La
izquierda moderna, que ya ni siquiera es de salón sino de Twitter, ha
tardado un clic en poner de vuelta y media a Francisco Frutos,
exsecretario general del PSUC y del PCE y excoordinador general de IU,
por participar en la manifestación de este domingo en Barcelona y
arremeter desde la tribuna contra el independentismo y su “racismo
identitario”. La cosecha de opiniones ha sido generosa en insultos:
momia traidora, neoCid campeador, sinvergüenza, cínico, majadero y, por
supuesto, fascista.
Al aquelarre contra el que fuera organizador en Catalunya desde la
clandestinidad de Comisiones Obreras se ha sumado el PCE, que hizo
público un acuerdo de su comité federal en el que se le reprueba por
usar “el cargo que ostentó para ir contra la política y los acuerdos del
partido” entre los que “siempre hemos defendido el derecho de
autodeterminación”. A los excargos, especialmente a los depositarios del
legado leninista, se les exige, al parecer, fidelidad hasta la muerte
aunque ello sirva para negar otro principio especialmente válido para
los herederos, según el cual, nadie puede ser más alto que aquel que
camina a hombros de sus padres.
Con Frutos se puede estar o no de acuerdo pero a la gente que se ha
jugado el tipo y lo ha pagado con la cárcel no se le puede llamar
fascista porque, en contra de lo que luego se dijo, la dictadura no
murió sola y entubada bajo la atenta mirada del marqués de Villaverde,
sino gracias a la lucha de los trabajadores que impidió que se
perpetuara más allá de aquel óbito.
Quienes protagonizaron aquella lucha -la que exigía esconderse día y
noche, manejar varios pasaportes para viajar a París o a Normandía y
participar en las reuniones secretas del partido, la que abocaba a ser
encarcelado por convocar huelgas o detenido por conspirar contra el
franquismo en los bajos de parroquias como la de Santa María Mitjancera,
la del cura Torner, donde cayeron los 113, Frutos entre ellos, la que
aglutinaba las reivindicaciones obreras y trabajó por el final de un
régimen terrorífico- merecen respeto, reconocimiento y gratitud.
Frutos, como Sartorius, tiene todo el derecho a decir lo que le
dé la gana y a defender, como él mismo ha escrito, la memoria de la
España de la Primera y Segunda República, “la del heroísmo de los
obreros y campesinos que la defendieron, la de las gloriosas Brigadas
Internacionales, la de los grandes poetas, escritores y revolucionarios
que la cantaron, glosaron y defendieron, la de los luchadores de la
clandestinidad que pagaron con torturas, cárcel y muerte su defensa, la
del nacimiento de CCOO y las grandes luchas sociales (…), la España de
la clase trabajadora, de las mujeres y de los hombres que no claudican
ni renuncian a nada. La de los que un día elevarán la bandera de la III
República Española orientada al socialismo”.
Tiene derecho a recordar que algunos de los veteranos
independentistas de hoy fueron “franquistas hasta la médula, activísimos
en la economía, algunos con grandes negocios y beneficios en ella, en
la administración y en los medios de propaganda, hasta el punto de que
muchas veces eran los principales perseguidores del rojerío; o bien
masivamente pasivos, por aquello de que con Franco había paz y pan”.
Frutos está en su derecho de opinar que una parte de la izquierda se
quedó colgando “de los faldones del pujolismo”, que el nacionalismo es
una “milonga”, que no está por el derecho a decidir y que el de
autodeterminación no tiene cabida en España, y que para quienes
propugnan un Estado federal republicano es “kafkiano” pretender una
república catalana que luego se confedere con una república española en
un proceso constituyente.
Puede que el noi de Calella, cuyas tías tuvieron que
esconderle al poco de nacer bajo el establo para protegerle del crucero
franquista Canarias y sus bombardeos, el joven campesino primero y
después obrero metalúrgico, auxiliar de laboratorio, trabajador de una
fábrica textil y representante, al tiempo que dirigente comunista y
sindicalista, esté profundamente equivocado. Pero tiene derecho a que
nadie le llame fascista sin que se le caiga la cara de vergüenza.
LA PRUEBA DEL ALGODON DE LA IZQUIERDA DE TODA LA PENINSULA IBERICA ES QUE OPINA DE ESTOS ARMADOS QUE LLEVAN A FUSILAR A OTROS ESPAÑOLES,MUJERES Y NIÑOS....
FELIPE GONZALEZ DIO ORDENES SECERTAS DESVELADAS AL SER EL SEÑOR X,A SU IZQUIERDA EL PROXENETA GUERRA ES UN NENE DE PECHO Y HASTA RAJOY ES INOCENTE.
La mayoría de fuerzas se han visto sorprendida por la
convocatoria de los comicios y algunas incluso aún estudian si se
presentan
X. Barrena / F. Masreal / R. Pascual / R. Julve
periodico
Los comicios autonómicos convocados por Mariano Rajoy
para el 21-D han cogido con el pie cambiado a la mayoría de los
partidos. No solo eso. Los partidos independentistas que integraron la
coalición de JxSí todavía tienen que decidir si se presentan o si asumen
el riesgo de no hacerlo y se mantienen fieles a su hoja de ruta de
intentar celebrar por su cuenta unos comicios «constituyentes» desoyendo
la aplicación del artículo 155 de la Constitución. La CUP es por ahora
no obstante la única que ha anunciado que no concurrirá. En cuanto al
resto de partidos, C’s, el PSC y el PPC tienen claro quién será su
candidato. Los ‘comuns’, en cambio, aún tienen incluso como deber
pendiente aclarar los integrantes de su confluencia.
Oriol Junqueras / JULIO CARBÓ
ERC no quiere ser Brasil
Los expertos económicos mundiales acostumbran a definir Brasil como
un "país de enorme futuro", pero que este, el futuro, nunca llega.
Sería exagerado decir que eso mismo se puede aplicar a ERC, por cuanto
los republicanos eran más un partido de mejor pasado que porvenir. Oriol Junqueras y el ‘procés’, sin embargo, dieron la vuelta a la tortilla, como acreditan las encuestas desde hace más de un año.
Así las cosas, ante unas elecciones que no deseaban, los
republicanos se pueden encontrar ante una disyuntiva, la de participar o
no en la contienda electoral. Si se echa mano de la hemeroteca y de las
veces que los líderes de ERC han señalado aquello de que son "tan demócratas" que cuando ven una urna "se tiran de cabeza hacia ella" (Marta Rovira dixit), no parece descabellado pensar que sí participarán.
En una situación normal, los republicanos se verían tan
seguros de ganar como inseguros de encontrar con quién pactar. Por un
lado, con un PDECat que, una vez más, dio muestras de
flojera de piernas, aunque esta vez no consumó, ERC, que volverá a
enarbolar la ‘estelada’, puede recibir aún algún voto más provinente del
electorado convergente. Aunque son conscientes de que ese pozo de votos
se va secando.
Por el otro, si el partido de la calle de Provença toma
derroteros menos ‘radicales’, algo seguro si su candidato es, por
ejemplo, Santi Vila, eso repercute en ERC en cuanto que
tiene una puerta menos donde pactar. Si el PDECat no se mantiene en la
independencia, nada une ya a un partido de centroizquierda con uno de
centroderecha.
Todo esto partiendo de la base de que no habrá un Junts
pel Sí 2, básicamente, porque ninguna de las dos cúpulas de partido lo
desean. Concurrir en solitario tendrá otras ventajas. Por ejemplo,
recuperar parte del voto que el 27-S se fue a la CUP, precisamente, por
el pacto con la entonces CDC. Si a eso sumamos la más que posible no
participación de los anticapitalistas en estas elecciones autonómicas,
ello puede redundar en un porcentaje mayor del electorado de la CUP
acabe en las redes republicanas. Eso sí, que la CUP no haga campaña
puede significar que parte de los suyos se sumen a la abstención y hagan
imposible que el independentismo sume ese 50% soñado.
Así las cosas, los republicanos, la marca de la
independencia por excelencia, imagen reforzada por la perseverancia
de Junqueras en la DUI cuando Carles Puigdemont se decantaba hacia las elecciones, puede quedarse bastante sola en el Parlament.
Sin la CUP y con el PDECat vuelto al redil autonomista,
se plantean, los cabezas pensantes republicanos, que buscar una alianza
de Govern se antoja materialmente imposible, vistas las heridas abiertas
por el ‘procés’, por ejemplo, con el PSC. El espacio de los ‘comuns’
parece el hábitat natural de un pacto para los republicanos, pero la
demoscopia enseña que en un ambiente tan polarizado por el 'procés’ el
partido de Ada Colau no parece capaz de romper el techo de cristal de los 11-13 escaños que heredó de ICV.
Marta Pascal / joan puig
Un PDECat en horas bajas
Lo primero que deberán decidir los dirigentes del PDECat
es si aceptan la legalidad estatal, la que pone en práctica el
presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Pero las primeras reacciones son
que se tendrán que afrontar los comicios de la mejor manera.
No cogen en un momento dulce, las elecciones. El PDECat
es un proyecto todavía en construcción, con algo más de un año de
existencia y con una dirección todavía pendiente de lograr un punto de
maduración. Una dirección joven al frente de la cual está Marta Pascal,
que ha tenido notables dificultades para impone su autoridad frente a
dos poderes, el del 'president' Puigdemont y el del 'expresident' Artur Mas.
En cualquier caso, es improbable que ninguno de estos dos
cargos opten a ser candidatos. Puigdemont ha dicho en numerosas
ocasiones que sólo aceptó un único mandato. Y Mas también ha dejado
claro en varias entrevistas que no opta a ser de nuevo candidato.
Y tampoco Pascal, una coordinadora general cada vez más
apreciada internamente pero que ha rechazado ya algun nombramiento
institucional com el de jefa de filas de junts pel sí en el Parlament.
su intención es llevar a cabo un trabajo interno de consolidación del
proyecto.
Así las cosas, y ante la improbable reedición de Junts pel sí,
el PDECat necesitará marcar perfil propio diferenciándose no solo de la
CUP, sino también de ERC. Podría apelar al soberanismo sensato y
posibilista, unos atributos que Santi Vila, el ya 'exconseller' de Empresa i Coneixement, podría enarbolar. Vila no ha escondido sus aspiraciones y no renuncia a nada.
Otra cosa es que se quisiera dotar a la candidatura de un
perfil independentista fuerte. U optar por una cara nueva, que surgiera
de la cantera municipalista del partido, uno de sus puntos fuertes.
En cambio, otro punto débil puede ser el hecho de que
Puigdemont estuvo a punto de parar el proceso soberanista y convocar
elecciones el pasado jueves. una decisión que al conocerse generó un
profundo malestar interno, con anuncios como el de los diputados Albert Batalla y Jordi Cuminal de
dejar el partido y abandonar su escaño en el Parlament. Otros cargos
también rompían el carnet. Finalmente, se dio marcha atrás. Pero había
quedado de manifiesto una cierta debilidad y fragilidad internas.
Así pues, los comicios cogen al PDECat todavía en estado
de maduración, y con el interrogante de si aceptar unos comicios
convocados por el Gobierno de Rajoy tras cesar al Govern en pleno y
disolver el Parlament el mismo día que la mayoría soberanista en la
Cámara catalana proclamaba la independencia.
Anna Gabriel / FERRAN NADEU
La paradoja de una CUP al alza
Tras ser demonizados y criticados (cuando no insultados)
por el 'establishment', la CUP llegaría a estos comicios muy fuerte en
las encuestas, por el augurio de que podrían repetir sus actuales 10
escaños, cuando no superarlos.
El problemas es que la CUP no participará en esas
elecciones. Tras declarar la república, piensan en la sede de la calle
de Casp, concurrir a unas elecciones autonómicas se antoja algo pobre.
Minutos después de que Rajoy anunciara los comicios del 21-D, los
anticapitalistas anunciaron con sorna que ese día ellos lo que harán
será organizar una paella popular en lugar de acercarse a las urnas.
Mucho se ha especulado, sobre todo a raíz de las palabras de Pablo Casado,
sobre la conveniencia o no de aplicar la ley de partidos la CUP. Lo
cierto es que la decisión de los anticapitalistas, de confirmarse,
sería, en la práctica, una especie de auto-ley de partidos.
Los efectos de la ausencia de la CUP serían varios.
Primero engrosar el zurrón de ERC y, en menor medida, de los ‘comuns’.
Segundo, tomando en cuenta que sus fans más fieles se apuntarían a la
abstención, ello puede alejar más al independentismo de el 50% deseado.
Inés Arrimadas / ALBERT BERTRAN
Ciutadans, una campaña que empezó el 27-S
Ciutadans es el partido que más tiempo lleva haciendo
campaña para unas elecciones que ha reclamado por activa (a la
Generalitat) y por pasiva (a partir del artículo 155). Tanto tiempo que
la noche electoral del 27-S del 2015, cuando pasaron de 9 a 25 diputados
y a líderes de la oposición, ya reclamaron nuevos comicios.
Las encuestas les dan ahora entre 21 y 22 escaños, aunque
su estrategia de mano dura contra el soberanismo y su regreso a las
esencias cargando contra el "adoctrinamiento" escolar les han permitido
repuntar en los últimos meses a costa de hacer mella en el PPC. Aunque
saben que están lejos de los republicanos, hace más de un año que los
‘naranjas’ plantean los nuevos comicios al Parlament como un duelo por
la presidencia entre su líder en Catalunya, Inés Arrimadas,
y el presidente de ERC, Oriol Junqueras. Quieren polarizar así la
campaña para tratar de erigirse en la fuerza central del bloque
constitucionalista. Descartan por tanto una candidatura conjunta con el
PP y el PSC con el argumento oficial de que con ella "se perderían
votos", aunque por la cabeza de los estrategas del partido el objetivo
final es el siguiente: si el bloque independentista no obtuviera la
mayoría absoluta (y eso dando por sentado que este se presentaría a las
elecciones), el bloque contrario a la secesión debería formar un
Gobierno de concentración que implicaría un doble tirabuzón: primero,
que el resto de partidos aceptaran la presidencia de Arrimadas, y
segundo y más difícil, que en ese encaje de bolillos deberían estar
dispuestos a entrar quizás hasta los ‘comuns’, lo que a fecha de hoy
resulta más difícil que ver un iglú en el desierto. A fecha de hoy.
En el haber de Ciutadans cabe que tanto su candidata como
el propio partido han ganado en experiencia y en presencia como líderes
de la oposición. En el debe, que su nueva denominación como partido
liberal y su renuncia explícita a la socialdemocracia --demostrada
en el Congreso y en su actitud de derecha dura contra el
independentismo-- le apartan de poder arañar más votos al PSC. Y aunque
ha intentado sobrepasar esa etiqueta presentando todo tipo de
iniciativas sobre cuestiones sociales, su carta de presentación sigue
presidiéndola en mayúsculas su antisoberanismo, lo que les dificulta
poder seducir al votante moderado de la extinta CiU.
Miquel Iceta / FERRAN NADEU
Iceta sueña con la segunda plaza
Ilusos es lo mínimo que les hubieran llamado desde otras
fuerzas si hace un año hubieran dicho que aspiraban a ser los segundos
en el Parlament, los primeros si no se presentara Esquerra. Entonces los
socialistas catalanes estaban inmersos en su particular crisis con un
PSOE implosionado por la investidura de Rajoy. Ahora, encuestas
mediante, el PSC parece haber recuperado algo de aliento y está en
disposición de disputar el puesto a Ciutadans con Miquel Iceta repitiendo de candidato.
El papel del primer secretario en estas tensas semanas,
tratando de evitar la DUI y el artículo 155, parece pesar más en el
electorado que las críticas internas (dimisión incluida de Núria Parlon
de la ejecutiva del PSOE) por apoyar las medidas del Gobierno del PP.
La proclamación de la independencia por parte de JxSí y la CUP y la
suavización del 155 también ha permitido a los dirigentes tener más
comprensión entre las bases sobre su posicionamiento.
Habrá además otro factor que Iceta podrá coger como bandera: el inicio de los trabajos para la reforma Constitucional que Pedro Sánchez anunció
haber pactado con Rajoy. El dirigente socialista tendrá así refuerzos
argumentales para pregonar el federalismo. Pero es que además podrá
apoyarse en dos situaciones externas que podrían favorecerle.
La primera de ellas es la plena decantación de Ciutadans
ya sin ningún ambage hacia la derecha. El apoyo de los naranjas al PP en
el Congreso permitirá al PSC marcar distancias y tratar de recuperar al
votante más progresista que les castigó por una indefinición en el eje
nacional que ahora no tienen. Y gracias a esto último, los socialistas
confían también en recuperar electores a otra de sus bestias negras, los
comuns.
Los guiños del partido de Ada Colau y especialmente del líder de Podem, Albano Dante Fachin,
al independentismo, los quiere aprovechar el PSC para abrir la puerta a
quienes les penalizaron en las urnas por su papel ante la crisis
económica pero que son netamente contrarios a la secesión. El poderío
parlamentario de antaño es una quimera, pero Iceta sueña con la
remontada.
Xavier Domènech / DAVID CASTRO
Los 'comuns', en un mar de incógnitas
Las elecciones pillan a los 'comuns', como a la mayoría
de partidos, a desmano. En su caso, por varios motivos. El primero,
porque les siguen cogiendo demasiado pronto, ya que saben que su
escenario ideal es aquel en el que el debate se juegue en el eje
izquierda derecha y no en el del eje nacional. Eso sí, el agotamiento de
la hoja de ruta soberanista podría jugar en su favor. Xavier Domènech, que ha capitaneado las
dos victorias en las generales en Catalunya, es a día de hoy el mejor
candidato, descartada la alcaldesa Ada Colau y la
posibilidad de emerger nuevos liderazgos con tan poco tiempo. El
coordinador de Catalunya en Comú deberá meditar si está dispuesto a
asumir el reto que implicaría ser cabeza de cartel por tercera vez en
dos años y dejar de ser el portavoz de En Comú Podem en el Congreso.
También habrá que ver si finalmente van con Podem a los comicios. La tensión entre ambos partidos se mantiene desde que Albano Dante Fachin decidió
sacar en el último momento a los podemistas de la confluencia. Pero
nadie se plantea que compitan en listas separadas si los podemistas
finalmente se presentan (Fachin ya ha expresado las dudas que él y parte
de su formación tienen a día de hoy sobre concurrir a unas elecciones
convocadas por Mariano Rajoy al amparo del artículo 155). Sin tiempo
para que Podem se pudiera sumar a la confluencia, en caso de que vayan
junto será en forma de coalición, aunque no se quiera repetir el circo
de Catalunya Sí que es Pot, marcado po la ausencia de Barcelona en Comú
(el partido de Colau) y la guerra permanente entre Podem e ICV.
En cualquier caso, las aspiraciones electorales de los
'comuns' serían mejorar los 11 diputados de la actual coalición de la
izquierda alternativa en el Parlament y acercarse lo más posible a la
veintena para luchar por la segunda plaza, rivalizando con Ciutadans,
PDECat y PSC por ver quién queda por detrás de ERC.
El objetivo sería poder formar gobierno con los
republicanos aunque, para ello, tendrían que conseguir romper el
matrimonio de conveniencia que ERC mantiene con los posconvergentes e
intentar conformar un Govern de marcado perfil social que no deje de
lado la lucha por un referéndum pactado.
Xavier García Albiol / FERRAN NADEU
El objetivo popular: evitar otro batacazo
Con un solo voto más de los 349.193 que obtuvieron en las
elecciones del 27 de septiembre del 2015, más de un dirigente del PP
catalán se daría con un canto en los dientes. En el cuartel general de
los populares (tanto el de Barcelona como el de Madrid) son conscientes
del desgaste sufrido por el partido en los últimos meses por la gestión
del debate soberanista y tampoco les escapa la envolvente que les ha
hecho Ciutadans como adalid del 155 para convocar comicios y captar así
al votante más españolista. Todo lo que fuera salvar los trastos y
mantener sus 11 diputados sería una victoria para ellos, pero no lo
tienen fácil.
El líder de los conservadores catalanes, Xavier García
Albiol, defendía hace solo unos días que el Gobierno central debía fijar
las elecciones autonómicas dentro de unos meses para dar tiempo así a
que se apuntalaran las medidas del artículo 155 y se rebajara la ola
soberanista. También sostienen voces del PPC que con ello su presidente
también quería asentar su liderazgo, habida cuenta que sigue generando
reticencias en algunos sectores de su formación. Rajoy, sin embargo, ha
llamado a las urnas lo más pronto posible, lo que paradójicamente
también puede acabar beneficiando a Albiol: su ratificación como
candidato está prácticamente hecha por no decir que está hecha del todo,
ya que no da tiempo ni a que asomen otros nombres (la ministra Dolors
Montserrat) dispuestos a quemarse más allá de que se los mencione solo
para marear la perdiz.
Cabría otra posibilidad. La que planteó este sábado la
vicesecretaria de estudios y programas del PP y diputada en el
Parlament, Andrea Levy: una candidatura conjunta de los partidos
constitucionalistas. Eso permitiría a los populares disimular una
eventual debacle, pero tiene pinta de no ser más que un globo sonda y un
mensaje cara a la galería, porque ni Ciutadans ni el PSC se lo
plantean.
Tres agredidos durante una manifestación unionista que acaba encabezada por unos 200 radicales
Un núcleo de radicales que ha acabado controlando una
manifestación rompen cristales en Catalunya Ràdio y agreden a tres
personas, una de las cuales les gritó 'Llibertat'
Ernest Alós
Unionistas agreden a un independentista en la calle Mallorca. /
ELISENDA PONS
Un grupo de manifestantes defensores de la unidad de
España ha recorrido durante tres horas el centro de Barcelona, sin
conseguir su objetivo de marchar hasta la jefatura de policía de la Via
Laietana. La marcha, que ha llegado a sumar 400 personas según fuentes
de los Mossos, ha sido bloqueada por los Mossos a la altura de la calle
Mallorca y ha acabado finalmente en la plaza de Espanya. Durante su
recorrido se han producido al menos tres incidentes; en la sede de de Catalunya Ràdio, cerca de la plaza de Francesc Macià, y han roto cristales y bloqueado la salida de la emisora, según ha explicado en su perfil de Twitter el director de la radio pública catalana, Saül Gordillo.
Los protagonistas de la violenta manifestación se habían concentrado alrededor de las seis de la tarde en la plaza
de Artós de Barcelona, lugar donde se suele reunir un colectivo
habitual en circunstancias como los partidos de la selección española, y
han iniciado una marcha por la Via Augusta hacia el centro de
la capital catalana. Pasadas las 20.30 horas, tras los incidentes en
Catalunya Ràdio, han bajado por la Diagonal con banderas españolas y
catalanas al grito de "Viva España", "Visca Catalunya" y "Yo soy
Español". También han coreado "Puigdemont a prisión". A
medida que el grupo ha avanzado por la avenida se han añadido más
manifestantes: una mezcla heterogénea de jóvenes de la zona alta
(encabezaba la marcha un Audi todo terreno de gama alta), gente mayor y
un núcleo de aspecto ultra, a quienes inicialmente en la cabecera de la
manifestación se les pedía que no mostraran alguna bandera que no fuese
la catalana o la constitucional.
Las personas que encabezaban la manifestación han
anunciado por los megáfonos que su intención era llegar hasta la
jefatura de policía de la Via Laietana. "Nos están esperando.
Tranquilos, esto de hoy es solo un calentamiento. Catalunya es nuestra".
En varios momentos se ha coreado el lema 'Els carrers seran sempre
nostres'.
Los Mossos d'Esquadra han seguido de cerca el recorrido de esta manifestación para que no llegue a los aledaños de la plaza de Sant Jaume, donde
miles de personas festejan la independencia unilateral declarada por el
Parlament de Catalunya. En la calle Còrsega han formado un primer
cordón para impedir que la manifestación bajase por paseo de Gràcia. Ha
sido rebasado por los manifestantes sin que los Mossos replicaran, más
que con algún golpe de porra cuando el coche ha intentado cruzar su
cordón sin detenerse. Un segundo cordón en la calle Mallorca sí ha sido
efectivo.
Allí han empezado los primeros incidentes. Un grupo de
radicales ha tomado el control, arrebatando incluso por la fuerza el
megáfono a uno de quienes encabezaban la marcha, que ha sufrido un corte
en la mano. Varias decenas de ultras han perseguido durante unos 100
metros han golpeado a dos jóvenes, sin que los antidisturbios que
seguían la marcha intervinieran. Tras ser retirados en ambulancia, y a
pesar de que uno de ellos sangraba por los oídos tras la agresión, los
Mossos han informado de que habían sufrido contusiones y heridas
leves. Según varios testigos, los jóvenes formaban parte de un pequeño
grupo algunas de cuyas componentes han mostrado el trasero a los
manifestantes, les han hecho peinetas y les han gritado 'feu fàstic'.
Uno de los dos heridos, según otros testigos, ha sido golpeado por
vestir una camiseta con simbología comunista. Varios manifestantes han
intentado parar la agresión al tiempo que reprochaban su actitud a los
agredidos.
Parte de los manifestantes se han disuelto en ese
momento. Otros, cada vez más exaltados, han marchado hasta la Delegación
del Gobierno, donde han aplaudido a la policía nacional con gritos de
'Esta es nuestra policía', 'No estáis solos' y en algún momento, de 'A
por ellos', y seguidos a distancia por los Mossos, que han ido cortando
las calles en dirección mar, han decidido acabar la manifestación en la
plaza de Espanya.
En su marcha por la calle Mallorca, reducidos a un grupo
de unas 200 personas, han ido aplaudiendo a personas que mostraban
banderas españolas desde los balcones. El tercer incidente violento se
ha producido cuando, al pasar por delante de un bar, los trabajadores de
este han salido a la puerta y han gritado 'Llibertat', con las manos en
alto. Mientrasalgún manifestante intentaba separar a las dos partes,
algunos de los violentos han agredido a los trabajadores del bar, uno de
los cuales ha resultado con una brecha en la nariz.
En este caso, los Mossos, que seguían la marcha a unos 50
metros de distancia, han llegado cuando ya se había producido la
agresión, y han desplegado antidisturbios sin llegar a cargar. La
manifestación ha acabado pasadas las 11 de la noche en la plaza de
Espanya.
Un mendigo sujeta un vaso de plástico mientras pide dinero en Madrid.
SUSANA VERA / REUTERS
El mendigo dijo: “No le dé vergüenza mirarme”. Se dirigía a
una señora muy arreglada cuyo perrito había parado para hacer sus
necesidades a la altura del indigente, que permanecía sentado en el
suelo, sobre un cartón mugriento, con la espalda apoyada en la pared del
McDonalds de la Gran Vía. La señora, que no quería violentar al
perrito, observaba de reojo al pobre: su vaso de plástico con dos o tres
monedas, su botella de agua, su paraguas, su bolsa de supermercado
llena de fruta, sus pies descalzos y negros por la roña, su mochila
rota… Entonces fue cuando el hombre se dirigió a ella para decirle que
no le diera vergüenza mirarle, pues él podía soportarlo.
La
señora se agachó a recoger la caca del perro y al incorporarse estaba
llorando. Usted lo puede soportar, dijo, pero yo no. Incongruentemente,
añadió que era profesora de Historia. El mendigo sacó de la mochila,
para mostrársela, una Historia del mundo contemporáneo: un
viejo libro de bolsillo con las hojas hinchadas, como los tobillos de
alguien que sufre hidropesía. Es lo único que he leído en mi vida,
explicó, leer es muy instructivo. Mucho, asintió ella haciendo un nudo
en la bolsa de la caca del animal, mientras se sorbía los mocos
provocados por el ataque de llanto. Si quiere, se ofreció, mañana le
traigo otro libro. Tráigame uno sobre el mundo antiguo, por contrastar,
dijo el hombre. La mujer anduvo ocho o nueve pasos y regresó para
dejarle unas monedas. No haberse molestado, manifestó él. No es
molestia, aseguró ella. Déjeme la caca del perro, sugirió él entonces,
también tengo que deshacerme de una mía. Ella, tras resistirse un poco,
se la entregó. Luego comenzó a andar hacia Callao, tirando del perro,
que se resistía a alejarse de su mierda.
Las Abuelas de Plaza de Mayo anunciaron que una nueva nieta recuperó su identidad
La mejor forma de festejar un aniversario
La
“nieta 125” es la hija de Lucía Rosalinda Victoria Tartaglia. Estela
Carlotto hizo el anuncio en el cierre del acto por los 40 años de
Abuelas de Plaza de Mayo, rodeada de nietos, miembros de organismos de
derechos humanos y amigos.
Las Abuelas de Plaza de Mayo anunciaron ayer en el Centro Cultural Kirchner el hallazgo de una nueva nieta. Imagen: Joaquín Salguero
Hubo
música, baile y hasta recuerdos de primeros besos. Había sido
emocionante y alegre. Pero no podía haber habido mejor forma de festejar
los 40 años de las Abuelas de Plaza de Mayo que con el anuncio que hizo
Estela Carlotto al finalizar la noche. “Abuelas de Plaza de Mayo tiene
la inmensa alegría de comunicar la restitución de la hija de Lucía
Rosalinda Victoria Tartaglia. Bienvenida nieta 125 a la verdad”. Y
siguió una ovación. Todos los que llenaban la Ballena Azul del Centro
Cultural Néstor Kirchner se pusieron de pie. Y muchos salieron de la
sala llorando.
“Los que ahí no están, dentro tuyo van… Y después volver
porque hay que crecer. Y hay que compartir ganas de vivir. Historias,
destinos. Tus nuevos vecinos”, cantaba Gustavo Santaolalla. Una canción
que escribió para su hija a raíz de un viaje, pero que se resignificaba
en ese lugar, donde pocos minutos después de se anunciaría un nuevo
encuentro. Antes, las Abuelas habían subido al escenario para cantar
Mañanas Campestres. Y había clima de festejo. “No se vayan todavía, vale
la pena”. Una vez que estuvieron todos juntos, Abuelas, nietos,
hermanos y algunos bisnietos que subían y bajaban del escenario a
voluntad, habló Estela: “Con profunda emoción, en este acto maravilloso,
con los amigos de siempre, con los nietos, comunicamos la restitución
de la hija de Lucía Rosalinda Victoria Tartaglia”, dijo. “Qué momento
para los que nos llamaron ´curros´, pero no importa porque este es un
regalo para todo el país y para el mundo entero”, siguió, saliéndose un
poco del comunicado y en referencia a la hiriente frase del presidente
Mauricio Macri que no puede olvidar.
La madre de la nueva nieta restituida fue secuestrada el 27
de noviembre de 1977 en La Plata, donde estudiaba derecho y militaba en
la Juventud Universitaria Peronista. Un año después de su desaparición
su hermano recibió una carta donde Lucía le decía que estaba
secuestrada. Estuvo en el circuito de los centros clandestinos Atlético,
Banco y Olimpo. Luego, en otra carta contó que estaba embarazada y que
esperaba parir a principios de 1979. La identidad del padre no pudo ser
confirmada con certeza hasta el momento. Las Abuelas tuvieron los
resultados sobre la identidad de la hija de Lucía el miércoles y ayer
por la mañana se lo comunicaron a la joven.
“Una vez más celebramos la libertad de una nueva nieta que
se atreve a conocer su verdad y alentamos a todos aquellos que pueden
aportar información que así lo hagan. Bienvenida nieta 125 a la verdad”,
dijo Estela.
La celebración había empezado distinta. Las Abuelas, desde
la pantalla contaban su primer beso. “Fue todo torcido, a los doce
años”, dijo una. “Fue un chico que me quería mucho, nos besamos, sí”,
contó otra. “¿Nos casamos?, me preguntó y mi hermana le dijo “no, porque
ella se casa en octubre. Y nos casamos sí”. “Tuve un novio que fue mi
esposo, fue mi único amor, fui muy feliz con él, él me dio el primer
beso”. “Siempre eran robados y a las escondidas, ¿hablamos de los besos,
no?”. Era parte de una película sobre ellas que pronto se estrenará.
Luego entraron a la sala en medio de una ovación y se
sentaron en las primeras filas. Estela Carlotto, Rosa Roisinblit,
Buscarita Roa, Alba Lanzillotto, Delia Califano, Berta Schubaroff, Chela
Fontana, Sonia Torres, de Córdoba, Leda Bustamante, de La Plata, entre
otras. Entraron junto a su compañeras de Madres línea fundadora y de
Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, Taty
Almeida, Laura Conte, Vera Jarach y Lita Boitano.Y las acompañaban los
nietos, desde Tatiana Sfiligoy, una de las primeras, hasta José
Bustamente García, al que presentaron como el último, cuando todavía
faltaba el anuncio más importante de la jornada.
José subió al escenario junto a Mario Navarro. “40 años es
casi la totalidad de la vida de muchos de lo que están aquí. Vida. Eso
es lo que reunió a estas mujeres. No solo habían sido sus vidas
violentadas sino la de todo un pueblo. Ellas pudieron ir recuperando
trozos desprendidos, trozos de cada argentino que junto a ellas
perdieron pate de su identidad. Lograron transformar todo ese amor que
llevaban adentro en justicia, arte, ciencia, educación. Hoy podemos
decir que esa lucha es colectiva. A nuestras Abuelas las compartimos con
todo un pueblo que las abraza”, leyó Mario desde un celular. Era un
texto escrito por nietos y hermanos para las Abuelas. José habló por
primera vez en público como nieto. “Agradecer. Agradecer -repitió con su
tonada cordobesa– Por la lucha, por el trabajo incansable, por las 124
verdades y que sean muchas más”. Y hubo una más.
Durante la noche, hubo música (con Santaolalla y Magdalena
Fleitas), teatro (con Gimena Riestra) y pequeños cortos sobre la
historia de las Abuelas. Entre los invitados había dirigentes políticos,
miembros del Poder Judicial y del ministerio Público, gremialistas,
políticos, personalidades que acompañaron de una u otra manera a las
Abuelas en estos 40 años.
A los nietos Leonardo Fossati y Manuel Gonçalves, clásicos
animadores de los aniversarios de la institución, se sumó Lorena
Battistiol, que busca a su hermano o hermana nacido en cautiverio. Los
tres repasaron los hitos del organismo de derechos humanos, la ayuda
científica para poder identificar a los hijos de desaparecidos, el
abrirse paso en la justicia y el acompañamiento de la sociedad. Como
siempre, con un poco de emoción y otro poco de ironía y humor: “Las
Abuelas dicen que somos su mejor premio, son muy generosas en algunos
casos”.
Hubo varias menciones a Santiago Maldonado. Lorena, Manuel y
Leo levantaron su foto. “Las Abuelas nos han enseñado que hay que
reclamar, juntarse, que nunca hay que dejar de pedir Memoria, Verdad y
Justicia. En ese pedido de justicia se encuentra hoy la familia de
Santiago Maldonado. Pedimos respeto, verdad y justicia por Santiago
Maldonado y los convocamos a marchar el 1 de noviembre en todas las
plazas del país”.
Por culpa de Catalunya
no se habla de corrupción,
no se toca a Gallardón,
ni a Cifuentes una uña,
ni se muestra la pezuña
del recorte de pensiones,
así que digo ¡collones!,
si el alma tengo en un hilo,
y a Donald dejo tranquilo,
¿será por los puigdemones?
En Argentina, en las
recientes elecciones parlamentarias, la derecha gana dando una paliza.
La opción electoral por posiciones de derecha se sucede por doquier: en
Estados Unidos la población vota por el representante más troglodita, en
Europa avanzan las propuestas con sabor xenofóbico y conservador, en
general se ve que los electorados optan por partidos que no son de
izquierda precisamente. ¿Por qué la derecha triunfa en las elecciones?
Así formulada, la pregunta daría a entender una honda preocupación, pues
supone que eso es algo así como un error inesperado, una aberración.
¡La derecha no debería ganar! Ahora bien: si se profundiza un poco,
allí puede encontrarse, más que nada: ingenuidad. ¿Quién dijo que los
votantes irían a votar por la izquierda? ¿Acaso la izquierda tenía
garantizado el triunfo en algún lugar? Todo eso lleva a
pensar en lo que ha venido sucediendo en estas tres o cuatro últimas
décadas en todo el mundo a nivel político-ideológico. El avance de
distintos movimientos populares contestatarios para los años 60 y 70 del
pasado siglo (guerrillas de izquierda, avance sindical, movimientos
campesinos, procesos de liberación nacional, Teología de la Liberación,
movimientos antiguerra y anticonsumismo, poderosos movimientos
estudiantiles inconformes, revolución sexual, reivindicaciones de las
mujeres, etc.) trajeron como respuesta del sistema un golpe tremendo. En
Latinoamérica, las montañas de cadáveres y los ríos de sangre
-enmarcados en la Doctrina de Seguridad Nacional y combate al comunismo
internacional- signaron la época. El miedo y el silencio se adueñaron de
las sociedades. Protestar (por cualquier tema, no importa) pasó a ser
mala palabra, peligroso, algo a desechar. De esa forma pudo declararse
con ampulosidad que “la historia había terminado”, lo que marcaba el “fin de las ideologías”.
Habría que aclarar, rápidamente: de la ideología de izquierda (al menos
esa era la pretensión del sistema, obviamente de derecha). Lo que se
acalló -sangrientamente- fue cualquier intento de modificación, de
protesta con sabor a cambio. Las sociedades, y no solo las
latinoamericanas, sino que el fenómeno es mundial- entraron en un
letargo: levantar la voz salió de la agenda. Mucho más aún, ciertos
términos como socialismo, lucha de clases, revolución, explotación. “No
meterse en nada y cuidar el sacrosanto puesto de trabajo” se impuso como
la consigna básica, a seguirse con respeto (y temor) reverencial.
En ese marco, acallándose las luchas, con el agravante de la caída de
las primeras experiencias socialistas (Unión Soviética, China), el campo
popular en su conjunto sufrió un severo retroceso. ¿Quién trabaja hoy
solo 8 horas diarias? ¿Cuánta gente trabaja con todas las prestaciones
laborales de antaño? ¿Qué trabajador está sindicalizado? ¿A quién
defiende hoy un sindicato? Los avances conquistados históricamente en
años de lucha se fueron perdiendo. Así las cosas, lo que para décadas
atrás en las izquierdas era visto como algo despreciable, las elecciones
burguesas pasaron a ser un nuevo campo de acción política. Las
izquierdas (golpeadas, diezmadas, casi en shock), pasaron a la arena de la hasta entonces desprestigiada política parlamentaria.
Esto lleva a preguntarnos si efectivamente ese marco de ejercicio
político -siempre en el ámbito del capitalismo, incluso más feroz que
antaño, con las nuevas estrategias neoliberales, planes de ajuste
estructural y precarización constante de las condiciones de vida de las
grandes mayorías- puede permitir efectivamente una transformación real
para esas mayorías populares. ¿Son las elecciones un campo de cambio
profundo? La experiencia demuestra fehacientemente que no.
El camino de la democracia (burguesa) al socialismo (el caso de Chile
con Salvador Allende es el más emblemático) muestra los límites. Los
cambios revolucionarios no van de la mano de las elecciones llamadas
democráticas. El poder (la clase dominante) se resiste a cambiar
pacíficamente. Nunca en la historia, nunca jamás, un cambio
económico-político-social efectivo pudo hacerse sin violencia. “La violencia es la partera de la historia”,
enseñaba Marx con un hálito hegeliano, y sin duda no se equivocaba. La
actual clase dirigente, los capitalistas, se hacen del poder cortándole
sangrientamente la cabeza a los reyes. La democracia que se desprende de
ese hecho inaugural del mundo moderno no es más que “una ficción estadística”,
como dijera Jorge Luis Borges. Sigue mandando el poder económico,
sostenido (sangrientamente cuando es necesario) en las bayonetas.
¿Por qué reivindicar hoy ese tipo de elecciones desde la izquierda?
Porque el campo de acción se ha reducido tanto que es lo poco en lo que
se puede mover. O, al menos, golpeada y restringida como ha estado estos
años, es el único espacio que le ha ido quedando dentro de los límites
que le impone el sistema. Y ante tanta desesperanza, el hecho de llegar a
la casa de gobierno se puede sentir ya como un triunfo (aclarando
rápida y enfáticamente que la silla presidencial es apenas un pequeño,
muy pequeño eslabón en la real cadena de mando del sistema).
Pero ¡cuidado! ¡¡Las elecciones están muy lejos de ser una revolución!!
Si podemos contentarnos con el triunfo en las urnas de una propuesta
progresista (lo que ha estado sucediendo estos últimos años en
Latinoamérica, propuesta que sin dudas debemos apoyar con toda la
fuerza, porque al menos son una espina para el sistema -Chávez en
Venezuela, Morales en Bolivia, Correa en Ecuador, Bachelet en Chile, los
Kirchner en Argentina, el Partido de los Trabajadores en Brasil, Mujica
en Uruguay, Ortega en Nicaragua) eso muestra, ante todo, la debacle
real de una propuesta de cambio radical. “No se trata de reformar la
propiedad privada, sino de abolirla; no se trata de paliar los
antagonismos de clase, sino de abolir las clases; no se trata de mejorar
la sociedad existente, sino de establecer una nueva”, afirmaba con
la mayor energía Marx en su programa político. Reformar el capitalismo,
darle un rostro humano, redistribuir un poco más equitativamente la
riqueza sin tocar los resortes de fondo, todo eso es lo que ha venido
pasando con proyectos políticos populares en estos años. Es
“políticamente correcto” apoyarlos; es una obligación ética auparlos
para quienes siguen pensando en otro mundo más justo, más equitativo.
Pero no hay que olvidar que no son proyectos que cuestionen al sistema
capitalista en su raíz: “capitalismo serio”, por ejemplo, dijo la ex
presidenta argentina. Economía mixta, capitalismo nacional… En otros
términos: una izquierda “domesticada”, acorde a los tiempos que corren,
con saco y corbata (versión masculina) o tacones y bien maquillada
(versión femenina). ¿El poder popular es ir a elecciones? ¿Así se puede
construye un auténtico cambio revolucionario? Sin ningún
lugar a dudas, son proyectos importantes, avances en relación a las
peores y más antipopulares recetas neoliberales que se impusieron años
atrás. Por eso las poblaciones las eligen en elecciones libres cuando se
va a procesos electorales. Pero procesos que tienen las patas cortas,
que no transforman nada sustancialmente. Y por eso mismo, proyectos que
pueden sucumbir. Los proyectos de capitalismo nacional y
antiimperialista con talante popular que marcaron varias experiencias
latinoamericanas en el siglo XX (el peronismo en Argentina, Vargas en
Brasil, Torrijos en Panamá, Velazco Alvarado en Perú, la Primavera
Democrática en Guatemala) dejaron algunas marcas y buenos recuerdos,
pero no lograron transformar nada de raíz en sus sociedades.
La población vota siguiendo cada vez más las técnicas de mercadeo que
les imponen los partidos políticos (siempre de derecha). Esos partidos
son los gestores del sistema, sus buenos administradores bien
presentados, y nada más, ¡absolutamente nada más! Con buenas campañas de
marketing imponen candidatos, más como actores de película que
como estadistas. La izquierda, con propuestas que no pueden rebasar los
límites del sistema capitalista (véase el caso de la guerrilla
salvadoreña convertida en partido político formal, o lo que le espera a
las fuerzas guerrilleras en Colombia, o lo que le sucede hoy al Frente
Sandinista en Nicaragua, o la misma Revolución Bolivariana, más allá de
las pasiones que pueda despertar como fuente de esperanza -con un camino
al socialismo que nunca se termina de recorrer realmente-) poco o nada
puede hacer en esta competencia con la derecha. Aunque gane las
elecciones (porque, repitámoslo: la revolución es más que ocupar la casa
de gobierno. ¡La revolución es genuino poder popular, democracia de
base!) Las poblaciones están monumentalmente manipuladas para desinteresarse de lo político. “La
democracia es un sistema donde se le hace creer a la gente que decide
algo en los asuntos de su incumbencia sin que, en realidad, decida nada”,
dijo Paul Valéry. La democracia formal y su parafernalia electoral no
pasa de ser un espectáculo mediático cada vez mejor montado, pero no más
que eso. De ahí al auténtico poder popular, dista bastante. Las
elecciones no tienen nada que ver con la transformación real de una
sociedad, aunque hoy día la prédica del sistema nos haya casi obligado a
“disciplinarnos” y entrar en ese juego de los tacones y el maquillaje o
el saco y la corbata. Ahora bien: el triunfo de una
propuesta claramente de derecha, neoliberal a ultranza como la reciente
de Mauricio Macri puede hacer pensar que el electorado involuciona.
Pero, ¿acaso se puede esperar algo realmente distinto de este sistema
electoral? ¿Puede haber cambios profundos y sostenibles verídicos en el
medio de este marco “democrático”? ¿O habrá que pensar en democracias
directas, de base, populares, sin representantes bien vestidos y con
guardaespaldas?
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
El egoísmo como motor de vida se ha exacerbado estos días de
incertidumbres y miedos. Vivo en un país con miles, millones de egoísmos
unidos por esa bandera de patria El PSOE tiene una responsabilidad histórica por terminar siendo cooperador de medidas tan extremadamente autoritarias. Algunos socialistas se lo plantean Las
heridas abiertas no se van a curar en mucho tiempo. Tenemos el corazón
roto. No como quienes sacan partido del mayor de los quebrantos
El futuro del 155 está en manos de los senadores del PP.
EFE
Vivo en un país en el
que miles, millones de personas optan por el golpe y la mordaza en la
resolución de conflictos. O cierran los ojos para no verlo. Un país de
carceleros y censores para castigar a ciudadanos como ellos, más
pacíficos, solo por no compartir sus ideas. El aplastamiento como medida
de diálogo. La mirada de embudo como norma. Porque no cuela esgrimir la
ley como argumento cuando se vive en un país en el que miles, millones
de personas, votan corrupto y apoyan corrupto, o siguen mirando para
otro lado cuando la corrupción les sube hasta la boca.
Todos los argumentos parecen sobrar ya, todos se han dicho, y cada cuál
escoge el que quiere creer. Incluso el que le sirve para justificarse.
Solo queda apelar a la razón de los sentimientos y a la razón de los
valores. Las heridas abiertas no se van a curar en mucho tiempo, si lo
hacen. Brechas profundas que duelen. Tenemos el corazón roto. No como
quienes sacan partido del mayor de los quebrantos. Los que “no querían
hacer”, pero han hecho. Los que tiran la piedra, esconden la mano, y
ponen expresión de correctos. Un dolor que alcanza a todo sufrimiento, a
los temores extendidos en una población indefensa que teme al futuro.
La torpeza de la sinrazón. En la economía también.
Quienes alientan la marcha de empresas de Catalunya, deberían saber que
afecta a España entera. Y que los grandes patriotas de la priorización
del dinero se irán a otro país si vienen mal dadas. Quedarán aquí
sosteniendo el bastión quienes se muestran incapaces de sacar
conclusiones de los hechos que se muestran diáfanos. En una secuencia
clara y rotunda.
El artículo 155 aprobado por el
Gobierno y consensuado con PSOE y Ciudadanos, ofrece dudas jurídicas
suficientes como para ser tenidas en cuenta. Un buen resumen es el de
Joaquín Urías, ex-letrado del Tribunal Constitucional, que cuestiona las
principales medidas que se prevén. Considera que la opción adoptada
por Rajoy puede ser “una carta blanca para usurpar las competencias de cualquier comunidad autónoma
con la que discrepe”. De hecho ya llegan nada sutiles amenazas al País
Vasco, por las críticas del presidente Urkullu. A Castilla-La Mancha y a
Navarra.
Sumemos la comisión del Senado que
concretará las medidas. Con personajes tan ejemplares como Arenas,
García Albiol, Imbroda o el propio García-Escudero mentado en los
Papeles de Bárcenas y declarante como testigo en la Gürtel. El
Gobierno, además, trata de evitar que las medidas más duras se debatan
en el Congreso donde tiene oposición molesta. De acuerdo con el PSOE, han prescindido en el debate de los presidentes autonómicos. El ministro portavoz Méndez de Vigo no excluye la aplicación de la violencia para imponer lo acordado, mientras reedita la Formación del Espíritu Nacional en los colegios. El de Exteriores, Dastis, tras hacer el ridículo en la BBC,
emprende gira internacional para convencer de la versión del Gobierno.
El reprobado fiscal del Estado piensa en detener a Puigdemont, y el
reprobado ministro de Justicia, dice que ya no basta con convocar
elecciones desde Catalunya. El 155 ha partido ya. El esperpento también.
Todo lo secunda el PSOE. Sin su participación no se otorgaría Rajoy poder absoluto en Catalunya. Ahora es un sí a Rajoy, y se apoya al “no decente”.
Hemerotecas llenas de cambios de opinión del secretario general del
PSOE para terminar siendo cooperador de medidas tan extremadamente
autoritarias, este es el punto que más chirría. El PSOE tiene una
responsabilidad histórica en los hechos, y algunos socialistas se lo plantean. Inés Arrimadas, de Ciudadanos entretanto, se postula para presidenta de un Gobierno de concentración por el artículo duodeno, en este caso.
El bloque del 155 cuenta con el apoyo de Europa. La UE que mantiene a
Grecia sometida y expoliada por los ominosos sucesos de 2015, cómo va a
aplaudir que se abra el melón de las independencias. Con Antonio Tajani a
quien se trajeron para recibir el inmerecido Premio Princesa de
Asturias de la Concordia a esa UE que deja morir a cientos de
refugiados, y para politizar el acto. El cofundador de Forza Italia con
Berlusconi sabe de cambiar y usar las leyes, no cabe duda.
Y los medios. Gonzalo Boye
explicaba que la toma de la radio y televisión catalanas solo responde
al autoritarismo de Rajoy, no figura en el artículo 155. La toma de las
comunicaciones figura en otros manuales, de hecho. Y es una pura
obscenidad que los autores de la descomposición de RTVE argumenten que,
en sus manos, darán rigor y veracidad a los medios públicos catalanes.
Silencio de las asociaciones de la prensa, de múltiples periodistas que
muestran sus retratos completos en las galerías de este desastre, con
sus comprensiones y parabienes. Las heridas, insisto, no se curarán en
mucho tiempo, puede que nunca. Y, a la par, las pirañas mediáticas
haciendo caja con sus más vomitivos montajes y obsesiones. Vivo en un
país en el que decenas, cientos, de ciudadanos se las tragan y las
expanden en memes.
Solo la somera enumeración de
estos hechos fundamentales da idea de qué se está dilucidando en España.
Cuáles son los peligros, cuál la relación entre este recorte de
derechos y libertades y las deficiencias que nos atenazan. Corrupción y
gestión de abusos. La Fiscalía en sus conclusiones asegura que Gürtel creó "un sistema" para delinquir con ayuda de cargos del PP. Y no pasa nada. La luz dispara su precio
y logra en el inicio de semana el récord del año. A pagar por ricos y
pobres. Y la economía “va tan bien” que llegan generaciones perdidas,
con pensiones mermadas y trabajos precarios, como explicaba Joaquín Estefanía.
Todo cabe bajo la bandera. Todo compensa si se castiga al catalán.
Hasta por decir “adeu” y no adiós, exponiendo el torpe y reducido mundo
de su ignorancia.
Negros nubarrones en el futuro. Como escribía Suso de Toro: El Estado guiado por el partido de Rajoy y sus dos partidos lacayos. Con un penetrante olor a franquismo, a inmoralidad, a intereses espurios. Todos en el mismo barco, con el Rey que -a diferencia del jefe del Estado portugués,
electo, por ejemplo-, poco parece tener de cercano, dialogante y
solidario. La izquierda tiene reservado el derecho de admisión.
Cualquier discrepancia, por el camino que vamos.
Blanes, Girona
“Y si te toca llorar, es mejor frente al mar” cantaba
Joan Manuel Serrat en uno de los cortes de su mítico álbum Mediterráneo,
de 1971. Inmenso manto de calma para una zozobra que se extiende sin
ver el límite. En un montículo de Blanes, Girona, ondea una señera.
Algunos ciudadanos suben a mirar más alto. No sé si logran el objetivo.
Vivo en un país en el que miles, millones de personas, prefieren ser
utilizados y optan por quienes les quitan el futuro a sus hijos, una
vida digna en medios o sus pensiones. Claro que también vivo en un país
en el que miles, millones de personas, no valoran seriamente la
democracia. Ese lastre secular con el que cargan los demócratas
españoles.
El egoísmo como motor de vida se ha
exacerbado estos días de incertidumbres y miedos. Vivo en un país con
miles, millones de egoísmos unidos por esa bandera de patria. Aunque
tantos lo hayan olvidado, aquella canción de Serrat concluía con la
sentencia más certera: " Los muertos están en cautiverio y no nos dejan salir del cementerio".
La irresponsabilidad de las partes implicadas en este conflicto ha
sido y es de tal envergadura que produce vértigo, dolorosísimo vértigo
atisbar donde nos podemos encontrar dentro de una semana, de un mes o de
tres meses
Los dirigentes independentistas han manejado muy bien la propaganda
de cara al exterior, presentándose ante la comunidad internacional como
los representantes de un país secular agredido por un gobierno, heredero
del régimen franquista, con querencia a la violencia y escasa
predisposición al diálogo. Sin embargo, han cometido errores de bulto,
uno de ellos es pensar que la Europa del siglo XXI es un ente más
avanzado democráticamente que la del siglo XX cuando no es así, cuando
buena parte de los países europeos están inmersos en un proceso de
retroceso en el que podría pasar que la izquierda desapareciese o
quedase como algo residual, algo similar a lo que está ocurriendo en
Catalunya, donde las fuerzas de izquierda, las reivindicaciones de la
izquierda no importan absolutamente nada, dando a la revuelta un
carácter meramente identitario similar, aunque con diferencias, a los
que muestran los resultados de las elecciones en Francia, Alemania,
Austria, Dinamarca u Holanda: Nosotros somos nosotros y los demás son
extranjeros que vienen a joder nuestras costumbres y nuestro modo de
vida, por tanto somos incompatibles con ellos. Otro error, es no haber
contado, al ser un movimiento identitario, con otras fuerzas políticas
del resto del país, dando a entender que quienes desde fuera de
Catalunya pensamos que Rajoy y su partido son los principales
responsables de lo que está sucediendo en ese territorio, de la
situación límite por la que pasa la Seguridad Social, de la corrupción y
del empobrecimiento general del país, no contásemos para nada dada
nuestra incapacidad para movilizarnos y los contagios que podríamos
inyectar a la pureza del movimiento. Y no es que en el resto de España
no exista irritación contra el Gobierno autoritario presidido por Rajoy –
pueden ver lo que sucede estos días en Murcia contra la construcción
por pelotas de un muro de Berlín que divide a la ciudad en dos, o los
gritos de Galicia contra los que rigen su política de desforestación-,
es que lo que está ocurriendo en Catalunya, por su propia etiología
nacionalista, despierta muy poca emoción y menos empatía, ya que, al fin
y al cabo, sólo transmite el deseo de una parte de los catalanes de ser
ellos mismos, quitándose el lastre que somos todos los demás: No es un
movimiento que vaya contra Rajoy y su partido, ni mucho menos, Rajoy es
un aliado, un portentoso creador de independentistas, pero que dadas las
características insolidarias del movimiento catalán volverá a ser nuevo
presidente del Gobierno del Estado Autoritario por venir. Es lo que
sucede cuando se impone el pensamiento mágico –que tanto daño hizo a la
Europa del siglo XX y hará a la del XXI- y la política se convierte en
un cuadrilátero donde sólo vale pegar más fuerte bandera en mano. No se
puede olvidar que los cuatro principales combatientes en esta batalla
–Mariano, Soraya, Carles y Oriol- son profundamente católicos y, por
ello, defensores de la Santísima Trinidad, la resurrección de los
muertos, la transustanciación de la carne y la revelación.
No vamos a decir que también Mariano Rajoy ha cometido errores,
porque lo que no encontramos es que haya acertado en nada. Está claro
que quienes no han sido capaces de condenar al franquismo en ninguna de
las ocasiones en que tal cosa se ha propuesto en el Congreso de los
Diputados, tienen una clara simpatía por ese régimen que cubrió España
de sangre, dolor y miseria durante cuatro décadas. Claro, si no ves
aquel régimen como algo repugnante y, por tanto, condenable, es porque
aprecias muchas de sus cosas, entre otras el ordeno y mando o el “yo soy
la Ley”. Empero, el mayor de los errores de Rajoy es creerse –como
también le pasa a Puigdemont- que tiene una misión histórica que le
trasciende a él, es decir, como buen católico, piensa que Dios está de
su lado, lo que en democracia es como decir que estás solo, aunque te
acompañe la fuerza y el resurgir del españolismo más castizo y
reaccionario.
Ante esta situación, cuando el debate se hace hablando con la pared y
lanzando mensajes a tus huestes sin importarte lo más mínimo lo que
piensa el contrario, al que hay que tratar como hereje, la situación
parece clara. Antes de aplicar el artículo 155 de la Constitución, que
está sin definir y que puede ser interpretado de momento como quiera el
ejecutor, y de lanzar a la gente a las calles, con el riesgo terrible de
que corra la sangre por las calles, unos gobernantes sensatos se
habrían sentado a negociar hasta llegar a un acuerdo. Eso parece que no
va a ocurrir porque ambos creen –como dijimos antes- en la Revelación.
Por consiguiente, volvemos, aunque la historia no se repita, al periodo
el primer tercio del siglo XX en el que la Restauración Borbónica
comenzó a morir. En 1917, el régimen de Alfonso XIII comenzó a hacer
agua por todos lados, una parte importante de la población no tenía
cabida dentro de él y se lanzó a protagonizar la primera huelga general
de nuestra historia. La huelga de La Canadiense de 1919 y el Desastre de
Annual de 1921, llevaron al monarca a una solución de fuerza que
protagonizó el Capitán General de Catalunya Miguel Primo de Rivera y
Orbaneja, montando una dictadura que en siete años llevó a España a
proclamar la II República, con clarísima implicación de la mayor parte
de las fuerzas políticas catalanas. Luego ya sabemos lo que hicieron los
hombres de la antigüedad con la República.
La irresponsabilidad de las partes implicadas en este conflicto ha
sido y es de tal envergadura que produce vértigo, dolorosísimo vértigo
atisbar donde nos podemos encontrar dentro de una semana, de un mes o de
tres meses. Están jugando con la vida de miles de personas y al haber
directamente a la monarquía en el conflicto, han señalado también cual
es el camino que le espera a la dinastía y a muchos de los españoles que
creemos que España es una nación de naciones en la que todos podemos
convivir en paz, progreso y libertad. En España trece millones de
personas viven por debajo del umbral de pobreza, mientras que las
grandes fortunas, de Catalunya y del resto del Estado, tributan al 1%;
en España, el Gobierno se ha fundido la hucha de las pensiones sin
arbitrar remedio para que sigan existiendo; en España se prestaron miles
de millones a la banca que se dan por perdidos como si fuésemos el país
más rico del mundo; en España existe una corrupción sistémica y la
mayoría de los corruptos viven a cuerpo de rey en sus casas; en España,
los ríos y embalses se están quedando sin agua sin que nadie haga nada
para solventar un problema tan absolutamente vital como ese; en España
no dimiten los ministros reprobados por el Congreso; en España, el
Estado sigue manteniendo el mayor monumento fúnebre al fascismo mientras
miles de cadáveres continúan desaparecidos en cunetas y tapias de
cementerio; en España se siguen haciendo obras multimillonarias que no
hacen falta para llevarse un mordisco, mientras miles de chavales
estudian en barracones de hierro. ¿Quién habla de eso en Catalunya,
quién en España? Entre tanto, el régimen agoniza y quienes mandan están
dispuestos a todo por su bandera. Esto es de locos.
Sigue siendo el monarca del rock local. Aquí una serie de canciones para apreciar su genialidad.
.
Era el 23 de octubre de 1951 y Carlos Alberto García Moreno
cantó su primer canción, que a pesar de ser el llanto de un recién
nacido, seguramente era una serie de sonido afinados y armónicos, ya
que su talento y su oído absoluto ya estaban con él desde el vientre de
su madre.
Cuatro años después el niño ya tocaba el piano y en el
año 1956 (a los cinco) lo inscribieron en el Conservatorio Thibaud
Piazzini de Buenos Aires, donde inició sus estudios de música con la
profesora Julieta Sandoval, una docente estricta y rigurosa que le
enseñó a tocar música clásica (obras de Bach, Mozart o Chopin).
A
los doce recibió el diploma de concertista de música clásica, lo que da
cuenta de su extraordinario talento para la música.
Ese genio precoz del barrio de Caballito transmutó en la mayor estrella
de rock & roll del país, y con los años se transformó en Charly
García, ese personaje tan musical como descontrolado y lleno de
anécdotas dentro y fuera del escenario.
Hoy, cumple 66 y está
entre algodones por multiples problemas de salud. Aún así el 24 de
febrero de este año editó su 13er disco de estudio de manera solista,
Random, que hasta la fecha vendió más de 20.000 copias.
Su camino en este genero tuvo un primer paso cuando a los catorce años
formó To Walk Spanish, en donde interpretaba versiones de The Beatles y
The Rolling Stones; Luego de ese primer grupo formó Sui Generis, junto a
Nito Mestre y Carlos Piegari compañeros de la secundaria.
Con este grupo editó su primer disco, Vida, que salió a la venta en
1972.
Tras éste vinieron Confesiones de invierno (1973) e
Instituciones (1974). Pero en 1975 el grupo se disolvió. Poco después
formó PorSuiGieco, grupo de efímera vida que no llegó a editar ningún
disco. Y más tarde, en ese mismo año de 1975, lo intentó con otra nueva
banda, La máquina de hacer pájaros, grupo que lanzó al mercado dos
discos: La máquina de hacer pájaros y Películas, en los años 1976 y
1977, respectivamente.
En 1978 Charly formó Serú Girán, la gran
súper banda, que grabó cinco discos hasta que el año 1982, cuando
Charly empezó su camino solista. En su primer banda de ese camino en
solitario Andrés Calamaro era el de los teclados. Era el tiempo de la
Guerra de Las Malvinas, y las nuevas canciones se presentaron en el
estadio de Ferrocarril Oeste ante veinticinco mil personas. Un año más
tarde, Charly García volvió a cambiar el personal de la banda que le
acompañaba; Calamaro, concretamente, fue sustituido por Fito Páez en los
teclados. El primer fruto de esta nueva formación fue Clics modernos,
al que siguió Piano Bar en 1984.
En 1986 comenzó una segunda
etapa de la carrera musical de García. Grabó su siguiente álbum, Tango,
con un antiguo compañero de Serú Girán, Pedro Aznar. Más tarde, se
decidió a grabar definitivamente en solitario, y fruto de este trabajo
fue el elepé Parte de la religión, que vio la luz en 1987, y en el que
las colaboraciones de otros músicos brillaban por su ausencia. Tras
éste, se editó una recopilación de canciones (Cómo conseguir chicas) que
no habían salido a la luz en el momento en que habían sido creadas.
En 1991, de nuevo con Pedro Aznar, grabó Tango 4, y un año más tarde
volvieron a reunirse los integrantes de Serú Girán, reencuentro del que
nació Serú Girán ´92. En 1994 compuso una ópera-rock llamada La hija de
la lágrima. Un año más tarde volvió a la carga con Estaba en llamas
cuando me acosté y, en ese mismo año, grabó un unplugged para la MTV,
que se puede decir es la cresta de e la ola de la carrera musical de
García. Este disco marcó el fin de otra etapa en la vida del prolífico
músico.
En 1996 editó Say no more, que fue lanzado al mercado
desde su propio sello discográfico, también llamado Say no more. El
siguiente lanzamiento de la compañía discográfica de García fue un
proyecto llamado Constant Concept, en el cual Mercedes Sosa interpretaba
canciones del propio Charly García. En 2004 recibió el premio Latino de
Honor de la Academia de la Música argentina. Pero en el sentir
popular, ya su premio consagratorio había sido entregado. Charly es
García. El genio de la música. El que sin pestañar puede crear y
hacernos cantar una que sepamos todos.
Sus canciones ya son clásicos , fue un innovador y estuvo a al
vanguardia del sonido local, incorporando todo tipo de influencias y
detalles poéticos a sus letras y notas utilizadas en sus canciones.
Su
vida y sus aventuras de madrugada se volvieron mitos nacionales,
algo que podía ser parte de cualquier charla de ocasión. su obsesión con
la música y su manera de ser al mejor estilo rockstar son parte de la
dicótomía que tanto nos identifica. Lo amas o lo odias, pero no lo
puedes ningunear. El Olimpo de los próceres musicales lo tienen en lo
más alto. Porque fanáticos y detractores asumen que Charly es un
leyenda, ineludible que si de rock se habla. De hecho En una época
Charly tenia como costumbre festejar su cumpleaños de la única manera
que sabía hacerlo: con un recital o una zapada improvisada. Aquí una
de ellas: