¿HÉROE O VILLANO?

¿HÉROE O VILLANO?

lunes, marzo 14, 2011

del señorito al master(el cambio en España que prometía el PSOE)


Del señorito andaluz al máster en finanzas y del jornalero al mileurista

Cuando era un joven adolescente -allá por los años cincuenta del pasado siglo- me gustaba acompañar a mi padre, en los días que no tenía obligaciones escolares, a su trabajo. Era veterinario y el campo el lugar donde ejercía su profesión. Raramente atendía a perros, gatos u otros animales domésticos. Sus pacientes eran gallinas, vacas, ovejas, cerdos, caballos de rejoneo o toros de lidia. Huelga decir, por la índole de los animales que trataba, que vivíamos en una ciudad andaluza. Cuando nos trasladábamos en coche -un citroen 2 CV tipo furgoneta- hacia donde le esperaba la ardua tarea de vacunar a una numerosa piara de cerdos, que le mantendría ocupado durante todo el día, me iba informando de a quienes pertenecían las fincas que atravesábamos. Mira, Gerardo -me decía- esta finca es de fulano de tal. ¿Pero cuál -le interpelaba yo-, la de la derecha o la de la izquierda? Y el me contestaba: las dos; la carretera atraviesa la finca. Había veces que, cuando mi padre callaba durante un largo rato, yo le preguntaba que a quién pertenecía la que estábamos cruzando en ese momento y entonces el me respondía: es del mismo que te he dicho antes.

Este injusto reparto de la riqueza, de cuya existencia fui consciente en los viajes al campo con mi padre, y los comportamientos y actitudes que presencié entre los dueños de aquellas fincas -analfabetos “señoritos” a caballo con la copa de fino permanentemente en la mano- y las personas que trabajaban en ellas -jornaleros a los que pagaban un salario de mera subsistencia y a los que exigían sumisión total-, hicieron despertar en mí desde muy temprana edad una conciencia social que nunca me ha abandonado. Y, aunque siempre he mantenido la esperanza de que aquella situación -que más tarde pude comprobar no era privativa de Andalucía- cambiaría por el bien de la humanidad hacia otra en la que primase un mayor sentido de la justicia distributiva, este sentimiento no ha sido mínimamente satisfecho porque el avance durante estos largos años ha sido muy limitado e, incluso, en los últimos tiempos observo, con preocupación, una cierta marcha atrás.

La revista Forbes ha publicado hace pocos días el listado de las mayores fortunas personales del mundo que, a pesar de la crisis económica que padecemos, se han incrementado muy notablemente. Me he tomado la molestia de sumar las que corresponden sólo a las 50 primeras y ascienden a un billón 157 mil millones de dolares que al cambio representan algo más de 832 mil millones de euros (exactamente 832.146.000.000 €). Son cifras que marean, así que para hacerse una idea de lo que esta cantidad ingente de dinero significa; un dato ilustrativo. Los ministros de Finanzas de los países de la zona euro acordaron el pasado día 25 de febrero que el futuro fondo de rescate para socorrer a países con problemas de financiación -que deberá sustituir al que está en vigor hasta 2013- estará dotado con 500.000 millones de euros, lo que supone un fondo el doble del actual. Es decir, que el patrimonio de tan sólo cincuenta personas -que tienen nombres y apellidos conocidos- excedería con mucho el necesario para cubrir las eventuales necesidades de financiación del grupo de países más ricos del mundo. ¡Y este modelo de justicia distributiva, es el mejor sistema económico del que nos hemos sabido dotar después de miles de años de civilización!

Aquellos analfabetos “señoritos” que conocí en mi adolescencia tienen ahora máster en finanzas y los jornaleros se ha convertido en mileuristas ahogados por las deudas. Ha cambiado la estética pero el sistema sigue siendo sustancialmente el mismo. ¡Y no he dicho una sola palabra de las cuevas financieras donde los modernos piratas guardan a buen recaudo los tesoros provenientes de actuaciones irregulares, cuando no delictivas! Para otra ocasión quedará denunciar la existencia vergonzante, con el beneplácito de los gobiernos del mundo, de los paraísos fiscales.

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