Las transacciones en rublos en la Unión Económica Euroasiática (UEE) han aumentado considerablemente en los últimos seis años. Las sanciones occidentales contra Rusia también han contribuido a esta tendencia, señala Olga Samofálova, columnista del diario Vzglyad.
La participación del rublo ruso en la estructura monetaria de los pagos en la UEE aumentó en los últimos seis años del 56% al 75%. La participación del dólar en el mismo período disminuyó del 35% al 19%, según el informe del Centro de Estudios de Integración del Banco de Desarrollo de Eurasia.
De acuerdo con los datos del Banco, las transacciones entre los países de la UEE en rublos equivalen a una suma de más de 69.000 millones de dólares; en dólares estadounidenses tienen un valor de alrededor de 18.000 millones, mientras que las que se hacen en euros se cifran en unos 5.000 millones de dólares al cambio.
La UEE incluye cinco países: Rusia, Kazajistán, Bielorrusia, Armenia y Kirguistán. El uso de las monedas nacionales por parte de los miembros en las transacciones mutuas ayuda al negocio: se reducen riesgos cambiarios, así como diversas barreras económicas y regulatorias. Además, ayuda a las economías de la UEE a fortalecer la macroeconomía y desarrollar mercados financieros locales, observa la columnista.
La política rusa para reducir la dependencia del dólar, lanzada en 2011, fue respaldada por las sanciones económicas antirrusas impuestas por los países occidentales en 2014, subraya la analista.
La autora añade que el interés en el rublo como moneda de cuenta en los países de la UEE sigue creciendo. Si la proporción del rublo sigue aumentando al mismo ritmo, para el 2023-2025, la UEE podría pasar completamente a la comercialización en rublos, al menos con Rusia, pronostica Samofálova.
"La desaparición del dólar y el euro de las transacciones dentro de la UEE dependerá, ante todo, de la estabilidad de la economía en Rusia y otros países de la Unión, y en segundo lugar, de la política de sanciones occidentales antirrusas. Cuánto más severas y prolongadas sean las sanciones, más débil será la participación del dólar en las transacciones de los países de la Comunidad de Estados Independientes (CEI)", explica la vicedirectora del departamento de análisis de la empresa Alpari, Natalia Milchakova.
Para la experta, no obstante, es demasiado pronto para excluir al dólar de las transacciones entre los países de la UEE, mientras que el euro sí parece estar siendo reemplazado por monedas nacionales.
Milchakova tampoco excluye que con el tiempo, en la UEE aparezca una criptomoneda supranacional.
La autora del artículo reconoce que en el comercio exterior de Rusia con todos los países del mundo sigue dominando la moneda estadounidense, aunque no hay duda de que la participación del dólar en las transacciones ha disminuido del 80% en 2013 al 69,2% en 2016.
La participación del dólar en las exportaciones es dos veces mayor en comparación con las importaciones, lo que se explica por la venta de hidrocarburos en dólares, hecho difícil de cambiar por el momento.
Samofálova señala que Rusia no está sola en su dependencia del dólar. Muchos países, incluida China, hablan de una reducción de esta dependencia.
Sin embargo, aproximadamente el 70% de todas las transacciones comerciales del mundo se realizan en dólares. El euro representa solo el 20%, mientras que las restantes 16 monedas libremente convertibles suponen el 10%.
"Por lo tanto, el éxito de Rusia en deshacerse del yugo del dólar, al menos en el territorio de la UEE, ya es un gran logro", destaca la autora.
Para fortalecer el papel de las monedas nacionales, es necesario desarrollar el mercado de capitales, la disponibilidad de préstamos en monedas nacionales y los proyectos comunes en el sector real y la infraestructura, concluye.
El gradual camino del petroyuan hacia un "mundo sin Occidente"
El comercio de petróleo en yuanes chinos podría provocar cambios tectónicos en la economía mundial. La aparición de los 'petroyuanes' en la Bolsa Energética Internacional de Shanghái, prevista para enero de 2018, puede resultar el evento que los desataría.
Aunque todavía es prematuro estimar el interés de los participantes del mercado hacia el comercio de crudo en yuanes, el Gobierno chino espera que el uso de su moneda nacional aumente la influencia de China, amplíe la presencia de su divisa en el mundo y también disminuya la dependencia de los flujos financieros valorados en dólares de EEUU.
En 2017 China adelantó a EEUU convirtiéndose en el principal importador de petróleo del mundo, y ahora quiere desempeñar el papel correspondiente a este estatus, observa Andis Sedlenieks, el columnista del medio letón Diena.
La transición hacia los yuanes supondría también una ventaja para Rusia —el principal suministrador de petróleo a China, con contratos firmados para años próximos— e Irán, también un socio importante. Para ambos países, sometidos a restricciones económicas de Occidente, decir adiós al dólar ayudaría a aliviar el efecto de las sanciones, valora el periodista.
La posibilidad de negociar con 'petroyuanes' debe tener demanda también en el espacio económico euroasiático y en algunos países de África y América Latina.
Mientras tanto, por el momento "parece que este tipo de comercio se limitará al mercado chino" sin alcanzar un estatus realmente global, considera el autor. Pero este aumento de influencia llegará lejos en Eurasia en el marco de la iniciativa China 'Un cinturón, una ruta', admite.
El mencionado aspecto político parece tener aún más importancia que el componente económico. La posibilidad de comerciar con petroyuanes desafía al dominio estadounidense reduciendo la importancia de petrodólar —uno de los elementos fundamentales del poder geopolítico de Estados Unidos—.
Además, China dependerá menos del sistema financiero de EEUU, lo que permitirá que el país asiático siga fortaleciendo el desarrollo interno de su economía sin quedar vulnerable ante los esquemas financieros de Washington.
El abandono gradual de la moneda estadounidense puede considerarse como un paso hacia el así llamado 'mundo sin Occidente', afirma el autor. En este contexto, los países en desarrollo tratan de crear alternativas a distintas instituciones dominadas por los países occidentales, privándolos de su histórica influencia en los asuntos mundiales.
Aunque el Occidente de hoy todavía sigue representando una parte importante del mercado y la autonomía económica del resto del mundo continúa su desarrollo, las naciones del mundo deben tener en cuenta esos cambios a la hora de entablar sus contactos con nuevos socios, concluye el columnista de Diena.
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