¿HÉROE O VILLANO?

¿HÉROE O VILLANO?

sábado, octubre 03, 2009

Dios los cría y el viento los amontona
Hay biografías que parecen prontuarios
Por convicciones algunos. También por dinero o ambición. Nadie sabrá por qué muchos otros. Siempre existirán sujetos que trabajen contra las grandes mayorías y por el privilegio de pocos. Si es necesario matan o callan ante la barbarie.
Siempre existirán sujetos que trabajen contra las minorías por el privilegio de unos pocos

Por Víctor Ego Ducrot | Desde la Redacción de APM
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No se trata de explicar la historia, ni el presente, por la mera singularidad de sus protagonistas centrales, por aquellos que logran ver sus nombres en letra de molde en los grandes periódicos, o que ocupan las pantallas centrales de los canales de televisión; de ninguna manera. Pero sí es dable reparar que esa misma Historia construye subjetividades y que esas subjetividades influyen en las tensiones materiales, en las pujas por intereses, en las construcciones cotidianas, locales y globales, que afectan la vida de todos.

Y sobre ese escenario, conviven, casi como “vidas paralelas”, actores, sujetos y máscaras, delante de coros uniformados y de civil, que se empecinan con aquello que los maniqueístas suelen denominar “el mal”, o lo que es lo mismo, provocar el sufrimiento del otro.

En realidad se trata de un punto de discusión permanente, desde los orígenes mismos del campo filosófico.

Si al respecto nos posicionamos en a la antigua tradición materialista – epicúrea, podemos afirmar con el francés Michel Onfray (“La potencia de existir”; Ediciones de la Flor; Buenos Aires.; 2007): “La aritmética de los placeres obliga al cuidado del otro: la definición del núcleo duro de la moral. Para sus adversarios, el hedonismo es el síntoma de la indigencia de nuestra época; individualismo dicen (…), autismo, consumismo, narcisismo, indiferencia con respecto a los sufrimientos del prójimo y de toda la humanidad…De hecho, el hedonismo defiende exactamente lo contrario. El placer nunca se justifica si el precio es el displacer del otro. Sólo hay una justificación del displacer del otro: cuando no se puede hacer otra cosa para evitar el dominio destructor de la negatividad del tercero. En otras palabras, cuando la guerra se vuelve inevitable. El regocijo del otro induce al mío; el disgusto del otro causa el mío.

Desde una perspectiva contemporánea cabe destacar entonces que, la mayor creación económico política del idealismo –el capitalismo, hoy en su etapa de hiperconcentración financiera-, ha sido y es el marco en el cual se mantiene vigente un sistema de violación permanente del principio recién enunciado: el regocijo del otro induce al mío; el disgusto del otro causa el mío.

A partir de las afirmaciones de los primeros párrafos y de los enunciados posteriores, es que esta semana APM decidió poner el centro de su edición la siguiente serie de artículos, para recordar algunas biografías latinoamericanas que muy bien podrían ser consideradas como “prontuarios”.

El caso de Luís Posada Carriles es expresivo casi hasta la obscenidad. Trata de un terrorista y homicida confeso que goza de la protección consecuente de Estados Unidos, o mejor dicho de los gobiernos de ese país, llámense sus presidente George W. Bush o Barack Obama.

El del actual vicepresidente argentino, Cleto Cobos, se inscribe entre los increíble y lo patético. No tiene desperdicio la biografía prontuario elaborada por Natalia Brite desde Mendoza, provincia donde nació el personaje en cuestión.

Diego Ghersi ofrece una semblanza de Mario Vargas Llosa, y no sale de su asombro. ¿Cómo puede el narrador peruano inventar y escribir ficciones con tanta maestría a la vez que pensar al revés, siempre del lado de los poderosos?

Que los dirigentes políticos y de otros ámbitos, pertenecientes al bloque de poder, a los privilegiados, sean mentirosos o al menos empedernidos tergiversadores, eso no conforma ninguna novedad. Sin embargo, el presidente colombiano, Álvaro Uribe, superó todas las marcas. Y lo peor es que vive sentado sobre una batería de cañones.

También lo hay presidentes con mil piruetas, que terminaron alineándose con lo más reaccionario de sus sociedades y ordenan represiones salvajes contra campesinos e indígenas. Para el peruano Alan García, la Constitución es una mera formalidad.

Y podríamos continuar. Lamentablemente, ni muchas ediciones como ésta alcanzarían para agotar una lista que suena a interminable. Sin embargo, siempre es mejor comenzar, aunque más no sea por algunos.


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