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  • .El ex ministro de la Secretaría de Comunicación en el gobierno de Lula señaló que Brasil “es un país democrático que ha peleado mucho por alcanzar la democracia” y en esa línea remarcó que “aquellos políticos y medios de comunicación que están haciendo una ruptura democrática, que quieren un golpe de estado -aunque con una capa jurídica- no van a ser victoriosos”.


En una entrevista con Télam se refirió a los pedidos de juicio político que la oposición presentó al Congreso con miras de destituir a la presidenta Dilma Rousseff, a quien acusan de supuestos "delitos de responsabilidad". Para Martins, además de no lograr ese objetivo, la oposición y los medios “van a pagar un precio muy alto en los próximos años porque van a quedar con el sello de golpistas”.

El periodista y actual consejero del Instituto Lula visitó Buenos Aires para participar del seminario “Las Corporaciones Mediáticas y su Incidencia en los Procesos Democráticos Sur-Sur”, organizado por el Centro Internacional para la Promoción de los Derechos Humanos (CIPDH).

Su actividad lo ubica como referente en cuestiones de medios y democracias; “es interesante plantear que para la inclusión social, para la dignidad del hombre, y para el ejercicio de los derechos de los ciudadanos es fundamental tener una prensa plural, una prensa que no tenga siempre la misma opinión sobre todo. Es decisivo e importantísimo que haya muchas voces”, resaltó sobre la temática.

Para el ex ministro, los medios de comunicación en Brasil, especialmente la radio y televisión “tienen un sólo discurso: el de la crisis monumental, el del país que se va a hundir, el del fin del mundo, y dicen que para salir de eso es necesario el ajuste que disminuya una serie de cosas, cosas que son mejores para los trabajadores. Es una pelea dura”, resumió. Entiende que en este panorama el peor enemigo del gobierno son los medios de comunicación que junto con la oposición tratan de sacar a Rousseff del poder.

“El presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, (del aliado PMDB pero enemigo personal de la mandataria) tiene un pasado y presente muy discutible, pero ellos lo pusieron ahí para que pudiera sacar adelante el juicio político, y ahora hay documentos que muestran que él (Cunha) es el más corrupto, él encarna toda la corrupción”, remarcó.

Días atrás la Justicia inició una investigación contra Cunha cuando descubrió que el jefe de la Cámara baja tenía cinco cuentas secretas en Suiza en las que depositó dinero presuntamente obtenido de sobornos realizados en la red de corrupción que salpicó a Petrobras. Si bien el legislador negó las acusaciones, siete partidos presentaron una denuncia en la Comisión de Ética para que renuncie al cargo, y hasta la propia oposición comenzó a desconfiar del diputado.

Pero en lo que respecta al gobierno, Martins reconoce que Brasil vive “un momento muy difícil porque hay problemas económicos y hay errores políticos también”. En ese punto, explicó que en octubre pasado se ganaron unas elecciones presidenciales “muy reñidas” en las que “el pueblo votó una opción para profundizar los cambios y no aceptar retrocesos”.

“Luego del triunfo, el gobierno quedó callado y habló el otro lado, y la política, es disputa política. Hay que dar la disputa. Desde el gobierno no lo hicimos y eso sembró incertidumbre en muchos sectores especialmente en los sectores que votaron por Dilma, aunque creo que ahora ella cambió de actitud, está respondiendo más”, reflexionó.

Para Martins, el objetivo radica en permanecer unido frente a los embates. “Hay que entender que una batalla como ésta sólo se gana con el pueblo, y eso ocurre si uno explica todos los días al pueblo lo que está pasando. Creer que la verdad va a prevalecer sobre la mentira naturalmente es un equívoco; la verdad predomina sobre la mentira porque pelea con la mentira”, agregó.

Como ejemplo, mencionó que “Cristo peleó durante tres años y al final eligieron a Barrabas y no a Cristo”. “Es siempre así, si creemos que naturalmente la verdad triunfará sobre la mentira es un equívoco”, sentenció.

Parte de esos errores que menciona recaen en la forma de comunicar el ajuste fiscal propuesto por el gobierno en manos del ministro de perfil neoliberal Joaquim Levy, que desmotivó a petistas de primera hora, y que puso a la defensiva a los gremios y sindicatos, viejos aliados del gobierno.

“Uno tiene que hacer el ajuste, el problema es que el discurso no puede ser 'el discurso del ajuste' porque lo principal no es el ajuste, sino los cambios. Si para profundizar los cambios, si para seguir incluyendo, para que los sueldos sigan subiendo, para que el Programa Mi casa Mi vida sea más grande, yo necesito hacer el ajuste, se hará. Pero hay que explicarlo”, argumentó.

Suavizó enseguida su postura y subrayó que “en las últimas semanas el gobierno entendió que debe ser más pro activo y tener confianza en que el pueblo puede entender las cosas si tiene el liderazgo de explicarlas”.

“Hay una hipocresía monumental en la oposición, pero eso no quita que el gobierno tenga que mejorar. El tema es que no hay dudas de que el gobierno va a mejorar, y la oposición no va a mejorar porque está prisionera a un discurso de odio, de prejuicio, de antidemocracia. Quiere evitar la discusión de los programas políticos y sociales. No asumen que quieren retrocesos y evitan la discusión de fondo”, resumió.

Por último, remarcó con firmeza que “Brasil es un país muy grande, muy maduro, que sabe que no va a volver de la democracia al golpismo. No va a volver”, enfatizó.