¿HÉROE O VILLANO?

¿HÉROE O VILLANO?

martes, agosto 07, 2012

NI NAC ,NI POP,ARG...

Los hundidos y los salvados

Por fin se publica de modo completo y revisado “Historia del pueblo argentino”, que desarma lecturas hegemónicas y traza un recorrido desde lo marxista.

POR HERNAN CAMARERO

Historia del pueblo argentino posee atributos singulares. Se trata de una extensa apuesta historiográfica, aunque no perteneciente a un experimentado investigador, sino prematuramente desplegada por un joven militante trotskista cuando apenas tenía 22 años: Milcíades Peña (La Plata, 1933 – Buenos Aires, 1965). Alguien a quien hoy no se dudaría en reconocer como un refinado historiador y ensayista, aún sin contar con estudios universitarios y que, antes que un autodidacta libre, ejerció el papel de intelectual crítico, formado en la escuela del compromiso político. La ambición de estas páginas era muy vasta: un coherente y original proyecto de reconstrucción marxista de los grandes dilemas de la historia nacional.

Preparado como volumen integral entre 1955-1957, su autor, sin embargo, no alcanzó nunca a publicarlo como tal, apenas adelantando parte de su contenido en algunos artículos, firmados con pseudónimos. Con posterioridad a su tempranísimo suicidio, la obra fue editada con ciertas imperfecciones y sin la revisión final de quien la escribiera, por iniciativa de sus amigos, pero en seis breves tomos, en los que el título inicialmente escogido se diluyó en otros parciales. El impacto de éstos no fue desestimable en el campo historiográfico y político, y muchos de sus planteamientos tuvieron luego seguidores insospechados, pero se hallaban virtualmente agotados. Por ello, su actual reedición (la primera de modo unificado), impecablemente revisada, corregida y cotejada con sus manuscritos originales, significa un acontecimiento muy auspicioso.

La lectura marxista

La obra se propuso cubrir la totalidad de la historia nacional, desde la colonización española hasta la Revolución Libertadora. Pero su objetivo no fue ofrecer una mera narración o una superficial explicación de los hechos, sino proponer un conjunto de argumentaciones e hipótesis disruptivas, que hicieran inteligibles algunos de los clivajes esenciales del entramado social desde 1500 a 1955; en especial, intentando explicar las razones que históricamente impidieron a la Argentina salir de su condición atrasada y colonial. Auxiliado con la teoría de la revolución permanente, la ley del desarrollo desigual y combinado y otros aportes de la teoría marxista (de la que siempre se mostró como un profundo conocedor), Peña buscó desentrañar la estructura económico-social del país y las causas y lógicas con las que se desenvolvieron las confrontaciones entre sus clases. Paradójicamente, son las clases dominantes, sobre todo, en sus limitaciones objetivas y subjetivas para comportarse como un factor avanzado de la historia, las que aparecen más atendidas (y enjuiciadas) en el análisis, antes que el pueblo argentino invocado en el título, sobre cuya comprensión apenas se adelantan algunos elementos.

Contra lo canónico

El ángulo preponderantemente elegido por Peña para encarar su propósito fue el de una impiadosa crítica historiográfica, escrita con su distintivo estilo punzante, en donde el uso descarnado de la mordacidad y la acidez se combinaban con las referencias más eruditas. En particular, emprendió una faena de aniquilación de las visiones en ese entonces hegemónicas, que él definió como expresiones intelectuales de la burguesía y puras versiones mitológicas del pasado: la del liberalismo en buena medida mitrista, que había instaurado la línea Mayo-Caseros como evolución progresiva del país; y la del revisionismo histórico, que había impugnado a aquella, en reivindicación de los supuestamente derrotados (Rosas o caudillos provinciales). También impugnó a quienes introducían sólo variantes en ellas: los intelectuales vinculados al socialismo reformista y al comunismo estalinista, traductores pretendidamente “marxistas” del punto de vista liberal; y los nacional populistas de izquierda o de “izquierda nacional” (R. Puiggrós, J. A. Ramos), incapaces para superar a la falsa opción liberal-revisionista.

Volver a estar vigente

A pesar de las peculiaridades antes mencionadas, la increíble precocidad del autor y el tiempo transcurrido desde su elaboración, Historia del Pueblo Argentino sigue representando hasta hoy la interpretación global más portentosa, creativa y desmitificadora que el marxismo (concebido desde una perspectiva trotskista complementada con una actualización y polémica con otras expresiones) produjo sobre el pasado nacional. Incluso, a pesar de las inevitables limitaciones que hoy pueden y deben advertirse en el diseño de semejante empresa, la cual reclama, entonces, una lectura necesariamente crítica y no apologética.

En cualquier caso, la utilidad de algunas de sus caracterizaciones para comprender fenómenos aún vigentes resulta notable. ¿Cómo no leer aún con interés aquellos señalamientos sobre el peronismo como el gobierno del “como si”, es decir, el modo en que desnudó la recurrente impostura del nacional-populismo burgués? En sus palabras: “Un gobierno conservador que aparecía como si fuera revolucionario; una política de estancamiento que hacía como si fuera a industrializar el país; una política de esencial sumisión al capital extranjero que se presentaba como si fuera a independizar a la nación, y así hasta el infinito…” Detrás de la provocación, Peña solía enunciar sus juicios más lúcidos. Más de medio siglo después de ser escritas, muchas de estas páginas seguramente conocerán nuevos lectores y formas de reapropiación.

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