¿HÉROE O VILLANO?

¿HÉROE O VILLANO?

jueves, septiembre 27, 2012

«Las cifras de mortalidad infantil son espeluznantes y a los medios no les importa»

El actor argentino, Ricardo Darín, ha sido reconocido por Save the Children por su labor solidaria con los niños.


Ricardo Darín, aparte de ser un respetado actor a uno y otro lado del charco, es el típico amigo que todos quisiéramos tener. Desborda simpatía, buen humor y cualquier chiste que salga de su boca arranca una carcajada. Como buen actor, asume el papel que le toca en cada momento y deja a un lado sus personajes para dedicarse también a la solidaridad.
La organización Save the Children lo ha premiado por su labor solidaria a través de organizaciones como Greenpeace o Red Solidaria y por defender los derechos de los aborígenes Wichis en la provincia argentina de Salta.
Save the Children reconoció también la labor por los niños y niñas de todo el mundo de Tawakul Karman, Premio Nobel de la Paz 2011; Gervasio Sánchez, fotógrafo especializado en conflictos armados; Kim Phuc, la niña de la conocida foto de la guerra de Vietnam, de la que se cumplen 40 años y que actualmente tiene su propia fundación; así como Vicente del Bosque, Embajador de la Fundación Síndrome de Down y Stéphane Hessel, uno de los redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de Naciones Unidas.
Darín ha hablado con ABC de su trabajo profesional y solidario y del «símil» de la crisis española con la de su país.
P- Juan Carr (creador de Red Solidaria, organización para la que Darín colabora) habla de un cambio de concepto: «revolución solidaria» por «cultura solidaria», ¿Responde a la necesidad de crear un hábito a la hora de ayudar a los demás?
R- Es necesario crear un hábito de vida, pensar que podés dedicar tu vida a ayudar a los demás, lograr que la gente se acerque a la acción solidaria sin que esto suponga un peso.
Carr tiene ambiciones como el «hambre cero». Yo colaboro con él para hacer un «abrazo solidario a la educación», a los maestros. Y también para construir escuelas en cada provincia de mi país. No solo porque son necesarias sino por lo que simbólicamente representan.
P-El proyecto de «hambre cero» está lejos, sobre todo en Argentina...
R- Sí, y en el mundo. Cuando hablás de cifras como la de que casi 7 millones de niños mueren al año por desnutrición nos olvidamos de todos los que sufren y que están en un estadio previo y que también son otros millones más. Son cifras espeluznantes y seamos honestos, parece ser que esto a nivel mediático no importa nada. Se quedan en una información que luego es reemplazada por cuánto costó el último pase del jugador de fútbol de moda. Yo no tengo nada en contra del fútbol pero hay un orden de prioridad desnaturalizado.
P- ¿Las crisis se están volviendo los únicos momentos propicios para alzar la vista y colaborar?
R- Todos son propicios; los esfuerzos, aunque agradecidos, son insuficientes. Estamos en un sistema perverso, de exclusión, que genera comodidad y confort para unos pocos y una gran injusticia para muchos. Por supuesto que no hay que bajar los brazos y dejar de trabajar. Estamos en un sistema que nutre esas desigualdades, por eso, los momentos para ayudar son todos.
P- ¿Cuál es el problema de este sistema?
R- Los «holdings» de las empresas generan presión en las administraciones. Estas empresas le tuercen la muñeca a las administraciones que en principio quieren hacer las cosas bien y estar del lado de la gente.
Hay golpes de estado financieros que lo único que generan es mayor exclusión. Este sistema demuestra a nivel mundial que hace agua por todos lados.
P- ¿Cuál es la solución? ¿Recuperar soberanía a nivel nacional?
Entiendo que sí aunque también es una cuestión de concienciación. Aprender o recuperar la memoria, no dejarnos empujar por falsos nacionalismos y tener buena información cada vez que aparezca algo que nos pueda desestabilizar. Cada vez hay menos niños instruidos, que serán adultos y serán más proclives a estar a expensas de ser manejados.
P- ¿Por qué se ha elegido a los niños para su acción solidaria?
R- Yo creo que nunca acabas de despertar de forma sólida. Yo noto que lo que a mí me ocurre es que estoy a expensas de mi sensibilidad y que está activada permanentemente pero son muchas las cosas por hacer. Son muchas las necesidades que deberían estar naturalmente cubiertas pero no se consigue.
Como no hay un tema sino muchos, creo que no he terminado de despertar, el día que lo haga me terminaré dedicando solo a esto. Me sentí muy honrado por la mención y el premio de Save the Children pero no terminaba de comprender por qué me premiaron a mí estando rodeado de gente que pone su vida en peligro por el servicio de los demás. Hoy entendí que es más importante ayudar en términos de comunicación. Entiendo que Save the Children haya puesto sus ojos en mí, pensando en Latinoamérica, en el mundo de habla hispana.
P- ¿Qué opina de la situación de pobreza en su país?
R- Hubo muchas mejoras. Argentina está dando sus primeros pasos en la democracia. Ahora se ha «fogoneando» (echando leña al fuego), hay un estilo de confrontacion ideológica que no ayuda para nada. Pareciera que todo se ha convertido en dos grupos: los oficialistas y los opositores. Y esa no es la realidad. Yo no me considero ni en un grupo ni en el otro. En Argentina se han conseguido cosas, pero también hay que modificar otras y mi punto de mayor crítica para con esta administración es la forma. No necesitamos elementos que sumen motivos para la confrontación, necesitamos todo lo contrario, y como los ejemplos por lo general deben ser dados de arriba a abajo, la reflexión que yo hago es: cómo puede ser que no se den cuenta de que hay una crisis planetaria y Argentina, siendo un país con características esenciales para mantenerse a flote y salir adelante, no encuentra una herramienta que nos permita ponernos de acuerdo. Ahora tenemos que resolver eso en Argentina.
Cuando gana las elecciones, Cristina se convierte en la presidenta de todos los argentinos y a mí me gusta cuando el estado ama a sus ciudadanos. Si fuera así, no tendríamos una reunión como la que hizo Save the Children. Uno se da cuenta cuando un estado ama a sus ciudadanos a raíz de las medias que toma .
P- ¿Hay un símil entre la crisis argentina y la que se vive hoy en España?
R- Nosotros estamos demasiado acostumbrados a las crisis y no nos producen tanto susto como aquí, yo espero que este susto pase para España y que los españoles visualicen y dimensionen en su justa medida esta crisis. Sé que van a salir adelante en la medida que el susto pase rápido porque el miedo paraliza y no ayuda. La gente se queda paralizada y por eso no hace, no construye, no piensa.
No minimizo la crisis sino que hay un valor agregado que es el pánico que paraliza. Las crisis también suponen un cambio.
P- Comentaba que su «granito de arena» en el ámbito solidario lo consigue gracias a la comunicación. ¿Con algunas de sus películas como «Elefante Blanco» en la que caracteriza a un sacerdote puede expresar ese «lado solidario»?
R- He visto a los sacerdotes trabajar en el epicentro de los problemas y todos buscan soluciones, una salida, el trabajo es descomunal, nunca merecidamente reconocido. Elefante Blanco busca un aspecto de la realidad, no todos. Otra historia consistiría en hablar de la gente decente, trabajadora, honesta, transparente, llena de ilusión y de esperanza que hay en las villas miseria. Pero eso sería motivo de otra película.

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