¿HÉROE O VILLANO?

¿HÉROE O VILLANO?

lunes, mayo 16, 2011

El análisis coste/beneficio, la mujer cornuda del ricachón machista y la vida real



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En esta segunda parte de mi serie de conferencias sobre el análisis coste/beneficio me centraré en la lógica empleada por los principales defensores de los tests de coste/beneficio como alternativa a la acción regulatoria pública. El Gobernador Daniels (congresista por Indiana) fue, bajo la presidencia de Bush, Director de la Oficina de Gestión y Presupuesto (OMB, por sus siglas en inglés). En 2002, el Daniels director de la OMB explicó de esta guisa a una nutrida audiencia del Instituto de Competencia Empresarial (ICE) por qué los análisis formales coste/beneficio realizados por la OMB “reflejaban la vida cotidiana”:

“Tenemos que recordar a la gente que el análisis coste/beneficio es parte de la vida cotidiana. Tal vez han oído ustedes la historia de la pareja que estaba cenando una noche, cuando una amorosa señorita mucho más joven pasó por delante de la mesa lanzando una ostensible mirada de coqueteo al marido. No pasándole desapercibida la cosa a su mujer, le dijo: ‘¿Quién era ésa?’. Tras algunas idas y venidas, él confiesa: es su amante. Y dice ella: “¡Al fin! Siempre lo temí y lo sospeché. Se acabó, quiero el divorcio’. ‘Bueno, querida, no corras tanto. Date cuenta de que si hay divorcio, no habrá más diamantes el día de tu cumpleaños, menos excursiones de compras a Nueva York, y ya me dirás que pasa con la cuenta del country club’. A todo eso pasa otra pareja, y dice ella: ‘¿No es este tu colega Jim?’ Dice él: ‘Sí?. ‘¿Bueno, y quien es esta joven que va con él?’ ¡Bueno, es la amante de Jim’. Y dice ella: ‘¡Ahahá! Pues la nuestra es más hermosa’.” [ Mitchell E. Daniels, Jr., Competitive Enterprise Institute Speech, 05/22/2002: http://www.whitehouse.gov/omb/speeches_cei_regulatory052202 .]

Es imposible competir con la autoparodia involuntaria. Daniels eligió una metáfora para defender los tests coste/beneficio que deja al desnudo muchos de los peores aspectos de esos tests de evaluación empleados por los economistas. Se deleita Daniels en su chiste con el viejo y poderoso ricachón infiel que engaña a su mujer, la humilla en público y, en substancia, prostituye a su mujer y a su amante. Tal vez lo peor –y aquí Daniels resulta, a la par, agudo e inadvertente— es el uso de la palabra “nuestra” por parte de la mujer. Cuando las elites se sirven de su poder dominante para explotar y corromper a las personas menos poderosas, buscan también imponer una construcción ideal falsa a sus víctimas, de modo que parezcan beneficiarias y no víctimas del victimario. El meme del macho dominante es que el control dominador ejercido sobre la vida y las decisiones de su mujer es “protector” de la mujer. Y se supone que ella se percata y expresa una deuda de gratitud, en vez de resentimiento hacia el opresor.

En la oda de Daniels al análisis coste/beneficio, la mujer ni siquiera busca una “tercera vía”. No saca nada de la amante, salvo la humillación ver ventilado públicamente el affaire ante sus propios ojos. Su marido no está interesado en ella; le sirve, simplemente, para su carrera desempeñado determinados papeles sociales. Él quiere evitar un divorcio caro que pudiera poner en peligro su posición social. Está dispuesto a estafar a la mujer con la que ha intercambiado los votos más sagrados y mantenido la más íntima de las relaciones. Él es una persona que deja claro que sólo se preocupa de su propio placer: los accionistas, los acreedores y los clientes son simples mamonazos saqueables. Puede que su mujer sepa cómo los estafa, a ellos y la hacienda norteamericana. Los maridos de la elite que estafan tienen muy señaladas razones para temer la furia de una esposa despreciada, humillada y divorciada. Así que ¿a qué viene ese absurdo posesivo, “nuestra”? La “amorosa señorita mucho más joven” es la amante de su marido. La completa degradación de la esposa por parte del marido se da cuando éste consigue servirse de su poder y de su riqueza para inducirle a ella a creer que la “amorosa señorita mucho más joven” es “nuestra” amante.

La decisión de Daniels de servirse de esta degradante ilustración como ejemplo de análisis coste/beneficio revela, sin pretenderlo, lo absurdo de esos análisis aplicados, en los que se crea la ilusión de un proceso de toma de decisiones racionales, pero que una y otra vez termina en tragedia. Por lo pronto, ¿por qué habría de tener la mujer sólo dos opciones: acceder a que el marido tenga una amante o buscar un divorcio económicamente catastrófico para ella? El marido podría poner fin a la aventura, o podría conformarse con un divorcio mucho más ventajoso para la esposa. Ella podría seguir casada, pero buscarse un amante. –Lo vería su marido como “nuestro” amante?— Los economistas de la OBM pueden configurar el marco (excluyente) de alternativas a fin de asegurare el resultado del “test” coste/beneficio que les venga en gana. En segundo lugar, para el grueso de las mujeres los factores críticos ponderables a la hora de decidir la respuesta adecuada a la noticia de que su marido tiene una amante resultan imposible de cuantificar. ¿Tienen hijos? ¿Cómo se tomarán el divorcio? ¿Resultarían menos perjudicados, si fueran mayores? ¿Quiere ella salvar el matrimonio? ¿Qué probabilidad hay de que él termine poniendo fin a la aventura y vuelva a ser fiel? ¿Le quiere ella? ¿Pueden ella y los chicos vivir independientemente, sin necesidad de los ingresos y de los activos del marido?

Supóngase que la mujer está al comienzo tan deseosa de continuar el matrimonio y evitar el divorcio, sólo para evitar quedarse sin “diamantes el día de su cumpleaños, excursiones de compras a Nueva York y el country club”. ¿Cuánto tiempo puede durar eso? A medida que el marido y la amante descubren públicamente cada vez más sus relaciones sexuales, y a medida que la amante recibe cada vez más joyas para su cumpleaños, y va más de compras a Nueva York y se mete también en el country club, ¿seguirá considerando la mujer todo eso un “beneficio neto”, y a amante, como “nuestra? Progresivamente humillada ante hijos, parientes y amigos, seguirá viendo la infidelidad del marido como un beneficio neto? Yo pienso que prácticamente todo el mundo cree que el escenario que Dainels presenta como una decisión óptima a la luz del análisis coste/beneficio terminará mal y perjudicará gravemente a la mujer y a los hijos. Al final, los beneficios y los costes económicos raramente son tan importantes como las ideas humanas sobre el amor, el respeto y la dignidad. Los tests coste/beneficio formales que realizan los economistas se mueven característicamente por beneficios y costes económicos, no por aspectos de la vida manifiestamente más importantes para los humanos. Y eso crea un sesgo sistemático, que lleva normalmente a los tests coste/beneficio a presentar una respuesta equivocada como beneficio neto.

Bueno; esto fue el aperitivo. La próxima semana exploraré críticamente la aplicación que hace Daniels del análisis coste/beneficio a la ciencia, a la moralidad, a la regulación de la protección del consumidor y a la crisis financiera.

Wiliam Black, uno de los mayores penalistas norteamericanos vivos, es un especialista en delitos económicos, particularmente, financieros. Fue el director ejecutivo del Instituto para la Prevención del Fraude entre 2005 y 2007.

Traducción para www.sinpermiso.info: Ramona Sedeño

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