Las grietas del modelo
Claudio Katz
La economía argentina está ingresando en una nueva etapa. Los períodos de expansión sin obstáculos (2003-2008) y desajustes controlados (2009-2011) han quedado atrás y se verifica una erosión del modelo vigente. Los desequilibrios en curso empalman con impactos de la crisis internacional y por esta razón ya nadie habla del “blindajes”. A pesar de la continuada apreciación de las exportaciones, los dólares del superávit comercial se retraen y la situación fiscal se torna delicada.
Las tensiones actuales son significativas, pero no guardan ninguna semejanza con del descalabro padecido en el 2001-02. Tampoco tienden a desembocar en convulsiones de la magnitud observada en la periferia europea. Pero el contexto general se ha deteriorado y ya no presenta los rasgos favorables de los últimos años.
El ciclo ascendente de la última década obedeció a tres procesos convergentes: un inédito aumento de los precios de las exportaciones, políticas económicas expansivas y una gran recuperación de la tasa de ganancia. Esta última recomposición sucedió a un brutal ajuste con la consiguiente desvalorización de salarios y capitales. En pocos países se presentó esta combinación de circunstancias.
La simplificación neoliberal desconoce este diagnóstico. Atribuye la recuperación a la presencia exclusiva de condiciones externas óptimas y con esta visión unilateral difunde evaluaciones inconsistentes. Un día describen oportunidades históricas para la Argentina y al otro día pronostican una inminente explosión financiera, cambiaria o productiva.
La interpretación oficialista carga con equívocos de otro tipo. Suele retratar un milagro de políticas activas, abstraído del contexto global y de la rentabilidad objetiva que recuperó el capital. Por eso postula la vigencia de un esquema económico con virtudes intrínsecas para auto-generar crecimiento, recaudación fiscal y demanda. Esa mirada impide registrar los desequilibrios que emergen en la actualidad, como consecuencia de contradicciones gestadas por el propio modelo.
Las tensiones actuales son significativas, pero no guardan ninguna semejanza con del descalabro padecido en el 2001-02. Tampoco tienden a desembocar en convulsiones de la magnitud observada en la periferia europea. Pero el contexto general se ha deteriorado y ya no presenta los rasgos favorables de los últimos años.
El ciclo ascendente de la última década obedeció a tres procesos convergentes: un inédito aumento de los precios de las exportaciones, políticas económicas expansivas y una gran recuperación de la tasa de ganancia. Esta última recomposición sucedió a un brutal ajuste con la consiguiente desvalorización de salarios y capitales. En pocos países se presentó esta combinación de circunstancias.
La simplificación neoliberal desconoce este diagnóstico. Atribuye la recuperación a la presencia exclusiva de condiciones externas óptimas y con esta visión unilateral difunde evaluaciones inconsistentes. Un día describen oportunidades históricas para la Argentina y al otro día pronostican una inminente explosión financiera, cambiaria o productiva.
La interpretación oficialista carga con equívocos de otro tipo. Suele retratar un milagro de políticas activas, abstraído del contexto global y de la rentabilidad objetiva que recuperó el capital. Por eso postula la vigencia de un esquema económico con virtudes intrínsecas para auto-generar crecimiento, recaudación fiscal y demanda. Esa mirada impide registrar los desequilibrios que emergen en la actualidad, como consecuencia de contradicciones gestadas por el propio modelo.
He tenido un par de charlas en diferentes viajes a la Argentina con Katz,es quizás ,uno de los economistas más solidos de la izquierda ,junto con Alfredo Zaiat.
Critico con el kirchnerismo,plantea opciones diferentes desde la zurda.
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