El análisis de Artemio López: la tormenta Cristina
La ex presidenta perfora el famoso “techo” que la “patria consultora” juzgaba lapidario
Con todos los indicadores socioeconómicos muy empeorados respecto de su inicio de gestión, caída de consumo, baja de empleo, ausencia de crecimiento y con un endeudamiento récord que según el último informe de la fundación Germán Abdala alcanzó ya un nivel de 87% del PBI, máximo desde el período 2004-2005, el presidente Macri ofreció una conferencia de prensa.
Se trató de la ronda de prensa más bochornosa desde la recuperación democrática, donde al habitual encadenamiento de cifras falsas por primera vez se pudo observar una figura presidencial opacada, carente ya en su gestualidad de toda expectativa de futuro y ciertamente abatida, muy lejos del look de pastor evangélico con bemoles de autoayuda con que el presidente Macri nos flageló durante su campaña electoral y en el bienio inicial de gestión neoliberal.
Desde estas mismas columnas señalamos que tras el rescate del Fondo Monetario se sucedería inexorablemente el vaciamiento de las herramientas de política económica, cuyo tablero principal de mando pasaría a la esfera de decisiones de los burócratas del organismo, cosa que ya ocurrió, y en paralelo se iniciaría un proceso de licuación del poder político y vaciamiento de la autoridad presidencial.
Señalamos que tampoco era un fenómeno local. Donde las condicionalidades de los organismos internacionales de crédito fijan el rumbo de la política económica (y el FMI es el lobista por excelencia de los acreedores), el poder político se derrumba. Sucedió con De la Rúa en nuestro país, pero también con Alexis Tsipras en Grecia, Dilma Rousseff en Brasil, que vieron desmoronarse su popularidad y autoridad a medida que avanzaban las políticas de ajuste.
Es lo que está sucediendo ahora con el presidente Macri, al que todas las consultoras de opinión ubican en zona evaluación negativa de imagen, también con la gestión de gobierno, que está muy mal evaluada, y con las principales figuras de la alianza Cambiemos, cuya popularidad sigue el sendero descendente del Presidente. Con Macri ascendieron, con Macri caen.
Muy obvio el derrotero ascendente antes y descendente luego de las figuras centrales de Cambiemos y en especial de la gobernadora Vidal, la mimada de los medios oficialistas, cuya gestión de gobierno es tan mala como la de su antecesor y, para mayor deterioro de su popularidad, está envuelta ahora mismo en un escándalo de aportantes de campaña falsos, con dinero de origen turbio y cuyas proyecciones negativas son aún inciertas.
Maniobra fraudulenta descubierta por el joven periodista Juan Amorin, que, junto a un pequeño equipo de exteriores y el soporte casi único de la web, puso en jaque a todo el matusalénico sistema de medios tradicionales que, creyéndose todopoderoso, había decidido silenciar el escándalo y preservar a la buenaza de Heidi. Mala de ellos.
Finalmente, esta serie de novedades negativas para el oficialismo lógicamente ya tiene correlato electoral tal como lo señalamos en PERFIL oportunamente. Un 30% de los electores que acompañaron en ballottage a Cambiemos en el año 2015 hoy no volverían a votarlo y eso abre una fuga principal de votos bifronte.
Un canal lo recepta Sergio Massa, opositor amigable con el oficialismo que comienza a recuperar el volumen del año 2015 en primera vuelta cercano al 21%, con electores que, manteniendo el rechazo al kirchnerismo, sienten muy insatisfactoria la gestión macrista.
El segundo caudal de votos liberados por Cambiemos revierte el camino de preferencias del año 2015, movidos por el contraste notable entre sus muy empeoradas condiciones de vida actuales y las existentes en el lapso en que Cristina Kirchner gobernaba, y, como señalamos, muchos vuelven a transitar un camino que ya habían recorrido: votar a Cristina como presidenta.
Así las cosas, al ritmo de la profundización de la crisis, la ex presidenta perfora el famoso “techo” que la “patria consultora” juzgaba lapidario y hoy merodea el 40% de votos nacionales, un dato nada novedoso ya que en el año 2017, en pleno ciclo ascendente de la alianza Cambiemos , CFK obtuvo 38% de los votos en Bs. As., distrito que en el peronismo siempre determina la media nacional, anticipando el notable volumen de su piso electoral, la verdadera “tormenta” que desvela la larga siesta presidencial.
*Director de Consultora Equis.
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