¿HÉROE O VILLANO?

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viernes, febrero 28, 2014

¿Y EN TU PAIS COMO VA LA COSA?

Uno de cada tres españoles admite haber sido infiel

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¿Uno de cada tres españoles ha sido infiel alguna vez? No sé si necesitábamos constataciones estadísticas. Pero, por las dudas, el llamado 'Observatorio de la infidelidad' del instituto europeo IFOP ha publicado los resultados de un estudio para el que hombres y mujeres confiesan sus aventuras en aras del recuento nacional.
Promovido por un sitio web de encuentros extraconyugales ("pensado por mujeres"), Gleeden.com, el estudio que se ha hecho público hoy, pretende -según sus impulsores- desvelar las tendencias y la evolución de la infidelidad en Europa.
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O en España se guardan muy bien las apariencias o los españoles son los más "santos" y están a la cola de Europa en cuanto a adulterio se refiere.
De los países en los que se ha hecho la consulta, Alemania e Italia son los más infieles, ambos con un 45 por ciento de la población que admite deslices extraconyugales. España se encuentra en penúltimo lugar de la clasificación, con un 39 por ciento, por delante únicamente del Reino Unido.
¿Es que, como dicen los especialistas, el romanticismo ha entrado en crisis con el deseo?
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Imagen que forma parte de la muestra 'Videocolección erótica privada del rey Alfonso XIII' en el Museu de l'erótica de Barcelona. 
"El deseo es una expresión de nuestra individualidad, de nuestra libre elección, de nuestras preferencias; de nuestra identidad; se ha convertido en el objeto central como parte del amor moderno y las sociedades individualistas", escribe Mireia Darder en su libro Nacidas para el placer.
Entre el tener y el querer...
Según la encuesta con la que abrimos este post, España es de las últimas también en cuanto a igualdad entre hombres y mujeres, o de las más aplicadas en respuestas 'politicamente correctas': una de cada cuatro mujeres (28 por ciento) admite haber sido infiel alguna vez, mientras que los hombres casi doblan esta cifra, con el 50 por ciento que confiesa haber sido adúltero. Esta gran brecha de 22 puntos, solo es superada por Francia, con una diferencia de 23 puntos (55 por ciento para los hombres y 32 por ciento para las mujeres).
 Gleeden
Estudio realizado por el instituto IFOP de 7 al 9 de enero 2014, sobre una muestra de 4.879 personas de más de 18 años de España, Francia, Italia, Bélgica, Alemania y el Reino Unido.
Otra de las insólitas conclusiones del Observatorio Gleeden es que el sentimiento de culpa tras una infidelidad no es la norma sino la excepción. Solamente una de cada tres personas que ha tenido otras relaciones (36 por ciento) siente remordimientos a posteriori.
Dicen sus promotores que la encuesta también demuestra que el amor no es incompatible con la infidelidad, ya que dos de cada tres españoles creen que se puede querer a la pareja aun teniendo una aventura. Y aquí es donde se abre el turno a las interpretaciones y para esto nada mejor que echar mano de una especialista como Mireira Darder, cuyo interesantísimo libro Nacidas para el placer acaba de publicarse. Uno de los epígrafes del ensayo de esta psicóloga, cofundadora del Instituto Gestalt de Barcelona, habla, justamente, de "la dificultad de mantener el modelo familiar".
"Para asegurar el mantenimiento de las posesiones (propiedades e hijos), el patriarcado ha escogido como modelo el matrimonio (...) Este modelo está mostrando unas grietas cada vez más amplias. ¿Qué le pedimos a la pareja? ¿Cómo podemos mantener la pasión a lo largo de los años tal y como es nuestro ideal? ¿Por qué el buen sexo se desvanece aún en parejas que continúan amándose uno al otro tanto como siempre? ¿Y por qué una buena identidad no garantiza buen sexo?", se pregunta Mireia.
"El romanticismo ha entrado en una crisis del deseo", sostiene la especialista.
"¿Qué sostiene el deseo y por qué es tan difícil mantenerlo? -continúa- Porque en el corazón del deseo sostenido hay que saber reconciliar dos necesidades humanas fundamentales. Los humanos tanto deseamos seguridad, predictibilidad, dependencia, confidencialidad y permanencia -es decir, todo aquello que nos ancla al hogar- como tenemos sed de aventura, novedad, misterio, riesgo, peligro, de lo desconocido (...) Y eso es algo que difícilmente puede asegurar una misma persona al mismo tiempo".
"En el amor hay un verbo: tener. Y en el deseo es querer. En el amor anhelamos que la brecha entre yo y el otro sea mínima, queremos cercanía y neutralizar las tensiones, mientras que en el deseo tendemos a no visitar de nuevo aquello que ya hemos visitado, lo predecible no mantiene nuestro interés. Queremos pasar a la zona roja. El deseo necesita espacio y no se lleva bien con el 'cuidado'", reflexiona Darder en línea con la terapeuta Esther Perel. Recordaréis que a Perel la hemos traído aquí en otra oportunidad, preguntándonos si de veras creemos que un affaire es una señal de que las cosas van mal en la pareja.
  Aquello-yo
Fotografía de María Fernanda Guerrero. De su serie 'Furores íntimos'.
"El amor trae consigo la abnegación, mientras que el deseo requiere una cierta cantidad de egoísmo en el sentido de permanecer conectado con el propio yo en presencia del otro", enfatiza Darder, que recomienda para la pareja lo que ella misma practica: negociar el marco de la relación posible, "sin pactos de fidelidad".
Pero esta confesión será motivo de otra entrada, en diálogo con la propia Darder.
¡Salud y menos culpas!

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