Las playas de Cádiz, un edén a pesar de todo
Este verano se batirá el récord de visitantes en las costas gaditanas pero los servicios públicos siguen siendo insuficientes para atender a poblaciones desbordadas.
Las ventanillas bajadas para no morir asfixiados durante un trayecto de casi tres horas. Un Dos Caballos con el suelo picado que dejaba ver el ardiente asfalto de unas carreteras de infierno. Un mollete con manteca de lomo y un café negro a mitad de camino, antes de que apretase el sol de mediodía en la campiña.
Y después, el sprint final para cinco o seis vecinos de tierra adentro por alcanzar el paraíso:playas de arena blanca, olas salvajes, mareas cambiantes, aire fresco; vida de la buena, de la que ofrece oxígeno en agosto para casi todo un año.
Entonces no molestaba nada, ningún esfuerzo era excesivo y no se echaba de menos ninguna comodidad. Hace treinta años estos edenes no estaban al alcance de todos y no existía masificación en la Costa de Cádiz. Se hablaba de algo parecido en la Costa del Sol pero aquí no se esperaba nada igual ni en siglos. Pero todo llega y el interés por este destino sigue avanzando verano a verano.
Este año los touroperadores advertían ya desde antes de Semana Santa que las agencias tendrían que gestionar con éxito el ‘overbooking’ que se preveía en las playas de Cádiz. A la recuperación económica del viajero nacional que ha regresado en masa a estas costas se suma el turista internacional que busca aquí la tranquilidad política, social y económica que no encuentra en otros destinos de clima mediterráneo como Oriente Próximo, Norte de África o incluso sur de Italia. Cádiz se ha vuelto así un destino deseado, el ideal sin tener que realizar grandes travesías transatlánticas.
Este repunte en las visitas, en las pernoctaciones hoteleras, campings, albergues y apartamentos no se traduce en un refuerzo en servicios públicos, viéndose desasistida en muchos casos la población en la costa de Cádiz, especialmente en localidades donde se multiplica hasta por diez su población como Barbate, Chipiona o Vejer.
Cuando las administraciones públicas hablan de planes de verano o refuerzos de verano no se trata más que de un eufemismo para no reconocer en público que a duras penas tapan unos pocos huecos. En Sanidad, ya es conocido que se cierran plazas hospitalarias en verano, por no hablar de las consultas de especialidades. Los cinco hospitales públicos de Cádiz prescindirán de medio millar de camas en agosto, según señalan desde el sindicato de enfermería Satse.
Estos cierres se están realizando de forma progresiva desde el 1 de julio, coincidiendo también con las vacaciones de los profesionales sanitarios.Nada menos que 23 centros de salud cierran por las tardes cada verano, incluso en Chipiona donde se traslada buena parte de la población sevillana a vivir hasta septiembre. En Valdelagrana (El Puerto de Santa María) sigue habiendo solo un consultorio médico asistido por un médico y un ATS abierto hasta las 15.00 horas y donde se producen colas cada jornada de verano.
El SAS ha anunciado este viernes pasado la contratación de 63 personas (27 médicos, 22 enfermeros y 14 auxiliares) con los que pretende cubrir las vacaciones de la plantilla sanitaria de toda la provincia y atender correctamente en los puntos de mayor demanda. Es cierto que el esfuerzo ha sido mayor, ya que Salud contrata para este periodo a siete profesionales más que en el verano de 2015 pero también es un refuerzo insuficiente.
El presidente de la asociación de vecinos de Valdelagrana, Francisco Olmedo, da esta batalla de la asistencia sanitaria por perdida y se concentra en denunciar otras carencias. El principal escollo que encuentra a día de hoy en Valdelagrana es «el de los gorrillas, ya que después de que el Ayuntamiento suprimiese la zona de pago naranja esto se ha convertido en una batalla campal para quienes cobran por aparcar. La situación los fines de semana es esperpéntica». Olmedo subraya también que los dos servicios públicos, uno instalado en el Paseo Marítimo frente al consultorio y otro en la rotonda de Los Vientos (más conocida como la de los churros por vecinos y veraneantes), están cerrados a cal y canto, «aunque en su momento se vendieron como la joya de la corona».
El representante de los vecinos de Valdelagrana también señala aspectos positivos o puntos negros que han mejorado en este verano, como lalimpieza de las playas, el módulo para personas con minusvalías o la seguridad, ya que el Ayuntamiento de El Puerto ha trasladado un unidad de Policía Local «al menos durante unas horas al día».
En cuanto a la seguridad en la costa de Cádiz, y a pesar del plan de Turismo Seguro anunciado este año por la Subdelegación del Gobierno en Cádiz en el que se anunció un aumento del 17% en efectivos, el número de guardias civiles sigue siendo insuficiente, especialmente cuando se organizan grandes conciertos y se improvisan botellones en cualquier punto costero. En estos casos, se cubre el servicio con efectivos desplazados que dejan al descubierto la seguridad en otras localidades.
Los Caños
En Chipiona, que se transforma en un barrio de Sevilla, especialmente en La Laguna, viven algo similar que en Valdelagrana. Ya quedaron atrás aquellos meses de julio y agosto en los que cortaban el suministro de agua a toda la población a partir de las 20.00 horas pero tanto vecinos como veraneantes siguen sufriendo carencias en atención sanitaria, limpieza y otros suministros básicos.
En otro extremo de la costa gaditana, en Los Caños, a los problemas de falta de servicios se suma que muchas de las viviendas y negocios allí establecidos no tienen licencias ni pagan impuestos. Así, el presidente de la asociación de vecinos Cabo de Trafalgar, Ernesto Carmona, lucha contra los elementos. En la cala Varadero (antes conocida como Marisucia porque las mareas depositan allí muchas algas) contrataron hace ya cuatro años a una persona que limpia la zona durante cuatro horas al día. Carmona pide que el nuevo gobierno (PA) cobre al fin algún impuesto a vecinos y hosteleros y que cubra los servicios básicos. «Pero más allá de buenas palabras, no hemos notado cambios con el nuevo gobierno local», apunta el representante vecinal.
El colmo, los festivales de música
Por si fuese poco, al turismo familiar, al aventurero, al nacional o internacional se suma cada vez con más frecuencia la organización de grandes festivales de música en la costa gaditana, en plena temporada alta. Fue sonada lapolémica suscitada por la organización presurosa del Festival Cabo de Plataen el recinto ferial de Barbate el primer fin de semana de julio, con el permiso del Ayuntamiento, ahora en manos del Partido Andalucista, y al que le llovieron las críticas de la Junta de Andalucía.
A este se suma Alrumbo, que se celebra este fin de semana en Costa Ballena, y los festivales ‘Wall Fantasy’, ‘Wem’ y ‘Boelo Sun Festival’ que tendrán lugar en la Dehesa Montenmedio de Vejer de la Frontera entre el 2 y el 15 de agosto.
Nadie discute que la oferta musical es interesante pero está en seria cuestión tanto la seguridad como la conveniencia de realizar estos macro encuentros musicales coincidiendo con la temporada alta turística, cuando los servicios de Policía, Guardia Civil, Bomberos, Sanidad, están ya saturados con la llegada de viajeros. Las quejas de los vecinos no cesan, aunque tampoco han conseguido mucho más que hacer ruido.
El presidente de la Asociación de Vecinos Cabo de Trafalgar, Ernesto Carmona, asegura que precisamente el polémico festival de Barbate no ha afectado en nada a la vida de los vecinos de la costa pero señala el hecho de que «cuando se quiere se hacen las cosas, a pesar de tener a toda la Junta en contra» para indicar que ningún equipo de gobierno barbateño ha sido capaz hasta ahora de normalizar los servicios públicos en esta parte de la costa gaditana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario