Ayer la Mala Díaz, hoy Santa Susana

Primero fue la Mala Díaz y
ahora empieza a ser Santa Susana. O como diría el obsequioso alcalde de
Zaragoza, Juan Alberto Belloch, Susana Superstar. “Ha nacido una
estrella”, dijo el exministro de Interior y Justicia de la presidenta
andaluza, Susana Díaz, tras escucharla en el Fórum Europa que
periódicamente reúne en Madrid al todo Madrid. Si es cierto que a esos
foros acude lo más escogido de la capital y lo más ocioso de la
periferia, la trianera Susana Díaz conquistó a las élites centrales del
país: periodistas, empresarios, exministros, catedráticos, asesores,
buscavidas, en fin, toda la nómina de listos propia de cualquier capital
europea. Arrabal de Triana, 1-Madrid Guay, 0. Nuevo PSOE, 1- Viejo PSOE, 0. San Jacinto, 1-Marqués de Salamanca, 0.
Susana Díaz vive sus primeros días de gloria presidencial, pero
llevando tanto tiempo en política sin duda sabrá que los primeros días
presidenciales siempre suelen ser de gloria. Bien es verdad que no
suelen ser, como en su caso, de tanta gloria: en apenas unas pocas
semanas ha pasado del infierno a la eternidad, aunque ya se sabe que en política la eternidad no viene a durar más allá de unas pocas semanas.En el discurso y en las réplicas de la sesión de investidura como presidenta convenció a los listos locales y en el discurso y las respuestas de la sesión del hotel Ritz convenció a los listos nacionales. Hasta la prensa de la derecha se puso estupenda con Díaz y alabó su sentido del estado o algo así. A la derecha le gusta muy de cuando en cuando ponerse estupenda con la izquierda, pero no tanto por cálculo político como por necesidad psicológica de convencerse a sí misma de que no es tan brutalmente sectaria como la izquierda dice que es.
En todo caso, ¡cuántos líderes políticos no darían lo que fuera por haber tenido un arranque tan fulgurante! Pero la santidad de Susana Díaz tiene, sin embargo, los días contados. Hasta ahora solo ha hablado, pero en pocas semanas tendrá que hacer algo más que hablar. Tendrá, por ejemplo, que decidir cómo diablos se cuadran unos presupuestos andaluces con 1.200 millones de euros menos para gastar. Y tendrá que pensar y decidir cómo convence a los compañeros camaradas que sostienen el Gobierno de coalición de que será inevitable cabrear a alguien para cuadrar ese presupuesto, pues la pregunta central de las cuentas de 2014 es exactamente esa: a quién cabrear a la hora de distribuir esos fatídicos -1.200 millones.
LA SUERTE TENÍA UN PRECIO
Y tendrá que meditar también sobre el hecho de que sí, que ha sido una suerte para ella y para el PSOE que Griñán la propusiera para presidenta, pero que esa suerte nunca sale gratis. Jamás. La gran película andaluza de 2014 podría titularse La suerte tenía un precio. Y Susana Díaz todavía no ha empezado a pagar ese precio. Pero empezará a hacerlo muy pronto. Por ejemplo, si decide ahorrarse los más de 300 millones de euros que cuesta complementar la extra perdida de los funcionarios, tendrá un problema. Mejor dicho, no uno sino dos. Uno con los funcionarios y otro con Izquierda Unida.
O si, una vez realizada esa comprometida auditoría del sector público andaluz que anunció en su discurso de investidura, decide actuar en consecuencia y enfrentarse al doloroso hecho de que hay franjas de la administración pública con plantillas sobredimensionadas, de nuevo tendrá no uno, sino dos problemas. A Susana Díaz los problemas futuros no le van a venir nunca de uno en uno, sino siempre de dos en dos. El nuevo coordinador de Izquierda Unida, Antonio Maíllo, no quiere ser una réplica de Diego Valderas, no va a serlo, necesita no serlo y, además, necesita interna y externamente hacer notar tal cosa.
La presidenta está triunfando en el norte y en el sur porque toda ella es pura política, sólo política. Díaz es política en estado puro, y eso significa saber de antemano que la suerte tiene un precio y que rehuir el pago de ese precio acaba siendo letal para un político. El ejemplo contrario es Mariano Rajoy: el presidente no es un político en estado puro, Rajoy es, será siempre mitad político, mitad registrador de la propiedad, es un presidente que no quiere pagar el alto precio de serlo y por eso se esconde una y otra vez de los periodistas y de sus propios oponentes políticos.
Sobre las jóvenes espaldas de Santa Susana del Arrabal pesa -y pasa- el futuro del socialismo español. Desde que aprobó con nota ante los listos de la capital, todos los ojos de la izquierda española se girarán cada vez más hacia el sur a ver qué hace la nueva esperanza roja del sur. Desde el día del Ritz, Díaz ya no gobierna solo para Andalucía, gobierna, lo quiera o no, para toda esa izquierda española cuyos envejecidos referentes han acumulado varios dedos de polvo en apenas dos, tres años. El socialismo español ya no mira a Rubalcaba, mira a Susana Díaz, pero no porque vaya a ser o tenga que ser su líder, sino porque ella se ha convertido en su única esperanza. O como podría haber dicho el zalamero alcalde Belloch: en la Esperanza de Triana.
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