La estrategia de Trump contra Rusia y China
El conflicto en Siria ha mostrado que las fuerzas armadas de Estados Unidos han perdido la superioridad en materia de guerra convencional y que esa superioridad ha pasado a manos de Rusia. El desarrollo de una nueva generación de vectores nucleares hipersónicos rusos parece indicar que Estados Unidos también se ha quedado atrás en el terreno nuclear. Con la esperanza de salir de ese retraso, el Pentágono pretende aprovechar –mientras aún está a tiempo de hacerlo– la superioridad cuantitativa de su arsenal nuclear para tratar de imponer su voluntad a Rusia y China.
- Los generales estadounidenses James Mattis, secretario de Defensa, y Joseph Dunford, jefe del estado mayor conjunto.
Si vis pacem, para bellum
La revista Foreign Affairs, del influyente Council on Foreign Relations, consagró sin tapujos la discusión de una guerra nuclear de Estados Unidos contra Rusia y China [1].
La revista publica un artículo de Elbridge Colby –uno de los principales autores de Estrategia de Defensa Nacional del Pentágono [2], donde proclama el fin de la guerra efectiva contra el terrorismo y el inicio de la «competencia entre las grandes potencias»– quien pregona que «Si deseas la paz, prepárate para la guerra nuclear: una estrategia para la nueva rivalidad de las superpotencias» [3]”.
Colby, anterior subsecretario adjunto a cargo de la "Estrategia y Desarrollo de la Fuerza", previene que «toda futura confrontación con Rusia y China podría tornarse nuclear» cuando «durante una lucha más dura y más incierta, cada combatiente puede estar tentado de tomar la espada nuclear para confrontar el desafío y poner a prueba la resolución de la otra parte o aun simplemente para continuar la lucha».
Según Colby, «el mejor medio para evitar una guerra nuclear es estar listo a librar una de carácter limitado», por lo que «Estados Unidos está dispuesto a realizar operaciones nucleares eficaces y limitadas».
Andre Damon, del portal trotskista WSWS [4] escudriña la amenaza de Trump de retirar a Estados Unidos del Tratado INF –Fuerzas Nucleares Intermedias [5]– que prohíbe a Estados Unidos y a Rusia desarrollar misiles de entre 500 y 5 500 kilómetros de alcance.
Damon juzga que la amenaza de Trump pone en alto riesgo la «vida de millones de personas en Europa y en Asia oriental» cuando planifica su «fuego cruzado contra Pekín y Moscú»: Estados Unidos ya no oculta su deseo de «utilizar armas nucleares en sus combates», donde no existiría ninguna limitante con el fin de vencer a sus "adversarios".
Damon aduce que «tales planes son realizados en secreto» con la complicidad del New York Times y del Partido Demócrata, «que ha estado casi totalmente silencioso sobre las consecuencias y el peligro de una guerra mundial».
George Shultz, poderoso secretario de Estado con el ex presidente republicano Ronald Reagan, "defiende" el INF: «debemos preservar este tratado nuclear» [6].
Shultz anota que «las armas nucleares son una amenaza para el mundo» y emprende la apología justificada de su firma en 1987 por el entonces presidente Ronald Reagan y el líder de la URSS Mijaíl Gorbachov [7].
Critica los amagos de Trump de abandonar el INF debido a supuestas violaciones de Rusia y aprovecha la ocasión para «invitar a otros países a unirse al tratado y resistir la tentación estadounidense de desarrollar nuevas clases de armas letales», por lo que propone como paso preliminar una reunión de los «expertos» de Estados Unidos y Rusia «para discutir posibles violaciones».
Pese al gran escepticismo en su momento, George Shultz observa que se hicieron «extensas inspecciones in situ para verificar que todos los misiles prohibidos habían sido eliminados». Ya para 1992 «casi 2 700 misiles habían sido destruidos» [8]”.
Shultz cita con respeto una frase clave que Vladimir Putin dijo hace un año: «si me preguntan si es posible el desarme nuclear o no, diría, sí, es posible. ¿Desea Rusia o no el desarme nuclear universal? La respuesta es también sí, Rusia lo desea y trabajará para ello»
Shultz recuerda que en la Revisión de la Postura Nuclear de Estados Unidos [9] publicada en febrero pasado, una de sus frases nodales fue: «Estados Unidos permanece comprometido en sus esfuerzos para apoyar la eliminación global última de armas nucleares, biológicas y químicas. Ha reducido sus reservas nucleares más de 85% desde el paroxismo de la guerra fría y no ha desplegado nuevas capacidades nucleares por más de dos décadas» [10]. El ex secretario de Estado de Reagan concluye que «ahora no es el momento de construir grandes arsenales de armas nucleares. Es hora de eliminar del mundo esta amenaza»".
Lo peor sería creer que Rusia y China se quedarán con los brazos cruzados.
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