¿HÉROE O VILLANO?

¿HÉROE O VILLANO?

lunes, agosto 27, 2012

OCUPAR EL CONGRESO EL 25 S SIN MIEDO


A PROPÓSITO DE LA CONVOCATORIA DE LA PLATAFORMA EN PIE

Razonamientos a favor del 25S

El autor, profesor de Ciencias Políticas en la UCM, explica su apoyo a la convocatoria frente el Congreso del 25 de septiembre.

ARIEL JEREZ

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Manifestación del 19 de julio en Madrid. Foto: Álvaro Minguito
Continúa la ceremonia de la confusión en la izquierda ante la convocatoria 25-S para “ocupar” el Congreso, como si para nada hubiesen valido las precisiones, aclaraciones y rectificaciones de las convocantes.. A estas alturas de agosto toca pues contrarrestar críticas y rumores que alimentan la sospecha sobre las redes sociales que desde principio del verano vienen convocando esta iniciativa con las ineludibles intromisiones especulativas de la derecha mediática. Urge hacerlo, primero, porque queda poco tiempo y sea cual sea el resultado, la izquierda tiene más que ganar que perder en esta entrada a un otoño que se necesita caliente. Segundo, porque conviene recordar que han sido las redes sociales -más o menos anónimas, aglutinadoras de colectivos de base y ciudadanos independientes- las únicas que han buscado dar respuesta activadora coherente a lo largo de la última década. Con esta perspectiva sobre la coyuntura, ordeno algunos razonamientos más de fondo que creo que sirven para apoyar esta propuesta:
- 1) Si bien es el 25S una iniciativa más o menos anónima lo es tanto como las que movieron el 15M en sus inicios, o como los que convocaron frente a las sedes del PP el 13M en la crisis informativa delirante tras los atentados de Atocha en la que todos –subrayo todos- los partidos del Congreso y medios de comunicación asumieron la razón de Estado esgrimida por un señor del perfil de Aznar, a pesar de los tempranos comunicados de la izquierda abertzale. Es llamativo que hoy el 15M ya haya sido incluido por sectores de la izquierda organizada bienpensante en el espacio de la “política responsable, sólo porque algunos grupos se desmarcan.Esta interpretación identifica la posición de alguna asamblea con la suya propia, tan alarmada por el “antipoliticismo”, “vanguardismo” o “secretismo” de la propuesta, mientras obvia que otras tantas asambleas apoyan la convocatoria. Es obvio que nadie en sus cabales, ni el 15M ni ningún otro colectivo, pretende asumir costes de una acción de fuerza de este tipo en un contexto crecientemente represivo. A diferencia de lo que ocurre en buena parte de nuestro entorno europeo, civilizado por revoluciones liberales, lo que debería llamar la atención es que pueda ser delito manifestarse frente a sede parlamentaria.
- 2) Más allá de que a la Plataforma En Pié sea desconocida, puede que esté compuesta por gente normal y combativa, de militantes transversales radicales que existen pero que disfrutan de tan poco espacio y reconocimiento. Es llamativa la insistencia en sembrar dudas sobre las intenciones de los convocantes tras haber sacado un manifiesto revisado, claramente situado en las izquierdas. Además, como se ha podido ver en Público y en Diario.es, sus palabras y sus actos reflejan tener un diagnóstico cabal de la situación de su generación y una propuesta medianamente crítica, avanzada frente a los duros desafíos a abordar. Antes de condenar su voluntad política, merecen presunción de inocencia y beneficio de la duda.
- 3) El 25S constituye un acto de fuerza desobediente y destituyente que plantea un paso más a los ya dados con concentraciones y manifestaciones que se vienen haciendo de manera masiva y bastante regular desde hace más de un año, sin que pese demasiado ni al Gobierno ni al Sistema. Sus convocantes no lo presentan como ningún tipo de desafío total ni definitivo, sino que lo inscriben en una dinámica política donde se plantea necesario “subir la apuesta” de los de abajo. Posición que comparto en mi lectura de la coyuntura política, donde la reacción global del neoconservadurismo está estratégicamente preparada para aprovechar la oportunidad que le brinda la crisis para destruir derechos conquistados y el ecosistema– una nueva suerte de enriquecimiento por despojo de elites empresariales que con acorbatado ultraliberalismo de sonrisa profiden esconden sus depredadores colmillos y sus molares trituradores -.

“SUS CONVOCANTES NO LO PRESENTAN COMO NINGÚN TIPO DE DESAFÍO TOTAL NI DEFINITIVO, SINO QUE LO INSCRIBEN EN UNA DINÁMICA POLÍTICA DONDE SE PLANTEA NECESARIO “SUBIR LA APUESTA” DE LOS DE ABAJO”

Nuestro bipartidismo servil del blanqueo y el capital golondrina trasnacional ya ha violentado los consensos que posibilitaron la Transición: el propio ordenamiento constitucional y el pacto social inclusivo que permitió venderla como modélica. Los restos legislativos e institucionales del naufragio iniciado con la crisis de 2007 no nos servirán para navegar en democracia y libertad, con derechos humanos básicos. Se ha abierto una nueva coyuntura donde las únicas balsa-salvavidas serán las iniciativas de desobediencia civil que pueda poner en marcha la sociedad española, a pesar que las características de nuestra cerrada esfera pública limiten tanto el poder justificarla a públicos más amplios.
- 4) En las redes sociales el 25S cuenta con el apoyo de gente de toda ciberconfianza. Conviene aclarar que apoyan la iniciativa de ocupar el Congreso no sólo gentes de procedencias ácratas y autónomas, sino también comunistas, republicanos e independientes de corte nacional y popular que reclaman mayor radicalidad en la acción política del campo crítico progresista. Creo que es bien significativo que le hayan brindado su apoyo Gaspar Llamazares, Sánchez Gordillo, un “nieto republicano” como Emilio Silva o un ciberactivista como Pablo Soto, entre centenas de personas que aún teniendo también trayectorias consistentes de compromiso sociopolítico no aparecen en los medios convencionales.
- 5) Los posibles escenarios tienen más posibilidad de beneficiar a la izquierda -a la por construir, no necesariamente a la construida- que a la derecha. ¿Qué es lo que puede pasar que genera tanta alarma? ¿Qué actos de provocación/represión (que no puedan producirse en cualquier otra movilización en una coyuntura de creciente desobediencia social) pueden darle ventaja a la derecha? ¿Cuál sería la sorpresa? Esperemos que como mínimo esta movilización logre liberar energías para desatar una nueva dinámica de acampadas en el eje Castellana, que en el medio plazo liberen tiempo y espacio político para seguir trabajando en la reconstrucción de la izquierda, concretamente en la urgente tarea pendiente de contar con una opción electoral tipo Syriza aglutinadora de sectores descontentos no atrapados en aparatos con demasiados intereses propios.
Los movimientos populares con voluntad transformadora no se fraguan ni por consenso ni por buen comportamiento, sino por aglutinación progresivas de subjetividades que se van haciendo cada vez más combativas y siendo cada vez más consciente de su fuerza se puedan plantear nuevos objetivos. Sería un paso más de una pata del ciempiés que se activa en la larga marcha que tiene que recorrer, con posibilidad de dejar su marca histórica en el aprendizaje político. Nuestro pasado traumático sin duda pesa en la valoración del conflicto político necesario para construir poder subalterno.
Cabe hacerse la pregunta: Si el 25S tiene éxito, es decir si consigue desestabilizar al Gobierno, ¿qué pasaría después? En el peor de los escenarios, el Gobierno interino que pueda dar el sistema de sucesión en la presidencia del gobierno (¿Soraya Saénz?, ¿Jesús Posada?) mantendría o colocaría un equipo tecnocrático no muy diferente del actual, pero con muy difícil sostén en el medio y largo plazo. En una situación de creciente descontento social y de mayor fiscalización de los derechos humanos a nivel europeo, ni los propios actores hegemónicos quieren asumir el coste de una salida represiva y golpista. En un plazo no muy prolongado el Gobierno interino estaría forzado a convocar elecciones, sin duda excepcionales, y con muchas probabilidades de configurarse como constituyentes.
Pero lejos de lo que deja correr la rumorología, esta situación difícilmente beneficiaría a los Rosa Diez y Mario Conde como para darles una mayoría gobernante. A no ser que se alíen en el reparto de prebendas al bipartidismo que en ese momento estará todavía más decrépito. En ese caso, tocaría esperar y seguir organizándose.
De todas formas, lo que pueda suceder en el corto o medio plazo dependerá de que el espacio critico progresista se decida a construir una alternativa electoral que permita a la ciudadanía pensar y sentir en otra dirección. Sin duda reconociendo el fin de la fiesta de las burbujas, pero sin miedo a intentar ser feliz en otras circunstancias con un modelo más justo y sostenible. Y luchando por una Europa que retome el camino de un estado de bienestar, necesariamente de nuevo cuño, que logre recomponerlo como el referente mundial que fue durante décadas en la construcción de un nuevo orden mundial que ya habíamos reclamado en los 70.
Agitar en estas circunstancias el fantasma del golpe de estado como están haciendo en los espacios socialdemócratas, además de absurdo y vergonzante, es sobre todo irresponsable. Con lo llovido en las últimas décadas tras la caída del muro berlinés, ya es pecado (posiblemente mortal) el no ser conscientes de que cualquier escenario que permita reconstruir aparato productivo, derechos y alternativas a la crisis multidimensional y planetaria que afrontaremos inevitablemente en las próximas décadas, depende de “los de abajo”. De reorganizar y regenerar el tejido social, civil, político e ideológico para tener poder popular “en la calle” (transitorio) y “en la ciudad” (permanente) para confrontar el liberalismo corporativo depredador realmente existente, en España y en el mundo. Para ello siempre hará falta imaginación política, como la demostrada en esta ocasión por la Plataforma En Pie.

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