enojate, hermana
Hijos del patriarcado
Hay
un nuevo mundo de celebridades que nada tienen que ver con la
tradicional y vetusta televisión. Se hacen llamar youtubers y manejan
legiones de adolescentes sin siquiera moverse de sus casas. Si bien yo
era youtuber antes de que la palabra existiera y me enorgullese llamarme
“la abuela youtuber”, me entristece aceptar que en las nuevas
generaciones se siguen reproduciendo hijos sanos del patriarcado. Hace
unas semanas un youtuber llamado “Dude Vlogs”, subió un video en el que
se ve claramente como Yao Cabrera, Fabri Lemus, Lucas Castel y Gonzalo
Fonseca, abusan y manosean a una chica completamente inconciente de la
borrachera. Acostada boca a bajo sin moverse, la humillan, la tocan, se
suben encima y le tiran alcohol. El mismo “Dude” que filma, deja que
todo pase, que cuatro varones se diviertan con su cuerpo, para luego
subir el video, como si fuera un héroe haciendo lo correcto. Las
imágenes dan nauseas, y luego de que este video se haga viral, la
ranciedad sigue, ahora se suceden una serie de descargos de los
abusadores y de sus amigos, todos argumentando incoherencias que solo
generan más dolor. Gonzalo Fonseca, quien en el video se sube
violentamente sobre la chica hasta hacerla gritar, abre su descargo con
la siguiente frase: “Bueno, son las 7 de la mañana, por eso esta cara de
pija que tengo en este momento”, luego aclara que el hecho fue hace dos
años, cuando él era un boludo pajero. No parece haber evolucionado
mucho el pelotudo, dada semejante introducción, pero es tiempo de
empezar a diferenciar pajero de abusador. Querer tener sexo todo el
tiempo, nada tiene que ver con abusar de la integridad de otras
personas. Vivir caliente y querer lastimar a una mujer no están
relacionados en lo absoluto. El hombre que abusa de una mujer, no lo
hace porque no puede contener su semen, no es eso lo que lo impulsa a
doblegar la voluntad de una persona. El hombre que abusa de una mujer lo
hace exclusivamente para aleccionarla porque le dijo que no o para
demostrar su poder. Lo hace porque cree que eso es ser un hombre, porque
eso ha aprendido de esta cultura.
En su descargo Fonseca consigue incluir la declaración de la propia víctima, que lo único que quiere es no sentirse víctima. Porque ese es el círculo vicioso más perfecto del patriarcado: te convierte en víctima y a la vez te enseña que ser víctima está mal, que es tu culpa, de forma tal que no quieras nunca aceptar lo que te pasó, de forma tal que no quieras nunca sentir lo que de verdad sentís. La chica, claramente superada por la situación, por los infinitos comentarios, e insultos de los fans de sus abusadores y por las constantes amenazas de los mismos abusadores, solo quiere que todo esto termine, y cree que la manera de hacerlo es negando lo sucedido. La trama se vuelve más compleja, el video original del descargo de la víctima en el que ella no deja de culparse y de llamarse boluda una y otra vez, ya no existe, porque mientras habla se da cuenta de lo que le pasó y empieza a atar cabos, empieza a pisarse y no puede sostener que estos youtubers no le hicieron nada, por lo tanto sus abusadores le piden que lo baje para subirlo ellos, editado de modo que les convenga. Si hay algo que los youtubers sabemos hacer es editarnos para quedar bien.
El alcohol es un agravante para las mujeres, siempre nos hace culpables de lo que nos pasó y es siempre un atenuante para los hombres, les saca responsabilidad por lo que hicieron. Estuve muchas veces en pedo y nunca agarré a alguien con menos fuerza que yo para humillarlo y frotármelo por la concha. Pero la programación machista es tan fuerte en nuestros cerebros que incluso cuando lo vemos, no lo vemos. La prueba es irrefutable, el video está. La chica no se mueve y si lo hace es para gritar que no, que no quiere, pero aún así es su culpa, se enfurecen las legiones de fans defendiendo a sus ídolos, porque para ver el abuso hay que desprogramarse y eso asusta demasiado, como una mujer que habla, eso asusta demasiado. Porque nadie quiere aceptar qué pasó, ni la propia víctima que sigue inmóvil como esa noche, sin saber cómo defenderse, porque hasta hoy siempre había odiado a las feminazis, las únicas que ahora la bancan y no puede manejar esto. El mundo se le dio vuelta. Porque la moraleja siempre es para nosotras, no salgas, no te diviertas, no vivas. La moraleja nunca es para ellos, nunca es no violes. Ojalá te enojes hermana, para que entiendas que pasó, para que las cosas cambien y ya no nos callemos. Ahora el pez por el video muere, enojate y decilo en voz alta, hermana “ahora el tigre soy yo”, vamos a seguir saliendo, vamos a seguir bebiendo porque es tiempo de que sean los violadores los que tengan miedo.
En su descargo Fonseca consigue incluir la declaración de la propia víctima, que lo único que quiere es no sentirse víctima. Porque ese es el círculo vicioso más perfecto del patriarcado: te convierte en víctima y a la vez te enseña que ser víctima está mal, que es tu culpa, de forma tal que no quieras nunca aceptar lo que te pasó, de forma tal que no quieras nunca sentir lo que de verdad sentís. La chica, claramente superada por la situación, por los infinitos comentarios, e insultos de los fans de sus abusadores y por las constantes amenazas de los mismos abusadores, solo quiere que todo esto termine, y cree que la manera de hacerlo es negando lo sucedido. La trama se vuelve más compleja, el video original del descargo de la víctima en el que ella no deja de culparse y de llamarse boluda una y otra vez, ya no existe, porque mientras habla se da cuenta de lo que le pasó y empieza a atar cabos, empieza a pisarse y no puede sostener que estos youtubers no le hicieron nada, por lo tanto sus abusadores le piden que lo baje para subirlo ellos, editado de modo que les convenga. Si hay algo que los youtubers sabemos hacer es editarnos para quedar bien.
El alcohol es un agravante para las mujeres, siempre nos hace culpables de lo que nos pasó y es siempre un atenuante para los hombres, les saca responsabilidad por lo que hicieron. Estuve muchas veces en pedo y nunca agarré a alguien con menos fuerza que yo para humillarlo y frotármelo por la concha. Pero la programación machista es tan fuerte en nuestros cerebros que incluso cuando lo vemos, no lo vemos. La prueba es irrefutable, el video está. La chica no se mueve y si lo hace es para gritar que no, que no quiere, pero aún así es su culpa, se enfurecen las legiones de fans defendiendo a sus ídolos, porque para ver el abuso hay que desprogramarse y eso asusta demasiado, como una mujer que habla, eso asusta demasiado. Porque nadie quiere aceptar qué pasó, ni la propia víctima que sigue inmóvil como esa noche, sin saber cómo defenderse, porque hasta hoy siempre había odiado a las feminazis, las únicas que ahora la bancan y no puede manejar esto. El mundo se le dio vuelta. Porque la moraleja siempre es para nosotras, no salgas, no te diviertas, no vivas. La moraleja nunca es para ellos, nunca es no violes. Ojalá te enojes hermana, para que entiendas que pasó, para que las cosas cambien y ya no nos callemos. Ahora el pez por el video muere, enojate y decilo en voz alta, hermana “ahora el tigre soy yo”, vamos a seguir saliendo, vamos a seguir bebiendo porque es tiempo de que sean los violadores los que tengan miedo.
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