¿HÉROE O VILLANO?

¿HÉROE O VILLANO?

lunes, agosto 27, 2018

PORTEÑISMO EN ESTADO PURO O ARGENTINIDAD AL PALO

Ricardo Darín: "Los ciudadanos estamos siendo humillados y atropellados"

EN CAMISA DE ONCE VARAS

FOTO: JOSÉ AYMÁ / COLOREADA POR J. M. PRESAS
Llega agotado a la entrevista tras la "trituradora" promocional de 'Todos lo saben', la película dirigida por Asghar Farhadi, donde comparte cartel con Javier Bardem y Penélope Cruz y que se estrena en España el 14 de septiembre. Ricardo Darín es tan afable que sirve el café a la periodista. Pide permiso para "prender un cigarrillo" y empieza a hablar pausado con su voz inconfundible.

Javier Cámara dice que está en Primero de Darín. ¿Qué se estudia en esa asignatura?
Cómo pasar la vida.
¿Quién es usted: el héroe corriente, el seductor irresistible o el inconformista hombre de la calle?
Me quedaría con la última definición.
Si Ricardo Darín hubiese nacido en EEUU, ¿cuántos Oscar habría ganado?
Eso nunca se puede saber. A mí los premios siempre me parecen injustos. Además, es muy subjetivo: lo que a ti te puede resultar grandioso, a mí me puede parecer lo contrario.
Pero con usted hay una rara unanimidad. Se le considera un buen actor que cae bien a todos.
Eso me lo he currado muy bien. Como buen actor, soy un gran hipócrita. Soy un mentiroso, un tramposo y una mala persona. [Risas]
¿Cómo se comunica un argentino con el director iraní, Asghar Farhadi, que no habla una palabra de español?
Nos entendíamos perfectamente. Primero, porque él tenía dos traductores muy amables. Más allá de eso se genera un idioma paralelo que está intoxicado de inglés, persa y español. Se trata de un idioma gestual y físico, que es el lenguaje cinematográfico. En un rodaje hay que resolver y buscamos los caminos más cortos para hacerlo. En situaciones complicadas de entender, se hace una especie de conciliábulo, en el que hasta que no sale el humo blanco, no nos quedamos tranquilos. Fue un rodaje duro, pero placentero.
La película aborda la desaparición de una hija, ¿hay alguna receta para sobrevivir a ese dolor?
No lo sé. Yo no la tengo. Pero la película no habla sólo de eso. Lo utiliza como excusa para ir calando en otras capas internas que vas descubriendo. Habla del comportamiento humano: de la hipocresía, de la mentira, de la verdad, del honor, de la dignidad, del orgullo...
Confiese, ¿quién es mejor actor: Javier Bardem o usted?
Javier Bardem, siempre.
Sin embargo, Javier Bardem y Penélope Cruz son muy admirados en el extranjero, pero no son tan queridos en España.
Son esas extrañas cosas que ocurren y a las que uno no encuentra ningún tipo de explicación lógica. Pero no es lo que a mí me ha tocado vivir con ellos. Por dónde voy todo el mundo los quiere abrazar. A veces, algunos medios se preocupan en cargar las tintas sobre algunos personajes públicos y, en el peor de los casos, lo consiguen. Confío en el tiempo, que siempre coloca las cosas en su lugar.
¿Le sucede a usted lo mismo en Argentina? ¿Es más valorado fuera que dentro de su país?
Seguramente. Es inherente a la condición humana. Todo lo que viene de fuera nos sabe a fantasía y no valoramos al que tenemos al lado. Somos bastante gilipollas en ese sentido.
¿Qué siente un actor cuando sus escenas principales son eliminadas?
Pasa en todas las películas. Los directores se van del set con la mayor cantidad de tomas posibles. Al finalizar un rodaje, nos encontramos que hay una torta de cuatro horas y hay que empezar el montaje. La primera vez que te lo encuentras es francamente decepcionante. Hay que hacerse un nudo y aguantar que se supriman cosas de las que nos hemos enamorado. Luego, uno se acomoda y lo entiende todo.
¿Cuándo fue la última vez que le tocó hacer de 'Bombita' [su emblemático personaje en 'Relatos Salvajes'] en la vida real?
¡Uy! Estoy siempre en la cornisa, al borde del estallido. Creo que nos pasa a todos. Los animales cuando prueban sangre se vuelven sanguinarios. A nosotros nos sucede lo mismo. Cuando nos damos cuenta de que si nos atrevemos, podemos, se genera una soltura de cuerpo. Como todos bien sabemos, los ciudadanos estamos siendo humillados, arrollados, atropellados de una forma u otra. Nos tratan con falta de respeto. Hay que tener cuidado y controlar, porque tampoco se trata de desmadrarse.
¿Estamos demasiado domesticados?
Denunciar que estamos domesticados no significa que tengamos que tener un estallido detrás del otro. No estoy a favor de la violencia.
¿Y de la protesta?
La protesta me parece muy bien, pero, si se transforma en violencia, estamos al borde de cometer una injusticia.
¿Nos han atado de pies y manos al consumismo?
Sí, sin duda. Estamos entregados y domesticados. Ahora, los niños si no tienen el último móvil que saca 455 fotos por segundo, se sienten menos que el otro. Estamos enloquecidos con la tecnología y nos estamos alejando de las cosas esenciales. Irremediablemente. Supongo que en algún momento pegará la vuelta. Todas las etapas terminan agotándose en sí mismas. Cuando tengamos todo metido en un chip debajo de la piel, nos vamos a dar cuenta de hasta dónde hemos llegado.
"Si no fuéramos tan mansos no tendríamos 30.000 desaparecidos durante la dictadura". Esta frase suya es demoledora.
Yo era muy chaval, pero recuerdo lo que ocurrió con los primeros desaparecidos. Me tocó estar en un bar donde había desaparecido un fotógrafo profesional y su propio hermano dijo: "Bueno, en algo andaría". Hubo una falta de reacción. Mi sensación es que si todo el pueblo argentino hubiese reaccionado como debiera no se hubiese llegado a esa cifra. Lo que pasa es que el terrorismo de Estado se dedica específicamente a eso: a petrificarnos.
Éste ha sido el año del #MeToo, ¿qué situación de acoso ha presenciado?
El otro día hablaba con mi mujer, que es una acérrima defensora los derechos de la mujer, sobre lo que hizo Cate Blanchett en las escalinatas de Cannes. Nos gustó mucho. Pero mi mujer me dijo algo que me dejó pensativo: "También deberíamos hacer algo con respecto a la mujer objeto". Hay toda una parafernalia sobre las actrices que pasan por la alfombra roja, el vestido que llevan, cuánto muestran y cuánto no... En esta nueva era, hay muchas cosas que revisar. Si nos ponemos muy eufóricos, nos podemos perder la letra chica.
¿En qué consiste la desigualdad entre hombres y mujeres en el mundo del cine?
Me parece que es más bien entre roles o posiciones. Siempre me ha dolido muchísimo la mirada que se tiene sobre los figurantes. Contribuyen en gran medida a la composición del cuadro dentro de la cinematografía. Sin embargo, no son justamente valorados en ninguno de los aspectos. Si volvemos a las cuestiones de género, hay un gran batifondo con el tema de si las mujeres protagonistas no ganan tanto como los actores. Ése es un terreno que yo ya no controlo porque no tengo nada que ver con Hollywood. También es cierto que existió una Julia Roberts que ganaba 25 millones de dólares por película.
¿Argentina va bien?
Es caprichosa. Le cuesta mucho salir de una cuestión cíclica que se produce cada 10 años. Tenemos unos paréntesis en los que todo podría funcionar mejor y, de repente, volvemos a caer en las mismas trampas. Los argentinos tenemos un problema con la memoria. Creo que depende más de nosotros mismos que de los políticos. Me está sonando irrespetuoso esto de echarle siempre la culpa a los demás.
Llama la atención que Argentina haya vuelto a pedir ayuda al FMI.
No ha quedado más remedio. La medida se transforma en sospechosa cuando descubres quiénes son los que la aplauden: los grandes capitalistas del mundo. Entonces piensas: Hemos caído en la trampa de nuevo. Pero la pregunta es: ¿Nos quedaba otra? Y la segunda pregunta que hago es: ¿Adónde va a ir a parar ese dinero? ¿A apagar incendios o a generar producción para que se derrame en la población?
Nunca sabes quién te rescatará en un día malo. ¿Quién ha sido su FMI?
No sé si el FMI se dedica a rescatar personas. Yo me quedo enganchado con la gente. Nuestro trabajo se nutre, en gran medida, de la observación del otro. A mí me ha pasado tener un día horrible cuando estaba recién separado de mi primera mujer y, de pronto, cruzarme con un señor en silla de ruedas, con un solo brazo y que me levantase el ánimo. Te cito un ejemplo, pero tengo mil.
Ser Ricardo Darín y salir a la calle debe de ser un auténtico coñazo, ¿no?
No. Es un coñazo cuando te das cuenta de que no es contigo sino con el famoso y les da igual quién sea. A veces quieren una imagen con un famoso y tenerlo en el móvil para mostrárselo a su tía. Cuando no es alguien que te quiere, sino que te aprovecha, ahí es un coñazo. Ahora, cuando te cruzas con una persona que te valora, es una recarga de energía.
¿Le acabaremos conociendo como el padre de Chino Darín?
Ya me conocen así. Soy el padre de Chino y Clara Darín.
Hacerse socio de su hijo en una productora, ¿no es ponerse una soga al cuello?
Sí, estoy trabajando cuatro veces más de lo que trabajaba justo cuando dije que tenía que hacerlo menos.
¿Quién es el jefe?
Estamos tratando de que todavía no haya un jefe y de ver cómo nos apañamos.
¿Le ha tocado trabajar con directores sádicos?
Sí. Se sobrevive. Es un trámite bastante desagradable. Cada vez que te cruzas con alguien déspota que maltrata a los demás, aunque no sea contigo, es muy desagradable.
¿Me puede dar algún nombre?
Obviamente, no. Prefiero dar los nombres de los que son todo lo contrario.
¿La ambición le puede llevar a uno a un lugar muy oscuro?
Sí. Cuando te das cuenta de que has hecho algo sólo por dinero, hay una situación bastante incómoda que te atraviesa. Y lo he hecho.
Bueno, todos tenemos que ganar dinero para comer.
Me refiero a hacerlo sin necesitarlo. Eso es lo incómodo. Ahí es donde la cosa se pone fea. Cuando nuestras ambiciones son desmedidas, nos podemos oscurecer.
¿Qué contradicciones viven dentro de Ricardo Darín?
Me gustaría ser todo lo sensible, prudente y amable que pregono, pero no siempre lo soy. Soy intolerante. Hay que estar muy atento para no convertirte en lo que no quieres ser.
Debe de ser difícil estar ahí arriba con gente que le adula constantemente.
En ciertos contextos uno puede abandonarse y dejarse llevar por los halagos. La base está en que no te muevas de tu eje. Cuando te das cuenta de que estás parándote en un lugar en el que te quieren poner pero no es el tuyo, ahí la cosa no está funcionando bien.
En el país del fútbol es usted un buen jugador de tenis.
No, soy un simple aficionado. Ojalá lo fuera.
¿Qué tiene el tenis que no tenga el fútbol?
Para empezar no hay roce, no hay choque de cuerpos. Las cosas se dirimen de otra forma. Es un deporte de altísima precisión y muy difícil.
Si algo tiene que explotar, que explote rápido. ¿Quién comienza la detonación?
Mi padre decía que si alguien te caga, hay que agradecerle que lo haga pronto; así no pierdes años creyendo que es un amigo. La verdad siempre es el camino más corto, pero no todo el mundo lo elige.

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