¿HÉROE O VILLANO?

¿HÉROE O VILLANO?

jueves, febrero 07, 2013

ME DA QUE SE VA A DAR UN CACHO DE HOSTIA...


Pep a Munich: la ideología catalana

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Pep a Munich: la ideología catalana
Ilustración Guardiola "alemán": Sebastián Etcheberry, http://echeilus.blogspot.com.ar/
Por Pablo Solana. El director técnico del mejor equipo de fútbol de la historia pondrá a prueba su docrtina en Alemania, ya sin el mejor jugador del mundo ni los brillantes catalanes que lo acompañaron en el Barsa. ¿Resultará?

“A uno le gustaría ser y comportarse en la vida como el señor
(Rodolfo) Walsh; eso es coraje, y lo demás, tonterías”
Pep Guardiola

La noticia es buena desde el vamos: el entrenador catalán Joseph Guardiola, un tipo que propone un paradigma futbolístico asociado a los triunfos (para eso se juega) pero también al buen juego, la belleza, la alegría, la creación y la ética (para eso se juega también), volverá a dirigir pronto, en junio.
Lo hará en el fútbol alemán, en el Bayern Munich, donde firmó contrato por los próximos tres años. Quienes conocen los códigos del éxito en el fútbol vaticinaban un período de mayor inactividad, después de haberlo ganado todo y casi todas las veces en el período al frente del Barcelona, que terminó en mayo pasado dejando un reguero de seis torneos internacionales (dos veces campeón mundial de Clubes, dos de la Champions League y dos de la Supercopa europea) y ocho de España (tres torneos locales, dos Copas del Rey y tres Supercopas)… ¡en menos de 4 años! Con ese historial reciente, convertido en multimillonario a puro éxito deportivo, con su piso y su vida tranquila en New York junto a su familia, donde se mudó hace poco porque allí nadie lo conoce, ¿para qué arriesgar? Pero el tipo es así: a los 8 meses ya está con su regreso listo a los entrenamientos y los estadios, sometido al incierto resultado del juego, con la presión extra de tanto triunfo sobre sus hombros. ¿Sabrá ya alemán o se tomará estos meses para aprender?
Una ideología de juego contracultural, prefigurativa
“(El modelo que propone el Barcelona) es una manera de sentir el juego, está relacionado con la idea de la vida. Muestran otra cultura de club: es contracultural en todos los sentidos” explica el periodista rosarino Matías Manna, admirador y especialista en el juego que propone el entrenador catalán, autor del blog, luego llevado a libro, Paradigma Guardiola. Matías lo conoció en el 2003 en Argentina, cuando Guardiola como técnico era apenas una intuición, y construyó el vínculo periodístico y personal a partir del regalo de dos libros: una biografía de Bielsa -a quien Guardiola manifiesta con frecuencia su admiración-, y Operación Masacre, de Rodolfo Walsh, que inspiró en el catalán la frase que antecede a esta nota.
Pero, ¿en qué consiste ese modelo, ese “paradigma Guardiola”? El mundo del fútbol suele ser algo hermético cuando se trata de interpretar su lógica interna, sus detalles técnicos, sus tácticas y estrategias. Para quienes no están familiarizados con esos códigos y llegan a este artículo a través de Marcha, digamos, básicamente, que el equipo de Guardiola gana jugando lindo y bien; o mejor: primero juega bien, juega bonito, y así, además, gana. Entiéndase el carácter prefigurativo de la propuesta: el objetivo es ganar, claro, pero no sólo: la victoria empieza a construirse en la salida desde atrás, desde abajo; ya se está ganando al tener la pelota, al avanzar con firmeza y precisión, sin desesperar; y aún en la definición, para el gol, para la construcción de las condiciones de la victoria, importa más la elaboración colectiva que la virtud individual. El objetivo no se limita al resultado; sin hacer las cosas bien no habrá festejo, y a veces, hacer las cosas como corresponde y no ganar no debe entenderse como fracaso. Esta esencia ideológica contrasta -y desafía- a la lógica hegemónica de una época histórica signada por una cultura resultadista y depredadora, y la desafía desde el costado que más le duele: demostrando, en el corazón mismo de la civilización europea, de su capitalismo en crisis, que se puede, que hay otra forma de llegar al resultado, sin llevarse puestos los valores más elementales; es más, proponiendo que tal vez ésa sea la única forma digna de llegar al resultado (perdón por el bidón de Bilardo, aunque esta nota reivindica la antiguardiolista mano de D10s). Ahora sí, en términos futbolísitcos puros, leamos al mismísimo Pep: “Porque yo no quiero el gol de Messi: yo quiero pase, pase, pase... Hay que tocarla mucho y tenerla poco (...)”. Complementa Matías Manna: “tener la iniciativa; tener la pelota o recuperarla lo más rápido posible; y con esa posesión, avanzar con tranquilidad para construir la ofensiva”. Aunque Guardiola enseguida agrega: “Vivimos en un mundo en el que si ganas eres bueno y si pierdes da igual lo que hayas intentado, no importa si has tenido el balón, el equipo estuviera ordenado y apostaras por un 3-4-3, como Bielsa (Nota: se refiere a la eliminación de la selección argentina en el mundial del 2002). Pierdes y dicen que fracasas. Yo lo veo de otra manera”. Una directa reivindicación y homenaje a aquel Bielsa que, hablando ante pibes y pibas del Colegio Sagrado Corazón de Rosario, enseñó: “El éxito es deformante. Relaja, engaña, nos vuelve peores, nos ayuda a enamorarnos excesivamente de nosotros mismos. El fracaso es todo lo contrario: es formativo, nos vuelve más sólidos, nos acerca a las convicciones, nos vuelve coherentes. Yo trabajo siempre para ganar cuando compito, pero si no distinguiera qué es lo realmente formativo y qué es secundario, me estaría equivocando mucho.” Claro que Bielsa dice eso y, con mayor frecuencia de la que nos gustaría, pierde. Lo desafiante de Pep, lo que deslumbra, es que predica una filosofía similar desde los más encumbrados triunfos seriales y parece estar convencido. Otra vez con los libros: en el momento de mayor gloria de su plantel, le regaló una novela de su amigo David Trueba titulada Saber perder a... Messi. Sí, Guardiola le aconsejó Saber perder a Messi, ese pibe rosarino encumbrado en el más puro éxito, que arrasa récords históricos desde una humildad mamada de esa misma filosofía en la que lo formó, en sus años decisivos, su querido entrenador.
La ideología catalana, en Alemania
¿Cuánto tendrá que ver lo que encontrará Guardiola en el Bayern Munich, en una Alemania que se supone más fría y dura (también futbolísticamente), con esta ideología catalana? Porque Pep, que se despidió hace 8 meses en el Camp Nou ante las cámaras del mundo dando un discurso en su catalán natal, pudo desarrollar su fútbol en una institución cuyo lema es “Més que un club”, que pone central énfasis en la educación integral de sus jugadores desde pibes en La Masía (la “cantera” donde entrenan las inferiores y de donde salen pilares de sus futuros planteles de primera); un club que cuenta en su historia con un presidente fusilado por el franquismo en el marco de la guerra civil española… Y que hoy, sin renegar de aquella tradición catalanista, es además un poderío económico que permite complementar la generación local de jugadores con máximas figuras del fútbol mundial. ¿Cuánto de estas condiciones funcionales a su filosofía encontrará Guardiola en Alemania? De nuevo apelemos a los que saben, esta vez al entrenador argentino más ganador: “El fútbol alemán da la impresión de hacer una apuesta parecida por el desarrollo del talento propio. Por algo es tan exitoso a nivel selección; no olvidemos tampoco que, si alguien contribuye calidad y cantidad al equipo nacional, es el Bayern Munich”, analiza Carlos Bianchi. Y agrega otras similitudes que auguran un buen destino para el catalán, que encontrará en el Bayern una base muy sólida de jugadores, y el quinto presupuesto mundial para traer lo que le falte; dará allí con ex-jugadores en puestos directivos (Beckenbauer, Rummenigge) con los que hablará el mismo idioma (“no tendrá que lidiar con jeques o millonarios excéntricos” dice el Virrey y no habla de Mauricio Macri y su propia realidad como entrenador en Boca, sino de la lógica que va convirtiendo a los clubes europeos de fútbol en empresas de blanqueo de dinero de dudoso origen, ya sea de las aristocracias de Medio oriente o las mafias rusas); por último, señala Bianchi, como diferencia, un estilo de juego “más vertical” de los alemanes, aunque, concluye, las diferencias del Bayern con el Barsa “no son tan grandes como parecen”.
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Para este humilde aficionado, está claro que será difícil que Pep repita la saga de excelencia futbolística y triunfos que su equipo nos hizo disfrutar a millones de telespectadores en todo el mundo en el período catalán que lo hizo mundialmente famoso. Esta misma condición de dificultad, este nuevo desafío improbable, enaltece aún más la figura de Guardiola, y se entiende desde su misma propuesta filosófica que relativiza el fin -el éxito, aunque lo conquiste con frecuencia- para realzar la importancia de los medios -el juego, el cómo se juega, el placer de los 90 minutos más allá del resultado-. Aún desde la tranquilidad de su vida de éxitos y millones, en su pronta vuelta a las canchas y al riesgo, ahí también hay coraje. Lo demás -los meros resultados- son tonterías.

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