Nudismo: ¿desde cuándo se va sin bañador a la playa?
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A finales del XIX nació el naturismo, un movimiento que llevó a muchas personas a desnudarse para recuperar el contacto con el medio ambiente tras la revolución industrial
Desde que nacemos, la ropa es una parte indispensable de
nuestra vida. Y es que, la utilizamos tanto para andar por la calle como
para disfrutar de un buen baño en la piscina o en la costa. Sin embargo, existen multitud de sujetos que, desde hace más de dos siglos, consideran que las prendas impiden el contacto del ser humano con lo que de verdad importa: la naturaleza. Estas personas llevan a cabo el llamado «nudismo», una práctica cada vez más popular que nació tras la revolución tecnológica de finales del SXIX con el objetivo de huir de un mundo excesivamente industrializado y recuperar la relación con el entorno.
«Estoy convencido de que todo el mundo quiere ser nudista, pero muchos no se atreven por
las convenciones sociales. Todavía tenemos que despojarnos de esa forma
de pensar y liberarnos, porque el nudismo te acerca mucho más a las
personas que se encuentran a tu alrededor», señala a este diario José Miguel Álvarez García.
Es nudista desde hace varios años, cuando se topó con esta práctica por
casualidad. «Un día unos amigos me invitaron a visitar Murcia y me
propusieron ir a una playa cercana. Yo fui como cualquier persona que va
al mar: con toalla, sombrilla y bañador. Pero al llegar me percaté de
que era nudista. En ese momento me sentí exactamente igual que cuando todo el mundo está vestido y tú sin ropa, así que me quité el bañador», completa.
Naturismo, el principio de todo
A pesar de que hoy en día se lleva a cabo principalmente en
las playas, el nudismo surgió como parte de un movimiento mucho más
amplio conocido como naturismo (el
cual pervive en la actualidad). «El naturismo es una filosofía que
tiene muchas ramas. Comprende, para empezar, la idea de que hay que cuidar el medio ambiente y la naturaleza. A su vez, considera que es necesario cultivar el cuerpo mediante el ejercicio para estar sano. También favorece la nutrición mediante alimentos naturales y aboga por la medicina natural. Es, en definitiva, una forma de vida», afirma, en declaraciones a ABC, Joaquim Planas, presidente del «Club Catalá de Naturisme» y vicepresidente de la «Federación Española de Naturismo».
En los poblados naturistas era obligatorio vivir todo el día sin ropa
Dos siglos de historia sin ropa
Para entender la causa que motivó la aparición del naturismo, es necesario retroceder en el tiempo hasta el final del SXIX. Corrían por entonces
unos años en los que las mejoras tecnológicas habían provocado la
llegada de multitud de inventos –como el motor de explosión- que
generaron una gran modernización de los transportes y favorecieron la
creación de maquinaria con la que llevar a cabo todo tipo de tareas.
Sin embargo, la modernización trajo consigo la destrucción
de cientos de puestos de trabajo. Precisamente los lugares en los que
más empleos se perdieron fueron las granjas y las plantaciones, algo que obligó a un imponente gentío a hacer el petate y poner rumbo a las ciudades. El objetivo: tratar de encontrar un empleo en las fábricas que estaban naciendo a pie de rascacielos.
Eran, en definitiva, días en los que la industrialización
copaba la vida de los ciudadanos. Fue entonces cuando hizo su aparición
el naturismo, un movimiento social que -mientras en las playas las
mujeres lucían bañadores hasta los tobillos por pudor- consideraba que era necesario mostrarse ante todos como Dios les trajo al mundo.
Esta práctica llegó a extenderse de tal forma en los años
20 que se crearon auténticos poblados en los que vivir bajo las premisas
del naturismo. De hecho, aquellos que aceptaban convivir en estos
«campamentos» debían pasar todo el día desnudos y hacer las tareas cotidianas –como ir de compras o preparar la comida- sin ropa.
«En los inicios se llegó a hacer vida nudista total. Se vivía y se
trabajaba desnudo –siempre que el tiempo lo permitía, porque eran
nudistas, pero no tontos-», afirma el también vicepresidente de la
«Federación Española de Naturismo».
Con todo, el naturismo y el nudismo fueron perseguidos en
varios países europeos. «La aceptación social estuvo relacionada y
condicionada por la cultura, ya que había por entonces diferentes
religiones y maneras de pensar que no aceptaban que hubiera unas partes del cuerpo que se pudieran mostrar sin pudor.
Esto provocó que, en los países donde estas ideologías influían en el
poder político, esta práctica fuera perseguida, anulada y se entendiera
como una actividad delictiva», añade Planas en declaraciones a ABC. Poco
después, la llegada de Hitler terminó de raíz con esta forma de vida
El nudismo llega a España
A lo largo del SXX, el naturismo se expandió por toda
Europa y no tardó en llegar a nuestro país, donde –en un principio- fue
bien recibido. De hecho, en España el nudismo no tardó en expandirse a
lo largo de la Península ganando miles de adeptos. Tal fue su éxito, que
se crearon incluso clubs de sol cuya cuyos miembros se reunían sin ropa y se editaron revistas y se rodaron películas relacionadas con el tema.
Era una práctica, en definitiva, que se dio a conocer muy rápidamente en el territorio hispano. No obstante, el crecimiento se detuvo cuando llegó la guerra, donde -en palabras de Planas- las libertades de los naturistas quedaron eliminadas.
«En esta época sí se práctico nudismo y naturismo, pero de forma
totalmente escondida. Personalmente conozco casos de personas que, desde
Cataluña, viajaron hasta Francia para seguir esta filosofía. Cuando en España cambió el régimen, volvió a resurgir», destaca el catalán.
El nudismo, en la actualidad
Con el paso de los años, la sociedad fue adoptando varios de los principios del naturismo (como hacer ejercicio o
comer alimentos naturales) hasta que la práctica terminó por
desdibujarse. No sucedió lo mismo con el nudismo, una actividad en alza
que, en la actualidad, se ha hecho popular entre la sociedad y suele practicarse en los momentos de ocio.
«El nudismo se ha convertido en algo lúdico que se hace en vacaciones»
José Miguel Álvarez García es, precisamente, uno de estos
nudistas que sólo pueden desvestirse de cuando en cuando debido al
trabajo: «El naturismo me gusta, pero en el mundo en el que vivimos es
difícil serlo porque implica muchas cosas más (ser vegetariano por ejemplo) que el nudismo, que es simplemente ir sin ropa. Además, el naturismo está peor visto por la sociedad. Si a la gente le dices que eres naturista te miran con recelo porque difieres en muchas cosas con ellos.
Por ser nudista no me he sentido rechazado. Es cierto que hay gente muy
cerrada que está en contra de ello, pero a la sociedad le suele parecer
simpático el hecho de ir desnudo por la naturaleza».
Las asociaciones naturistas
Con todo, desde asociaciones como la que representa Planas,
abogan también por llevar el nudismo un paso más allá y realizar
actividades que se alejen del simple hecho de desvestirse en la playa.
Así pues, organizan todo tipo de eventos que realizan desnudos tales
como dar paseos por el campo, montar en bicicleta, juntarse para comer o, simplemente, reunirse para charlar.
Además de organizar todo tipo de eventos para los miembros
de su grupo, las asociaciones naturistas buscan dar a conocer sus
actividades a la sociedad. El objetivo es sencillo: la población es más tolerante con aquello que conoce que con lo que desconoce. Por ello, se lanzan a explicar las bondades del nudismo.
Sin embargo, tanto Planas como García coinciden en que la
gran lacra de la sociedad para aceptar el nudismo es la cultura, la cual
ha establecido que el desnudo está ligado al sexo. Esta mentalidad provoca que, aquellos que se inician en esta práctica, la vean como «inmoral».
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