¿HÉROE O VILLANO?

¿HÉROE O VILLANO?

viernes, julio 07, 2017

POBRES EUROPEOS,NO CONOCEN AL COLIBRI

No espantéis al ruiseñor

Acertaba más la pitonisa mascando hojas de laurel que las encuestas. Así que dejemos de especular. Hay que mirar más a los pollos, aunque no sean sagrados, que a los sondeos. Ante los malos agüeros, vuelvo a escuchar los cantos de los pájaros como hacían los augures, sin esperar que acierten, sino que canten.
Huyo del estrépito de la actualidad y esquivo las noticias de Cataluña en este gran día de lluvia, lo mejor que le ha pasado a España en mucho tiempo. La noticia que les doy es la música humilde de las gotas que se unen esta mañana a los silbidos de los mirlos y al cante grande de los ruiseñores.
Desde la naturalización del río Manzanares, aquel arroyo sin bríos -"que más agua trae un cuartillo de vino", según Quevedo-, la ribera donde escurrían la ropa las lavanderas se ha transformado en un zoo natural. Ha vuelto a ser habitable la cuenca para palomas, urracas, tordos, cornejas, abubillas, gaviotas, garzas, para todas las aves que habían huido y que han vuelto. He ahí la belleza. Ya lo dijo Keats: "Jamás la poesía de la tierra se extingue".
Me paso horas esperando sorprender al mirlo en mi jardín, pero llega cuando no estoy, con su sotana negra, escarba en las macetas y llena todo de tierra. No sé dónde se esconde cuando lo oigo silbar estrofas breves. Y como siempre, el que acaba con todos sigue siendo el ruiseñor, que aparece de tarde en tarde como los divos. Ese pájaro sí que es raro, huidizo, clandestino; se esconde en la hojarasca, pero cuando entona su partitura se quedan mudos los perros.
El ruiseñor se refugió en las fábulas y las leyendas de los griegos y en los textos de nuestros clásicos. Sólo le quitó protagonismo, durante un instante, la alondra en Romeo y Julieta. Voló por los romances cuando los trigos encañaban en los campos en flor. Cantó por las páginas de Cervantes, de Góngora y de San Juan de la Cruz, que lo cita con el nombre mítico de Filomena.
Los futuristas, por venganza, prefirieron cantar al automóvil. "En vísperas de la guerra -decían los del compromiso-, la mayoría de los literatos se habían resignado a ser únicamente ruiseñores".
El que más lo cultivó fue Lope: "En las mañanicas/ del mes de mayo/ cantan los ruiseñores,/ retumba el campo. En las mañanicas,/ como son frescas/ cubren los ruiseñores/ las alamedas". El Fénix hace a ese pájaro inmortal. Porque, como diría después el citado Keats, el ruiseñor «no ha nacido para la muerte». Lope lo hizo protagonista de poemas y comedias. Dice en una canción: "Si os partiéredes al alba quedito/ pasito, amor/ no espantéis al ruiseñor".
En El ruiseñor de Sevilla, Lucinda ve desnudarse a un galán, se enamora de él y recurre a la estratagema de inventar que padece una enfermedad que sólo se puede curar con el canto de ese pájaro. Consigue que trasladen su cama al jardín y así el ruiseñor -como llaman los criados al galán- acaba en la cama de Lucinda, entre el canto de herrerillos, pinzones y petirrojos.

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