Falleció Elsa Oesterheld, militante de la Memoria

A los 90 años, murió la viuda del creador de El Eternauta. La dictadura asesinó a su esposo y a sus cuatro hijas, pero se sobrepuso luchano por los DDHH. El recuerdo de su nieto.

La mujer que soportó la peor de las tragedias imaginables, que perdió bajo las garras de la última dictadura cívico-militar a su marido, a sus cuatro hijas y a sus dos yernos, y que se sobrepuso desde ese lugar de inenarrable dolor para construir, sencillamente, Memoria, Verdad y Justicia, falleció a los 90 años. Elsa Sánchez, la viuda del incomparable guionista de historietas Héctor Germán Oesterheld, creador de El Eternauta y víctima del terrorismo de Estado, murió a las 20 del sábado, como consecuencia de una enfermedad degenerativa que padecía desde hacía tiempo, y será enterrada hoy, a las 14, en el cementerio de la Chacarita.
"Se fue en paz. La encontramos dormida y nos dejó la tranquilidad de que debía irse porque había dado todo lo que tenía. Es la mujer que me crió tras la desaparición de mis padres", contó Martín Miguel Mortola Oesterheld.
La vida de Elsa estuvo atravesada por el dolor que golpeó a cada uno de los familiares de las víctimas de la dictadura. Héctor, su esposo, y sus cuatro hijas –Estela, Diana, Marina y Beatriz– fueron secuestrados por los grupos de tareas a raíz de su militancia en la organización Montoneros. Oesterheld fue capturado por efectivos del Ejército en abril de 1977 y trasladado a Campo de Mayo. Sobrevivientes de los centros clandestinos de detención aseguran haberlo visto con vida en El Vesubio, y se cree que lo asesinaron en la localidad de Mercedes.
Antes había caído Beatriz, en San Isidro. En julio de 1976, Elsa había logrado recuperar el cuerpo de la joven y darle sepultura, mientras el resto de la familia permanecía en la clandestinidad. Ese mismo mes, Elsa supo por el diario que Diana había muerto en Tucumán, en un supuesto enfrentamiento, cuando estaba embarazada de seis meses. Más tarde, en diciembre de 1977, murieron Marina y Estela, y con ella fue secuestrado Martín, luego entregado por los represores a Elsa para que lo criara.
En los últimos años de su vida, Elsa de Oesterheld se vinculó al trabajo de Abuelas de Plaza de Mayo, convirtiéndose en una ferviente militante de la Memoria. «

"La encontramos dormida y nos dejó la tranquilidad de que debía irse porque había dado todo lo que tenía."