Sin mujeres no hubiera habido guerrilla: Sandra Ramírez, miembro de las FARC, aspirante al Senado de Colombia
La guerra nunca ha sido un asunto exclusivo de los hombres. La historia muestra cómo algunas mujeres que decidieron romper esos prejuicios y estereotipos han ocupado roles decisivos en algunos conflictos bélicos.
En el mundo contemporáneo, muchas mujeres, libran batallas con armas de fuego en mano o no, para enfrentar la opresión, luchar por sus familias, por sus bienes, por sus países, o sus creencias.
En esta oportunidad la sección de América Latina en la Red Informativa Al Mayadeen, y con la ayuda de sus amigos sinceros en América Latina, les presenta una parte de la historia de una mujer que desde los 17 años ingresó a un grupo armado y durante su lucha, como parte de la vida, se convirtió en la compañera sentimental del líder y fundador de ese grupo y estuvo a su lado durante 24 años, hasta el día de su muerte.
Sandra Ramírez, era la fotógrafa del Secretariado de las FARC-EP, en Colombia, uno de los grupos guerrilleros de mayor vigencia, en el tiempo, en América Latina.
Ha tenido un papel central, en lo que a género e refiere, en las negociaciones del proceso de paz para Colombia, que se desarrolló en La Habana, Cuba.
Después de varias décadas siendo parte de uno de los actores centrales de la guerra, hoy es parte de uno de los actores centrales de la paz, el partido de las FARC, (Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común). Ella tiene muchas historias de armas, selva, dolor, muerte, triunfos y esperanza pero en esta entrevista cuenta cual es el papel que juega la mujer dentro de las FARC, ahora como partido político que busca, ya no con las armas sino por la vía política, encontrar un futuro distinto para millones de colombianos víctimas de la exclusión, la pobreza, la persecución política, la violación de derechos humanos y la muerte por hambre. Los mismos males que generaron el inicio de la guerra hacen unos 60 años atrás, y que hoy cuenta cerca de 8 millones de víctimas.
Actualmente, Sandra Ramírez, es integrante del Consejo Político del Partido @FARC_EPueblo y del Mecanismo de Monitoreo y Verificación del Cese al Fuego y Hostilidades y Dejación de Armas. Es parte de la lista de los aspirantes al Senado de Colombia por el partido FARC.
¿Por qué una mujer cómo usted decide formar parte de un grupo guerrillero?
Por muchas causas que se presentan en la vida colombiana, pero sobre todo las causas económicas en que nos niegan un estudio, ser profesionales. Nos relegan por ser mujeres a ser amas de hogar y a trabajar en la cotidianidad de la vida. Nos niegan el derecho a ser profesionales, a sentirnos, a trabajar, a ser independientes. Pero también, otra de las causas es buscando una libertad, cuál libertad, la libertad de no estar sometida a un hogar, a un hombre, la libertad de no depender de que un hombre te de todo lo que tú necesitas cuando tú eres un sujeto derecho y puedes hacerlo. Esa libertad la encontré y por ella luché en la guerrilla, por ella tomé las armas. La libertad de pensar de decidir, de ser una mujer con deberes y derechos que puede exigir respeto pero sobre todo deberes y derechos, y eso lo encontré en la guerrilla. En la guerrilla nos dimos mecanismos para darle a la mujer ese estatus que bien se lo merece
Colombia ha sido un país de política conservadora, donde los espacios para que la mujer ocupe oficios políticos son limitados. Sumando eso al hecho de haber pertenecido a un grupo insurgente, ¿cómo ha sido recibida su participación en el mundo político del país?
Colombia como en todos nuestros países latinoamericanos hay una profunda interacción entre el machismo, capitalismo y patriarcado. Eso se junta todo. Que quiero decir, el sistema capitalista trae consigo el machismo y el patriarcado. Por supuesto que es una carga cultural que se refleja en todos los ámbitos de la vida política, social, económica, cultural de nuestro país y de todos los países de Latinoamérica. Por supuesto que nosotras, las mujeres farianas (integrantes de las FARC-EP), hemos encontrado aquí ya nuestra vida normal, no normal sino vida civil, hemos encontrado esa dureza, hemos encontrado que están cerrados los espacios. No es igual como se le abre un espacio al hombre que como se le abre a la mujer. La mujer tiene que pelearlo, la mujer tiene que llenarse de muchos argumentos, tiene que demostrar día a día que si es capaz de tomar decisiones, de ser una excelente profesional, y eso es una tarea que nos toca de ahora en adelante en estos nuevos escenarios, hacerlo. Yo decía que en la guerrilla habíamos ganado un espacio muy muy importante para el tema de las mujeres, porque el hecho de ser combatientes con derechos y deberes nos da también un estatus. ¿Pero cuál es el estatus que nos da, estatus de qué? Allá no hay un oficio o una tarea estrictamente para mujeres, no, todos la compartimos, todos lo hacemos, todo es colectivo y eso es exactamente lo que ganamos, que aquí por supuesto ya en la vida cotidiana de nuestra sociedad colombiana profundamente machista y patriarcal no está. Es lo que tenemos que empezar a luchar, en esos nuevos escenarios también vamos a incursionar. Cómo logramos poco a poco ir poniendo un granito de arena en pro de los derechos de las mujeres.
¿Cuál ha sido el papel de las mujeres de las FARC-EP en la construcción de este camino para la paz, tomando en consideración que en la guerra, una de las primeras víctimas es la mujer?
El papel de las mujeres en las FARC-EP, ha sido muy muy importante. Es tan importante que si no hubiera mujeres este proceso no hubiera tenido semejante impacto y no hubiera habido ese desarrollo de nuestra sociedad en construcción. La mujer es parte fundamental en todos los procesos no solamente en este de las FARC, sino miremos la historia desde la Gaitana acá en Colombia. Esa lucha que prendió la Gaitana en favor de los indígenas por qué, por el maltrato violento que daban los españoles a nuestras naciones indígenas y no solo ahí.
Y así sucesivamente en todos estos procesos que han habido ha estado presente la mujer y en las FARC desde su mismo nacimiento ha estado presente la mujer. Desde la década de los 80 hacia adelante fue mucho más grande la llegada de mujeres a la guerrilla, o sea permanentemente llegó muchas compañeras a la guerrilla, eso la fortaleció. Eso qué se nos dio, que las mujeres fuéramos la base que sostenía esta guerrilla, porque nosotras las mujeres empezamos a trabajar, a emprender una tarea de ser enfermeras, que administradores, que comunicadoras, que radio-operadoras en todos estos campos estuvimos presentes las mujeres.
Un jefe sin todas estas especialidades que necesita para un ejército sencillamente no es un jefe, porque es su base y si no lo tiene pues no es nada. Un poquito sí nos quedamos en los puestos de dirección, hay que reconocerlo pero eso también se debe a la misma carga cultural que nosotros como farianos tenemos producto de la sociedad de dónde venimos, entonces por supuesto decir que aquí no se reflejaba el machismo, claro que si se reflejaba, se nos decía que nosotras no éramos para el combate, en una época, ese era el afán de los hombres para protegernos. Hubo una etapa en la que eso se rebosó, “si los hombres van al combate nosotras también vamos a combatir, si los hombres aprenden a disparar nosotras también aprendemos a disparar para defendernos”. Entonces eso fue un proceso.
Qué pasó ahora en los en los diálogos de la Habana, empezó a verse una presión de las mujeres, dónde están las mujeres de las FARC, dónde está esa cantidad de mujeres que se han ido para la guerrilla, dónde las tienen y empezamos un trabajo para visibilizar la mujer en la guerrilla, de su trabajo lo que ha hecho, los grandes esfuerzos que se vean.
Esa fue la tarea que nos dimos desde la desde la Habana y con la creación de la Comisión de Subgénero que empezó uno, de la creación de una teoría insurgente y lo otro empezar a introducir en los acuerdos el enfoque de género que son dos partes, una que es el empoderamiento de la mujer y la otra como la mujer va en paridad en todas las acciones que tenga el acuerdo. Si se va a crear un comité veredal, por ejemplo en sustitución de cultivos, la mujer debe estar presente allí.
Por supuesto la mujer como más sufrida en este conflicto quien ha sufrido también el desplazamiento, madres cabeza de familia, viudas, cantidad de madres, que no tenemos ni siquiera las cuentas, que han perdido sus hijos en la guerra. Por eso la mujer es quien más sufre los conflictos y no solamente eso, las compañeras campesinas que han sido desaparecidas, que han sido violentadas, torturadas, violadas, por eso es súper importante el aporte de la mujer. Si no hubiera habido mujeres no hubiera habido guerrilla, sencillamente desaparece.
¿Qué cree que debe cambiar en Colombia, sobre todo en el tema de género, para que haya una paz real y duradera?
Colombia debe cambiar. Colombia necesita una trasformación de la vida política, social y económica, y a partir de esa transformación, a partir de que haya un gobierno de transición y por el que estamos empeñados, y que se lleve a cabo la implementación del acuerdo qué vamos a lograr todos en conjunto, hombres y mujeres de la sociedad colombiana. Empezar a construir una patria nueva, con justicia social pero eso qué quiere decir, que estos inmensos recursos que habían para la guerra, para dónde deben pasar? para la salud, educación, vivienda, para que por lo menos los colombianos tengan lo básico de un ser humano, hacia allá. Y hacia allá vamos a ir todos, a la implementación del acuerdo de La Habana. Pensamos y mucha gente nos lo dice, no es el mejor acuerdo pero por lo menos con él, sentamos las bases para que en Colombia haya una transformación real. Para que en Colombia haya participación política, para que en Colombia se desarrolle el campo, para que ese conflicto grande que tenemos con los cultivos ilícitos, tengamos un programa de sustitución, pero no sólo que no tengamos sino que lo implementemos. Pero aparte, tenemos el punto cuatro que son víctimas como centro del acuerdo, del conflicto. La reparación, la no repetición del conflicto es lo máximo que hemos logrado para que las víctimas sepan la verdad, la verdad de lo que pasó con su familia, con sus amigos, con sus vecinos. Pero también la reparación y sobretodo la no repetición.
El tema de género en el acuerdo, aquí tenemos creada la Alta Instancia de Mujeres, creada el 2 de junio para que haga seguimiento a todas las acciones del acuerdo. Dónde va en paridad la mujer. Pero también el empoderamiento, en empoderar a la mujer, en sacarla del closet y decirle, no su merced, el estado nos da esto y esto, apropiémonos de esas herramientas y luchemos por construir un país mejor.
Si tenemos todo esto, lograremos entre todos la paz duradera que necesita nuestro país. Lograremos entre todos que pase esta horrible noche de la guerra que ha vivido Colombia. Que modifique el régimen político, pero en el sentido de que no gobierno apropiado de la violencia como lo ha hecho en estos doscientos y más años que ha hecho de la violencia una forma de gobernar.
¿En qué condiciones de ventaja y desventaja va a participar la FARC en las próximas elecciones en Colombia?
Las condiciones de ventaja, sabemos que contamos con apoyo, la otra es que contamos con la verdad, con la única arma que tenemos que es la razón de nuestra lucha, porque terminamos con el conflicto armado pero seguimos con el conflicto social. Aquí en Colombia hay una inequidad muy grande, hay una desigualdad muy grande. Y contamos con las mismas banderas que hemos sostenido desde que se fundó las FARC. Esas mismas banderas son con las que vamos a continuar en nuestra lucha.
La desventaja, aquí en Colombia hay una derecha muy fuerte, y sabemos que no se van a quedar quietos cuando se trata de poder. Esta oligarquía colombiana se aferra a todo lo que puede para sostenerse ahí donde está. Esa es la lucha. Nosotros hemos cumplido los compromisos que asumimos con el gobierno nacional. Por supuesto que vamos a presionar, a exigir por que el gobierno cumpla lo pactado. Qué es lo pactado, el acuerdo de La Habana, donde por ejemplo dice que si las FARC hicimos dejación de armas, el gobierno tampoco puede utilizar las armas en la política. Qué quiere decir esto, que quienes estemos en la oposición por el hecho de ser oposición no puede ser asesinado. Fíjate que llevamos alrededor de 125 líderes asesinados más un promedio de 20 militantes farianos asesinados, eso no puede continuar. Que quiere decir, que nos toca junto con el pueblo presionar fuertemente para que el gobierno cumpla con la implementación y cumpla con los acuerdos.
¿Cree que el Estado colombiano se preocupa por otorgar las garantías básicas para el ejercicio político de los miembros de las FARC-EP y de las mujeres específicamente?
Es una exigencia que le estamos haciendo al Estado y al gobierno colombiano. La exigencia de garantías para la oposición política, es una exigencia permanente. Es con la presión de la gente en la calle que vamos a lograr eso. Lo que no logramos con el acuerdo de La Habana, lo tenemos que lograr acompañados del pueblo, exigiendo permanentemente y presionando en la calle para que el gobierno se sienta obligado a cumplir. Por supuesto que la exigencia de garantías es para todos, hombres y mujeres que vamos a estar en la actividad política.
Varios miembros de la organización que estaban en Zonas Veredales, acogiéndose a los acuerdos de paz firmados en La Habana, han sido asesinados, pero también otros líderes comunales y de organizaciones sociales. ¿Es el mismo asesino? ¿Quién los está asesinando y por qué?
En Colombia la violencia se ha vuelto cultura para gobernar. Esa es la realidad de nuestro país. Una desaparición sistematizada, continúa, una desaparición en forma de asesinato para crear terror en la gente, para con eso amedrentar a la gente, quitarle esa energía de lucha por que genera miedo por su puesto, un asesinato de un líder genera miedo, que la gente se retraiga y por eso es que estamos firmes en hacer cumplir.
Por supuesto que estamos exigiendo a la Comisión de Garantías que se pronuncie y que diga y en el acuerdo está la ley contra el paramilitarismo, que se apruebe un decreto contra el paramilitarismo, y vamos a ver qué sucede en esta legislatura que ya pronto cierra y está además muy lenta en la aprobación de normas que nos sirvan de herramientas para la implementación del acuerdo.
Colombia ha superado todos los problemas de desigualdad y exclusión ¿que generaron el surgimiento del pueblo en armas hace más de 50 años? ¿Cuál es el estatus y cuál es la proyección que usted hace sobre esto?
No, para nada, Colombia no ha superado la desigualdad económica tan grande que hay. En absoluto. Lo único que hicimos fue pactar el fin del conflicto armado, pero el conflicto social está ahí vigente, está ahí vivo y día tras día mucho más porque el sistema capitalista, el neoliberalismo se inventa día tras día nuevas formas de explotación y de llevar la gente a su máxima miseria. Para nada se ha superado la desigualdad tan enorme. Y en esas estamos las mujeres y las mujeres de FARC muy empeñadas en que toda la sociedad sepa cuál ha sido nuestra lucha y cómo la mujer debe empoderar, cómo la mujer debe salir a luchar, salir de su hogar y ser partícipe de esta lucha que nos compete a todos.
Hay una fuerte resistencia por parte de un sector de la población colombiana a aceptar la participación de las FARC-EP como organización política. El argumento principal es que los miembros de esa organización deben ser sometidos a una justicia sin ningún tipo de consideración por todo el daño ocasionado. ¿Cómo cree que evolucionará esa situación?
Es que generalmente nosotros hacemos análisis desde un solo ángulo. Aquí en Colombia llovía las FARC, hacia verano las FARC no había educación las FARC, no había salud las FARC, y la dejación de las armas qué nos ha permitido, uno ese silencio de los fusiles nos has permitido escuchar ese estruendoso ruido de la corrupción, la corrupción y otros males.
Por qué, porque los medios de comunicación siendo el cuarto poder se empeñaron en hacer de las FARC el monstro para ponerlo en el imaginario de todo el mundo, que todo lo malo que había en nuestro país, esa enfermedad gravísima de nuestro país, eran las FARC, pero no la corrupción, no la desigualdad económica, no todos los enormes recursos que se comía el aparato militar que hay.
Que por ejemplo sostener casi medio millón de soldados en las fuerzas militares y todo lo que es los pertrechos de guerra, de eso nunca se decía nada sino que todos las FARC todo las FARC. Y nosotros claro que somos conscientes de ese trabajo que hicieron los medios de comunicación y hacia allá vamos a encaminar nuestros esfuerzos diciendo quienes somos.
Por supuesto que en el transcurso de 53 años de lucha, de guerra, decir que no se han cometido errores, decir que no se han cometido arbitrariedades, eso no sería una guerra. Pero vamos a ver las estadísticas de qué porcentaje está involucrado el Estado, que es el 80% y de qué porcentaje tenemos nosotros como FARC y nosotros ante eso hemos sido muy responsables y hemos hecho ya los actos de reconciliación en Bojayá, en la Chinita y llevamos dos actos muy bonitos con las víctimas del Club del Nogal y ahí poco a poco vamos avanzando en mostrar a la gente, en decirles quiénes somos, qué son las FARC y porque luchan. En eso estamos empeñados. Claro que encontramos unas posiciones fuertes pero ya cuando se habla y cuando se entra en diálogo esa posición tan fuerte sencillamente baja de temperatura, eso ya lo hemos vivido aquí en nuestra actividad que hemos realizado en este nuevo escenario en el que estamos en este momento.
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