¿HÉROE O VILLANO?

¿HÉROE O VILLANO?

martes, enero 12, 2016

QUE SUERTE QUE ZAFASTES,CHE


Hernán Casciari: el relato de un infarto, en primera persona

Se infartó en diciembre en Uruguay
El periodista contó en su blog la situación crítica que le tocó vivir: "Si hubiera tenido que elegir el peor momento para morirme habría sido ese".

A principios de diciembre, el periodista Hernán Casciari sufrió un infarto en Montevideo. La noticia generó gran repercusión en las redes, y fue en Twitter donde el autor de Más respeto que soy tu madre confirmó él mismo el problema de salud que tenía.
Ahora, Casciari, de 44 años, contó, también en Internet, la historia de su infarto. Lo hizo en su blog, Editorial Orsai. "Si hubiera tenido que elegir el peor momento para morirme habría sido ese", dice Casciari, quien comienza su relato contando que viaja mucho habitualmente y que siempre se hospeda en casas que elige por Internet porque odia las hoteles. Esta vez, había alquilado una casa por un fin de semana en Montevideo. "La elegí lejos del centro y me equivoqué, porque justo me infarté en el living y casi me muero", relata.

La casa que Casciari alquiló en Uruguay (Airbnb)
Casciari apunta lo difícil que es pasar una situación ídem en un país que no es el propio, pero también revela que estaba pasando por un momento personal particular: se había separado de su mujer después de 15 años y solamente ella sabía que él estaba en Uruguay con su nueva pareja.
"Era el primer domingo caluroso de diciembre y yo era feliz, o empezaba a ser feliz, cuando me ardió el centro del pecho. No era un dolor intenso, así que durante un rato elegí pensar que tenía acidez. En el fondo yo sabía que esos pinchazos estaban en el corazón y no en la barriga, pero es tan necesario negar la muerte cuando le ves el plumero, sospechar que las cosas extraordinarias de la vida nunca nos pasan a nosotros, que siempre al principio el infarto parece un poco ardor de estómago", relata. Julieta, su pareja, le propuso llamar a alguien. "Yo le decía que no, que ya se me iba a pasar, mientras cruzaba los dedos para que no fuera lo peor. Es horrible que te dé un infarto y te mueras al principio de una relación con una mujer más joven, porque en el velorio todo el mundo piensa que te moriste de esfuerzo sexual. Es vano explicar que no, que en realidad estabas a punto de ver a Racing en el televisor, que habías comprado facturas y estabas vestido: siempre tu muerte será morbosa y tendrás, en el imaginario de tus deudos, el culo al aire", sigue.
Pensar en su velorio, asegura, le bajó la presión. "Capaz que ella quería una relación de verano, un toco y me voy, una anécdota para contarle a sus amigos, y yo le estaba regalando la burocracia de meter un cadáver en el congelador del buquebús", continúa su relato. La complejidad de toda nueva relación, admite Casciari, se metió en sus pensamientos en ese momento crítico: ¿Y a quién iba a llamar, ella, para avisar de mi muerte, si solamente Cristina sabía todo el asunto? Yo todavía no le había contado a nadie que me había separado. No lo sabían ni Chichita, ni mi hermana, ni Chiri. De hecho, pensaba esperar a fin de año para explicárselos. La única persona del mundo que sabía que yo estaba con Julieta era Cristina, pero no es recomendable llamar tan pronto a la exmujer de alguien para decir 'mirá, te lo devuelvo porque se murió'".
Entonces, su cuerpo le confirmó que efectivamente estaba sufriendo un infarto: "De repente, el brazo izquierdo se me empezó a dormir y se acabaron todos los chistes". Su pareja salió a buscar ayuda. "En ese momento del domingo, me quedé solo con mi infarto (...) Pero desde que dije en voz alta 'es un infarto' y Julieta se fue, desde que me quedé solo en la casa de huéspedes, me convertí en un hombre cualquiera que se muere sin nadie, me convertí en mi padre en su sillón después del tenis, en mi abuelo en su noche final de la clínica, en el mendigo que eterniza su apnea abajo de un puente; fui todos los hombres muertos que no tuvieron gente al lado", escribe Casciari.
Los anfitriones de la casa regresaron acompañando a su mujer y lo subieron a un auto. En el camino se cruzaron con un patrullero y fueron los policías quienes finalmente terminaron llevándolo al hospital. "Yo miraba el camino con la presión en la mínima. Me di cuenta que respirar me requería un esfuerzo enorme, y que si perdía el conocimiento mi cuerpo no podría hacerlo. Supe que no tenía que hacer literatura mental: nada de pensar tiernamente en mi hija, ni en mi vida con nostalgia, porque si me emocionaba la energía de la respiración se disipaba. Solamente había que respirar y llegar. Y no morir. Respirar y llegar. Y no morir. Si llegaba a una camilla todo iba a estar bien, porque lo único que hay que evitar en la vida es la frase 'murió de camino al hospital'. Es una frase muy fea", sostiene.
Casciari fue operado y, según le dijeron los médicos, el patrullero resultó vital para que se salvara: pudieron hacer en 19 minutos un camino que se suele hacer en 40. El médico le aseguró que su corazón no hubiera resistido tanto tiempo.
El creador de la revista Orsai cierra su relato con humor. Cuenta que, mientras estaba en la habitación de terapia intensiva, le llegó un mail de la página de alquiler de casas en el que le pedían que calificara a sus anfitriones. Casciari le dictó su evaluación a Julieta: "Excelente vivienda para huéspedes con propensión al infarto de miocardio. La zona posee comunicación directa con los mejores hospitales de Montevideo. Los anfitriones, Javier y Alejandra, se convierten al instante en ángeles de la guarda y te salvan la vida sin conocerte. Te llevan muy rápido al hospital, en su propio coche, mientras te estás muriendo y después se quedan en la sala de esperas hasta que los médicos te ponen un bypass. No permiten que caigas en depresión ni que te sientas solo, te traen libros para que leas y además no te quieren cobrar los días que te quedás de más en su casa. ¡Muy recomendable!".

No hay comentarios.: