¿HÉROE O VILLANO?

¿HÉROE O VILLANO?

sábado, junio 28, 2008

L O Q U E O C U L T A N E N EL C A M P O


El campo


Un poco de memoria inmediata


Las cuatro votaron contra la jornada laboral de ocho horas y a favor del trabajo “de sol a sol”. Las cuatro rechazaron otorgar un premio estímulo para que los trabajadores terminen la escuela. Las cuatro se opusieron a la entrega de ropa de trabajo para los peones. Las cuatro son las “entidades del campo”, aliadas ahora en la Mesa de Enlace contra las retenciones móviles y que llevan años de coincidencias a la hora de discutir las condiciones laborales de los trabajadores rurales. Así lo evidencia una recopilación de resoluciones de la Comisión Nacional de Trabajo Agrario, el ente que regula el trabajo en el campo y que integran empleados, empresarios y el Estado, en las que figura la oposición sistemática de las cuatro cámaras rurales a distintos avances en materia de derechos laborales. En los documentos, las cuatro apoyan en conjunto mantener las pautas del Régimen Nacional de Trabajo Agrario, sancionado en 1980 con las firmas de Videla, Harguindeguy y Martínez de Hoz.
Costos y ganancias del campo




Más de cincuenta mil productores reciben mensualmente la revista Márgenes Agropecuarios. Así comparan sus costos y conocen las novedades de insumos y tecnología en artículos escritos por los más reconocidos ingenieros agrónomos y economistas del sector. El informe al que accedió este diario incluye un relevamiento de su ejemplar de octubre de 2007, cuando se sembró la soja, y el de mayo, cuando se terminó de cosechar. En este trabajó se comparó la rentabilidad esperada al realizar la inversión, con la realmente conseguida luego del aumento de las retenciones y los costos, para los casos de una explotación pyme de la pampa húmeda y otra de Santiago del Estero. También se comparó la expectativa y el resultado de un campo de 2000 hectáreas en ambas áreas. En el relevamiento se analizaron las distintas rentabilidades teniendo en cuenta los costos para el caso de que los campos sean propios o alquilados. Por último, se realizó el mismo cálculo para los propietarios que en lugar de trabajar sus campos los arriendan. En todos los casos, la rentabilidad en el momento de la cosecha, con retenciones móviles incluidas, es superior a la esperada en el momento de la siembra.
Rentabilidad por hectárea
Un productor de 150 hectáreas de Santiago del Estero sembró esperando una rentabilidad de 203 dólares por hectárea. En el momento de la cosecha, aun tomando en cuenta los costos actualizados y ya con el nuevo esquema arancelario, su ganancia se elevó a 241 dólares, un 19 % más. Si además se presentó a cobrar las compensaciones, su renta se elevó a 349 dólares, un 74 % más que lo estimado al sembrar. A su vez, un productor de 2000 hectáreas en la pampa húmeda estimaba en el momento de la siembra una ganancia de 506 dólares por hectárea. Al levantar la soja, tomando en cuenta los nuevos costos y el aumento de las nuevas retenciones, consiguió una ganancia de 667 dólares, un 32 % más.
Lo que no mostraron las cámaras estos 100 días
Durante los últimos cien días, los argentinos asistimos al espectáculo de los cortes de ruta. Supimos, por los movileros y los formadores de opinión multimediática, de las demandas que “el campo” hacía en defensa de sus intereses sectoriales. Sin embargo, casi nunca se les preguntó a los “productores” por los números que nos permitieran dilucidar cuán pequeño, mediano o grande era cada uno de ellos, cuánto habían ganado con la última cosecha, si mientras piqueteaban en la ruta continuaban las tareas en el campo o si tenían peones contratados. Menos aún hubo alguna cámara que se alejara de las banquinas para mostrar qué pasaba tranqueras adentro, en las tierras de aquellos efusivos reclamantes. Hasta los pantagruélicos asados nos fueron escamoteados a los televidentes. Sólo se nos hizo visible el reclamo por la justa rentabilidad.Los que, definitivamente, permanecieron invisibles




Fueron los trabajadores rurales.




No se los vio por el piquete ni siquiera como actores de reparto. En ningún discurso de las entidades patronales que se arrogaron la representación de “el campo” fueron mencionados los trabajadores, ni siquiera en los de la muy progresista Federación Agraria. ¿Estarían trabajando? ¿Les habrían dado licencia porque había un “paro”? ¿O será que en ese idílico universo rural de pequeños productores que labran la tierra con su propio esfuerzo ya no quedan más peones?




Las multinacionales gambetearon los piquetes por el río Paraná




A río revuelto, ganancia de multinacionales. A las multinacionales exportadoras de soja, el conflicto del campo les pasó por un costado. Armaron un esquema para eludir los bloqueos de rutas. Gambetearon los piquetes por el río. Las compañías del polo aceitero duplicaron la importación de soja paraguaya en lo que va del año. Superaron los cuatro millones de toneladas, lo que equivale a más del 60% de toda la producción del país vecino. La soja guaraní llega a Rosario en esas balsas que se divisan en la hidrovía del Paraná como delgadas líneas flotantes que empezaron a verse con mayor frecuencia desde que el conflicto agropecuario trabó la comercialización interna de la oleaginosa. Las principales terminales exportadoras de la zona –que constituyen el principal polo del mundo en su ramo– procesan el grano y lo convierten en aceite, harina y pellets. Las mismas plantas que compran el poroto paraguayo lo exportan, también a través del Paraná, hacia Europa y Asia. La importación de so ja paraguaya se incrementó de 2,3 a 4 millones de toneladas –según confirmaron a Crítica de la Argentina desde la Bolsa de Comercio de Rosario–. Gracias a la soja importada, y a la que habían acopiado en las plantas antes del conflicto y en la efímera tregua que hubo en el medio, los principales jugadores del negocio agroexportador nunca sintieron de verdad el impacto económico de la crisis política. Ellos siguieron exportando mientras el resto del interior estaba colapsado por los piquetes.






Extracto del Boletín Argentino




Honestidad Japonesa





Japón: Escándalos en grandes empresasUna empresa que esconde defectos peligrosos para evitar una retirada de productos embarazosa . Un distribuidor de productos cárnicos que vende corazones de cerdo picado como carne de vaca. Una cadena de restauarantes de lujo que sirve las sobras de sahimi de otras cenas de clientes. En Japón la confianza en sus establecdimientos corporativos se ha visto sacudida en los últimos años por una serie de escándalos. Empresas de todos los tamaños se han visto implicadas en fraudes que van desde lo repugnanate hasta lo peligroso. El hecho que los empleados hagan públicas estas fechorías resulta aún más escandaloso. El empleado obediente que no cuestiona nada se ha convertido en una reliquia del pasado como consecuencia de una trasnformación más amplia de Japón y de la economá global.




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