De espía global encubierto a censor vergonzante en favor del imperio
Barómetro Internacional
Como es sabido por muchos, la empresa Google es una subsidiaria de la multinacional gringa Alphabet Inc., cuya especialización son los productos y servicios relacionados con Internet, software, dispositivos electrónicos y otras tecnologías. Su principal y más conocido producto es el motor de búsqueda de contenidos en Internet que lleva su mismo nombre, pero ofrece también muchos otros productos y servicios como el correo electrónico llamado Gmail, sus servicios de mapas Google Maps, Google Street View y Google Earth, el sitio web de vídeos YouTube y otras utilidades web como Google Libros o Google Noticias, el navegador web Google Chrome y la red social Google+, todos ellos de carácter gratuito, lo que les garantiza una inmensa cantidad de usuarios a nivel planetario.
Según su propia publicidad cuenta con más de un millón de servidores y centros de datos operativos a todo lo largo y ancho del planeta, lo que le permite ser capaz de procesar más de 1.000 millones de peticiones de búsqueda diarias, haciendo de su motor de búsqueda el sitio web más visitado a nivel mundial; así mismo, desde comienzos del 2016 el correo electrónico Gmail cuenta con más de 1.000 millones de usuarios activos al mes.
Edward Snowden, consultor tecnológico estadounidense que trabajó para la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) y Julian Assange, periodista y activista de Internet de origen australiano, fundador, editor y portavoz del sitio web WikiLeaks, quienes después de haber difundido miles de documentos secretos de los Estados Unidos han demostrado saber “algo” de ciber espionaje han declarado en numerosas entrevistas que tanto el correo Gmail, como el buscador de Google son las más importantes fuentes cibernéticas de información utilizadas por las agencias de inteligencia del imperio.
En relación a Gmail ambos han señalado que sobre el mismo opera un nuevo patrón tecnológico de espionaje que permite interceptar todos los mensajes cursados al igual que sus anexos (fotografías, audios, videos, etc.), de un determinado país, para almacenarlos en gigantescas bases de datos, de las que posteriormente se extrae la información cuando es requerida. La interceptación se ve enormemente facilitada por el hecho de que todos los servidores de dicho sistema de correo electrónico están localizados en el territorio de los Estados Unidos.
En relación a Google, el motor de búsqueda más grande del planeta, Julian Assange, en entrevista con el periodista Jorge Gestoso (1), dijo que cuando uno hace una búsqueda en Google, éste lo registra permanentemente, agregando que “Google te conoce mejor de lo que te conoces a ti mismo. Google recuerda lo que estuviste buscando hace dos días, hace tres horas. Google sí lo recuerda, te conoce incluso mejor que tu mamá”. Esa información es almacenada por Google, pero también es interceptada por la Agencia Nacional de Seguridad (NSA), al pasar por Estados Unidos, según Assange.
Según información divulgada por los diarios “The Guardian” (Gran Bretaña) y “The Washington Post” (USA), el acceso de los analistas de las agencias de seguridad a los datos confidenciales de los usuarios de estas aplicaciones de Google, al igual que a las de las otras grandes empresas de Silicon Valley, es posible gracias a un programa secreto de la Agencia Nacional de Seguridad de EE.UU., cuyo nombre código es PRISM (2), en el cual han estado trabajando desde el año 2007.
Los mismos diarios dicen haber han tenido acceso a un documento en Power Point que al parecer fue utilizado para entrenar a los agentes de inteligencia sobre las capacidades del programa PRISM. El documento estipula "la recopilación (de la información) directamente desde los servidores" de Google y de los principales proveedores de servicios de Estados Unidos. El citado programa permite a la agencia acceder a los datos de cualquier usuario de Google, dentro o fuera de EE.UU. Imposible pensar que un programa de tal naturaleza y alcance pueda ser ejecutado sin el conocimiento de Google y más aún, sin su expresa colaboración.
Sin embargo, el gobierno del imperio ha tratado por todos los medios de encubrir a Google, como lo demuestra un fallo de la Corte de Apelaciones del Distrito de Columbia, Estados Unidos, que apoya la decisión de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de no publicar los documentos que prueben o refuten los vínculos de la Agencia con Google (3).
A pesar de ello, viene a ser un hecho comprobado el que las agencias de inteligencia del imperio tienen libre acceso a los datos de todos los usuarios, a nivel mundial, almacenados en los servidores de Google y de las más importantes corporaciones tecnológicas de los Estados Unidos.
A quienes esta última aseveración pueda parecerles un tema de literatura de ficción, generado por alguna mente Orwelliana, debería bastarles con conocer la defensa de la eficacia del PRISM, hecha en su momento por la Administración Obama, través de James Clapper, su Director Nacional de Inteligencia, el más alto cargo del espionaje en el imperio, quien en un comunicado llegó a afirmar sin pudicia alguna que, conforme a la legislación estadounidense, el sistema sólo es utilizado para obtener información de ciudadanos extranjeros que residan fuera de Estados Unidos (4). Como diría un abogado: a confesión de parte, relevo de pruebas.
Esta última confesión tiene necesariamente que producir una extrema inquietud en nuestra región, más aún si se toma en consideración que según Raúl Zibechi (5), escritor y activista social de origen uruguayo, el 80% del tráfico internacional de datos de América Latina, aún entre países limítrofes, pasa por Estados Unidos, esto es, el doble que Asia y cuatro veces el porcentaje de Europa, así como también que el 99 % del tráfico de Internet desde Sudamérica es controlado desde Washington. En este punto considero necesario llamar la atención sobre la urgencia de evitar que en muchos de nuestros organismos y empresas públicas, aun en aquellos que cuentan con sus propios sistemas de correo, se siga utilizando Gmail para transmitir información sensible sin encriptar, sólo por la comodidad que representa su amplia capacidad de transmisión. ¿Quién podría saber cuánta información estratégica habremos entregado involuntariamente al imperio por esta vía?
Antes de comenzar a tratar en detalle el tema de Google como censor de contenidos de Internet bajo la tutela del imperio, debo decir que Google siempre ha tenido gran vocación por censurar ciertos contenidos que juzga lesivos a sus intereses; en demostración de ello pasaré a relatar los siguientes hechos: durante un tiempo en el que la página www.ensartaos.com.ve tuvo que ser alojada en un servidor de Google, ante la negativa de las empresas que prestan este servicio en el país, era frecuentemente bloqueada sin motivo alguno, con la “excusa” de que difundía contenidos antijudíos y con lenguaje obsceno. En descargo del equipo editor de dicho portal, del cual tengo el orgullo de formar parte, debo decir que sólo atacábamos al “sionismo”, jamás al “judaísmo”, y que lo que Google llama en este caso lenguaje obsceno no es más que el uso de algunos “venezolanismos” de esos que en algunos casos son más descriptivos que 10 palabras. La defensa a ultranza del sionismo se explica por sí solo, sin embargo no deja de sorprender la falsa pudicia de una empresa que a través de su servicio YouTube difunde abiertamente contenidos pornográficos de distinto tipo.
También ha establecido desde siempre cierto tipo de censura en los portales web alternativos de carácter revolucionario existentes en nuestro país, manipulando descaradamente hacia la baja los reportes sobre la cantidad de lecturas de algunos contenidos que juzgan lesivos a sus intereses, por medio de Google Analytics, o manipulando por medio de la herramienta de búsqueda “related:” que sirve para mostrar portales relacionados con uno cualquiera solicitado; en efecto, si con esa herramienta Usted intenta buscar www.laiguana.tv , que es uno de los portales alternativos revolucionarios de más audiencia en el país, no obtendrá ningún resultado, mientras que si los obtendrá conwww.lapatilla.com y con www.caraotadigital.net , que son portales de la contrarrevolución venezolana con ubicaciones muy parecidas a aquel según el ranking de Alexa (6).
No obstante, lo que ha convertido a Google en un vergonzante censor cibernético global aplicado activamente a la defensa del imperio, es la implantación de un nuevo algoritmo de búsqueda anunciado a fines del mes de abril (7), con el falso propósito declarado de dificultar que sus usuarios podamos acceder a lo que ha llamado información de “baja calidad”, tales como “teorías de la conspiración” y “noticias falsas”, porque ya sabemos en atención a qué criterios subjetivos determinaría Google cuales contenidos representan una “teoría de la conspiración” y cuáles noticias son falsas, en estos tiempos del imperio de la “pos verdad” o de la “pos mentira”, como la ha llamado Fernando Buen Abad.
El algoritmo en cuestión logra que aquellos contenidos que expresen puntos de vista políticos que la compañía considera objetables sean desplazados de las primeras páginas de resultados de cada búsqueda, dificultando el acceso a aquellos contenidos que no le convengan, hasta lograr de hecho “desaparecerlos”.
Aquellos que como nosotros somos antimperialistas convencidos y confesos podríamos dar fe de la efectividad del nuevo algoritmo de búsqueda, que nos ha puesto a navegar a través de páginas y páginas de Internet cuando utilizamos los mismos criterios y trucos para la búsqueda que habíamos venido usado desde hace años. Si pone en duda este planteamiento, trate Usted de buscar información sobre las Maniobras Navales UNITAS LVIII, fase del Atlántico, que como es costumbre habrán de celebrarse entre los meses de noviembre y diciembre del presente año y sobre las cuales la armada del cipayo país anfitrión ya debe haber subido infinidad de contenidos, con el rastrero propósito de congraciarse con el amo imperial y hacer alarde de sus relaciones con él.
Una evidencia importante de que Google está aplicando una verdadera censura política es aportada por una denuncia de David North (7), director de la Junta Editorial Internacional del World Socialist Web Site (WSWS), según la cual en los últimos tres meses después de su anuncio de intentar bloquear las “noticias falsas”, ha caído significativamente el posicionamiento global de tráfico de un amplio abanico de organizaciones izquierdistas, progresistas, contrarias a la guerra y a favor de los derechos democráticos.
A pesar de todo lo señalado en estas notas resulta más que evidente que el ciberespacio sigue siendo aún un campo en disputa en el que actúan con ventaja las fuerzas del imperio y de todas las élites empresariales, políticas, religiosas y militares del mundo aliadas a él, que tratan de controlarlo y moldearlo de acuerdo a sus intereses y visiones mercantiles y militaristas, pero también están presentes actores que se oponen al capitalismo depredador proponiendo proyectos alternativos y promoviendo la paz y la democrática popular. Combatir en este auténtico campo minado y lograr quebrar la hegemonía del imperio y sus fuerzas asociadas es tarea inaplazable de todos aquellos que creemos que un mundo mejor es posible.
¡Hasta la Victoria Siempre! ¡Patria o muerte! ¡Venceremos!
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