¿HÉROE O VILLANO?

¿HÉROE O VILLANO?

jueves, abril 02, 2009

R E S P E T A R A L AD VE R S A R I O

Ayer, hoy y mañana

Por Jorge Rachid

Cuando la única cura del rencor es la muerte, es porque la sociedad está enferma.

Despidiendo los restos del ex presidente Alfonsín, estas reflexiones marcan el momento actual y otros episodios de nuestra historia reciente y no tan reciente.

La crispación, el encono, la agresividad, el denostar permanente a cualquier precio, el oposicionismo feroz, la crítica personal, la demolición moral del adversario, la judicialización de la política, la foto antes que la película en un torneo permanente, mediático de lid sin códigos, sin valores, sin compromiso con el futuro, el país o nuestro pueblo, conllevan a situaciones políticas de las cuales es difícil volver, en vida.

Le pasó a Irigoyen. No hay mas que ver los diarios de la época, en especial La Nación, para ver una verdadera carnicería moral contra “el Peludo”. Le pasó a Perón, antes de su primera elección y después de su derrocamiento sanguinario del bombardeo de Plaza de Mayo de la Revolución Fusiladora . Hombres probos perseguidos y mansillados, con sus bienes expropiados como si fuesen delincuentes de la talla y la honradez de Ramón Carrillo. Pasó por esto Alfonsín en su hiperinflación y la entrega adelantada del gobierno, y seguramente seguirá pasando en una Argentina de aguas batidas por huracanes de pasiones no resueltas pero con trasfondo claro de pugna de intereses.

El pueblo lo resuelve con su acompañamiento y su dolor en la hora de la despedida. Cierra la historia y las calumnias quedan sin siquiera valor de inventario, solo como muestra de la mediocridad caranchera de los factores de poder, que sin otros códigos que el dinero y la codicia, enlodan y ensucian a quienes ofrecen su vida a la luz pública asumiendo el compromiso de la función ejecutiva. Se pueden equivocar, incluso pueden los hombres y mujeres públicos tener políticas con las que no estemos de acuerdo, pero esperar la muerte para la reivindicación, es un dato extraño en una sociedad que pretende compartir un destino común.

En éste hoy, en esta foto estamos cuando la película nos marca que hace un rato nomás, acá, en el 2001, todos los sectores sociales en la calle, contra el enemigo común conocimos el rostro alucinante de la muerte represiva, la estafa dineraria financiera mas importante de nuestra historia y la conmoción institucional severa que provocó el repudio unánime del pueblo argentino. Eso fue ayer, hace poco. Pero años atrás, en el 76, el clamor empujado por sectores sociales de intereses concretos y poderosos economicamente, a nueve meses de las elecciones, con embajadas de países centrales de por medio, desplazaron al gobierno constitucional de Isabel Perón, produciendo el hecho que inició el magnicidio mas importante de la historia argentina, no sólo de vidas humanas, sino de proyecto de país, clausurando la vida y los sueños de millones de argentinos, acabando con la movilidad social ascendente del estado de Bienestar que desde décadas acompañaba el desarrollo del pueblo, terminando con la legislación laboral y endeudando al país para su sometimiento posterior como se verificó en la década del 90.

Mañana seguramente otros hombre y mujeres serán llorados y quizás acompañados con palabras circunstanciales por antiguos adversarios, compatriotas, que desde otras trincheras demolieron no ya políticas, en las cuales están en todo su derecho, sino a personas, con caracterizaciones morales y referencias personales alejadas de las decisiones políticas que tuvieron que adoptar.

El poder y el compromiso público es un ejercicio de difícil tránsito que requiere desde voluntad de entrega hasta experiencia necesaria, desde templanza para soportar agravios hasta prudencia en las decisiones, desde humildad para saber que no siempre se puede hacer lo que se quiere sino lo que se puede, hasta coraje para enfrentar las condiciones mas duras que son las que suelen presentar los intereses externos.

La democracia limitada del Consenso de Washington, que imponía el Mercado como referencia absoluta del ser o no ser democrático, ha terminado. En especial en Latinoamérica esta situación ha despejado un camino hacia la unidad y la autodeterminación de los pueblos, impensable décadas atrás. Nuestros gobernantes están asumiendo posiciones inéditas que generan conflictos de intereses de miles de millones de dólares. Desde la AFJP a Aerolíneas Argentinas, desde la quita de deuda a impedir las recetas del FMI como práctica extorsiva,, desde reinstalar la legislación laboral solidaria y los Convenios Colectivos como práctica y mecánica de entendimiento obrero-empresarial, desde la respuesta a las jubilaciones con trece aumentos y movilidad además de la incorporación de aquellos expulsados del mercado laboral de los 90 que nunca se jubilarían por no llegar a los treinta años de aportes, desde el UNASUR, los acuerdo regionales de Defensa y la intención del Banco del SUD, son situaciones que cambiaron el marco económico-social con su consiguiente conflicto.

La historia a través de los pueblos juzga a los protagonistas, los inscribe en el afecto o lo recuerdan como archivo, pero también el pueblo vota y elige mas allá de los gritos estentóreos originados en la pugna política. Ahí se define la situación institucional y la corrección o no de la política instrumentada. Por ahora es el mejor método, aunque imperfecto y en permanente revisión, pero es el único y excluyente que otorga legitimidad de origen a los gobernantes y a sus acciones, junto a los otros poderes del Estado.

Es la hora que los argentinos sepamos que la lucha de intereses es y será permanente entre quienes acumularon en años de injusticia y quienes queremos restituir la balanza de la Justicia Social en un marco de construcción de un Modelo Argentino Social y Productivo Solidario.

Por eso, acabar con el agravio gratuito ahora sin esperar a la muerte, es una decisión patriótica para restablecer el respeto por nosotros mismo y nuestros gobernantes.

JORGE RACHID
jorgerachid2003@yahoo.com.ar
CABA, 31 de marzo de 2009

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Al adversario se lo respeta y no se le somete

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