El doble recorte de abril de la inversión rusa en los bonos del Tesoro de EEUU fue solo el comienzo. Ahora Rusia ha reducido tres veces su participación en la deuda pública estadounidense. ¿Habrán funcionado las llamadas de algunos políticos de dejar de alimentar a EEUU o las autoridades rusas temen nuevas sanciones estadounidenses?
Actualmente, Rusia posee títulos de deuda estatal estadounidense por un valor de 14.900 millones de dólares, aunque en abril tenía 48.700 millones de dólares invertidos en este activo.
Motivos económicos y políticos
El Banco Central de Rusia se guía principalmente por el atractivo de inversión de esta clase de activos, opinó el jefe del departamento analítico del banco Zenit, Vladímir Evstiféyev, citado por el diario Vzglyad. Por lo tanto, el regulador ruso consideró como económicamente justificada la reducción de las inversiones en la deuda nacional de EEUU.
"Teniendo en cuenta los riesgos de la reducción del valor de los bonos del Tesoro, para el Ministerio de Finanzas de Rusia es más rentable vender una parte de las reservas existentes. En caso de una reducción significativa de su precio, tendrá la oportunidad de volver a comprarlos con una tasa de rendimiento más alta," explicó Alexéi Korénev del consorcio de inversiones Finam.
Evstiféyev, por su parte, recordó que Rusia está saliendo de los bonos del Tesoro gradualmente desde finales de 2017. "Durante este período se hizo evidente que las tasas de interés internas en EEUU crecen en función de las acciones de la Reserva Federal (Fed) para normalizar la política monetaria", comentó el analista.
Una rápida salida de los bonos del Tesoro en el segundo trimestre de este año, en su opinión, se debe al hecho de que durante este período la Fed endureció su política y aumentó la tasa de interés básico. Además, este período coincidió con una fase activa de la guerra comercial de EEUU.
Aun así, muchos economistas creen que la venta masiva de los bonos del Tesoro de EEUU por Rusia está relacionada con una evaluación del riesgo político. El punto de partida para esta liquidación fue el deterioro de las relaciones bilaterales entre Rusia y EEUU, así como la amenaza estadounidense de bloquear las cuentas en dólares de las empresas rusas, señaló a Vzglyad el analista financiero de FxPro Alexandr Kuptsikevich.
"Por supuesto, se trata de un pronóstico muy pesimista, pero el Banco Central de Rusia tiene que pensar sus acciones mirando hacia el futuro y considerar varios escenarios", añadió el experto.
¿Amenaza de pérdidas para las reservas de Rusia?
"La caída de los precios de los bonos del Tesoro a 10 años desde los máximos de abril hasta los mínimos de mayo fue de alrededor del 3% del valor nominal. Este es el máximo potencial de las pérdidas para Rusia", afirmó Evstiféyev.
No obstante, según el experto, el momento de vender los bonos no es muy adecuado: las tensiones geopolíticas, el riesgo de guerras comerciales y la fuga de capitales de los mercados emergentes mantienen la demanda de bonos del Tesoro, y la Reserva Federal tiene previsto aumentar las tasas este año y el próximo, por eso quedan oportunidades de que su rentabilidad aumente. Sin embargo, este comportamiento del regulador ruso puede justificarse estratégicamente, admitió Evstiféyev.
Ahora resulta imposible calcular las pérdidas. No se sabe si Rusia va a sufrir alguna pérdida en este paso. Mucho depende de los activos donde invierta el Banco Central.
El mercado tiene suficientes herramientas alternativas con un rendimiento similar, observó Ana Kókoreva de la empresa Alpari.
Ahora, alrededor del 17% de las reservas de Rusia está representado por las inversiones en oro. Los bonos estadounidenses representan solo el 3%.
"La proporción de oro físico crece continuamente en las reservas, y actualmente su volumen supera 1.880 toneladas. Además, Rusia está aumentando sus inversiones en instrumentos financieros denominados en otras monedas. En otras palabras, el Ministerio de Finanzas simplemente está cambiando la estructura de sus inversiones en diversos activos", concluyó Alexéi Korénev.
Rusia ya tiene cerca de 2.000 toneladas de oro en reserva y se acerca a su máximo histórico de 1941
Si los niveles de aumento del oro se mantienen, en unos años Rusia podría alcanzar el récord de la URSS y situarse en la tercera posición entre las potencias mundiales con las mayores reservas.
Las reservas de oro de Rusia casi alcanzan las 2.000 toneladas, cifra que se acerca al máximo histórico de 2.800 toneladas que la Unión Soviética acumuló en 1941.
Según informa RG, en las reservas del Banco Central de Rusia hay 1.944 toneladas de oro después de que el organismo comprara 106 toneladas del metal precioso en la primera mitad de este año.
Este aumento se enmarca en el plan de diversificación de las reservas nacionales del dólar estadounidense. Debido a las recientes sanciones de EE.UU., el Banco Central de Rusia ha reducido en seis veces las inversiones en los bonos estadounidenses, disminuyendo el porcentaje de los activos en dólares en las reservas nacionales.
El porcentaje del metal precioso en los activos internacionales de Rusia ha aumentado desde 2008 del 2,5% al 17%.
Según el analista TimurNigmatullin, si los niveles de aumento del oro se mantienen, en unos años las reservas de este metal precioso podrían alcanzar el récord soviético, lo que colocaría a Rusia en la tercera posición entre las potencias mundiales con las mayores reservas de oro tras EE.UU. y Alemania. Actualmente, el país eslavo ocupa el quinto puesto en este 'ranking'.
La 'maldición' de Rusia: ¿por qué el país con mayores riquezas del mundo no es el más próspero?
El vice primer ministro ruso Alexéi Gordéyev hizo unas fuertes declaraciones: en Rusia hay pocas personas y una enorme cantidad de recursos, por lo que en el país florecen el despilfarro y el descuido. Las declaraciones del alto funcionario causaron alboroto entre las élites y los expertos del país.
La desproporción de recursos y personas se ha convertido en una verdadera maldición para el país más grande del mundo, opina este alto cargo del Gobierno. Los rusos "no calculamos nada y no escatimamos en nada", afirmó el vice primer ministro ante el Consejo de la Federación —Cámara Alta del Parlamento de Rusia—, citado por el medio RNS.
En palabras de Gordéyev, históricamente esa situación se ha convertido en uno de los pilares de la mentalidad rusa.
Las declaraciones del alto funcionario causaron alboroto entra las élites y la comunidad de expertos de Rusia. Algunos estuvieron de acuerdo con Gordéyev y apoyaron que se abriera un debate sobre este tema. Otros consideran que el vice primer ministro está equivocado y que son otros factores los que ralentizan el desarrollo del país.
"Sí, lo cierto es que la abundancia de recursos genera algo de despilfarro y descuido. Tenemos que aprender a valorar esos recursos, nuestro espacio y nuestra gente. Eso requiere de un cambio de mentalidad", resumió al periódico digital Vzglyad el director del Instituto de Estudios Políticos, Serguéi Márkov.
Según el analista, los rusos deberían aprender a administrar de manera más efectiva los recursos "que Dios y el destino nos han entregado". "A menudo utilizamos de manera ineficiente nuestro espacio, nuestro potencial agrícola. Creo que Gordéyev se refería a eso".
El segundo problema —la baja densidad poblacional— golpeó a los rusos más que a nadie. Márkov recuerda que solo en el siglo XX el país sufrió dos cambios radicales de poder —la caída del Imperio y de la URSS—, una guerra civil, dos invasiones procedentes de Europa —la intervención de la Entente y de los nazis—. El hambre y la falta de asistencia médica en esos períodos no hicieron más que agravar la situación. "Es algo de lo que nadie está a salvo", enfatizó el especialista.
"China cuenta con una gran cantidad de personas, y las personas de alguna manera son también un recurso", agrega el sociólogo Borís Kagarlitski. El especialista recuerda que en la primera mitad del siglo XX los chinos tenían su propia maldición: la inmensa cantidad de mano de obra barata frenaba la implementación tecnologías más costosas pero eficientes. Con la llegada de los comunistas al poder se logró cambiar ese paradigma y ahora los chinos producen todo tipo de tecnología punta.
No obstante, la docente de la cátedra de Administración Pública de la Academia de Economía Nacional de Rusia, Ekaterina Shulman, considera que al hablar del exceso de recursos el vice primer ministro ha tocado dos problemas distintos.
El primero radica propiamente en lo que llaman la 'maldición de los recursos' o 'paradoja de la abundancia'. Según esta teoría económica, los países con abundantes recursos naturales tienden a vivir de su exportación y no de la elaboración de bienes, lo que evita la industrialización, aprovecharse del valor agregado y un mayor acceso al mercado de trabajo. En otras palabras, estos países venden sus recursos a otros por un bajo precio para luego comprarles productos elaborados por un valor superior.
"El trabajo humano deja de valorarse. Se valora más la materia prima, lo que no favorece al desarrollo de la industria", resume la docente.
Este mal afecta a países ricos en recursos como Arabia Saudí, Venezuela, Brasil y varias naciones del continente africano, al tiempo que favorece a países con escasos recursos naturales pero puramente productores como Alemania, Japón o Corea del Sur.
Pero esto no siempre es necesariamente así, advierte Shulman. Y es aquí donde entra en juego el segundo factor: cuán eficientemente saben las élites administrar los recursos del país. La docente pone como ejemplo a Noruega, Canadá o Chile, países que, al igual que Rusia, disponen de grandes reservas de recursos y poca población pero cuyas élites políticas y económicas han sabido manejar bien sus recursos, priorizando la producción interna.
"Hablamos de un concepto de élite que se haga cargo de sus funciones. (…) Solo en el siglo XX [los rusos] hemos roto dos veces la continuidad de nuestro camino, lo que no puede no afectar la calidad de las élites", concuerda el presidente del Instituto de Estrategia Nacional y exasesor de la Administración presidencial de Rusia, Mijaíl Rémizov.
El analista se refiere a la revolución de 1917 y a la posterior caída de la URSS en 1991. En sus palabras, los recursos naturales se convierten en riquezas solo para aquellos que entienden cómo y para qué emplearlos. Rémizov considera que el problema actual de Rusia es que sus relativamente nuevas élites aún están aprendiendo cómo "convertir las riquezas en un recurso efectivo".
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