¿HÉROE O VILLANO?

¿HÉROE O VILLANO?

miércoles, julio 28, 2010

¿Se puede echar a D10S?


A veces el fútbol nos da algunas
lecciones de vida. Si hablamos
de España, por ejemplo, desde
tiempos inmemoriales oíamos
hablar de “La furia española”, como símbolo
de su equipo nacional. Cuando mirábamos
los resultados conseguidos en base
a esa furia, comprobábamos que los logros
internacionales eran escasísimos, casi nulos
y las frustraciones eran emparchadas
con el codazo de Tassotti, el gol fantasma
de Michel, el fallo de Cardeñosa, o de Julio
Salinas, o el árbitro egipcio. Era razonable
pensar que, más allá de la anécdota,
una persona “furiosa” difícilmente razone
y pueda usar la inteligencia. Un día España
decidió dejar la Furia a un lado, quizás
por una suma de casualidades, y comenzar
a jugar el fútbol, ése que nosotros conocimos
desde siempre en Sudamérica. Y
España fue el brillante campeón del Mundo
en Sudáfrica, superando a la “furia” de
Holanda y convirtiéndose en estandarte y
ejemplo del buen fútbol en el mundo. En
cambio Argentina demostró ser el peor de
los sudamericanos, pese a reunir a varios
talentos de primer nivel, y a diferencia
del equipo rojo, fue un elenco donde cada
uno tiró por su lado. Sin ideas, sin orden,
sin conceptos tácticos, sólo basado
en que a alguno de sus mejores jugadores
les saliera alguna genialidad. El supuesto
equipo técnico encargado de dirigirlos,
armar el equipo, distribuirlos en el campo
en base a un plan inteligente, convocando
a los mejores para cada puesto, fue la
mejor demostración del compincherío, de
la improvisación, de la incapacidad, del
palabrerío vacuo e insolente, ya demostrado
en el partido contra Uruguay donde
se obtuvo a duras penas la clasificación.
La selección argentina fue la real representación
del país donde la agresividad,
la lucha por los poderes, los golpes bajos,
la falta de idoneidad, la desconfianza,
el palabrerío inútil y soez, el cabreo de
los ciudadanos son nuestra actual seña de
identidad. Y tanto en uno como en otro
terreno el mensaje que vomitan los medios
de comunicación día tras día es lo
que provoca la furia de la gente que vive
cabreada con razón o sin ella. Argentina
se ha convertido en un país de “contras”.
Los mismos medios que apoyaron
a muerte a Maradona pese a su incapacidad,
sus agravios, los negocios montados
por él y sus amigos citando jugadores al
voleo ¡para probarlos!, negociando con
representantes y llevando a jugadores
mediocres o casi ex futbolistas, esperando
que Messi ganase sólo los partidos;
y siguen defendiéndolo, trabajan en los
mismos medios que pintan todo negro,
terrible, catastrófico, para soliviantar a la
población en contra de sus gobernantes.
Los barrabravas pueden viajar a Sudáfrica,
colocar algún futbolista entre los 23 y
en casos como los de Boca, por ejemplo,
manejar el turismo y los autobuses que
visitan la Bombonera o cobrar un porcentaje
por la recaudación de Serrat y Sabina
en sus conciertos en la Bombonera para
garantizarle la imposibilidad de eventuales
disturbios. El clima es asfixiante,
angustioso. Parece haberse extinguido
la joie de vivre. El poder de los medios
en el mundo es aplastante. Desinforman
a piaccere, juegan para sus intereses y se
venden al mejor postor. Son capaces de
hablarnos durante meses de un opositor a
Fidel Castro haciendo huelga de hambre
y sus avatares, y dejan a un lado, expresamente,
el golpe de estado en Honduras
que ya sido blanqueado por Estados Unidos
y toda la prensa. Los asesinatos políticos
¡diarios! en Guatemala, Honduras,
México o Panamá no tienen sitio en las
páginas de los “medios serios”, ni en los
informativos de radio o televisión, pero
las palabras de Chávez o Morales son
maliciosamente trastocadas para servir de
caldo de cultivo a futuros golpes militares
en la región. Curiosamente, mientras el
mundo occidental se desploma en la crisis
brutal que provocaron los bancos norteamericanos
y Wall Street, la economía de
los países sudamericanos está en alza y
no deja de crecer en los últimos años, una
vez desenchufados del Fondo Monetario
Internacional y la tutela del Tío Sam.
Brasil se ha transformado en toda una
potencia, comandada por un obrero: Lula.
Argentina sigue creciendo según todos
los indicadores y pese al catastrofismo
de Clarín, La Nación y sus subsidiarias.
Cuando el país se hundía y se malvendían
todos los bienes del Estado, esos
medios eran los que más aplaudían. Así
se quedaron con el monopolio de Papel
Prensa, después que los militares del
“Proceso” aplicaran gravísimos tormentos
a quien detentaba la mayoría de sus
acciones: Lydia Papaleo, obligándola a
firmar el traspaso y a exiliarse con sus
hijas. En cambio la viuda de Noble, propietaria
del emporio Clarín, beneficiada
por Martínez de Hoz, Cavallo, Menem
y Duhalde, recibió otro regalito: dos niños
a cuyos padres habían previamente
torturado y asesinado los obsequiantes.
Ella dice “que los encontró en una canastita
en la puerta de su casa”¿Qué
autoridad moral tienen estos medios para
predicar sobre los aciertos o desaciertos
de los gobiernos del país? ¿O para aconsejarnos?
¿Cómo podemos creer en sus
catastróficos editoriales diarios? Mariano
Moreno ya nos decía en La Gaceta:
“La verdad, como la virtud, tienen en sí
mismas su más incontestable apología;
a fuerza de discutirlas y ventilarlas aparecen
en todo su esplendor y brillo…”

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