Claudia Peiró
"Desde
este difícil exilio, aprovecho la magnífica oportunidad que brinda el
viaje de los jóvenes dirigentes peronistas del MRP [Movimiento
Revolucionario Peronista], gentilmente invitados por Uds.,….", escribía
Perón, en una carta fechada en Madrid el 15 de julio de 1965, en la que
se dirige al presidente de la República Popular China, como "Mi querido
Presidente y amigo" [Ver texto completo al pie de esta nota].
La carta es más bien formal, no alude a los motivos del viaje, se concentra en destacar la lucha y la visión comunes con Mao.
"CHINA POPULAR", escribe Perón, así, con mayúsculas, es un "ejemplo" y la "base inconmovible de la Revolución Mundial". Dice que su caída, en 1955, se debió a "la acción nefasta del imperialismo" que impidió "que nosotros cumpliéramos la
etapa de la Revolución Democrática a fin de preparar a la clase
trabajadora para la plena y posterior realización de la Revolución
Socialista". Perón parece así adherir a la idea
marxista que veía a su gobierno como una etapa "burguesa" en el camino
hacia el verdadero objetivo. (Ya se verá que no es tan así).
La carta de Perón a Mao
La lucha, dice Perón, es contra "el Imperialismo Norteamericano y sus aliados permanentes -entre ellos ahora, los actuales dirigentes soviéticos". Estas dos potencias, agrega, "se equivocan cuando piensan que con el engaño de una falsa coexistencia pacífica podrán detener la marcha de estos pueblos sedientos de justicia en pos de su liberación".
"Nuestros objetivos son comunes -por eso me felicito de este contacto de nuestros luchadores con esa gran realidad que son ustedes.
En lo fundamental somos coincidentes" – insiste- pero hace la salvedad
de que "quedan los aspectos naturales y propios de nuestros países, que
hacen a sus condiciones socioeconómicas, y que modifican en cierta forma
la táctica de lucha". Y se despide asegurando que "nada ni nadie podrá
detener la hora de los pueblos".
En 1965, Jorge Rulli estaba en China,
recibiendo entrenamiento militar. Junto con Gustavo Rearte, Cacho El
Kadri, Carlos Caride y otros, integraba los grupos iniciales de la
Juventud Peronista que se iba reorganizando en la Resistencia, en los
años posteriores al golpe de Estado que derrocó a Perón en septiembre de
1955.
En 1965, Mao venía del fracaso del Gran Salto Adelante y aún no había lanzado su Revolución Cultural
¿Perón sabía qué iba a hacer a China este puñado de jóvenes peronistas?
"Sí,
sabía, pero en definitiva lo del viaje puede haber sido sólo para
consolidar el vínculo con ese país; o tal vez para conformarnos a
nosotros", reflexiona hoy Rulli, en charla con Infobae. "Me doy cuenta ahora; nunca estuvimos en otra cosa más que un plan eventual", porque -aclara- "la idea de la guerra prolongada nunca fue peronista".
La carta de Perón no cuenta solo por su contenido, sino por el contexto en el cual fue escrita.
Los primeros cinco años de exilio de Perón fueron de gran inestabilidad; en ese período, transitó por Paraguay, Nicaragua, Panamá, Venezuela, y República Dominicana, antes de instalarse en España, donde tampoco tuvo mucha seguridad, donde sólo le otorgaban visa de turista.
Tras el
derrocamiento de Perón, la dictadura intenta borrar toda huella de
peronismo, hasta en lo simbólico. Luego vendrán varios ensayos de
"normalización", basados todos en la exclusión del peronismo.
En 1965, ya ha fracasado el pacto con Arturo Frondizi,
que no pudo cumplir la promesa de levantar la proscripción a Perón. Y,
en noviembre de 1964, el gobierno radical de Arturo Illia, tras decir
que no había exiliados políticos, pide a las autoridades del Brasil que frenen a Perón en la escala en Río y lo devuelvan a España.
Pero,
desde 1960, a medida que se evidenciaban las dificultades para
estabilizar la situación política en Argentina sobre la base de la
exclusión del peronismo, Perón pudo empezar a recomponer un sistema de relaciones en lo internacional, además de tener creciente contacto con fuerzas del interior.
Por esos años, Perón parece evaluar que el camino de las urnas está momentáneamente vedado
y piensa en alguna forma de acción más directa, insurreccional, huelga
general, etcétera. En septiembre de 1964, le escribe a Delia Parodi, una
de las integrantes de la conducción peronista en el país: "Nuestro camino, en el caso de fracasar en la operación retorno, es más bien el de China o de Cuba,
que en la actualidad están ayudando a todos los movimientos de
liberación de América. […] Yo no creo como algunos que el fracaso de mi
regreso cerraría toda solución al peronismo, porque todavía tenemos en
la mano recursos que ni ellos mismos se imaginan. Un viaje mío a China y otro a Cuba podría ser la iniciación de una nueva era en la lucha peronista".
Jorge
Rulli matiza esto. "Perón consideraba la vía insurreccional como una
alternativa pero no muy apasionadamente. Él volvía una y otra vez a la
experiencia de (el general Miguel Angel) Iñíguez [un levantamiento
frustrado en 1956]. 'El camión con armas lo hemos perdido',
decía, en referencia a uno de los tantos mitos urbanos del peronismo:
la imagen de un camión repartiendo fusiles a la gente….", señala Rulli.
"La idea de la guerra prolongada nunca fue peronista;
lo que sí alentó Perón fue la creación de las primeras FAP [Fuerzas
Armadas Peronistas] que -aclara enseguida- no tenían nada que ver con la
otra, sectaria y excluyente [N.de la R: en referencia a la que se crea en 1968 y luego se fusiona con Montoneros].
Imagino que las FAP del 64 eran una especie de reaseguro personal de
Perón, para rescatarlo en caso de alguna complicación en su regreso
frustrado en diciembre de ese año".
Rulli también recuerda que Perón habló "un par de veces"** con el Che Guevara por esos años y "le desaconsejó, desde
su experiencia militar, ya que no era ajeno al tema, no ir a donde iba
[Bolivia]; Perón pensaba como los grandes líderes de la posguerra en
crear enormes escenarios y ahí si poner todo, desde la huelga hasta el
grupo insurrecto".
Del otro lado, el Mao al que Perón estaba escribiendo era un líder algo debilitado por el fracaso del Gran Salto Adelante,
un plan de desarrollo que causó hambruna y muerte, como muchos otros
experimentos comunistas, en China y otros países, basados en el
voluntarismo, la colectivización y la planificación estatal en toda la
escala.
Un año
después, en 1966, Mao lanzaría la Revolución Cultural, su contraofensiva
para recuperar el poder del que se había visto parcialmente desplazado
por dirigentes reformistas (entre ellos Deng Xiaoping, quien años más tarde pondría a China en la vía de las reformas que iniciaron su transición al capitalismo y que lograron, esta vez sí, eliminar progresivamente el hambre y la pobreza más extremas).
Respecto a
las proclamaciones de fe socialista que el general hace en su carta, no
falta quien reitera la consabida conclusión de que Perón le decía a
cada uno lo que quería escuchar. Pero, ¿pensaba realmente Perón que China era el modelo a seguir? ¿Que el comunismo era la meta final a la cual debía tender? ¿Hasta dónde llegaba realmente la afinidad entre ambos líderes?
¡Mao era casi justicialista! (Perón)
En Yo Perón,
Enrique Pavón Pereyra, biógrafo oficial, pone en boca de Perón la
siguiente reflexión: "Mao había dividido decididamente al socialismo
nacional del internacional, se había negado a hacer causa común con el
despojo internacional que, con el nombre de internacional socialismo, hacía la URSS. Mao echaba así las bases programáticas sobre las cuales podrían sentarse a charlar las jóvenes repúblicas del Tercer mundo. ¡Era casi un justicialista!"
Perón, como se ve, no abandonaba su aspiración a una Tercera Posición, entre las dos potencias. Su anticomunismo era tan intenso como su antimperialismo, quizás más. Para Perón, el comunismo era una consecuencia de los abusos del capitalismo. Y una muy negativa.
En un libro de reciente aparición, El exilio de Perón (Sudamericana, 2017), uno de los autores, Mariano Ben Plotkin dice que antiliberalismo y anticomunismo se combinaban en el pensamiento de Perón. En un texto del 68 (Latinoamérica ahora o nunca)
-escribe Plotkin-, "luego de concluir que la única resistencia posible
frente a las oligarquías eran las revoluciones socialistas -aunque con
prudencia agregaba 'que cada uno haga la suya, no importa el sello que
ella tenga' (…)".
Para Perón, agrega el autor, "rusos y norteamericanos, en el fondo, estaban de acuerdo en 1965, tal como lo habían estado en Yalta cuando se repartieron el mundo".
Aquí
radica una de las claves de su acercamiento a Mao. Luego de unos años
iniciales de aislamiento, a partir de 1960, Perón reconstruye un sistema
de relaciones a nivel mundial.
El historiador estadounidense Joseph Page señala que Perón agregaba a "socialismo" el adjetivo "nacional" para "diferenciar la ideología de su Tercera Posición del comunismo al estilo soviético,
ya que él estaba a favor del socialismo dentro de un país -de ahí el
uso del término nacional- en contraposición al socialismo internacional (Perón, Javier Vergara, 1984)".
Ahora
bien, para ciertos sectores peronistas, China, como Cuba, fueron más que
simplemente potenciales aliados en la búsqueda de abrir un espacio
intermedio en el mundo rígidamente bipolar de la Guerra Fría. Para muchos grupos, China y Cuba eran modelos a seguir.
Por ejemplo, Plotkin recuerda que, en junio de 1968, Arturo Jauretche
le propone a Perón un "Plan de activación" consistente en impregnar a
las masas de la doctrina. "Esta impregnación debía tener un carácter
'propositalmente obsesivo y fanático' , al estilo de la Revolución
Cultural china", le escribe.
"Perón, más que promover, aceptaba",
señala Mariano Ben Plotkin, dando en el blanco respecto a la esencia
del estilo omnicomprensivo de conducción de Perón. Como él mismo lo dijo
tantas veces, hacía de "Padre Eterno" que bendecía a todos. "Mi misión
es la de aglutinar al mayor número posible", explicaba.
En China,
recuerda Rulli, el entrenamiento incluía aspectos teóricos -el
pensamiento de Mao- y formación militar. "Eran prácticas como de
reconstrucción de la Revolución China. Pero nos decían 'no les enseñamos
cómo hacer la revolución en su país sino cómo la hicimos nosotros'.
Enseñaban a fabricar armas caseras o reparar viejas carabinas MA1
norteamericanas capturadas en la guerra de Corea", dice.
Rulli no estaba en el grupo que lleva la carta a Mao, pero a su regreso visita a Perón en Madrid.
Le reitera que los cubanos lo invitan a ir a vivir a La Habana. Era un
mensaje que, por compromiso, transmitió, pero que no compartía.
"Perón me dice: '¿Qué puedo hacer yo en La Habana?'
– Nada, le digo, quedar aislado.
-Justamente, también Mao me ofreció una casa en China. ¿Y qué voy a hacer yo en China?
. Nada, le respondí
– Aquí lo
tengo a Franco, que me trata como turista cuando entro y salgo, pero
tengo teléfono y telex. Me controlan, pero ya conozco a los que me
vigilan, sé lo que debo hacer".
"(Miguel) Bonasso -dice Rulli- le reprocha que haya elegido a Franco antes que a Castro… no entiende nada. Si Perón se iba a Pekín o a La Habana, no se hubiera dado su regreso al país", concluye Rulli.
¿Por qué no son peronistas? (Mao)
El
ensayista Guillermo David, autor de un ensayo sobre Carlos Astrada, dice
que "la Tercera Posición aparecía como antecedente concreto de la
división en tres mundos hecha por Mao años después. Perón dirá, divertido: 'Ese chinito pícaro me roba las ideas'."
Finalmente, una anécdota demuestra que la simpatía entre ambos líderes no era unidireccional. En 1969, una delegación de jóvenes del Partido Comunista visita China donde son recibidos por Mao Tse Tung, a quien le expresan apasionadamente su fe maoísta. Pero Mao les pregunta: "¿Y por qué no son peronistas?".
TEXTO COMPLETO DE LA CARTA DE PERÓN A MAO
Madrid, 15 de julio de 1965
Al Sr. Presidente MAO TSE TUNG
Mi querido Presidente y amigo:
Desde
este difícil exilio, aprovecho la magnífica oportunidad que brinda el
viaje de los jóvenes dirigentes peronistas del MRP, gentilmente
invitados por Uds, para hacerle llegar junto con mi saludo más fraternal
y amistoso, las expresiones de nuestra admiración hacia Ud., su
Gobierno y su Partido; que han sabido llevar a la Nación China el logro
de tantas e importantes victorias, que ya el mundo capitalista ha
comenzado por reconocer y aceptar.
Su
pensamiento y su palabra de Maestro Revolucionario, han calado hondo en
el alma de los pueblos que luchan por liberarse -nosotros entre ellos-
que nos debatimos, en estos últimos diez años, en marchas y
contramarchas propias del proceso de un pueblo, que va preparando las
condiciones más favorables para la lucha final. el Imperialismo
Norteamericano y sus aliados permanentes -entre ellos ahora, los
actuales dirigentes soviéticos- se equivocan cuando piensan que con el
engaño de una falsa coexistencia pacífica podrán detener la marcha de
estos pueblos sedientos de justicia en pos de su liberación.-
El
ejemplo de CHINA POPULAR, hoy base inconmovible de la Revolución
Mundial, permite a los hombres de las nuevas generaciones prepararse
para la larga lucha con más claridad y firme determinación.
La
acción nefasta del Imperialismo, con la complicidad de las clases
traidoras, han impedido en 1955 que nosotros cumpliéramos la etapa de la
Revolución Democrática a fin de preparar a la clase trabajadora para la
plena y posterior realización de la Revolución Socialista. Pero, de la
derrota de esa fecha, hemos recogido grandes ejemplos que nos permiten
prepararnos con mucha más firmeza, para que nuestro pueblo pueda tomar
el poder y así instaurar la era de gobierno de los oprimidos -la clase
trabajadora- única capaz de realizar una política de paz y felicidad
para nuestro pueblo. Nuestros objetivos son comunes -por eso me felicito
de este contacto de nuestros luchadores con esa gran realidad que son
ustedes.
En lo
fundamental somos coincidentes, y así lo he expresado muchas veces ante
nuestros compañeros, la clase trabajadora y peronista de Argentina.
Quedan los aspectos naturales y propios de nuestros países, que hacen a
sus condiciones socio-económicas, y que modifican en cierta forma la
táctica de lucha.
Los
compañeros portadores sabrán explicar de viva voz nuestros puntos de
vista, y el gran deseo de que la más profunda y sincera de las amistades
se consolide entre nosotros.
Reciba,
querido Presidente, las seguridades de nuestros mejores sentimientos.
Somos confiantes en el triunfo de la justicia y la verdad. Nada ni nadie
podrá detener la hora de los pueblos.
Por
el triunfo de nuestras comunes luchas, por el triunfo y la felicidad el
Pueblo Chino; por la liberación de los pueblos oprimidos, con toda
amistad,
Un gran abrazo,
Juan Perón
Fuente: Infobae
***Esta suficientemente demostrado que el Che y Peron jamas se vieron,ni hablaron,ni siquiera hay correspondencia.
Peron era un mentiroso patologico,profundamente fascista mussoliniano y en algunos momentos agente nazi.
El unico contacto es una maleta con 150.000 dolares que Cuba envio a Peron.
El verdadero Peron es el fundador de las TRES AAA que asesinaron militantes de la izquierda argentina.
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