¿HÉROE O VILLANO?

¿HÉROE O VILLANO?

domingo, marzo 11, 2018

EN ESPAÑA NO HAY MUJERES,HAY"JEMBRAS"

Clamor en las calles, silencio en La Moncloa

JORGE ARÉVALO
Los medios internacionales, los partidos políticos nacionales y las propias asociaciones feministas convocantes aún están con los ojos a cuadros por el alcance de las masivas movilizaciones del 8-M en España. El ex presidente José Luis Rodríguez Zapatero, pionero en las políticas de igualdad, lo tiene claro: "La sociedad española es la más progresista del mundo en materia de derechos sociales. Lo demostró al ser la primera en aceptar la ley del matrimonio gay. Y ahora ha empezado a enterrar los residuos del machismo. La sociedad lidera el combate por la igualdad de género, que es el mejor camino para afrontar la desigualdad en general".
Las manifestaciones celebradas en las grandes ciudades, pero también en pueblos medianos y pequeños, dejan el rastro de una robusta movilización de la sociedad española que contrasta, y mucho, con la parálisis política. La protesta de las mujeres se ha producido después de la de los pensionistas. Ambas inesperadas, repentinas y cocinadas bajo el radar de la política oficial. De los partidos antiguos y de los nuevos. La sociedad se mueve, mientras la política se estanca. La desigualdad de género no es algo nuevo, pero es precisamente ahora cuando ha estallado la reivindicación.
La potencia de la protesta pilló desprevenido al Gobierno, que anda ensimismado y doliente por el malestar social que advierte, pero que no entiende. O sí entiende, pero no sabe qué hacer. O sí entiende, pero no es capaz de reaccionar a tiempo porque las antenas ciudadanas de Gobierno y PP -valga la redundancia- están averiadas.
"Es que no se enteran de nada". La expresión tiene ya muchos años, pero sigue siendo la más escuchada entre los cargos medios del Partido Popular cuando bulle la calle y miran a La Moncloa buscando el faro para guiarse cada día y encuentran el silencio o, lo que es peor, un guirigay de voces y declaraciones muchas veces contradictorias.
El relato desnudo de las reacciones del Gobierno y el PP sobre la movilización del 8-M ilustra sin necesidad de adjetivos las deficiencias de su actuación política en un tema tan sensible.
Todo comenzó con un argumentario del partido, maldito ahora porque nadie se hace responsable de su redacción, en el que se calificaba la convocatoria del 8-M como "elitista e insolidaria". Busca "romper con el modelo de sociedad occidental".
Semejante contundencia llevó a personas muy relevantes del PP, como Cristina Cifuentes y la ministra Isabel García Tejerina, a situarse "a la japonesa" en el frente anti-huelga. Durante unos días, cundió la extrañeza y el coro de voces desafinadas.
El lunes, el secretario de Estado de Igualdad, Mario Garcés, compareció en el Senado con un discurso muy distinto del argumentario: "Mi reconocimiento a esos grupos de mujeres que llevan años luchando y han dado parte de su vida para que haya igualdad real y material. Todavía persisten privilegios masculinos en la esfera pública y privada. El pulso social pide dejar atrás de una vez por todas el machismo".
El martes, el mismísimo presidente Mariano Rajoyse desvinculó en el Senado de las declaraciones de sus compañeras de partido sobre la "huelga a la japonesa". "No me reconozco en esas palabras". Y anunció que recibiría a las kellys en La Moncloa, una vez que la senadora de Nueva Canarias le reveló la existencia de trabajadoras explotadas.
La ministra de Sanidad y Asuntos Sociales, Dolors Montserrat, se lanzó a un road show por los medios con un mensaje algo confuso. Por fin, el 8-M, con la cúpula del PP en Valencia en un encuentro del Grupo Popular EuropeoAna Pastor, la presidenta del Congreso, lideró la respuesta de complicidad feminista con las convocantes del 8-M. En Los desayunos de TVE, Pastor se expresó sin ambigüedad: "Sigue habiendo una desigualdad inasumible entre hombres y mujeres. Las mujeres de todas las ideologías sabemos que vivimos en una cultura machista. Esto no va de partidos, esto es una cuestión transversal que va de mujeres".
La presidenta de la Cámara organizó un acto en el Salón de los Pasos Perdidos con mujeres de todos los ámbitos para evidenciar que la vicepresidenta del Tribunal Constitucional tiene los mismos problemas que una mariscadora de las rías, una ganadera, una científica o una mujer gitana. Todas ellas hablaron en el Congreso el 8-M.
Mientras, en Valencia, Mariano Rajoy se puso el lazo morado en la solapa. No quería más líos, ya tiene bastantes, a ver si ahora las mujeres iban a ponerle la proa.
A primera hora de la mañana del 9-M, Alberto Núñez Feijóo lideró la respuesta del PP a las masivas manifestaciones. Un "clamor" que el Gobierno tiene que escuchar, un potente mensaje de la calle que no puede dejar indiferente a los hombres.
Una vez las calles de España vacías de manifestantes, y después del despiste descrito, el Consejo de Ministros del PP se reunió en La Moncloa. Y a pesar de los cientos de miles de personas que abarrotaron las ciudades y pueblos de España el día anterior, el Ejecutivo ni debatió, ni reflexionó, ni trató sobre lo ocurrido. Ni siquiera se habló del asunto. Orden del día, nuevo ministro de Economía sin pena ni gloria, y vuelta al coche oficial. Fin de la cita. A por la semana siguiente.

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