¿HÉROE O VILLANO?

¿HÉROE O VILLANO?

miércoles, noviembre 03, 2010

EL DELITO DE SER CAMPEONES DEL MUNDO

Esto es historia

PorHernán Sartori - Juan Abraham


Los cuatro pibes de 80 y pico lucen su mejor sonrisa en Lavalle y Bouchard, una de las cuatro esquinas de la plaza Roma. El fotógrafo juega con sus rostros. “Tengo miedo de que se acabe el rollo”, bromea Oscar Furlong de tanto escuchar el “click” con el Luna Park de fondo. “Dale que no aguanto más a estos dos que se apoyan en mí porque están sin bastón”, lanza Ignacio Poletti mirando a Furlong y Omar Monza. Ricardo González ríe.

Ellos son la historia viva. Son cuatro integrantes del seleccionado argentino que hoy, hace 60 años, se consagró campeón mundial en el mítico estadio. La producción especial de Clarín, en un soleado mediodía porteño, arranca con estos inoxidables a quienes el poder militar buscó opacar. La reparación llegó recién en marzo de 2007 cuando el Estado les entregó diplomas de desagravio.

González (85 años), Furlong (83), Monza (81) y Polletti (80), ya en un almuerzo que dio pena terminar, recordaron la hazaña lograda el 3 de noviembre de 1950 junto con Juan Carlos Uder, Rubén Menini, Pedro Bustos, Jorge Nuré, Leopoldo Contarbio, Hugo del Vecchio, Vito Liva, Alberto López, Alberto Lozano, Raúl Pérez Varela, Osvaldo Venturi y Roberto Viau.

“Negro, ¿te acordás de que acá no había nada? -indaga Monza a González mirando una torre vidriada frente al Luna Park-. No pasaba por acá desde hace 30 años, desde que me jubilé”. Y los cuatro no pueden obviar los lugares de encuentro: “Siempre comíamos ahí enfrente, en ‘Nápoli’. O en ‘Corrientes 11’, donde estaban los mejores bifes de chorizo. Y cuando ganamos fuimos a ‘El Tropezón’, en Callao y Cangallo”.

Por el festejo de la gente, que caminó hacia el Obelisco con diarios encendidos, la de hace 60 años fue “La Noche de las Antorchas”. “Nosotros no lo vimos porque volvíamos a River, donde habíamos estado 60 días concentrados a puro compañerismo. Y eso que muy pocos confiaban en que seríamos campeones del mundo. Pero Argentina fue el que mejor jugó y si la final la hacían en River, se hubiera llenado”, asegura González.

¿Qué recuerdan del 64 a 50 de la final ante Estados Unidos?

Que ellos tenían grandotes que asustaban. No jugamos de manera brillante, como hubiéramos querido, pero ganamos (González).
Sobre todo por las ganas que el equipo puso en el final (Monza).

Entró Del Vecchio, metió tres o cuatro dobles seguidos e hizo la diferencia. Metió hasta un gancho desde la línea de libres (Poletti).
Nosotros jugábamos con la pelota de gajos y ellos, con una como las de ahora. En la final se negoció jugar un tiempo con cada una. Y nosotros les ganamos los dos tiempos (González).

Furlong fue el primer argentino tentado para jugar en Estados Unidos. No aceptó. “No fui porque quise llevar a mis amigos, je... Mirá vos, si hoy estaría activo hubiera ganado el año pasado con Kobe Bryant, ¿no?”, bromea el integrante del Salón de la Fama del basquetbol mundial, junto con González.

Para la época, la preparación fue de avanzada. “Nos daban de comer muy bien y teníamos dos médicos y cuatro kinesiólogos, algo inusual”, dice Furlong. Iban en el micro vestidos para jugar y volvían sin bañarse a la concentración. “Era lindo ir al estadio. Además subíamos amigos y familiares al micro en Retiro”, agrega González. “Y el día de la final el micro tuvo que subirse a la vereda y poner la puerta al lado de la entrada del Luna por la gente que había”, cierra Poletti.

Con Juan Perón fuera de la presidencia, el poder ocupado por los militares los inhabilitó como jugadores, en la práctica, en revancha por su actuación durante el peronismo. “Lo peor fue que diezmaron al básquetbol argentino”, resume González.

A la sobremesa ya se prenden hasta los dueños del boliche. Los oídos no pueden abandonar la charla. Es una lección de historia contada en primera persona.

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