¿HÉROE O VILLANO?

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lunes, enero 04, 2016

Pablo Iglesias y Susana Díaz: ¡es la guerra!

ANTONIO AVENDAÑO 
Pablo Iglesias. // JAIRO VARGAS-PUBLICO.ESPablo Iglesias. // JAIRO VARGAS-PUBLICO.ES
Pablo Iglesias y Susana Díaz saben una cosa: que el PSOE y Podemos no son bloques homogéneos, que presentan interesantes grietas en las que, con habilidad y paciencia y utilizando la herramienta adecuada, es posible hacer palanca hasta convertirlas en peligrosos boquetes. El intercambio de disparos este domingo entre ambos dirigentes se produce en ese confuso contexto donde los espectadores no sabemos muy bien cómo interpretar cada movimiento ni sabemos apenas cuánto tiene cada uno de esos movimientos de verdad y cuánto de mentira, cuánto de sinceridad y cuánto de estrategia.
Pablo Iglesias se despachó a gusto en sus declaraciones. Lo suyo fue untorpedo dirigido a la línea de flotación de la nave nodriza socialista. La síntesis del discurso del líder del Podemos estaba en esta frase: “Hay una parte del PSOE, como Díaz o Page, que comparten hoja de ruta con el PP y Ciudadanos y el bloque inmovilista. Eso nos parece una pena y tenderemos la mano a todos los sectores del PSOE que entienden que hay que cambiar”. Ahí le duele a Díaz.
Poco tardó en replicar la secretaria general del PSOE de Andalucía y presidenta de la Junta: “Lecciones ninguna, Iglesias”, fue el broche de plomo que puso en su cuenta de Twitter a una andanada que también buscó el palo más débil de la arboladura de Podemos: “Lo insensato –escribió Díaz– es querer presidir un país que se está dispuesto a romper con un referéndum de secesión”. Ahí le duele a Iglesias.
EXAGERAR, MENTIR, COMBATIR
Naturalmente, ambos líderes exageran, que es la forma elegante de decir que ambos mienten. ¿Está mal que mientan? En realidad, es inevitable que lo hagan. ¡Ay del político que no miente!, que es como decir ¡ay del general que revela cándidamente sus planes de batalla! Un comandante en jefe sincero es un comandante en jefe que irá directo al cielo pero llevará a los suyos al infierno. Con toda seguridad, ni Iglesias cree en el fondo que Díaz comparta hoja de ruta con el PP ni Díaz cree en el fondo que Iglesias quiera romper España, pero como diría Groucho Marx: ¡es la guerra!
¿Significa eso que el cruce de disparos de ayer era de mentira? En absoluto. Con toda la seriedad del mundo, Pablo Iglesias intenta dividir al PSOE y Susana Díaz intenta dividir a Podemos. No en vano son conscientes de que entre sus dos ejércitos hay un territorio cuya importancia estratégica es decisiva, pues de su control y colonización depende la hegemonía en el bloque de las izquierdas españolas. Díaz e Iglesias intentan dividir al contrario porque, con buen olfato, intuyen que existe en ambos partidos un germen de división que es posible extender a todo el cuerpo orgánico si se le da un poco de calor: un germen que en el PSOE es más explícito pero en Podemos es más peligroso.
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Los rebuznos de la Diaz
DUELO SOBRE CUBIERTA
Aunque su riesgo de desastre electoral sea mayor, el riesgo de ruptura interna en el PSOE es más bien remoto: no es que las hostilidades entre Pedro Sánchez y sus barones sean ficticias, no lo son en absoluto, pero se trata de disparos sobre la cubierta del buque, lejos de la sala de máquinas, un duelo en el que morirá Sánchez o morirá Díaz pero no morirá el Partido Socialista.
El riesgo de división es mucho mayor en Podemos: es una formación naciente, todavía a medio camino entre un fenómeno y un partido, entre una milicia popular y un ejército regular, con bolsas de votantes cuyas prioridades son notoriamente distintas: en Cataluña y el País Vasco, la agenda territorial; en Madrid o Andalucía, la agenda social. Son las dos barajas con que, sucesivamente, juega Pablo Iglesias: por eso resulta tan apasionante verlo jugar. Y son, en cierta medida, las mismas dos barajas con las que ha estado jugando la CUP desde el 27 de septiembre en Cataluña: una doble partida que ha desgarrado a la formación anticapitalista. Tome nota Podemos.
UN PACTO IMPOSIBLE
Pablo Iglesias ya habrá previsto que el pacto político con Pedro Sánchez es imposible, entre otras cosas porque esa decisión no está en manos de Pedro Sánchez. Ahora bien, su deber como comandante en jefe es actuar como si fuera posible, y no tanto para conseguir el pacto mismo como para sembrar la discordia entre los socialistas y mejorar la posición de Podemos ante una confrontación electoral que no tardará en llegar.
Susana Díaz sabe lo mismo: que el pacto PSOE-Podemos no es posible pero que Iglesias actuará como si lo fuera. Y lo que es peor para ella: que también Sánchez actuará como si lo fuera. Circunstancialmente, el desenvolvimiento de la batalla ha alineado a Iglesias y Sánchez en el mismo bando, aunque solo de manera muy provisional. También eso lo sabe Díaz. Por eso respondió rauda ayer a la escaramuza de Iglesias: porque replicar a Iglesias era replicar a Sánchez.
Todos ellos son protagonistas en la batalla pero también juguetes de ella. Cuando la guerra ha comenzado, las leyes que imperan en el campo de batalla son las generales de la guerra, no las particulares de los combatientes. ¿Dividir? ¡Pues claro! ¿Mentir? ¡Por supuesto! ¿Matar? ¡Qué remedio!

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