¿HÉROE O VILLANO?

¿HÉROE O VILLANO?

viernes, noviembre 27, 2009

E S T O S C O N T A B L E S !!!!!

Ya se sabe, los contadores tienen su propia visión de las cosas…


La amiga = Activo disponible
La amante = Cuenta puente
Los difuntos = Activos diferidos
Los cuñados = Pasivo de contingencia
Las cuñadas = Reservas de capital
La despedida de los novios = Cierre de ejercicio
La esposa = Pasivo fijo
El esposo = Bolsa de valores
Los hijos = Estado de pérdidas
Las hijas = Estado de ganancias
Los hijos naturales = Cuentas de orden
La sobrina = Depósito en garantía
La abuela y el abuelo = Reserva para baja de valor
La novia = Inversión
La suegra = Activo despreciable
La prometida = Superávit ganado
La secretaria = Reserva de reinversión
La señora esperando familia = Producción en proceso
La sirvienta = Reserva ilegal u oculta
La vecina = Futuras inversiones

jueves, noviembre 19, 2009

M U E R T E D I G N A


Los médicos piden que se pueda objetar a la ley de muerte digna

"La objeción de conciencia no cabe en esta norma", responde el PSOE

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El derecho de los médicos a acogerse a la objeción de conciencia para no aplicar la futura ley de muerte digna de Andalucía ha centrado este martes gran parte del debate que se ha celebrado en el Parlamento autonómico. El presidente del Consejo de Colegios Profesionales de Médicos de Andalucía, Juan José Sánchez, reclama que los profesionales puedan acogerse a esta figura. La misma petición hizo la asociación conservadora Profesionales por la Ética, invitada al Parlamento por el PP.

Esta norma, aprobada por la Junta en junio, ha comenzado este martes su trámite parlamentario. A la Comisión de Salud acudieron los representantes de los agentes sociales para dar su visión sobre la futura ley de Derechos y Garantías de la Dignidad de la Persona en el Proceso de la Muerte, la primera norma de este tipo que se impulsa en España.

"La objeción de conciencia no cabe en esta norma", ha sido la respuesta que ha dado Rosa Isabel Ríos Martínez, del PSOE. El PP, sin embargo, ha anunciado que tiene previsto incluir una enmienda para que se recoja este aspecto en la norma. Juan José Sánchez ha valorado en términos generales la ley. Aunque ha expuesto sus dudas sobre algunos de los aspectos más polémicos. Como el de la objeción.

Según Sánchez, jamás se da el "encarnizamiento de los médicos en este tipo de casos". No hay denuncias: "Al revés, los familiares nos instan a prolongar la vida". Según el presidente del Consejo de Colegios Profesionales, el código ético de los médicos ya contempla la obligación de limitar el soporte vital para evitar prolongar de forma cruel los últimos momentos de vida. "Es la práctica común".

Según ha reconocido Rosa Isabel Ríos, la nueva ley "está inspirada" en casos como el de Inmaculada Echeverría, que fue obligada a vivir enganchada un respirador en un hospital granadino que estaba gestionado por una orden religiosa. O en otros como el del hospital de Leganés. El doctor Luis Montes, ex jefe de Urgencias del Severo Ochoa de Madrid, llegó a ser procesado por un presunto caso de sedaciones ilegales, que se quedó en nada cuando llegó a la justicia.

Miguel Gómez de Agüero, presidente de la asociación Profesionales por la Ética, también ha sostenido que la norma no aborda directamente la eutanasia, aunque podría hacerlo "de hecho" al regularse la suspensión del soporte vital. Rosa Isabel Ríos Martínez, del PSOE, ha respondido a esto: "La ley ni regula la eutanasia ni regula el suicidio asistido. El Código Penal no nos lo permitiría". "Eutanasia activa, en ningún momento", ha añadido el PP.

Otra de las dudas que suscita entre los profesionales la futura ley son las comisiones éticas que decidirán los tratamientos en los casos más complicados. Según ha asegurado Álvaro Gándara, presidente de la Asociación de Cuidados Paliativos de Madrid, debe fijarse bien quiénes compondrán estos órganos. Juan José Sánchez ha pedido que también estén representados en estos comités los colegios profesionales. Por último, el doctor Álvaro Gándara ha mostrado sus dudas por el fuerte esfuerzo presupuestario que esta norma va a requerir.

"Sería desobedecer un derecho de los pacientes"

Luis Montes es uno de los "inspiradores" de la ley de Derechos y Garantías de la Dignidad de la Persona en el Proceso de la Muerte de Andalucía. Este doctor, ex responsable del área de Urgencias del hospital Severo Ochoa de Madrid, tiene atragantado, como si fuese el hueso de una manzana, el calvario que pasó cuando fue denunciado por unas presuntas sedaciones ilegales en su centro médico. El asunto se quedó en nada y la Audiencia de Madrid archivó el caso definitivamente en enero de 2008.

¿Qué hubiera ocurrido si en Madrid hubiera existido una norma como la que pretende aprobar la Junta? Pues todo hubiera sido igual, afirma Montes: "Nos acusaron de homicidio. Con ley o no hubieran actuado de la misma forma". Este doctor se lamenta de la postura del Gobierno regional de Madrid.

Montes era uno de los invitados a participar en el debate sobre la ley de muerte digna en el Parlamento autonómico. Su presencia la había solicitado IU, pero finalmente no ha podido acudir debido a compromisos laborales. En declaraciones telefónicas al diario EL PAÍS, Montes ha felicitado a la Junta por abordar este asunto y dar garantías a los pacientes. Respecto a la objeción de los médicos, Montes lo tiene claro: "No me parece que este asunto pueda caber la objeción. Sería desobedecer un derecho que tienen los pacientes".

A pesar de estar a favor de la norma andaluza, este facultativo cree que el verdadero debate que se debe abordar en la comunidad y en el resto del país es el de la eutanasia activa y el suicidio asistido. Aunque reconoce que este asunto "no es una competencia de las autonomías". El Gobierno central es el que tendría que hacerlo.

lunes, noviembre 16, 2009

LOS DESCONFIADOS E INSOLIDARIOS

martes 10 de noviembre de 2009

A los argentinos, aunque valoran la amistad, no les gusta confiar en los otros

Un estudio mundial reveló que los argentinos tienen un bajo nivel de capital social. Son poco participativos y más del 80 % prefiere no fiarse de los demás. Mostrar sólo la fachada, para no ser vulnerable.
Amigueros y sociables. Que estas cualidades describen a los argentinos en el mundo no es una novedad. Pero que entre 104 naciones nos encontremos entre los 50 países con menor capacidad para creer y confiar en los otros representa más bien una paradoja. El fenómeno tiene su explicación: los expertos sostienen que si bien los lazos de amistad siguen siendo muy fuertes en nuestra sociedad, la confianza es un valor que ya no prima tanto en estas relaciones.
Un estudio proveniente de Inglaterra reveló semana algunos aspectos de la personalidad criolla. Se trata del índice de prosperidad que cada año realiza el instituto Legatum para medir la calidad de vida de los diferentes países. Uno de los aspectos que considera el trabajo es el "capital social", un conjunto de características que marcan la cohesión que tiene la comunidad, un valor fundamental para el desarrollo. Un ítem en el que Argentina está a un paso de desaprobar.

Aunque en el ranking general de países nuestro país aparece en una buena posición, el puesto 38, en la evaluación del capital social, Argentina muestra debilidad y baja varios escalones para ubicarse en el punto 56. Las cifras son hasta escalofriantes: menos de dos de cada 10 argentinos cree que puede confiar en otros. En una comparación con los demás países aparece, por ejemplo, que los uruguayos y colombianos confían hasta siete veces más que los argentinos en los otros.
En contraste con esta realidad, una gran proporción de habitantes de este país cree que los amigos son importantes y el 90 % de ellos asegura que confía sólo en sus amistades y en su familia cuando lo necesita.

Superficiales
Las relaciones más superficiales podrían ser la explicación para la gran distancia que hay entre la valoración de la amistad y la confianza en los demás.
Confiar supone asumir el compromiso de animarse a exponerse frente al otro, a entregar cada vez mayor cantidad y calidad de información, y la confidencialidad se construye por la reciprocidad de esta actitud, explica el psicólogo Arturo Gómez López.
"La disminución en la capacidad de confiar en el otro reside en que las personas prefieren mostrarse sólo superficialmente, un fenómeno que se revalorizó en las últimas dos décadas. El slogan social de hoy parece ser 'hay que tener y mostrar una buena fachada, pero no te expongas, no muestres mucho tus ideas ni tus sentimientos, pues eso te hace vulnerable frente a los demás'", sostiene.

Según el especialista, en la actualidad los grupos de pertenencia que más se cultivan son los que nos permiten "pasarla bien". Esto es lo más importante y para tal fin hay que mostrarse simpático, lindo, amistoso y divertido. "Esto en sí mismo no es un problema, pero imposibilita el avance a otro estadio vincular como el de la confianza", apunta.

Personalidad argentina
De toda la vida.-
Amistades largas y muy importantes. Así describen algunos tucumanos las relaciones con sus pares. "Mis amigos más íntimos están al lado mío desde la infancia. Yo trato de fomentar eso en mis hijos, que lleven amigos a casa. Eso no es común en otros países", sostuvo Miguel Sánchez, que se dedica al comercio exterior y viaja por todo Latinoamérica.

Demostrativos.- "Quizás el argentino es más cálido y demostrativo", define Martina Bollea. Esta tucumana que hace una década tuvo que abandonar su país para radicarse en Estados Unidos confiesa que todavía sufre porque no ha podido encontrar amigos y porque extraña demasiado a los que dejó en la otra punta del continente.

Individualismo.- "La amistad, a pesar de constituir un aspecto ponderable y favorable, muchas veces no alcanza para explicar o analizar con profundidad el germen de desconfianza e individualismo dentro de una sociedad fragmentada e individualista", resaltó el abogado Agustín Torres, investigador sociológico.

Cinco amigos por habitante.- Otra encuesta de cohesión social que se realizó entre 10.000 habitantes de Latinoamérica el año pasado ubicó a Argentina en el tercer lugar con promedio de cinco amigos por habitantes. Los brasileños son los más amistosos: tienen siete amigos por persona mientras que los chilenos aparecen en el último puesto con cuatro amigos.

Poco solidarios.- Además de individualistas y desconfiados, la investigación del instituto Legatum reveló otros aspectos menos gratos de la personalidad argentina: los niveles de solidaridad y trabajo voluntario son bastante bajos. Sólo el 51 % de los argentinos asegura haber ayudado a un extraño en el último año.

Mediciones.- El Indice de Prosperidad Legatum combina crecimiento económico, nivel de libertad, democracia, mediciones de felicidad y calidad de vida de un país. Entre 104 países, Argentina quedó debajo de Chile y Uruguay, y por sobre Brasil, México y Venezuela. La mejor cualidad de nuestro país es la libertad personal. El lugar más próspero del mundo es Finlandia.

lunes, noviembre 09, 2009

LEER EL BOLETIN ARGENTINO








Muere alguien en un asalto y no falta nunca el comentario de rigor: a estos delincuentes menores de edad, pobres, villeros, la vida no les importa. Mueren cuatro jóvenes de teórico buen pasar, en un barrio de habitantes ídem, presuntamente alcoholizados y conduciendo un auto a velocidad desbocada, al caer a un lago artificial. Claramente, tampoco les importa la vida, se la autodestruyen sin hesitar. El desprecio por la vida es común a nuestros jóvenes, pobres y ricos. Es lo que les enseña una sociedad que se mofa de aquellos que buscan hijos desaparecidos o nietos robados y piden justicia. Sólo si entendemos que la vida es lo más, como dicen ellos, podremos abrigar esperanzas.

Ana Patrizio






www.boletinargentino.com/

jueves, noviembre 05, 2009

Cuando Buenos Aires era extranjera


De la revista Ñ suplemento culrural del diario Clarín

El escritor Alberto Sarramone investigó el impacto inmigratorio a principios del siglo XX. Allí rastreó los orígenes de una nacionalidad argentina que se presenta como una pregunta de respuesta incierta.

SARRAMONE busca las huellas del fenómeno en la literatura, el ensayo y el tango, entre otras

En Inmigrantes y criollos en el Bicentenario, bajo la égi­da de un enfoque predomi­nantemente sociológico, Alberto Sarramone se aboca a la tarea de mensurar el impacto inmigratorio en la formación de la nacionalidad argentina, ese aluvional crisol de razas que torna temeraria y, en muchas ocasiones, imposible de responder la pregunta por el ser nacional (una extraña quintaesen­cia que se pretende prototipo de rasgos y características singulares y, a un tiempo, compartidas). El peso que comportó el carácter inmigratorio se ilustra con clari­dad en la progresión de carácter numérico: en el Censo Nacional de 1895, una de cada cuatro per­sonas era extranjera; en el Censo de 1914, una de cada tres, pero los dos tercios de argentinos res­tantes eran hijos o nietos de in­migrantes. Pero si en el resto de América latina hay fundamentos suficientes para hablar –según la expresión ya consagrada de Haya de la Torre– de "pueblos indoame­ricanos", en Argentina, señala el autor, se torna inevitable la expre­sión "euro-americano" en virtud de la genealogía inmigratoria.

En términos generales, indica Sarramone, no sería un error des­estimar la figura paradigmática del inmigrante que arriba "con una mano atrás y otra adelante", tal y como reza el lugar común, no pudieron salir de su tierra quienes eran extremadamente pobres en tanto que el pasaje en barco había que pagarlo y no era barato, aun viajando en clase hacinada y eco­nómica.

Según las cifras del Censo de 1914, el cincuenta por ciento de la población que moraba en Bue­nos Aires era inmigrante; no en vano unos años antes, en 1887, Sarmiento se interroga: "¿Esta­mos en Italia o en Buenos Aires?, ¿en Europa o en América?" Julio Argentino Roca reflexiona: "Bue­nos Aires no es la Nación porque es una provincia de extranjeros", y Juárez Celman abunda: "Seré el presidente de la inmigración". Notablemente, nada afectó la in­tensidad del flujo inmigratorio, ni siquiera la tristemente célebre Ley de Residencia, promulgada en 1902 (y recién abolida en 1958) e inspirada en las huelgas de fines del siglo XIX, que autorizaba al Poder Ejecutivo a expulsar del país a cualquier extranjero que "com­prometa la seguridad o perturbe el orden público". El sentimiento enraizado en una genuina xeno­fobia, el temor a lo radicalmente otro, la inmigración externa o la migración interna contempladas como una de las formas más ve­jatorias de invasión al espacio propio y (en principio) intocado alimentaron manifestaciones lite­rarias tan disímiles en tiempos y ejecución como las novelas En la sangre (Eugenio Cambaceres), La Bolsa (Julián Martel) y los cuentos "Casa tomada" (Julio Cortázar) y "Cabecita negra" (Germán Roz­enmacher). No menos evidentes resultan los aportes inmigrato­rios a la formación del porteño de fines del siglo XIX y principios del XX, nacido y crecido –como bien apunta Sarramone– al calor de movimientos socioculturales propios y extraños; la presencia de la inmigración italiana en los nombres del tango es considera­ble: D'Arienzo, De Caro, Piazzo­lla, Franchini, Di Sarli, Discépolo, Pugliese, Troilo, Canaro, Bassi y un larguísimo etcétera. Así como los títulos de algunas letras: des­de "Giusseppe el zapatero" hasta "Canción del inmigrante". En este marco resulta, cuanto menos, as­tigmático el fervoroso anhelo de Ricardo Rojas proponiendo "res­taurar el alma nacional" o la mal­hadada descripción de Leopoldo Lugones definiendo a los grupos inmigratorios como "la plebe ul­tramarina".

Por fortuna, los afanes de Sarramone no se circunscriben a Buenos Aires sino que abarcan, con minucia y holgura, todo el te­rritorio, desglosando el tipo y las características de inmigración que correspondieron a cada provincia y zona geográfica. Así, el autor in­forma que en fecha tan temprana como 1826 se produjo el arribo de inmigrantes alemanes que fueron alojados en la entonces Chacarita de los Colegiales. Treinta y cua­tro años después da comienzo la formación de colonias en tierras cordobesas, a cargo de ingleses, italianos y suizos. No deja de re­sultar curioso un dato señalado por el autor respecto a la inmigra­ción en la Patagonia: el aporte más importante fue de raíz religiosa, debido a la congregación de los salesianos, fundada en Turín en 1859 por Juan Bosco, cuyo sueño era la evangelización de la Patago­nia. Así como no puede dejar de mencionarse el duro inicio que tuvieron que superar los prime­ros colonos judíos que llegaron a afianzarse en el país.

Por el notable rigor de datos y estadísticas, Inmigrantes y criollos en el Bicentenario está destinado a ser un libro de estudio necesario e imprescindible lectura.

miércoles, noviembre 04, 2009

C U R D E L A S

Lección de humanismo etílico

El alcohol, en su justa medida, humaniza. El alcohol, en exceso, deshumaniza lo previamente humanizado. Bajo sus efectos algunos usuarios de mi taxi se vuelven pesados, o incluso violentos (como bien dijo Sabina: "me encantan las drogas y el alcohol, pero no soporto a los drogadictos ni a los borrachos"). Pero también los hay que se vuelven verborreicos, o audaces, o risueños, o cariñosos, o somnolientos, o reflexivos, o nostálgicos, o filosóficos.

Como aquel usuario del sábado pasado (noche de Halloween):

- Mi amigo Josete me dijo que Dios existía, que estaba en todas partes, y esta noche lo busqué en el fondo de una Mahou. Catorce Mahous después, efectivamente, lo encontré ahí flotando. Boca abajo. Ahogao. ¡Hip! - me dijo embutido en su disfraz de koala (lo juro). Al finalizar el trayecto incluso trató de pagarme la carrera con un paquete de chicles sabor eucalipto.

Otros acaban confesándote lo inconfesable:

- Ssé que mi marido me la esstá pegando con la asisstenta. Él sse cree que ssabe que yo no ssé que lo sssé. Pero lo que ssé que él no ssabe ess... lo mío con su primo el de Cádiz - me dijo una mujer de ojos cándidos de camino a su casa.

O les da por llorar:

- ¿Tiene algún problema? - le pregunté a otro usuario afterhours en plena eclosión llantil:

- Lo dejé, snif, hace dos semanas, snif, con mi novia, snif, y estoy, snif, muy feliiiiz...

- Si está feliz, ¿por qué llora?

- Porque no es normaaal, snif, que no la eche de menos, snif, ni una mierdaa... Soy un monstruo, snif, sin, snif, sentimientooos - y en ese punto se rompieron del todo sus lacrimales hasta el final del trayecto.

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Y ante tal catálogo de reacciones etílicas, yo me pregunto: ¿Cuando bebemos nos convertimos en la exageración de nosotros mismos, o sencillamente somos otros?