de la post guerra de 16 mil 200
millones de marcos a sólo 7 mil millones.
Este acuerdo fue firmado en Londres en el año 1953 por Alemania y 22 países
acreedores entre los cuales los EEUU, Francia, Gran Bretaña y… ¡Grecia!
El historiador de la Economía Albrecht Ritschl –citado por Mélenchon– dice
que cuando se produjo la ‘reunificación’ alemana, en realidad la anexión de la
RDA por parte de la RFA, “El canciller de entonces, Helmut Kohl, rehusó aplicar
el acuerdo de Londres de 1953 sobre las deudas externas de Alemania, que
disponía que las reparaciones destinadas a rembolsar los daños causados durante
la 2ª Guerra Mundial debían ser pagados en caso de reunificación.”
Mejor aún, “Los créditos obtenidos a la fuerza en los países ocupados
durante la 2ª Guerra Mundial y los gastos provocados por la ocupación no fueron
rembolsados. A Grecia tampoco.”
Estos son los rufianes que quieren tratar a Grecia como si se tratase de un
chiringuito en la playa. Ante la mirada atemorizada de los pusilánimes gobiernos
europeos, Francia incluida, que parecen inspirarse del triste trío que en su día
compusieron Daladier, Chamberlain y Lord Halifax.
Si –abandonada por los demás países europeos– Grecia cede, el IV Reich
podrá decir: Alle ist in Ordnung! Jawohl!
Lo que no presagiará nada bueno ni para Europa ni para el mundo.
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