¿HÉROE O VILLANO?

¿HÉROE O VILLANO?

jueves, junio 22, 2017

CUANDO LA RELIGION ES `POLITICA

Los liberales religiosos se unen y desafían a la derecha en USA

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El Reverendo William J. Barber II, organizador de las protestas “Lunes Moral” en Carolina del Norte. (Damon Winter/The New York Times)

POR LAURIE GOODSTEIN

En Nashville, Tennessee, una multitud de ministros portando hojas de palma ocupó la oficina del gobernador durante la Semana Santa, exigiendo la expansión del Medicaid, el programa federal de seguro médico para los pobres. En California y otros 16 Estados, una red interreligiosa ha organizado a miles de voluntarios para entrar en acción cuando los inmigrantes son arrestados o las casas de adoración son vandalizadas.
En todo Estados Unidos, líderes religiosos con inclinaciones políticas hacia la izquierda, pero que solían evadir la arena política, se están involucrando para formar una “resistencia religiosa” contra el presidente Donald J. Trump y, después de 40 años, romper el dominio de la derecha religiosa sobre la agenda moral del país —dominio que ha hecho que algunas personas se vuelvan por completo contra la religión, revelan estudios.
Frustrados por el enfoque de los conservadores cristianos en revertir los éxitos liberales en la legalización del aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo, aquellos en la izquierda religiosa desean, en cambio, poner manos a la obra en lo que ven como imperativos bíblicos verdaderamente fundamentales —cuidar a los pobres, recibir a desconocidos y proteger a la Tierra— y quizá incluso cambiar algunas opiniones sobre lo que significa ser creyente.
“Estamos en una verdadera batalla por el alma de la fe, de la cristiandad, de esta Nación”, dijo el Reverendo Troy Jackson, director ejecutivo del Amos Project, coalición interreligiosa de justicia social en Cincinnati, Ohio.
La última vez que la izquierda religiosa hizo tanto ruido fue cuando protestó contra la Guerra de Vietnam, cuando los miembros del clero eran principalmente hombres blancos. Ahora, personas de raza negra y latinos, mujeres y gays, se encuentran entre la punta de lanza, junto con una nueva ola de católicos activistas inspirados por el Papa Francisco. E incluyen a grandes contingentes de judíos, musulmanes, sijs, hindúes y budistas —un reflejo de la diversidad religiosa del país.
Lo más sorprendente, quizá, es que un número notable de evangélicos jóvenes se están uniendo a progresistas religiosos en las líneas.
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Fieles en Manhattan mientras el Rev. William J. Barber II habla de resistir al “creciente fascismo”. (Damon Winter/The New York Times)
Una alianza tan laxa quizá nunca sea rival para la derecha religiosa en su cohesión. Y su relación mutua­mente estancada con el Partido Demócrata, que data de los 70, contrasta totalmente con la influencia de los conservadores cristianos sobre el Partido Republicano.
Sin embargo, aquellos en la izquierda dicen que no necesitan imitar la alianza estratégica de la derecha cristiana con el Partido Republicano para ganar una medida saludable de influencia política —y que no los intimida el tiempo que esto pudiera tomar.
Lucha por el ‘centro moral’
El reverendo William J. Barber II empezó a organizar las protestas del “Lunes Moral” en Raleigh, Carolina del Norte, en 2013 para oponerse a las restricciones a los derechos a votar y otras políticas del gobierno estatal republicano. Las protestas atrajeron a miles de participantes y ayudaron a vencer al gobernador en 2016.
El año pasado se diversificó. Junto con el reverendo Traci Blackmon, reconocido partidario del movimiento Black Lives Ma­tter (Las vidas de las personas de color importan), y otros miembros del clero, Barber entrenó a miles de activistas en 32 estados, esfuerzo que continúa.
“Si vamos a cambiar al país tene­mos que nacionalizar los movimientos estatales. No es de D.C. hacia abajo. Es de los Estados hacia arriba”, dijo.
Para sus admiradores, Barber, el pastor de una iglesia de los Discípulos de Cristo en Goldsboro y anterior presidente de la rama Carolina del Norte de la Asociación Nacional para el Avance la Gente de Color (N.A.A.C.P. por sus siglas en inglés), es el contendiente más fuerte para el manto del re­verendo Martin Luther King Jr. Y él invita a la comparación. En abril, para conmemorar el 50 aniversario del histórico sermón en la Iglesia Riverside en Manhattan en el que King condenó la guerra de Vietnam, diciendo, “no puedo permanecer en silencio”, Barber predicó contra Trump desde el mismo púlpito y denunció lo que veía como un racismo generalizado en toda la derecha política.
“Cuando vemos señales de un creciente racismo, sabemos que no podemos permanecer en silencio”, dijo.
En mayo, Barber renunció a su cargo en la N.A.A.C.P. para anunciar una versión moderna de la Campaña por los Pobres de 1968 de King.
“Si creen que es sólo un movimiento de la izquierda contra la derecha, no están entendiendo”, dijo Barber, en Raleigh. “Esto es sobre el centro moral. Esto es sobre nuestra humanidad”.
Dice ser un evangélico “que toma con seriedad el Antiguo Testamento y a Jesús”. Sin embargo, ha acogido totalmente los derechos gay y transgénero. La Biblia dice mucho más sobre cuidar a los necesitados que sobre la homose­xualidad o el aborto, señala.
“¿Cómo tomas dos o tres Escri­turas y haces una teología con eso, y afirmas que es la perspectiva moral, y dejas a 2 mil en la mesa?”, cuestionó. “Ésa es una forma de negligencia teológica”.
Esta postura le ha costado a Barber algunos aliados, incluso en iglesias de raza negra, pero le ha ganado otros.
El Imán Abdullah Antepli, de la Universidad de Duke, dijo que había titubeado sobre marchar junto con pastores gays hasta que se dio cuenta de que sus batallas estaban vinculadas.
“No podemos tener sólo judíos que lloran por el antisemitismo y musulmanes que lloran por la islamofobia”, dijo el Imán Antepli. “Sólo podemos ganar esto si lo vemos como una sola gran lucha”.
El fervor que impulsa esa lucha pudo ser visto en una protesta en Raleigh a tres semanas de iniciada la Administración Trump. Detrás de Barber, del Imán Antepli, de dos rabinos y una obispa lesbiana había unas 80 mil personas.
Lazos tensos con demócratas
Durante casi 40 años, los conservadores cristianos se han unido en torno al nominado presidencial republicano, llegando hasta las bancas de las iglesias para movilizar a electores. Los demócratas se movie­ron en la dirección opuesta, tan decididos a separar a la Iglesia y el Estado que rehuyeron de cortejar bloques religiosos de electores, recordó Gary Hart, el ex senador que se crió en la Iglesia del Nazareno y se graduó en un seminario.
Durante su desafortunada campaña presidencial de 1988, a menudo le preguntaban, “’¿por qué no habla más sobre su formación religiosa?’ y la respuesta era, ‘no quiero ser visto como que complazco a cambio de votos’”, dijo Hart.
El asunto sobre el que la izquierda religiosa está más en desacuerdo con la doctrina demócrata es el aborto.
Aparte de eso, los llamados políticos basados en las creencias religiosas llevan un riesgo para los demócratas: los electores lai­cos votan abrumadoramente por los demócratas y los electores más jóvenes son mucho más laicos que los de mayor edad.
“Casi todos los líderes religiosos más progresistas con los que hablo se sienten humillados por la izquierda”, dijo el Reverendo Jim Wallis, defensor evangélico de la justicia social que fundó la comunidad y revista Sojourners en 1971. “La iz­quierda está realmente controlada por muchos fundamentalistas laicos”.
Otros en la izquierda religiosa están echándole el ojo a incursiones más directas en la política. El PICO National Network, un grupo basado en la fe activo en 22 Estados, está reclutando clérigos y líderes laicos para contender para el pró­ximo año, dijo su director político, el Obispo Dwayne D. Royster.
Sin embargo, hay escepticismo, basado en fracasos pasados.
Responden a amenaza
En Cincinnati, una coalición de santuarios de 21 iglesias forma equipos para responder cuando inmigrantes son detenidos.
“Creo que una gran parte de la razón de que esto suceda ahora es que todos los grupos se sienten amenazados”, dijo el reverendo Alan Dicken, un joven organizador de la coalición.
Entre los participantes más interesantes en estas coaliciones están líderes evangélicos como el reverendo Rich Nathan, de Columbus, Ohio, pastor de la iglesia más grande de la Nación en la denominación evangélica Vineyard, que se unió a un rabino y a un imán en un programa de radio para denunciar la prohibición de viaje de Trump.
Los evangélicos más jóvenes están cuestionando su asociación con la derecha religiosa, dijo Nathan: “no conozco a casi ningún cristiano evangélico que se sienta cómodo con la vieja guardia evangélica. Definitivamente no están en mi órbita. Los cristianos mi­llennials están realmente preocupados por la justicia social”.
Recientemente, en Cincinnati, la coalición de santuarios sostuvo una vigilia afuera de una iglesia metodista con un pastor gay luego de que vándalos garabatearan insultos antigay en su letrero.
Entonces, un sacerdote activó una alarma: uno de sus feligreses, una madre mexicana de cuatro hijos, había sido detenida por agentes de inmigración y estaba a punto de ser deportada.
Al final, así fue, a pesar de la campaña del grupo. Pero Jackson, del Amos Project, notó progresos.
“Me gustaría que no estuviéramos en este lugar, pero es uno de los regalos de este momento. La energía está ahí y hay nuevas y profundas relaciones que se están forjando entre el clero y las congregaciones que nunca existieron antes”.

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